Desde la escuela 'online' ELE Internacional manifiestan que los niños con síndrome de Asperger, enmarcado dentro de los trastornos del espectro autista (TEA), sufren cierta discriminación en las aulas por la falta de información sobre este síndrome, así como por la falta de herramientas de inclusión para establecer una interacción adecuada tanto para el niño como para su entorno.
Precisamente, los síntomas del síndrome de Asperger afectan sobre todo a cuestiones concernientes a la comunicación, a la interacción social con otras personas y además, a la capacidad para adaptarse a nuevas situaciones, como el uso de mascarilla o las restricciones sociales provocadas por la pandemia.
En el colegio, en general, todos tienen dificultades para concentrarse y seguir el ritmo normal de la clase, para empatizar con los compañeros, para comunicar lo que han aprendido, para resolver dudas al momento o tan solo recordar los deberes que tienen que realizar o estudiar.
Así, un niño con Asperger puede ser un reto para los educadores, por lo que la conducta de estos va a ser esencial. "La empatía, la flexibilidad, la paciencia, el buen humor y el respeto son condiciones necesarias para desarrollar una relación de confianza que sin duda van a contribuir positivamente en su desarrollo tanto dentro como fuera del aula", recomiendan desde la escuela 'online'.
Así, según señalan, para adaptar las aulas a los niños con Asperger, lo más recomendable es "situarlos en primera fila, ofrecerles técnicas y estrategias para mejorar su proceso de aprendizaje, así como programaciones y material visual".
En concreto, recomiendan crear un buen clima dentro del aula, agradable y seguro y que favorezca el desarrollo personal de cada alumno y facilite la convivencia; así como identificar las necesidades especiales del alumno, teniendo en cuenta tanto sus fortalezas como sus debilidades.
Asimismo, añaden que es "clave" la adaptación del entorno al niño que tiene una discapacidad. En este sentido, se recomienda crear grupos reducidos en los que convivan todos los alumnos y profesores, ayudando a la inclusión. "Aquí es fundamental la comprensión y la empatía hacia el punto de vista desde el que observa al resto del mundo el niño con necesidades especiales", afirman desde ELE Internacional.
Por otro lado, también es importante identificar las actividades más adecuadas para cada alumno entre las opciones de trabajo previstas en la programación, planificando así estrategias didácticas y metodológicas que faciliten la máxima participación de todo el alumnado. "Es necesario enfocarse en lo que cada uno puede dar en vez de centrarse en las limitaciones", señalan.
Así las cosas, desde la escuela recuerdan que uno de los grupos que más ha sufrido las restricciones derivadas de la pandemia han sido los niños con TEA. "En concreto, las personas con Asperger se han visto muy afectadas, ya que son contrarias a los cambios y a la espontaneidad, por lo que necesitan de una rutina instaurada con tiempo y constancia", precisan.
Por tanto, marcar una rutina de trabajo cada día, establecer pocos y claros objetivos, combinado con tiempo para el ocio o el deporte por la tarde, son las principales claves para ayudar a las planificaciones que deben seguir llevando estos niños en caso de confinamiento.