Varón de 29 años, vive en casa de sus padres y trabaja como informático en un puesto por debajo de su cualificación. R. acude a nuestra unidad refiriendo que “está cansado de su situación actual”, verbaliza que le gustaría llevar una vida normalizada como cualquier persona de su edad (“ser independiente de sus padres”, “tener una pareja”, “conseguir un trabajo cualificado”) Comenta que sus primeros contactos con prostitutas comenzaron en la universidad, al principio con una frecuencia mensual y según describe lo hacía en respuesta a la sensación de frustración que sentía cuando salía por las noches y no conseguía relacionarse con personas del sexo opuesto. Posteriormente el contacto con las prostitutas aumentó.
La frecuencia variaba en función del estrés que percibía R. (exámenes, exposiciones orales, mayor necesidad de rendimiento en el trabajo). En el momento que toma contacto con nuestro dispositivo evaluamos los antecedentes y consecuencias de la conducta problemática. Entre las situaciones que inducían a que R. realizara la misma encontramos las siguientes; sensación de aburrimiento, mayores demandas en el trabajo, salir por la noche y no ser capaz de conversar con personas del sexo opuesto, entre otras. En general, se observaba un intento de escapar o suprimir emociones desagradables que tras la realización de la conducta se aliviaban de forma momentánea pero que producían mayor malestar a largo plazo, sintiéndose culpable y avergonzado, y alejándose de los valores importantes para él en la vida. Tras la evaluación nos planteamos como primer objetivo el control de los estímulos que desencadenaban la conducta problemática, así como la adquisición de habilidades de afrontamiento para las sensaciones que percibía como desagradables, para ello utilizamos recursos de la terapia dialéctica conductual (habilidades de atención plena y regulación emocional), y terapia de aceptación y compromiso (desesperanza creativa y orientación a valores). Se llevaron a cabo 18 sesiones de tratamiento. Tras la aplicación de la intervención el paciente verbaliza una mejoría en su estado, observándose una disminución significativa de la frecuencia de la conducta problema y en la Clinical Outcomes in Routine Evaluation-Outcome Measure (CORE-OM) que se utilizó a lo largo de las sesiones para medir el cambio terapéutico.
* Centro de Rehabilitación Psicosocial (CRPS-Zafra), Badajoz ** Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, Murcia.
INTERVENCIÓN EN LA ADICCIÓN AL SEXO: DESCRIPCIÓN DE UN CASO
Javier Melgar Martínez1, Isabel María Cervera Pérez2
1. psicólogo Especialista en psicología Clínica. Centro de Rehabilitación Psicosocial de Zafra,
Badajoz.
2. Psicóloga Especialista en psicología Clínica. hospital Universitario Virgen de la Arrixaca,
Murcia.
javiermelgarmartinezz@gmail. com
RESUMEN
Introducción: La conducta habitual de las personas adictas al sexo parte de un impulso
incontrolado dirigido a la práctica sexual física y anónima, en un acto breve, frecuentemente
poco satisfactorio, que se repite con intervalos variables siempre cortos, con parejas distintas y
sin reparar en los perjuicios de toda índole que tal conducta ocasiona a uno mismo y a su familia.
Lo que lleva a la búsqueda de la relación sexual es más el alivio del malestar que la búsqueda
del bienestar. La adicción al sexo, a diferencia de la sexualidad normal, se caracteriza porque la
conducta no es intrínsecamente de índole sexual, sino que con ella se trata de reducir la ansiedad
o de escapar de un desasosiego interno. El sexo se convierte en un remedio para reducir el
malestar emocional y la actividad sexual en algo morboso y obsesivo. De este modo, se utiliza
el sexo como una estrategia de afrontamiento problemático.
El objetivo que nos planteamos es la descripción de una intervención en un caso de adicción al
sexo.
Método: Se llevaron a cabo 18 sesiones de tratamiento. En las primeras 14 sesiones (1 hora
de duración/frecuencia quincenal) se llevaron a cabo intervenciones de corte cognitivoconductual, las 4 últimas (frecuencia mensual) se dedicaron a la prevención de recaídas y la fase
de terminación.
Resultados y conclusiones: Tras la aplicación de la intervención el paciente verbaliza una
mejoría en su estado, observándose una disminución significativa de la frecuencia de la conducta
problema (abstinencia en el contacto con prostitutas) y en la Clinical Outcomes in Routine
Evaluation-Outcome Measure (CORE-OM: pre-tratamiento: 24, post-tratamiento: 6) que se
utilizó a lo largo de las sesiones para medir el cambio terapéutico.
Se realiza seguimiento a los 3 meses, mediante llamada telefónica, manteniéndose la mejoría.
La adicción al sexo se define como una conducta sexual compulsiva que interfiere con la vida
normal, el rendimiento en el trabajo y causa elevado malestar para la persona y su familia. (1)
La conducta habitual de las personas adictas al sexo parte de un impulso incontrolado dirigido a
la práctica sexual física y anónima, en un acto breve, frecuentemente poco satisfactorio, que se
repite con intervalos variables siempre cortos, con parejas distintas y sin reparar en los perjuicios
de toda índole que tal conducta ocasiona a uno mismo y a su familia. Se trata de un hábito
sexual desvinculado de todo propósito de comunicación y sin el menor atisbo de vivencia
amorosa. (2)
En general, el tipo de relación sexual que no tiene connotaciones afectivas, es decir, el que no
implica un componente de afecto o ternura, cuenta con un mayor potencial adictivo. La
"sexoadicción" afecta más a hombres que a mujeres. Los datos epidemiológicos disponibles son
aún muy provisionales. Según la Society for the Advancement of Sexual Health, entre el 3% y
el 5% de las personas en la sociedad norteamericana pueden ser consideradas como adictas al
sexo. (3)
Hay que tener en cuenta que se trata de una adicción invisible (4), a diferencia de otras
adicciones químicas, no se nota ni en la cara ni en el exterior de la persona ni queda reflejada
en los análisis de sangre u orina. Lo que lleva a la búsqueda de la relación sexual es más el alivio
del malestar que la búsqueda del bienestar. La adicción al sexo, a diferencia de la sexualidad
normal, se caracteriza porque la conducta no es intrínsecamente de índole sexual, sino que con
ella se trata de reducir la ansiedad o de escapar de un desasosiego interno. El sexo se convierte
en un remedio para reducir el malestar emocional y la actividad sexual en algo morboso y
obsesivo. De este modo, se utiliza el sexo como una estrategia de afrontamiento. Si se está
eufórico, el cuerpo pide celebrarlo. Si se está desanimado, es una forma de animarse.
Descripción del caso
Raúl es un varón de 29 años, vive en casa de sus padres y trabaja como informático en un
puesto por debajo de su cualificación.
Refiere que se ha criado en un pequeño pueblo con un clima cultural muy apegado a lo
tradicional, describe la educación recibida como "exigente y poco afectuosa".
Raúl acude a nuestra unidad refiriendo que "está cansado de su situación actual", verbaliza que
le gustaría llevar una vida normalizada como cualquier persona de su edad ("ser independiente
de sus padres", "tener una pareja", "conseguir un trabajo cualificado"). Explica que tiene la
sensación de llevar una "doble vida".
Comenta que sus primeros contactos con prostitutas comenzaron en la universidad, al principio
con una frecuencia mensual y según describe lo hacía en respuesta a la sensación de frustración
que sentía cuando salía por las noches y no conseguía relacionarse con personas del sexo
opuesto. Posteriormente el contacto con las prostitutas aumentó. La frecuencia variaba en
función del estrés que percibía (exámenes, exposiciones orales, mayor necesidad de rendimiento
en el trabajo).
En el momento que toma contacto con nuestro dispositivo evaluamos los antecedentes y
consecuencias de la conducta problemática. Entre las situaciones que inducían a que realizara la
misma encontramos las siguientes; sensación de aburrimiento, mayores demandas en el trabajo,
salir por la noche y no ser capaz de conversar con personas del sexo opuesto, entre otras. En
general, se observaba un intento de escapar o suprimir emociones desagradables que tras la
realización de la conducta se aliviaban de forma momentánea pero que producían mayor
malestar a largo plazo, sintiéndose culpable y avergonzado, y alejándose de los valores
importantes para él en la vida (Figura 1).
Figura 1. análisis de las conductas problemáticas.
MÉTODO
Se llevaron a cabo 18 sesiones de frecuencia quincenal. En las primeras 14 sesiones se llevaron
a cabo intervenciones de corte cognitivo-conductual, las 4 últimas se dedicaron a la prevención
de recaídas y la fase de terminación.
Las 4 sesiones iniciales las dedicamos para la evaluación, breve formulación del caso conjunta
(Figura 2), y establecimiento de la alianza terapéutica (objetivos, medios y vínculo) tabla 1.
Figura 2. Breve formulación del caso.
Tras la evaluación nos planteamos como primer objetivo el control de los estímulos que
desencadenaban (disparaban) la conducta problemática, así como la adquisición de habilidades
de afrontamiento para las sensaciones que percibía como desagradables, para ello utilizamos
recursos de la terapia dialéctica conductual (habilidades de atención plena y regulación
emocional) (5), y terapia de aceptación y compromiso (desesperanza creativa y orientación a
valores). (6)
Objetivo
-Medios
Conocer la función de las conductas
-problemáticas.
psicoeducación, habilidades de
regulación de las emociones (terapia
dialéctica-conductual).
Ejercicios desesperanza creativa
(terapia aceptación y compromiso)
-Aprender a manejar las situaciones
-Control de estímulos, habilidades
básicas de conciencia y regulación
disparadoras de la conducta
de las emociones (identificación
problemática.
estados emocionales).
Aprender a afrontar las situaciones
Estilos de comunicación,
interpersonales que le generaban
entrenamiento en habilidades de
malestar en el trabajo.
efectividad interpersonal.
Aprender a identificar situaciones
-Habilidades de prevención de que pueden disparar la conducta
recaídas. conducta orientada a problemática en el futuro y valores.
búsqueda de alternativas.
RESULTADOS
Tras la aplicación de la intervención se observa una disminución significativa de la frecuencia de
la conducta problema (Gráfica 1) y en la Clinical Outcomes in Routine Evaluation-Outcome
Measure (CORE-OM) (7) que se utilizó a lo largo de las sesiones para medir el cambio terapéutico
(Gráfica 2).
Gráfico 1. Frecuencia conducta problemática
3, 5
3
Frecuencia (mes)
2, 5
2
Visita a prostíbulos/mes
1, 5
1
0, 5
0
Sesión 1
Sesión 3
Sesión 5
Sesión 7
Sesión 9 Sesión12 Sesión15 Seguimiento
Gráfico 2. Medida Clinical Outcomes in Routine
Evaluation-Outcome Measure (CORE-OM)
25
20
15
CORE-M(global)
10
5
0
Sesión 1
Sesión 3
Sesión 5
Sesión 7
Sesión 9
Sesión 12
Sesión 15 Seguimiento
CONCLUSIONES
Tras la intervención Raúl expresa una mejoría en su estado de ánimo verbalizando un proyecto
de vida orientado a los valores importantes para él. A los dos meses de comenzar el tratamiento
se independizó de los padres, yéndose a compartir piso con un amigo. Se planteó una mejora
en las condiciones de su trabajo, y empezó a enviar currículum a diferentes empresas de
informática de su localidad y posteriormente fuera incluso de su comunidad. Aumento
actividades que eran importantes para él como tocar la guitarra y jugar semanalmente al fútbol
con sus compañeros de trabajo.
Se realiza seguimiento a los 3 meses, mediante llamada telefónica, manteniéndose la mejoría.
Para finalizar nos gustaría reflexionar sobre la importancia de realizar un abordaje holístico,
frente a intervenciones puramente conductistas que se llevan a cabo en otras adicciones, en las
personas que presentan este tipo de adicciones. Es importante la comprensión funcional de la
conducta problemática y establecer de forma conjunta conductas alternativas (8) congruentes
con los valores de la persona (metas vitales).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Spenhoff M, Kruger THC, Hartmann U, and Kobs J. Hypersexual behavior in an online sample
of males: Associations with personal distress and functional impairment. J Sex Med. 2013;
10:29963005.
2. Alonso-Fernández, F. Las otras drogas. Madrid: Temas de Hoy; 1996.
3. Echeburúa E. ¿Existe realmente la adicción al sexo? Adicciones. 2012; 24 (4): 281-286.
4. Echeburúa E. y Corral P. adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales. Adicciones.
2010; 22: 91-96.
5. Linehan M. Manual de tratamiento de los trastornos de personalidad límite. Barcelona:
Paidós; 2002.
6. Wilson KG y Luciano MC. terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): Un tratamiento
conductual orientado a los valores. Madrid: Ediciones Pirámides; 2012.
7. Feixas G, Evans C, Trujillo A y col. La versión española del CORE-OM: Clinical Outcomes in
Routine Evaluation Outcome Measure. Revista de psicoterapia. 2012.
8. Reid RC, Harper JM y Anderson EH. Coping strategies used by hypersexual patients to defend
against the painful effects of shame. Clinical Psychology and Psychotherapy. 2009; 16:125138.
17º Congreso Virtual de Psiquiatria. com. Interpsiquis
2016 interpsiquis. com - Febrero 2016
Psiquiatria. com
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