La psiquiatría ha perdido a uno de sus grandes referentes en Galicia. El doctor Tiburcio Angosto falleció el miércoles por la tarde en su domicilio de Vigo de forma inesperada. Exdirector del hospital Rebullón y exjefe de servicio del Chuvi, seguía ejerciendo en el hospital Fátima desde el 2014 tras jubilarse del Sergas.
El psiquiatra Angosto Saura nació en la ciudad murciana de Cartagena en 1949. Doctor en Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela con la tesis titulada Formas actuales y evolución de los cuadros de histeria, atesoraba una amplia experiencia profesional. Ejerció en el sanatorio Villablanca de Tarragona y el Psiquiátrico de Oviedo antes de instalarse definitivamente en Galicia. Fue profesor asociado del departamento de psiquiatría, radiología y salud pública de la Universidad de Santiago y consultor temporal en salud mental de la Organización Panamericana de Salud (OPS-OMS).
Profesional con una concepción muy abierta de la psiquiatría, apostó decididamente por la modernización de esta especialidad, abogando junto a otros compañeros por el cierre de los manicomios y apostando por el empoderamiento de los pacientes. Empezó a trabajar en el antiguo Rebullón en 1977, cuando a los enfermos se les consideraba solo locos. «Hay una generación de psiquiatras a los que nos tocó transformar las instituciones y la forma de ver la patología, lo que se llama el estigma. Nos quemamos mucho las pestañas para conseguir que los antiguos manicomios fueran desapareciendo. El Sistema Nacional de Salud no cubría las enfermedades mentales», contaba a La Voz en una entrevista hace una década tras el cierre del hospital psiquiátrico que dirigió.
Tiburcio Angosto fue también jefe de los Servicios de Salud Mental de la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia a finales de los noventa y comienzos de este siglo.
Hombre inquieto, llevó a cabo numerosas investigaciones y publicaciones. Fue supervisor de las guías sobre servicios y políticas de salud mental de la Organización Mundial de la Salud y vicepresidente de la Asociación Española de neuropsiquiatría (AEN).
Siempre estaba dispuesto a ofrecer su opinión cualificada sobre temas de estudio. Fue uno de los tres expertos que analizaron un trabajo sobre el primer caso documentado de anorexia, el de la santa de Gonzar, y se atrevió a diagnosticar al Quijote, que, a su juicio, padecía psicosis reactiva y no enloqueció por leer mucho, sino por buscarle sentido a lo que leía.
«Tiburcio fue un referente para toda una época de la psiquiatría y es una gran pérdida para todos», señalaba ayer el jefe de servicio de pisquiatría del área sanitaria de Vigo, José Manuel Olivares, tras enterarse de la noticia de su fallecimiento. Una de las múltiples voces entre colegas y amigos que lamentaban su desaparición.
El psiquiatra fue despedido ayer, en un acto civil en el tanatorio Vigomemorial previo a su incineración.