La ansiedad es un problema común de salud mental, que se caracteriza por un exceso de preocupación, miedo e hiperactivación que puede debilitar e interferir en la funcionalidad del día a día. Los trastornos de ansiedad tienen una prevalencia del 7, 3% en adultos y un 6, 5% en niños y adolescentes de la población total. Además, se asocia a complicaciones de salud física a largo plazo, como enfermedades cardiovasculares o una muerte prematura.
Un comportamiento sedentario hace referencia a estar sentado o estirado sin hacer actividad, lo que produce un gasto energético metabólico muy bajo.
Se ha publicado un estudio en la revista Psychological Medicine que analiza la relación entre un estilo de vida sedentario y un desarrollo del estrés años posteriores como consecuencia. El estudio de tipo cohortes se llevó a cabo en UK, se seleccionó 4257 adolescentes de 12, 14 y 16 años que tenían una actividad física sedentaria, y se les hizo un seguimiento hasta los 18 años para ver como evolucionaban y que repercusión tenía en su organismo a nivel de salud mental.
El resultado del estudio dió una asociación positiva entre el sedentarismo a edades tempranas y posteriores síntomas de ansiedad a los 18 años en aquellos mismos sujetos. También se observó, como la introducción de 1 hora diaria de actividad disminuía los síntomas de ansiedad, actuando como un mecanismo protector.
Por tanto, podemos concluir que un comportamiento sedentario es un posible factor de riesgo para el desarrollo de síntomas de ansiedad durante la adolescencia.
Además, se ha visto que la actividad física promueve la salud mental a través de muchos mecanismo como la neuroplasticidad, la cognición, reduciendo la fatiga y promoviendo el autoestima. Incluso a nivel interno, ya que favorece la actividad mitocondrial, reduciendo el riesgo de disfunción de este orgánulo.
En cambio, un alto comportamiento sedentario puede causar problemas que aumenten riesgos de salud mental, como aislamiento social o problemas para conciliar el sueño.
Simples cambios en nuestro día a día, como andar mientras hablamos por teléfono, levantarse en los descansos entre clase y clase, hacer tareas de la casa mientras miras la televisión…serían suficiente para adquirir muchos beneficios, entre ellos reducir los posibles síntomas de ansiedad posteriores.
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