Juego simbólico y teoría de la mente en el síndrome de Down.

Juego simbólico y teoría de la mente en el síndrome de Down.

Margarita Vidal Lucena .

Unidad de Investigación de la Fundación síndrome de Down de Madrid
C/ Hermosilla, 84 3º E
C. P: 28001 Madrid

[20/2/2004]


Esta investigación estudia el perfil del juego simbólico en el niño down moderado de 2 a 7 años. La muestra está compuesta por 50 niños. El objetivo es describir el juego simbólico en esta población y verificar si los niños downs inician o acceden a la teoría de la mente en edades tempranas. Estudio de corte transversa, el método observación sistemática y experimental ecológico. Los resultados indican un perfil de juego en estos sujetos y confirman la hipótesis anunciada, los niños downs moderados adquieren el pensamiento en edades temprana.

Los diversos enfoques psicológicos señalan la importancia del juego y especialmente del juego simbólico en el desarrollo infantil. Desde perspectivas diferentes los autores constatan la relación existente entre juego simbólico y desarrollo evolutivo. Piaget (1963) lo consideró el paso de la inteligencia sensomotora al pensamiento y como uno de los puntos culminantes del desarrollo humano. Para Flavell (1975) el juego simbólico desempeña un papel predominante en el desarrollo de la personalidad. Vigoski (1967) señaló el aspecto relacional afectivo de la capacidad de ficción, resaltó la capacidad instrumental del mismo, un medio que facilita el acceso al pensamiento abstracto. Y los autores más representativos de la psicología cognitiva actual consideran la ficción como el inicio o comienzo de la capacidad para entender la cognición misma proponen que el juego simbólico es una manifestación temprana de la teoría de la mente, que permitirá acceder al pensamiento, al conocimiento de los estados mentales propios y ajenos (Premack y Wooddruf, 1978; Leslie 1987; Frith, 2000).

El juego simbólico es considerado el precursor de la teoría de la mente y un marco lúdico donde se manifiestan y exteriorizan las experiencias sociales y personales. Una capacidad temprana que surge al finalizar el segundo año de vida y que implica importantes mecanismos y procesos cognitivos: coordinación de esquemas de comparación de objetos y personas, analogías y recuerdos que ponen en funcionamiento habilidades motoras y comunicativas. Además el juego es por sí mismo motivante y predispone al aprendizaje.
La mayoría de las investigaciones revisadas no aportan datos específicos sobre el desarrollo del juego y la teoría de la mente en niños discapacitados, suelen contrastar los datos obtenidos en niños sin discapacidad y con discapacidad con el objetivo, en la mayoría de ellas, de establecer diferencias entre ambos grupos (Flórez, Troncoso, Dierssen 1998). No aportan por lo tanto un conocimiento amplio de las características evolutivas de los niños con necesidades educativas especiales y ello dificulta la incorporación de esos datos a las programaciones de estimulación temprana. Ya sabemos que los niños downs son retrasados (Cicchetti y Pogg, 1992), pero desconocemos cuál es el proceso evolutivo de su desarrollo. Wishart (2000), insiste en la necesidad de investigar las capacidades y funcionamiento cognitivo de estos niños, si
queremos avanzar en eficacia. El reto actual en investigación es conocer el proceso de desarrollo evolutivo de los niños discapacitados.

La adquisición y desarrollo de la teoría de la mente permite entender las relaciones e interacciones que se producen en las relaciones sociales y actuar en función de ellas. Conocer en qué momento se inicia y cómo y cuál es su desarrollo en el síndrome de Down a lo largo de su infancia es nuestro objetivo prioritario. Objetivo que nos llevará a elaborar y diseñar programas de intervención temprana que incluyan estos dos logros tempranos y básicos: juego simbólico y teoría de la mente.

El juego simbólico es considerado el precursor de la teoría de la mente (Leslie, 1987) y un signo precoz de la capacidad comunicativa y subjetiva de los niños pequeños. El dominio de las interacciones sociales se basa en esta capacidad para entender y leer el pensamiento, predecir conductas y adecuar las acciones propias a situaciones determinadas.
Estamos realizando una serie de investigaciones sobre juego simbólico y teoría de la mente en distintas y diversas poblaciones infantiles españolas y de otras culturas. Nuestro objetivo teórico es conocer los procesos cognitivos específicos que permiten el desarrollo de la mente simbólica desde el recién nacido hasta la adolescencia. Como afirma Karmiloff-Smith (1995), las características del síndrome de Down constituyen una fuente natural de información muy útil sobre las capacidades implicadas en el juego simbólico y la teoría de la mente. Nuestro objetivo práctico es obtener datos sobre el desarrollo del juego simbólico y la teoría de la mente en niños downs para elaborar programas de intervención temprana que faciliten la adquisición y desarrollo de estas capacidades cognitivas, proporcionar actividades que fomenten interacciones sociales que les ayuden a construir y a alcanzar una mayor autonomía personal e integración social.
Existen diferencias evolutivas y un patrón de desarrollo del juego simbólico acorde con la edad cronológica de los niños y las capacidades específicas y fenotípicas de su síndrome. Los niños downs moderados presentan un juego simbólico libre e individual no dirigido, es similar al de los niños considerados normales y en edades similares. Es un juego de estructura simple hasta aproximadamente los dos años y medio y es a partir de los 3 años cuando aparece una estructura cada vez más compleja, menos autoreferencial iniciándose la imitación de papeles de adultos, imitación que aumenta a partir de los 4 años aproximadamente. El juego aumenta en complejidad a medida que aumentan sus capacidades por desarrollo evolutivo, y puede observarse cambios evolutivos tanto en la estructura del juego como en su contenido. Los resultados obtenidos en el estudio que estamos llevando a cabo desde la Unidad de Investigación de la Fundación síndrome de Down de Madrid indican que los niños downs son capaces de elaborar juego simbólico no repetitivo ni estereotipado, su juego es variado y rico en contenido si bien las dificultades expresivas le impiden una adecuada interrelación lúdica con otros jugadores.

En cuanto al tipo de material utilizado, parece existir una tendencia evolutiva, cuanto más pequeños son los niños más fácil les resulta simbolizar con material de alta estructuración (muñecos, cocinas…) y más difícil con material de baja estructuración o sin material de apoyo. Les resulta más difícil pero pueden realizar representaciones ficticias si se les ayuda. Estos datos concuerdan con lo postulado por Vigotski (1966), cuando dice que el material no es importante para el juego simbólico, lo importante es haber creado imágenes mentales del mundo exterior y utilizarlas lúdicamente. El juego es según este autor, la vía que utilizan los niños para interiorizar sus aprendizajes y ejercitarlos.

Los resultados hallados en nuestro estudio señalan que en el caso del síndrome de Down y en relación a la tarea de creencia falsa, manifiestan a los 4 años haber alcanzado en un porcentaje alto, la teoría de la mente. Tal como esperábamos y siguiendo lo postulado por Leslie (1987). Este autor argumenta que el juego simbólico, sea verbal o no, implica la misma distinción entre “contenido” ( descripción de estados del mundo) y “actitud proposicional” (expresión de un estado mental en relación al mundo). El juego de ficción es la primera manifestación conductual, no lingüística, de la estructura subyacente a la teoría de la mente, era por lo tanto de esperar que si los niños Downs manifiestan juego simbólico en edades consideradas normales, también se iniciaran en el pensamiento en las edades de adquisición de la teoría de la mente consideradas normales, como así aparece en nuestro estudio.

A partir de los primeros datos obtenidos nos proponemos elaborar programas de intervención temprana en el área cognitiva, incluyendo actividades y guiones para promocionar esta capacidad en desarrollo y evaluaremos la eficacia de los mismos.