Investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) han demostrado que el medicamento anestésico ketamina en dosis bajas tiene un efecto rápido en la depresión difícil de tratar y han identificado la diana clave para el fármaco, que son los receptores de serotonina 1B en el cerebro.
Sus hallazgos, publicados en Translational Psychiatry, abren las puertas al desarrollo de nuevos antidepresivos más efectivos.
Los estudios han demostrado que dosis bajas de ketamina son de acción rápida en ciertos pacientes, pero se desconoce exactamente cómo funciona. Recientemente se aprobó un aerosol nasal que contiene ketamina en Estados Unidos y la UE para pacientes con depresión resistente al tratamiento.
Los investigadores suecos han obtenido imágenes cerebrales de los participantes del estudio usando una tomografía por emisión de positrones (PET) en relación con el tratamiento con ketamina.
"En este, el estudio con PET más grande de su tipo en el mundo, queríamos observar no solo la magnitud del efecto, sino también si la ketamina actúa a través de los receptores de serotonina 1B -explica el primer autor del estudio, Mikael Tiger-. Nosotros y otro equipo de investigación pudimos mostrar previamente una baja densidad de receptores de serotonina 1B en el cerebro de las personas con depresión".
En la primera fase del estudio, 30 personas con depresión difícil de tratar fueron asignadas aleatoriamente a un grupo de infusión de ketamina (20 individuos) o a un grupo placebo. Fue un estudio aleatorizado y doble ciego. Se tomaron imágenes de los cerebros de los participantes con una cámara PET antes de la infusión y 24-72 horas después.
En la siguiente fase, aquellos que lo deseaban (29 personas) recibieron ketamina 2 veces por semana durante 2 semanas. El resultado fue que más del 70% de los tratados con ketamina respondieron al medicamento según una escala de depresión.
La serotonina juega un papel clave en la depresión y se cree que los niveles bajos están relacionados con enfermedades más graves. Hay 14 tipos diferentes de receptores para este neurotransmisor en la superficie de las neuronas.
Para sus imágenes PET, los investigadores usaron un marcador radiactivo que se une específicamente a los receptores de serotonina 1B. Descubrieron que la ketamina operaba a través de estos receptores en un mecanismo de acción anteriormente desconocido.
La unión a este receptor reduce la liberación de serotonina, pero aumenta la de dopamina, que es parte del sistema de recompensa del cerebro y ayuda a las personas a experimentar sentimientos positivos sobre la vida, algo que a menudo carece de depresión.
"Mostramos por primera vez que el tratamiento con ketamina aumenta la cantidad de receptores de serotonina 1B", apunta el autor del estudio, Johan Lundberg. "La ketamina tiene la ventaja de ser de acción muy rápida, pero al mismo tiempo es una droga narcótica que puede conducir a la adicción -añade-. Por lo tanto, será interesante examinar en futuros estudios si este receptor puede ser una diana para nuevos, medicamentos efectivos que no tienen los efectos adversos de la ketamina".
