El trastorno del espectro autista (TEA) es un trastorno del neurodesarrollo prevalente y poco conocido. Actualmente no existen pruebas de diagnóstico basadas en laboratorio para detectar el TEA, ni existen medicamentos modificadores de la enfermedad que traten de manera efectiva los síntomas conductuales centrales del TEA.
El progreso científico se ha visto obstaculizado, en parte, por la dependencia excesiva de organismos modelo que fundamentalmente carecen de las sofisticadas habilidades sociales y cognitivas esenciales para modelar los TEA. Por lo tanto, vimos un valor significativo en el estudio de los monos rhesus naturalmente poco sociales para modelar el deterioro social humano, aprovechando una gran colonia alojada al aire libre para la detección del comportamiento y la identificación de biomarcadores.
Este enfoque de investigación traslacional está destinado a avanzar en nuestra comprensión de los TEA de una manera que no se puede lograr fácilmente con los modelos animales existentes, y se puede adaptar para investigar una variedad de otros trastornos del cerebro humano que actualmente carecen de opciones preclínicas válidas, lo que agiliza la traducción y amplifica el impacto clínico.
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