Saber decir que no es un ejercicio difícil para muchas personas. miedo a ofender, a lastimar, a decepcionar, a ser rechazado… Son muchos los miedos que nos impiden afirmar nuestro desacuerdo o nuestro rechazo. Sin embargo, aprender a decir no te permite ganar serenidad. Sigue estos consejos para lograrlo.
Piensa detenidamente antes de dar una respuesta
Ya sea aceptando un proyecto profesional o recogiendo a un amigo en el aeropuerto, muchas personas tienden a dar un "sí" automático sin tomarse el tiempo para pensar en los entresijos de su respuesta. Y es precisamente ahí donde inicia el problema. Este “sí” espontáneo genera su parte de estrés ligado a la carga mental que asumimos cuando nos damos cuenta, después del hecho, de que no tendremos tiempo o que nos pondrá en dificultades. Esto supone una gran frustración, tal y como he podido comprobar en la experiencia clínica con multitud de pacientes, en mi consulta de psicoterapia en Málaga.
Date cuenta de que un "no" es mejor que un "sí" no asumido.
Es mejor reafirmarse y decir "no, no puedo en este momento" o "no, lamentablemente no es posible" que hacerse el muerto o inventar una excusa falsa en el último momento. Dar una respuesta clara significa respetarse a tu mismo y a tu interlocutor.
Se valiente y honesto, la mayoría de las personas respetan a las personas asertivas. No temas herir diciendo "no", ya que harás más daño si actúas deshonestamente poniendo excusas o tratando de desviar la atención.
Saber decir "no" es afirmarse y reafirmarse, es conocerse a sí mismo. Conocerte bien, tus valores y tus límites requiere introspección.
Si tienes un sentimiento negativo, si te sientes incómodo o si tienes alguna duda, probablemente deberías decir que no. Sin embargo, también puedes darte un tiempo para analizar este sentimiento antes de decidirte.
Si te sientes rechazado o molesto cuando te enfrentas a un rechazo, es probable que te resulte difícil decir "no" por temor a que la otra persona sienta lo que tu sentirías. Ahora bien, decir "no" no es rechazar al otro, es solo rechazar su petición.
Usa tu empatía correctamente. Trata de ponerte en el lugar de la otra persona diciéndote que probablemente tenga una buena razón para decir que no.
Un rechazo siempre va mejor cuando se cubre correctamente. En el contexto del trabajo, por ejemplo, un "no" siempre irá mejor acompañado de una explicación del tipo "estoy abrumado en este momento por tal proyecto. . . ". Asimismo, en el contexto personal, es más difícil contestar, por ejemplo, "gracias por la invitación, me hubiera gustado mucho, lamentablemente no estaré disponible" que dar un simple "no".
Cuando quieras decir "no", sé firme, pero también empático y cariñoso. Piensa en el otro y explica sin justificarte.
A veces es necesario un no firme y directo. Este puede ser el caso cuando un amigo quiere ponerse al volante después de una noche de borrachera, cuando te sientes obligado o manipulado o cuando estás criando a un hijo.
Escucha siempre tus sentimientos, escucha la incomodidad o malestar que sientes y no olvides tus valores.
Universidad de Murcia (UCM)