¿Y si me equivoco?, ¿Y si no es lo que se esperaba de mí?, ¿Y si se enfadan?, ¿Y si me trae problemas?, ¿Y si al final no lo consigo?. . . La mente se llena de frases que comienzan por «¿Y si. . . ?» cuando no se quiere asumir la responsabilidad y el riesgo que implica tomar una decisión concreta. Es entonces cuando hace presencia la llamada parálisis por análisis que lleva al bloqueo, a la dependencia que hace que sea otro el que decida, a la evitación para que el tiempo pase y nunca llegue la hora de decidir o a la desconexión del vínculo y del compromiso que tenemos con nosotros mismos y con el mundo.
Tal como recuerda Ana Asensio, psicóloga, doctora en Neurociencia y fundadora de 'Vidas en positivo', la toma de decisiones puede ser uno de los actos más bloqueantes que vivamos, si bien aclara que no existe una intervención válida para todos más que la de hacernos conscientes, atrevernos a decidir, aprender a equivocarnos y aprender a decidir para, finalmente, conseguir discernir entre lo que nos conviene y lo que no.
Las claves para facilitar la toma de decisiones son, según revela Asensio, «poner la razón al servicio del corazón» y «desempolvar la intuición». Pero antes de explicar con detalle estas dos recomendaciones, la psicóloga invita a cada persona a que se pregunte, desde la amabilidad con uno mismo y sin juicio, cómo lleva realmente la toma decisiones: ¿Evitas hacerlo a menudo?, ¿Lo pasas mal o, por el contrario, disfrutas siendo dueño de tus decisiones?, ¿Sueles pensarlas mucho o las tomas de manera impulsiva?. . . . Una vez que sabemos de dónde partimos nos propone bucear amarrados a estas dos anclas:
La razón, al servicio del corazón
«Poner la razón al servicio del corazón» es una frase que, tal como analiza Asensio, nos recuerda la unión entre sentir y pensar y entre la razón y el corazón. «Esta reflexión nos trae de vuelta a conectar con el corazón, con esa inteligencia cardíaca y esas células inteligentes que tiene el corazón que hace que se relacione con nuestra mente profunda. Unidos hacen un equipo magnífico que lleva a que el cerebro, la razón, ejecute aquello que hemos determinado desde el ser, el sentir, y desde nuestras energías», argumenta.
Pero además es importante potenciar la intuición, ese sentido que poseemos y que, lejos de ser mágico o etéreo, es algo innato, que solo necesitamos aprender a identificar y a usarlo, sin miedo, como algo cotidiano porque, según revela la psicóloga, nos llevará con certeza a tomar muchas decisiones sin necesidad de tener quebraderos de cabeza con ellas.
«La intuición es eso que tú sabes que lo sabes, con certeza, pero no sabes cómo lo sabes»
Es cierto que las decisiones racionales son importantes. Pero, ¿qué pasa cuando cabeza, razón y análisis dicen una cosa, y nuestro corazón, nuestro sentir y nuestro ser dicen otra? Tal como aclara Ana Asensio, el trabajo importante cuando esto sucede es sintonizar y unir la cabeza y el corazón. Y aquí es donde la intuición juega un papel estelar. Eso sí, es importante que aprendamos a reconocer cuándo una sensación es una intuición certera que nos genere confianza y serenidad y cuándo es algo engañoso o dudoso. «Lo más importante es observar si esa intuición nace de la calma, de la paz y del sosiego o de esa sensación de certeza, pues si es así no habrá duda. Pero si eso que sientes crees que es una intuición nace del miedo, del control y de la anticipación, del impulso o de una reacción automática y no consciente, no estaremos en realidad hablando de una intuición», explica.
Una vez que sabemos diferenciar lo que es realmente una intuición se hace necesario empezar a reconectar con esa capacidad de tener esas sensaciones. Una de las técnicas para lograrlo es el silencio pues, tal como revela Asensio, la intuición nace de ese vacío fértil que generamos al parar, al silenciarnos, al observar sin juicio y sin miedo, apoyándonos en la respiración y siendo totalmente conscientes de que los pensamientos son sólo eso, pensamientos y no tienen por qué ser verdad. «Pregúntale a tu corazón con serenidad, con amor y desde la apertura por esa respuesta que deseas conocer para saber por dónde seguir o cómo hacer», propone.
Por último, la psicóloga aclara que la intuición no predice el futuro, sino que supone una guía para encontrar el mejor camino. «Por eso es un sexto sentido que recibe información no siempre consciente de manera que ese yo profundo que todos tenemos sea el que nos guíe en la vida», concluye.