Un estudio elaborado por el Departamento de psiquiatría y Medicina Legal del Instituto de neurociencias de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) ha probado que el aislamiento social agrava la enfermedad del Alzheimer y provoca la aparición de "comportamientos extraños".
El trabajo, publicado en un número especial de 'Frontiers in Psychiatry' sobre el luto, la muerte y la soledad en la pandemia, ha concluido que el aislamiento exacerba la hiperactividad "hasta el doble de la que tiene la patología", relacionada con el movimiento de brazos, piernas, pies y el cuerpo entero y patrones emocionales parecidos a la ansiedad y cambios de estrategia frente al estrés, ha informado la UAB este jueves en un comunicado.
Estos resultados se han obtenido con el aislamiento de ratones macho --por ser el sexo que está más afectado por la Covid-19 y el que tiene peor supervivencia ante la demencia--, con un Alzheimer avanzado y simulando zonas parecidas a las residencias de personas mayores, y se les ha comparado con otro grupo de ratones con la misma enfermedad pero sin aislar y con otro grupo de roedores sanos.
La primera autora del estudio, y que forma parte de su tesis doctoral, Aida Muntsant, ha asegurado que el hallazgo es "preocupante", porque la agitación es uno de los principales síntomas neuropsiquiátricos asociados a las demencias que causa una carga importante para el cuidador e incluso puede llegar a ser un desafío clínico.
El trabajo ha apuntado que los ratones con Alzheimer han perdido peso corporal y renal, unos efectos que también se dan en pacientes con coronavirus, aunque la pérdida ha sido mayor entre los que se habían aislado; y a su vez también se ha observado disminución de peso de la melsa, un órgano del sistema inmunitario.
Los responsables han subrayado que la observación puede servir para pensar cómo debe ser la era post-Covid-19 para las personas mayores y, por tanto, urgen estimar el impacto de las nuevas medidas de distanciamiento físico.
Se ha puesto el acento en "la necesidad de intervenciones personalizadas, adaptadas al perfil clínico heterogéneo y complejo de las personas con demencia" y considerar las implicaciones que tiene sobre la carga de sus cuidadores o familiares.
