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Miedo a salir a la calle: qué es el síndrome de la cabaña y a quién afecta



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Noticia | 06/05/2020

Si hay quienes, en cuando se permitieron las salidas por horarios, se echaron a las calles disfrutando, por fin, de un rato de paseo, hay otros que encontraron más reparos. Tras casi cincuenta días sin salir de casa, y en medio de una situación tan complicada como la crisis del coronavirus que se vive, la esperada salida no resulta para todos una idea tan placentera.


Se habla entonces del «síndrome de la cabaña», aunque es importante especificar que no se trata de una patología como tal. Es así como llamamos al fenómeno que experimentan algunas personas: tras pasar confinados tantos días, sienten miedo por volver a salir a la calle.


«Cuando hablamos del "síndrome de la cabaña", nos referimos a un estado anímico, mental y emocional que se ha estudiado en personas que, tras pasar un tiempo en reclusión forzosa, han tenido dificultades para volver a su situación previa al confinamiento», explica Sandra Isella, psicóloga del Centro Psicológico Cepsim. Este estado es el que experimentan algunas personas estos días en los que comienza la desescalada: «Se siente miedo, incluso pánico o fobia, por volver a salir a la calle; queremos quedarnos en casa, que es un lugar en el que nos sentimos seguros», explica el psicólogo Miguel Ángel Rizaldos.



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¿Por qué nos da miedo salir de nuevo a la calle?


Son varios los factores que pueden influir en que nos veamos «afectados» por este «síndrome de la cabaña». Uno de los principales es la sobreexposición que tenemos estos días a las noticias. «Vivimos una situación a largo plazo con el minuto a minuto, lo que genera incertidumbre, una sensación que deriva en miedo con mucha facilidad», apunta el psicólogo.


Aunque la información puede ayudarnos a conocer lo que ocurre y sentirnos mejor, también es un arma de doble filo. La psicóloga Sheila Estévez Vallejo explica que nos encontramos ante un problema cuando «nos quedamos en bucle dando vueltas a la información que nos llega», ya que así se «alimenta nuestra ansiedad». «Debemos equilibrar la balanza para que no sea ni lo bueno ni lo malo lo que gane protagonismo, sino la objetividad para poder llevar lo mejor posible la situación a la que se refiere», apunta la profesional.


Asimismo, es relevante destacar que, aunque se tengan allegados afectados por el Covid-19, no necesariamente se es más proclive a experimentar este miedo por la vuelta a la «normalidad». «Este "síndrome" tiene más que ver con si sufrimos ansiedad, o incluso agorafobia», apunta Miguel Ángel Rizaldos. En este caso, tiene más relevancia nuestra entereza y capacidad de resiliencia que el haber vivido experiencias negativas durante la cuarentena relacionadas con el virus.


Aun así, la psicóloga Sandra Isella comenta que quienes han pasado por vivencias difícil estos días, sí pueden sentir un incremento del temor por volver salir y añade que todos los argumentos que hemos asimilado para quedarnos en casa («El peligro está fuera y por ello debemos permanecer confinados») puede volverse en nuestra contra. «Entramos de manera repentina a esta nueva manera de vivir, y concebimos nuestra casa como el lugar seguro. Ahora continúa la incertidumbre y salir a la calle supone afrontar nuevas situaciones, lo cual puede ser difícil», asegura la profesional.


Más incidencia si vivimos solos


El haber pasado solos la cuarentena también puede pasarnos «factura» a la hora de salir. «El confinamiento, a nivel psicológico, no es fácil y tampoco saludable. Si además de encontrarnos aislados, los hemos pasado solos, esto puede aumentar nuestra vulnerabilidad», explica el psicólogo Miguel Ángel Rizaldos.


Esto ocurre ya que, al haber pasado tanto tiempo aislados, de alguna manera nos hemos «desacostumbrado al contacto como lo conocíamos hasta ahora». Apunta Sheila Estévez Vallejo, se puede pensar en salir a la calle «como algo hostil»: «Al tener que mantener un protocolo de "no contacto", no podemos ser nosotros mismos (muchas veces acostumbrados a relaciones sociales en las que los besos y abrazos tienen mucho protagonismo), con lo cual elegimos quedarnos en casa como la vía de escape ante la ansiedad, o lo que es lo mismo retroalimentamos el «síndrome de la cabaña».


El miedo: reconocerlo para anularlo


A la hora de salir, si sentimos ese miedo a volver a pisar la calle, ambos profesionales dan consejos. «Es normal sentir miedo, y reconocer esta emoción ya es un paso. La estamos regulando, no queremos hacer algo, pero somos capaces de enfrentarnos a ello», apunta Miguel Ángel Rizaldos y añade: «Si hacemos frente al miedo que sentimos, lo hacemos más pequeño». Asimismo, recuerda que no debemos forzarnos, y, si necesitamos tiempo, nuestra salida a la calle «puede ser paulatina». «El miedo nace porque nos protege, es nuestro aliado, no un enemigo», dice el psicólogo.


Por su parte, la psicóloga Sheila Estévez Vallejo destaca la importancia de «potenciar la resiliencia». Por ello, anima aceptar la situación, pero no resignarnos a ella y explica que,  «seguir haciendo las cosas aprendidas durante este confinamiento», tales como la cocina, los cursos online o escribir un diario. Estas actividades, que hemos instaurado en nuestra vida durante casi 50 días son aprendizajes adquiridos que serán clave mantener para dar sentido a esta etapa en nuestra vida una vez acabado el estado de alarma.


Vuelta progresiva a la «normalidad»


Asimismo, apunta que nos hará sentir que controlamos la situación seguir el protocolo marcado por las autoridades: «Llevar guantes, mascarillas, cumplir los horarios. . . todo esto nos ayudará a coger las riendas de la propia vida y a comenzar a vernos con nuestra gente, respetando los límites marcados, aumentando la cautela y disminuyendo la sensación de peligro».


Al igual que el Miguel Ángel Rizaldos, recomienda volver a a normalidad «a nuestro propio ritmo», escuchándonos y aceptado los pasos que se puedan dar a la velocidad que estemos listos para hacerlo. «Cada uno tenemos nuestros tiempos, ello disminuirá la ansiedad, el estrés y la frustración que conllevaría hacerlo sin sentirse preparado o siguiendo el ritmo de los demás», dice.


Sandra Isella coincide con los dos expertos: la vuelta a «nuestra vida» debe ser gradual. Para poner un ejemplo, la psicóloga dice que a partir de ahora vamos a vivir en «otro planeta», en el que nos enfrentamos a nuevas normas, hábitos y comportamientos. «Nuestro acercamiento a esta nueva vida debe ser gradual, poco a poco ir adaptándonos a una realidad que va a ser muy distinta a la que dejamos», concluye.

Fuente: ABC

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