Definición: Generalmente el opiáceo administrado es la heroína, ya sea por vía parenteral o, lo que hoy es más frecuente, fumada o calentada en un papel de aluminio e inhalada. Produce una frecuente dependencia. Los trastornos inducidos por los opiáceos, según el DSM-IV-TR son: la intoxicación; la abstinencia; el delirium por intoxicación; los trastornos psicóticos; los trastornos del estado de ánimo; los trastornos sexuales; los trastornos del sueño y el trastorno no especificado.
Aparece después del cese o reducción del consumo de opiáceos o tras la administración de antagonistas de estas sustancias. Cursa con ansiedad, nauseas, vómitos, dolores osteoarticulares, lagrimeo, rinorrea, dilatación pupilar, piloerección, fiebre, bostezos, insomnio, sudoración.
Se llama así a la inhibición de la euforia producida por los opiáceos con la utilización de drogas como la metadona.
Antagonista del receptor a2 adrenérgico. Utilizado para el tratamiento de los síntomas de abstinencia de los opiáceos, alcohol, benzodiacepina y nicotina.
El grado más intenso de obnubilación de la conciencia. En el no hay actividad voluntaria de ningún tipo. Los estímulos intensos no provocan movimientos de defensa y desaparecen los reflejos corneal y pupilar. Puede tener un origen neurológico (accidente vascular cerebral traumatismo craneoencefálico, tumoración intracraneal, encefalopatía hipertensiva, coma postepiléptico, encefalitis, etc.), metabólico (coma diabético, coma hipoglucémico, coma urémico, etc.) o tóxico (alcohol, opiáceos, etc.).
Sinónimo: Delirio onírico, estado confusional agudo, delirio agudo (A.J. Brierre de Boismon), estado confuso-onírico, onirismo, oneirismo. Con el hacemos referencia a la obnubilación de la conciencia acompañada de onirismo. Se ha distinguido tres grados: subdelirium, estado oniroide y delirium acutum o agudo. Se caracteriza por la presencia de una obnubilación de la conciencia acompañada de alucinaciones visuales e ilusiones, con menos frecuencia pueden aparecer alucinaciones táctiles, olfativas o cinestésicas. El estado de ánimo puede variar desde la ansiedad, el terror, la ira o con menos frecuencia la euforia. Hay un lenguaje incoherente, una desorientación temporo-espacial, un deterioro de la atención y de la memoria. El delirio onírico puede acompañarse de signos neurológicos, como los temblores, de activación del sistema nervioso autónomo (taquicardia, sudoración, elevación de la tensión arterial, etc.) y alteraciones somáticas propias de la enfermedad subyacente. El delirio onírico suele tener una duración breve, generalmente dura una semana. Puede evolucionar hacia la curación, hacia un síndrome amnésico, un trastorno orgánico de la personalidad o hacia la muerte. Su curso es fluctuante a lo largo del día. Es más frecuente en personas mayores de 60 años. El delirium se produce por enfermedades orgánicas. El DSM-IV TR distingue los siguientes tipos de delirium: 1) Por intoxicación con sustancias (alcohol, alucinógenos, inhalantes, opiáceos, anfetaminas, etc.), 2) por abstinencia de sustancias (alcohol, benzodiazepinas, etc.), 3) por múltiples etiologías (más de una enfermedad médica, más de una sustancia tóxica, etc.).
Véase opiáceos endógenos.
Puede manifestarse por medio de un trastorno depresivo, maniaco o mixto. Para el DSM-TR entre estas sustancias nos encontramos con los antihipertensivos (reserpina, metildopa) y también durante la intoxicación o abstinencia de alcohol, alucinógenos, anfetaminas, cocaína, opiáceos, inhalantes, fenciclidina.
Puede constituir una preocupación exagerada en determinados pacientes hipocondríacos o depresivos, estreñimiento que se ve favorecido por los efectos anticolinérgicos de algunos psicofármacos. La dependencia a opiáceos también puede producir estreñimiento.
El estupor se caracteriza por la falta de movimientos tanto espontáneos como reactivos. Podemos distinguir tres grados dentro de su intensidad, la inhibición, el semiestupor y el estupor propiamente dicho. Desde el punto de vista etiológico distinguimos el estupor melancólico, el estupor conversivo o histérico y el estupor catatónico. Hay que descartar las causas orgánicas de este tipo de inhibición psicomotriz, estas pueden ser tóxicas (alcohol, opiáceos, psicofármacos, etc.), neurológicas (procesos expansivos cerebrales, procesos infecciosos cerebrales, etc.), metabólicas (hipoglucemia, etc.). Se ha distinguido, dentro del estupor catatónico, entre el estupor flácido y el estupor tenso. El primero, en el que los movimientos pasivos no encuentran resistencia, es el más frecuente. Estos cuadros de estupor se pueden acompañar de negativismo y mutismo. Los cuadros de estupor catatónico pueden terminar bruscamente con una crisis de agitación psicomotriz (raptus).
Véase opiáceos (trastornos relacionados con los).
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