Introducción: Aunque numerosos estudios han encontrado que tanto la personalidad como las estrategias de afrontamiento utilizadas frente al estrés tienen un importante papel en el desarrollo de problemas de salud mental, apenas se han estudiado estas variables en muestras con el diagnóstico de “Trastorno o Reacción adaptativa”, que se realiza cuando el sujeto presenta síntomas emocionales o comportamentales de mayor gravedad de lo esperable. Tampoco existe mucha evidencia con estas muestras en relación a la influencia de la personalidad en la elección o puesta en marcha de un tipo u otro de afrontamiento ante el estrés.
Objetivos: El objetivo de este estudio fue, primero, analizar las diferencias entre el grupo clínico (pacientes con trastorno adaptativo; N=80) y el grupo control (personas sometidas a estrés similar pero sin psicopatología; N=80) en personalidad, afrontamiento y algunas variables sociodemográficas; y segundo, comprobar la capacidad predictiva de la personalidad sobre el estilo de afrontamiento utilizado.
Resultados: El grupo clínico presentó menor extraversión y especialmente mayor neuroticismo que el grupo control. Además, recurrió en mayor medida al uso de estrategias de falta de compromiso, y en menor medida al humor. Finalmente, se encontró que la personalidad apenas predecía el afrontamiento en el grupo clínico, mientras que en el control las relaciones entre personalidad y afrontamiento eran más esperables y consistentes, teniendo el neuroticismo en este caso la mayor capacidad predictiva.
Conclusiones: Los resultados obtenidos apoyan los hallazgos previos en cuanto a que la personalidad influye de forma directa en la psicopatología, e indirecta, a través de su influencia sobre las estrategias y el estilo de afrontamiento utilizado ante el estrés. Además, aportan evidencia empírica en relación a una categoría diagnóstica controvertida y escasamente investigada, y orientan en cuanto a la intervención
* Unidad de Salud Mental del Hospital Santa Bárbara (Puertollano, Ciudad Real) ** Facultad de Psicología, UNED (Madrid)
INFLUENCIA DE LA personalidad EN EL AFRONTAMIENTO: ANÁLISIS DIFERENCIAL
ENTRE UNA muestra CLÍNICA Y UNA CONTROL
Beatriz Vallejo Sánchez1, Ana María Pérez García2, Carlamarina Rodriguez Pereira1, Agustín
Sicilia Martín1, Dolores Rivera Murillo1, Elisa León López1, Maria Ángeles Moreno Gómez1, Julio
Martínez Arnaiz1, Cristina García Blanco1
1. Unidad de Salud Mental del hospital Santa Bárbara, Puertollano, Ciudad Real, España
2. Facultad de psicología, Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Madrid,
España
bvallejo@sescam. jccm. es
Personality. Coping. Stress. Adjustment disorder.
RESUMEN
Introducción: Aunque numerosos estudios han encontrado que tanto la personalidad como las
estrategias de afrontamiento utilizadas frente al estrés tienen un importante papel en el
desarrollo de problemas de salud mental, apenas se ha siendo muy frecuente el diagnóstico de
"Trastorno o Reacción adaptativa" cuando el sujeto presenta síntomas emocionales o
comportamentales de mayor gravedad de lo esperable. Sin embargo, no existen muchos
estudios que analicen con estas muestras la influencia de la personalidad en la elección o puesta
en marcha de un tipo u otro de afrontamiento ante el estrés.
Objetivos: El objetivo de este estudio fue, primero, analizar las diferencias entre el grupo clínico
(pacientes con trastorno adaptativo; N=80) y el grupo control (personas sometidas a estrés
similar pero sin psicopatología; N=80) en personalidad, afrontamiento y algunas variables
sociodemográficas; y segundo, comprobar la capacidad predictiva de la personalidad sobre el
estilo de afrontamiento utilizado.
Resultados: El grupo clínico presentó menor extraversión y especialmente mayor neuroticismo
que el grupo control. Además, recurrió en mayor medida al uso de estrategias de falta de
compromiso, y en menor medida al humor. Finalmente, se encontró que la personalidad apenas
predecía el afrontamiento en el grupo clínico, mientras que en el control las relaciones entre
personalidad y afrontamiento eran más esperables y consistentes, teniendo el neuroticismo en
este caso la mayor capacidad predictiva.
Conclusiones: Los resultados obtenidos apoyan los hallazgos previos en cuanto a que la
personalidad influye de forma directa en la psicopatología, e indirecta, a través de su influencia
sobre las estrategias y el estilo de afrontamiento utilizado ante el estrés. Además, aportan
evidencia empírica en relación a una categoría diagnóstica controvertida y escasamente
investigada, y orientan en cuanto a la intervención
INTRODUCCIÓN
Las personas debemos enfrentarnos a lo largo de la vida a diferentes situaciones estresantes
ante las cuales pueden fallar los procesos de adaptación, dando lugar a diferentes síntomas que
pueden requerir de ayuda o tratamiento. En relación a los factores etiopatogénicos relacionados
con el desarrollo de psicopatología, además de la presencia de circunstancias vitales estresantes,
influyen de forma importante en su desarrollo otros factores de vulnerabilidad personal. En
concreto, en la literatura se ha encontrado que resultan clave algunas dimensiones de
personalidad (especialmente el neuroticismo, aunque también otras dentro del "modelo de los
Cinco Grandes" como extraversión, afabilidad y tesón) (Lahey 2009; Malouff, Thorsteinsson y
Schutte, 2005) y el uso de estrategias de afrontamiento más desadaptativas (principalmente el
uso de estrategias que buscan distanciarse del estresor o de sentimientos asociados, o también
llamadas "de falta de compromiso", como son la negación o el abandono) (Carver y ConnorSmith, 2010; Taylor y Stanton, 2007).
Se sabe que la influencia de la personalidad en la psicopatología ocurre en cuanto que afecta a
la exposición al estrés, la reactividad o la autopercepción sobre los recursos de afrontamiento
disponibles, pero también ocurre de forma indirecta, influyendo en el afrontamiento, esto es,
afectando en la elección e implementación de estrategias de afrontamiento determinadas ante
el estrés (Connor-Smith y Flachsbart, 2007; Folkman y Moskowitz, 2000). que a su vez influirá
en la salud mental. Y a su vez, el afrontamiento influirá en la salud mental. En concreto, se sabe
que en general un afrontamiento orientado hacia la fuente de estrés o hacia las emociones
asociadas, que se conoce en la literatura como afrontamiento de compromiso (en contraposición
al de falta de compromiso) suele ser más eficaz y promover una mejor salud mental, en cuanto
que maximiza la probabilidad de manejar adecuadamente la situación (Carver y Connor-Smith,
2010).
Debido a esta influencia de la personalidad sobre el afrontamiento, y a la relación de ambas
sobre la psicopatología, resulta tan importante su estudio en muestras clínicas. La investigación
previa ha concluido que las dimensiones de personalidad más claramente relacionadas con el
afrontamiento son el neuroticismo, la extraversión y la afabilidad (Connor-Smith y Flachsbart,
2007), aunque el conocimiento de esta relación es aún limitado. Más aún en muestras clínicas
con diagnóstico de "Trastorno adaptativo" (TA) o "reacción de adaptación" (APA, 2013; WHO,
1992), una condición sobre la que existe muy poca investigación, con alguna excepción (VallejoSánchez y Pérez-García, 2015a, b), en parte debido a las importantes controversias diagnósticas
en torno a ella (Casey, Dowrick y Wilkinson, 2001), pero que constituye un importante problema
de salud con elevados costes personales, sociales y económicos y diagnosticado con frecuencia
(Andreasen y Hoenck, 1982; Ayuso-Mateos et al. , 2001; Maercker et al. , 2012; Qin, 2011).
Los objetivos de este trabajo fueron examinar las diferencias en personalidad y afrontamiento
entre un grupo de pacientes diagnosticados con TA y un grupo control de personas que, habiendo
experimentado un acontecimiento estresante de similar importancia, no habían desarrollado
dicho trastorno. Se esperaba que el grupo clínico presentara rasgos de personalidad más
negativos, especialmente mayor neuroticismo, y un afrontamiento menos adaptativo que el
grupo control. Por otra parte, se planteó como objetivo ver en qué medida la personalidad, junto
con otros aspectos socio-demográficos, conjuntamente considerados, podrían predecir el uso de
determinadas estrategias de afrontamiento.
MÉTODO
Participantes
El estudio, transversal y descriptivo, se ha realizado con 160 sujetos divididos en dos grupos:
uno de pacientes con TA y otro de la población general. Las características sociodemográficas
más importantes de ambos grupos se describen en la tabla 1.
tabla 1. Características sociodemográficas de los grupos clínico y control.
grupo clínico (N = 80)
grupo control (N = 80)
Edad [Media (DT)]
36, 14 (13. 47)
39, 84 (11, 53)
Hombres
25 (31, 3)
32 (40, 0)
Mujeres
55 (68, 8)
48 (60, 0)
Soltero
36 (45, 0)
32 (40, 0)
Casado
34 (42, 5)
43 (53, 8)
Separado/Divorciado
8 (10, 0)
5 (6, 3)
Viudo
2 (2, 5)
0 (0)
Activa
18 (22, 5)
58 (72, 5)
No activa
62 (77, 5)
22 (27, 5)
Básico (primaria o menos)
39 (48, 8)
10 (12, 5)
Medio (secundaria o FP)
28 (35, 0)
44 (55, 0)
Superior (universitaria)
13 (16, 3)
26 (32, 5)
Bajo
31 (38, 8)
9 (11, 3)
Medio
48 (60, 0)
69 (86, 3)
1 (1, 3)
2 (2, 5)
Sexo [n (%)]
Estado civil [n (%)]
Situación laboral [n (%)]
Nivel educativo [n (%)]
Nivel económico [n (%)]
Alto
El grupo clínico estuvo constituido por 80 pacientes que acudieron a la Unidad de Salud Mental
(USM) del hospital Santa Bárbara de Puertollano (Ciudad Real, España) en 2012 y fueron
diagnosticados de TA (en su mayoría, con síntomas mixtos ansioso-depresivos): La valoración
fue realizada por psicólogos clínicos o psiquiatras experimentados a través de la entrevista clínica
inicial usual y en base a criterios diagnósticos de la CIE-10 (WHO, 1992) o del DSM-IV-TR (APA,
2000). No fueron incluidos en el estudio aquellos pacientes que presentaban comórbidamente
otra psicopatología grave del Eje I o II del DSM-IV-TR, lo cual fue valorado a través de las
entrevistas estructuradas International Mini Neuropsychiatric Interview (MINI; Sheehan et al. ,
1997) e International Personality Disorders Examination (IPDE; Loranger, 1996); tampoco se
incluyo a sujetos que habían realizado tratamiento psicológico o psiquiátrico en los últimos dos
años, aquellos cuyas edades no estuviesen comprendidas entre los 18 y 65 años y los que
presentasen condiciones que dificultasen la aplicación de los instrumentos de estudio (deterioro
cognitivo y/o médico, o nivel educativo o intelectual insuficiente).
El grupo control estuvo formado por 80 personas seleccionadas en base a la facilidad de acceso
e intentando garantizar la mayor representatividad posible, que habían sufrido en los últimos
dos años una situación estresante importante pero que no habían precisado de tratamiento, ya
sea farmacológico o psicoterapéutico, además de no presentar ninguno de los criterios de
exclusión ya descritos para la muestra clínica. En concreto, personas valoradas en la Unidad y
dadas de alta por no presentar patología, así como profesionales del hospital, familiares de éstos
últimos y familiares de pacientes de la USM.
Instrumentos y procedimiento
Para medir la personalidad se utilizó el Big Five Inventory-44 (BFI-44; Benet-Martínez y John,
1998). Se trata de un inventario autoaplicado que consta de 44 ítems, con formato de respuesta
tipo Likert de 5 puntos (desde 1= Muy en desacuerdo a 5=Muy de acuerdo), que evalúa las cinco
grandes dimensiones de personalidad normal descritas según el "Modelo de los Cinco Grandes"
(Costa y McCrae, 1992; McCrae y Costa, 1985): extraversión, Afabilidad o Cordialidad, Tesón o
Responsabilidad, neuroticismo y Apertura mental o Apertura a la experiencia. Este instrumento
muestra muy buenas propiedades psicométricas (Benet-Martínez y John, 1998; Rammstedt y
John, 2007).
Para medir el afrontamiento se utilizó el Brief COPE (Carver, 1997; versión española de PérezGarcía, 2008). Se trata de un inventario autoaplicado de 28 ítems, con formato de respuesta
tipo Likert de 4 puntos, y organizado inicialmente en 14 escalas (descritas por Morán, Landero
y González, 2010), que valora la forma habitual de afrontar el estrés (versión disposicional). En
este estudio se valoran cinco estilos de afrontamiento, resultantes de la agrupación de ítems a
través de análisis factorial (ya descrito previamente en Vallejo-Sánchez y Pérez-García, 2015a):
afrontamiento de compromiso, que incluye el uso de estrategias de afrontamiento activo,
planificación, reevaluación positiva y aceptación; afrontamiento de falta de compromiso,
compuesto por estrategias de negación, abandono, autoculpa y desahogo; búsqueda de apoyo
social, tanto emocional como instrumental; uso del humor, y religión. Dos de estas agrupaciones
coinciden con una distinción muy utilizada actualmente en la literatura, que diferencia entre
afrontamiento de compromiso (engagement), y afrontamiento de falta de compromiso
(disengagement).
Todos los sujetos que cumplieron con los criterios de inclusión fueron evaluados a través de un
protocolo, previa aprobación por el comité de revisión institucional, que incluía una ficha con
datos sociodemográficos y los anteriores instrumentos, que fueron completados en el domicilio.
Todos los sujetos firmaron el consentimiento informado para participar en el estudio.
ANÁLISIS DE DATOS
Se utilizó el programa estadístico SPSS para Windows, versión 19. 0 (IBM Corp, 2010). Para
comprobar si había diferencias entre los grupos en las variables sociodemográficas medidas, se
utilizó la prueba de 2 en las variables categóricas, y análisis de varianza de un factor en el caso
de la edad. . Para comprobar las diferencias en personalidad y afrontamiento entre los grupos
clínico y control se utilizaron análisis de varianza multivariados (MANOVA), tomando como
covariantes las variables sociodemográficas significativas. Finalmente, para analizar los factores
de personalidad y sociodemográficos asociados con las distintas estrategias de afrontamiento se
utilizaron análisis de regresión múltiple siguiendo el procedimiento de pasos sucesivos.
RESULTADOS
Datos preliminares
El análisis de las variables sociodemográficas entre los grupos clínico y control (ver tabla 1)
indicó que no había diferencias significativas en la distribución de las variables sexo ( 2 = 1. 335,
gl = 1, p = 0, 161) y estado civil (2 = 3. 980, gl = 3, p = 0, 264). Sin embargo, sí que se
encontraron diferencias en las variables situación laboral (2 = 40. 100, gl = 1, p < 0, 001), nivel
educativo (2 = 25. 052, gl = 2, p < . 001) y nivel económico (2 = 16, 203, gl = 2, p < 0, 001),
siendo casi significativas las diferencias en edad [F (1, 158 ) = 3. 485, p = 0, 064]. Todas aquellas
variables sociodemográficas que resultaron significativamente diferentes entre el grupo clínico y
control (situación laboral, nivel educativo, nivel económico y edad) fueron consideradas en los
análisis estadísticos posteriores.
Los datos descriptivos de todas las variables analizadas en las escalas de personalidad y
afrontamiento pueden consultarse en la tabla 2. En todos los casos la fiabilidad de las escalas
fue buena, estando entre 0, 70 y 0, 84 para los rasgos de personalidad (excepto para afabilidad
que fue aceptable, con un índice de 0, 59) y entre 0, 70 y 0, 87 para las escalas de afrontamiento
consideradas.
tabla 2. Datos descriptivos de las escalas de personalidad y de afrontamiento
Mín. Máx.
Mín. Máx.
Nº
media (D. T. )
posible
real
ítems
Extraversión
25, 96 (5, 73)
8-40
11-38
8
0, 70
Neuroticismo
23, 31 (7, 65)
8-40
8-39
8
0, 84
Afabilidad
34, 78 (4, 86)
9-45
23-45
9
0, 59
Tesón
32, 84 (5, 65)
9-45
18-44
9
0, 70
33, 52 (6, 51)
10-50
17-47
10
0, 74
Compromiso
1, 91 (0, 61)
0-3
0, 13-3
8
0, 82
Apoyo
1, 85 (0, 80)
0-3
0-3
4
0, 87
Falta de Compromiso
0, 88 (0, 53)
0-3
0-3
8
0, 70
Humor
0, 92 (0, 94)
0-3
0-3
2
0, 82
Religión
0, 99 (1, 05)
0-3
0-3
2
0, 84
Personalidad
Apertura
Afrontamiento
(1)
(1)
Las puntuaciones en afrontamiento se obtienen dividiendo la suma de las puntuaciones obtenidas
en cada escala entre el número de ítems que incluye
análisis de las diferencias en personalidad y afrontamiento entre el grupo clínico y el
control
Se estudiaron a través de dos análisis de varianza multivariados (MANOVA) de un factor, grupo
(clínico y control), tomando como variables dependientes, en el primero, las cinco dimensiones
de personalidad, y en el segundo, los cinco tipo de afrontamiento analizados (ver tabla 3),
controlando en ambos casos las variables sociodemográficas relevantes (sexo) o que habían
resultado significativamente diferentes entre los grupos (nivel educativo, nivel económico,
situación laboral y edad).
tabla 3. Estadísticos descriptivos (media y desviación típica) y F de los análisis de los efectos entre los
grupos clínico y control en personalidad y afrontamiento (N=160).
grupo clínico
grupo control
F
2p
(N=80)
(N=80)
Personalidad
Extraversión
24, 46 (6, 02)
27, 46 (5, 04)
8, 94**
0, 06
Neuroticismo
27, 60 (5, 80)
19, 01 (6, 83)
41, 78***
0, 21
Afabilidad
33, 88 (4, 40)
33, 88 (5, 14)
1, 42
0, 01
Tesón
32, 33 (5, 44)
33, 35 (5, 84)
0, 01
0, 00
Apertura
32, 91 (7, 13)
32, 91 (5. 82)
0, 03
0, 00
Compromiso
1, 79 (0, 68)
2, 02 (0, 50)
0, 23
0, 00
Apoyo
1, 86 (0, 81)
1, 84 (0, 79)
1, 06
0, 01
Falta de compromiso
1, 08 (0, 53)
0, 68 (0, 45)
16, 55***
0, 10
Humor
0, 62 (0, 86)
1, 21 (0, 93)
11, 68***
0, 07
Religión
0, 94 (1, 02)
1, 04 (1, 08)
0, 48
0, 00
Afrontamiento
Notas: (1) **p<0, 01; *** p<0, 001; (2) 2p para calcular el tamaño del efecto
En el primero se encontró que las distintas dimensiones de personalidad fueron afectadas
significativamente por el grupo (=0, 74; F
(5, 149)=10, 40;
p<0, 001; 2p=0, 26). En concreto, el
grupo clínico fue significativamente menos extravertido y más neurótico que el grupo control,
siendo el tamaño del efecto del neuroticismo más relevante. No hubo diferencias entre ambos
grupos en los factores de afabilidad, tesón y apertura.
Por otra parte, en el segundo análisis también se encontró que las distintas estrategias de
afrontamiento eran afectadas significativamente por el grupo (=0, 82; F (5, 149)=6, 44; p<0, 001;
2p=0, 18). El grupo clínico utilizaba más las estrategias de falta de compromiso que el control,
y menos el humor, siendo en ambos casos la fuerza de la relación entre leve y moderada. En el
resto de estrategias las diferencias no resultaron significativas.
análisis de la capacidad predictiva de la personalidad sobre el afrontamiento
Se realizaron análisis de regresión múltiple (por pasos sucesivos) por separado para cada grupo
(debido a las diferencias encontradas en análisis preliminares), para comprobar la capacidad
predictiva de los cinco factores de personalidad y de las cinco variables sociodemográficas
relevantes sobre cada estrategia de afrontamiento.
En el grupo clínico (ver tabla 4) se obtuvieron modelos significativos para tres de las cinco
estrategias (explicando los factores solo entre el 7 y el 14% de la varianza, según el tipo de
afrontamiento considerado). En concreto el neuroticismo se asociaba con menor uso de
afrontamiento de compromiso y de humor. Este tipo de afrontamiento también se relacionaba
con un nivel educativo más alto. A su vez, la utilización del afrontamiento de falta de compromiso
se potenciaba cuando el tesón era bajo.
tabla 4. Modelos finales significativos de los análisis de regresión múltiple de las variables de personalidad y
sociodemográficas sobre el afrontamiento en el grupo clínico (N=80).
Criterio
Predictor(es)
B
SEB
F
R2 ajustada
Compromiso
Neuroticismo
-0, 03
0, 01
-0, 29**
6, 99**
0, 07
Falta Compromiso
Tesón
-0, 03
0, 01
-0, 28**
6, 51**
0, 07
Humor
Nivel educativo
0, 35
0, 12
0, 30**
7, 32***
0, 14
Neuroticismo
-0, 04
0, 02
-0, 27**
Nota: ** p<0, 01; *** p<0, 001
En el grupo control (ver tabla 5) se obtuvieron modelos significativos para los cinco tipos de
afrontamiento, con capacidades predictivas mayores (entre el 15 y el 38% de la varianza
explicada, según el tipo de afrontamiento). En este caso el neuroticismo se asociaba únicamente
al uso de estrategias de falta de compromiso, mostrando este modelo una capacidad predictiva
del 38%. Las demás ecuaciones también resultaron superiores en capacidad predictiva en
comparación con el grupo clínico, con valores entre el 15 y el 33%.
Así, el afrontamiento de compromiso era predicho por un mayor tesón y un nivel educativo más alto. El uso de estrategias
de apoyo era mayor cuanto mayor nivel educativo, menor edad, y sexo femenino, así como a
mayor afabilidad. También esta dimensión de personalidad, junto con una menor edad, favorecía
el uso del humor. Y por último, el afrontamiento basado en la religión era mayor a menor
extraversión, mayor apertura, y especialmente, en las mujeres.
tabla 5. Modelos finales significativos de los análisis de regresión múltiple de las variables de personalidad y
sociodemográficas sobre el afrontamiento en el grupo control (N=80).
Criterio
Predictor(es)
B
SEB
F
R2 ajustada
Compromiso
Nivel educativo
0, 24
0, 08
0, 30**
10, 99***
0, 20
Tesón
0, 03
0, 01
0, 31**
Nivel educativo
0, 31
0, 12
0, 25*
Sexo
0, 48
0, 16
0, 30**
Edad
-0, 02
0, 01
-0, 28**
Afabilidad
0, 03
0, 02
0, 21*
Falta de Compromiso
Neuroticismo
0, 04
0, 01
Humor
Edad
-0, 03
Afabilidad
Apoyo
Religión
10, 91***
0, 33
0, 62***
48, 84***
0, 38
0, 01
-0, 39***
7, 74***
0, 15
0, 04
0, 02
0, 21*
Sexo
1, 03
0, 23
0, 47***
8, 37***
0, 22
Extraversión
-0, 08
0, 02
-0, 39***
Apertura
0, 05
0, 02
0, 27*
Notas: (1) *p<0, 05; **p<0, 01; ***p<0, 001. (2) Sexo: Hombre=0, Mujer=1
El objetivo de esta investigación fue profundizar en el estudio de los trastornos adaptativos,
analizando las diferencias en personalidad y afrontamiento con respecto a la población general,
así como la influencia de la personalidad y otras variables sociodemográficas sobre el estilo de
afrontamiento utilizado frente al estrés.
En primer lugar, en cuanto a la personalidad, se encontró que el grupo de personas con trastorno
adaptativo presentaba mayor neuroticismo y menor extraversión que el grupo control,
resultando compatible con lo encontrado en la literatura previa, que considera la personalidad
un factor de vulnerabilidad (o resiliencia) para el desarrollo de psicopatología. Así, en el
metaanálisis de Malouff y colaboradores (2005) se concluye que todos los factores excepto
apertura se asociaban con la presencia de síntomas clínicos, el neuroticismo en sentido positivo
y el resto (extraversión, tesón y afabilidad) en sentido negativo. Algunos autores consideran que
esta relación está mediada por factores como las valoraciones que realizan los sujetos sobre la
situación estresante y sobre los propios recursos disponibles para el afrontamiento (Schneider,
Rench, Lyons y Riffle, 2012). Los estudios específicos con personas diagnosticadas de trastorno
adaptativo son muy escasos, aunque van en la línea de los anteriores resultados. Así, por
ejemplo, For-Wey, Fei-Yin y Bih-Ching (2006) encontraron que un mayor neuroticismo y una
menor extraversión aumentaban el riesgo de desarrollar un trastorno adaptativo en una muestra
de soldados.
En segundo lugar, con respecto al afrontamiento, se encontraron diferencias entre los grupos
clínico y control en varias estrategias. El grupo con TA se caracterizó por un afrontamiento más
desadaptativo, con mayor uso de estrategias de falta de compromiso, y menor uso del humor.
Los resultados fueron acordes a lo esperado y a lo encontrado en la literatura previa, es decir,
que las estrategias de afrontamiento activas, como el afrontamiento de compromiso, suelen ser
más adaptativas y exitosas, favoreciendo el bienestar y el ajuste psicológico, mientras que las
formas pasivas y de evitación, como son las estrategias de falta de compromiso, son
consideradas como menos exitosas, disfuncionales y desadaptativas, prediciendo mayores
índices de ansiedad y depresión (Carver et al. , 1989; Folkman, Lazarus, Gruen y DeLongis,
1986). No obstante, se asume en general que lo más importante es la flexibilidad del
afrontamiento, esto es, la capacidad del sujeto para utilizar la estrategia más apropiada en
función de las demandas contextuales, por ejemplo, de la controlabilidad del suceso (Cheng,
2003). En un estudio reciente, Vallejo-Sánchez y Pérez-García (2005b) encuentran que el
afrontamiento de falta de compromiso es un factor de riesgo del desarrollo de un TA, mientras
que el uso del humor es un factor de protección importante.
Por último, se confirmó la hipótesis de que diferentes rasgos de personalidad, así como el sexo,
la edad y el nivel educativo, predicen el uso de diferentes estrategias de afrontamiento, aunque
se encontró que en el grupo clínico la capacidad predictiva de las variables consideradas era
menor, lo cual podría deberse a la similaridad de las personas que pasan por una situación
altamente estresante, donde los determinantes situacionales podrían resultar más importantes
que los personales, frente a otras personas que pasan por situaciones estresantes más
heterogéneas, en las que las características individuales alcanzan un mayor peso explicativo de
la conducta y de las consecuencias resultantes (ver Pérez-García, 2003, para una revisión). En
concreto, el neuroticismo fue el predictor más fuerte del afrontamiento utilizado, especialmente
en el grupo control, aunque su influencia fue únicamente moderada. En el grupo clínico resultó
además predictivo el tesón. Mientras que en el caso del grupo control, todas las dimensiones de
personalidad predijeron el uso de diferentes estrategias de afrontamiento. Estos resultados
coinciden parcialmente con la literatura, habiendo concluido anteriormente Connor-Smith y
Flachsbart (2007) que solo se había encontrado una influencia de la personalidad sobre el
afrontamiento entre pequeña y moderada, mucho menor de la esperada, y probablemente
debida a limitaciones metodológicas y al escaso conocimiento sobre los factores moduladores de
la relación.
Con respecto a las variables sociodemográficas, su influencia en el desarrollo de psicopatología
ha sido ampliamente estudiada, aunque algunos autores consideran que su peso estaría
explicado en cuanto a su relación con la cantidad de recursos personales y sociales que posee la
persona (González, Fernández, Pérez y Amigo, 2007).
En conclusión, los resultados de este trabajo apoyan la idea de que tanto la personalidad como
el afrontamiento pueden considerarse factores de vulnerabilidad en la salud mental, y en
concreto, en los trastornos adaptativos, y que la personalidad puede influir en el afrontamiento,
probablemente determinando estilos o disposiciones más estables y consistentes de afrontar el
estrés, frente a las estrategias de afrontamiento más situacionales y que dependen menos de la
personalidad.
Las aplicaciones clínicas son evidentes, debiendo considerarse tanto la personalidad como los
recursos de afrontamiento en la valoración de aquellas personas expuestas a situaciones de
estrés significativo. Éstos parecen ser aspectos importantes para el diagnóstico de los trastornos
adaptativos y la implementación de objetivos de tratamiento, pero podrían ser incluso más
relevantes en aquellas personas que no han desarrollado problemas de salud mental. En este
sentido, existen muchos datos en la literatura que apoyan el valor de las "intervenciones en
crisis" para la prevención a largo plazo de trastornos mentales, pero desde aproximaciones y
contextos más preventivos y comunitarios, frente al anterior más psiquiátrico (para una revisión
ver Gil, 2013).
Los resultados por tanto resultan relevantes en cuanto que aportan evidencia empírica en
relación a una categoría diagnóstica controvertida y escasamente investigada, y orientan en la
construcción de guías de tratamiento que en este trastorno son muy escasas, así como en la
prevención primaria.
A pesar de lo anterior, el estudio realizado tiene algunas limitaciones que sería recomendable
corregir en estudios posteriores. En primer lugar, se trata de un estudio transversal y
correlacional por lo que no se pueden establecer relaciones de causalidad. En segundo lugar, en
cuanto a las medidas, solo se usan autoinformes retrospectivos, con los sesgos que éstos
implican. Así por ejemplo, la propia psicopatología puede influir en la autopercepción o
autodescripción que las personas hacen de su personalidad (Costa, Bagby, Herbst y McCrae,
2005). Finalmente, no se han estudiado otras variables que pueden influir en los resultados
como las características de los estresores. Además, es posible que utilizándose medidas que
incluyesen subfacetas de personalidad, y no solo dimensiones, o bien otras dimensiones de
personalidad no recogidas a través de este modelo de personalidad (como autoeficacia u
optimismo), y medidas de afrontamiento más específicas de la situación, frente a medidas
generales, se hubiesen encontrado relaciones más significativas entre las variables medidas
(Carver y Connor-Smith, 2010; Felipe y León, 2010; Rueda y Pérez-García, 2004).
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