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Noticia | 30/03/2021

Covid-19: así puede prevenir la resiliencia los trastornos mentales derivados de la pandemia



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El mundo lleva más de un año enfrentándose a la pandemia provocada por un virus, el SARS-CoV-2, que ha infectado a más de 109 millones de personas en todo el mundo y ha provocado alrededor de dos millones y medio de muertes hasta la fecha. Un contexto de incertidumbre como éste, en el que millones de personas se han tenido que enfrentar a una nueva enfermedad o han perdido a familiares, donde los gobiernos se han visto obligados a implementar medidas de salud pública como el distanciamiento social o el aislamiento, y donde cientos de miles trabajadores han perdido su trabajo, es el caldo de cultivo perfecto para que se incrementen -como así ha sido- los trastornos relacionados con la salud mental.


Así lo confirman los distintos trabajos científicos que se han realizado hasta la fecha. Las cifras varían sobremanera en función de la población estudiada. Uno de los estudios más robustos fue publicado en el mes de diciembre en la revista Psychiatry Research. Los resultados de este metaanálisis, que analizó 55 investigaciones internacionales, apuntan que, durante la primera ola, al menos un 24% de la población tuvo problemas de insomnio, un 22% pudo padecer estrés postraumático, alrededor de 16% sufrió depresión y un 15% tuvo ansiedad. Sin embargo, pese a las dificultades, hay personas que han conseguido experimentar sentimientos positivos y salir reforzados en una situación tan dramática como ésta. Así lo sugiere un interesante estudio que acaba de ser publicado en la revista British Journal of Psychiatry, donde se apunta que los “ejemplos de crecimiento postraumático durante el encierro fueron comunes”.


Para llegar a esta conclusión, los investigadores de la Universidad de Bath (Reino Unido) y de la Universidad de Lisboa (Portugal) que firman el trabajo, realizaron una encuesta transversal voluntaria a 385 “cuidadores -madres principalmente- de niños” de entre 6 y 16 años de estos dos países. La mayor parte de estos sujetos sufrió algún tipo de adversidad con motivo de la Covid-19: el 70% se había visto obligado a teletrabajar desde casa, casi la mitad vio cómo sus ingresos se reducían de alguna forma y uno de cada cinco identificó a algún miembro de su familia que había tenido o sospechaba que podía haber tenido coronavirus. Además, el 93% tuvo que hacerse cargo de los niños, que estaban siendo educados desde casa por la suspensión de las clases presenciales en los colegios.


A pesar de estas circunstancias, cuando se preguntó a estos sujetos si hubo algo positivo durante las restricciones impuestas por los respectivos gobiernos en la primera ola, el 88% de los encuestados dijo que sí. En concreto, un 48% aseguró que había conseguido mejorar sus relaciones familiares, un 22% experimentó un mayor aprecio por la vida, un 16% describió un crecimiento “espiritual”, y un 11% descubrió que podría aprovechar nuevas oportunidades y posibilidades, tanto laborales como de formación personal e intelectual.


El trabajo, en el que se habla de “crecimiento postraumático” en todo momento, aborda en realidad la resiliencia, es decir, la capacidad que tiene una persona para superar una circunstancia adversa y salir reforzado de ella. “Durante la pandemia puede haber casos de estrés postraumático, acontecimientos concretos, pero la pandemia como tal no puede definirse como trauma”, explica Rafaela Santos, neuropsiquiatra y presidenta del Instituto Español de Resiliencia. Tal y como advierte Santos, los traumas aparecen en la vida de las personas después de que un suceso impacte de forma repentina en nuestra biografía, comprometiendo de alguna forma la vida tal y como la habíamos conocido hasta la fecha. “En el 70% de los casos las personas llegan abatidas y requieren tratamiento”, apunta Santos, quien también preside la Sociedad Española de Especialistas en estrés Postraumático.


No es el caso de los sujetos de este estudio, que lo que manifiestan es un crecimiento personal ante una situación adversa que afecta al conjunto de la población, que no han vivido -o al menos no se detalla en el estudio- la muerte de un familiar por Covid-19, y que se han visto obligados a reducir sus interacciones sociales de la misma forma que el resto del mundo. Han podido experimentar un crecimiento personal, pero no fruto de un trauma. “Realmente, lo que cuenta este trabajo no es nada nuevo”, advierte Jerónimo Sáiz, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Alcalá y patrono de la Fundación Española de psiquiatría y Salud Mental. “Es un movimiento que se ha denominado psicología positiva y que abordó el psiquiatra español Luis Rojas Marcos a propósito de los atentados de las Torres Gemelas”.


Saiz considera que el estudio es “bastante débil” desde el punto de vista científico debido a que la muestra se encuentra sesgada. “Para saber si esto realmente está pasando en un grupo significativo de personas tenían que haber cogido a población general, no a voluntarios”, critica. El catedrático explica que la resiliencia no es una característica innata de las personas, sino que se trata de un rasgo que se construye o que puede aparecer en un determinado momento. “Influyen muchos factores: desde el propio carácter al equilibrio emocional o la serenidad. Pero también tener un entorno en el que exista una cierta solidaridad o unión, o una red familiar y social importante”.


Precisamente otro de los pocos trabajos que ha analizado la resiliencia durante la pandemia fue publicado el pasado mes de septiembre en la revista Psychiatry Research por investigadores de la Universidad de Tucson (Estados Unidos). Tras seleccionar una muestra de 1. 004 adultos norteamericanos, los investigadores les pidieron que completaran una serie de evaluaciones relacionadas con la resiliencia, la salud mental y las relaciones cotidianas. Pues bien, aquellos sujetos que demostraron tener una mayor resiliencia eran los que tendían a salir con más frecuencia, hacían más ejercicio, percibían más apoyo social de familiares, amigos y otras personas importantes, dormían mejor y rezaban con más frecuencia. “La resiliencia psicológica frente a la pandemia está relacionada con factores modificables”, escriben los autores del estudio.


En España prácticamente no se han realizado investigaciones para analizar los posibles efectos positivos que ha podido tener el confinamiento en su población. Precisamente, uno de estos estudios acaba de ser publicado en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health. Los investigadores que lo han llevado a cabo, de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), utilizaron un cuestionario en línea para evaluar los sentimientos de los 243 participantes “representativos de la población española según sexo, edad y nivel educativo”. Los resultados se alinean con los trabajos anteriormente citados y muestran que una amplia mayoría, en concreto un 86%, pudo extraer algún aspecto positivo del hecho de estar confinados.


Por ejemplo, un 64% de los participantes confesó haber aprovechado este periodo de tiempo para estar más con la familia, para desarrollarse personalmente o simplemente para disfrutar de su tiempo. Es lo que los autores han bautizado como “orientación intrínseca”. De la misma forma, un 22%, que pertenece a lo que denominan como “orientación extrínseca”, valoró positivamente poder ahorrar dinero, no tener que ir a la oficina, o, directamente, estar cuidando su salud en un contexto en el que la transmisión del virus se había disparado. Así, sólo un 13, 9% de los participantes fue incapaz de encontrar nada positivo en el hecho de estar confinados. “Podemos concluir que aquellos [participantes] con orientación intrínseca muestran ser los más adaptativos a la hora de experimentar bienestar durante la cuarentena”, destacan los investigadores.


Los expertos advierten que el hecho de que un sujeto sea capaz de afrontar distintas adversidades de forma resiliente, ya sea una pandemia o la muerte inesperada de un familiar, puede llegar a ser un ‘factor de protección’ frente a otro tipo de trastornos mentales. “Las personas que desarrollan resiliencia sufren menos trastornos adaptativos, tienen menos vulnerabilidad al estrés o la ansiedad, que son dos problemas que pueden acabar derivando en una depresión”, comenta la presidenta de la Sociedad Española de Especialistas en estrés Postraumático. “La resiliencia es como un sistema inmunitario anímico. Aquellas personas que lo desarrollan, tienen la mitad del camino recorrido”, finaliza.

Fuente: Univadis
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