Definición: Este principio nos viene a decir que se puede reforzar positivamente un comportamiento que se produce con poca frecuencia haciéndole contingente con otro que se produzca con mucha frecuencia. Por ejemplo, la conducta de no estudiar de un niño, poco frecuente, se puede reforzar si cada periodo de estudio es seguido de la conducta de jugar con el ordenador, conducta que se produce con mucha frecuencia.