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Más evidencia vincula la pérdida auditiva con mayor riesgo de demencia



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Noticia | 12/08/2021

Un gran estudio poblacional proporciona más evidencia de que la pérdida auditiva es un factor de riesgo potencialmente modificable para la demencia


El nuevo estudio supone un avance ya que ha utilizado una medida de la discapacidad auditiva para evaluar la capacidad de una persona para escuchar el habla en presencia de ruido de fondo. Los resultados del estudio fueron similares a los de investigaciones anteriores que vinculaban la discapacidad auditiva que utilizaba métodos más tradicionales para evaluar la audición.


El estudio actual también incluyó una población más grande que los estudios anteriores, y abordó el problema de la causalidad inversa, mostrando que la pérdida auditiva conduce a la demencia, y no al contrario.



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"Nuestros hallazgos se basan en la evidencia existente de que la discapacidad auditiva está relacionada con el desarrollo posterior de la demencia", comentó a Medscape Noticias Médicas el investigador principal, Thomas J. Littlejohns, Ph. D. , epidemiólogo principal del Departamento de Salud Poblacional de Nuffield en la Universidad de Oxford, en Oxford, Reino Unido.


"Todavía no sabemos con certeza si se trata de una asociación causal, pero diría que la evidencia de este vínculo se está acumulando, y para los pacientes que están preocupados por su audición, esta es otra razón para buscar consejo médico", destacó.


"Esta es realmente una situación en la que todos ganan, ya que hay intervenciones disponibles para mejorar la audición, que marcarán una diferencia en la calidad de vida diaria y también podrían reducir el riesgo de demencia en el futuro", agregó Littlejohns.


El estudio fue publicado en versión electrónica en Alzheimer's and Dementia el 21 de julio.


"Un objetivo prometedor"


Se estima que la demencia afecta a 50 millones de personas en todo el mundo y se espera que ese número se triplique a 150 millones en 2050.


"Pero en lugar de aceptar la demencia como parte inevitable del envejecimiento, existe una creciente evidencia de que el trastorno se puede prevenir, o al menos retrasar, en muchos casos", dijo Littlejohns.


Hasta la fecha, la prevención primaria de la demencia se ha centrado en los factores de riesgo vascular. Está empezando a surgir un nuevo interés en la discapacidad auditiva como factor de riesgo modificable para la demencia, agregó.


La discapacidad auditiva es común y aumenta con la edad. Se estima que aproximadamente dos tercios de los adultos de 75 años o más tienen un problema de audición que afecta negativamente la comunicación, señalaron los investigadores.


"Debido a que la discapacidad auditiva afecta a tantas personas, incluso si solo conduce a un pequeño aumento en el riesgo de demencia, eso podría marcar una gran diferencia en el número de casos de demencia que se desarrollan con el tiempo", agregó el especialista.


Los investigadores citan un informe de la Comisión Lancet de 2020 sobre la prevención de la demencia, en el que la pérdida auditiva se identificó como uno de los 12 principales factores de riesgo modificables. Además se estimó que si se descubría que se trataba de una relación causal, la discapacidad auditiva podría ser responsable de aproximadamente el 8 % de los casos de demencia.


"La discapacidad auditiva es un objetivo particularmente prometedor para la prevención de la demencia debido a la amplia disponibilidad de intervenciones rentables. Sin embargo, el tratamiento varía según la causa de la discapacidad auditiva y es importante comprender qué formas de discapacidad están asociadas con el riesgo de demencia", escribieron los investigadores.


Estudios anteriores que relacionan la discapacidad auditiva con la demencia han utilizado la audiometría de tonos puros, que mide la sensibilidad auditiva en un entorno controlado y silencioso. El estudio actual utilizó una medida diferente, conocida como "habla en ruido", que evalúa la capacidad de escuchar el habla en un entorno ruidoso.


"Esta es otra medida de la discapacidad auditiva que puede reflejar con mayor precisión la experiencia en la vida cotidiana, ya que evalúa cómo alguien sigue una conversación, procesa información y distingue el habla en medio del ruido de fondo, como escuchar un anuncio en una estación de tren o tener una conversación en una fiesta", explicó Littlejohns.


Para el estudio los investigadores utilizaron datos de la cohorte del Biobanco del Reino Unido basada en la población. Los participantes en el estudio actual tenían 60 años o más y no tenían demencia al inicio del estudio. Se sometieron a investigaciones intensivas al inicio del estudio entre 2009 y 2013, que incluyeron pruebas de audición del habla en el ruido. Su audición se clasificó como normal, insuficiente o pobre.


Los participantes tuvieron seguimiento durante una mediana de 10 años para el desarrollo de la demencia, que se capturó a través de la vinculación a los registros electrónicos de pacientes hospitalizados y de fallecimiento.


Los resultados mostraron que después del ajuste por factores sociodemográficos, de estilo de vida y relacionados con la salud, tanto la audición del habla en ruido insuficiente como la deficiente se asociaron con riesgo significativamente mayor de demencia.


La mala audición se relacionó con aumento del 61 % en la demencia (hazard ratio [HR]: 1, 61; IC 95 %: 1, 41 a 1, 84), y la audición insuficiente se relacionó con aumento del 91 % (HR: 1, 91; IC 95 %: 1, 55 a 2, 36) en relación con la audición normal.


¿Sesgo de causalidad inversa?


Una preocupación clave en los estudios que investigan los factores de riesgo de la demencia es el sesgo de causalidad inversa. La patología de la demencia progresa varios años antes de que se diagnostique la demencia, y esta progresión puede afectar otras medidas físicas y de comportamiento. La demencia preclínica podría afectar negativamente el rendimiento en una prueba de audición o procesamiento sensorial, lo que a su vez estaría asociado con un futuro diagnóstico de demencia.


Para abordar esto, investigaron si las asociaciones diferían según la duración del periodo de seguimiento o después de la exclusión de los participantes con salud autoinformada deficiente o regular al inicio del estudio. Los investigadores asumieron que si la causalidad inversa era una fuente importante de sesgo, cualquier asociación observada se debilitaría durante periodos de seguimiento más prolongados o si el estudio se limitaba a una muestra de participantes sanos.


Los investigadores encontraron que las asociaciones eran similares a los hallazgos principales durante periodos de seguimiento más prolongados, y cuando se excluyó a los participantes con salud autoinformada deficiente o regular.


"Como la demencia es un proceso lento que puede comenzar años antes de que los síntomas se hagan evidentes, es difícil saber si la pérdida auditiva precedió al inicio de la demencia o viceversa. No encontramos ninguna evidencia sólida de causalidad inversa en este estudio, pero todavía no puedo descartarlo por completo. Idealmente necesitaríamos un seguimiento aún más prolongado de 15 a 20 años para comprender realmente este problema", señaló Littlejohns.


Los investigadores también examinaron la posibilidad de que las asociaciones observadas entre la discapacidad auditiva y la demencia puedan estar mediadas por otros factores, como el aislamiento social y la depresión.


Descubrieron que el porcentaje de exceso de riesgo mediado por síntomas depresivos y aislamiento social combinados era solo del 2, 5 % para audición insuficiente y del 6, 5 % para audición deficiente, lo que sugiere que estos dos factores no median sustancialmente la asociación entre la audición medida por el habla en el ruido, deterioro y demencia.


Se necesita más investigación para establecer si la asociación entre la discapacidad auditiva y la demencia es causal, señalaron los investigadores.


"Si la discapacidad auditiva para entender el habla en ruido es un factor de riesgo modificable para la demencia, esto puede tener implicaciones importantes para el diseño y la implementación de intervenciones para tratar la discapacidad auditiva relacionada con la edad y prevenir la demencia", escribieron.


"Se justifica mayor evaluación de la asociación entre la discapacidad auditiva para entender el habla en ruido y la demencia en grandes estudios prospectivos con la medición simultánea de entender el habla en ruido y la discapacidad auditiva de tonos puros", añadieron.


Los expertos opinan


Al comentar sobre el estudio para Science media Center, el Dr. Jason Warren, profesor de neurología en el UCL Queen Square Institute of Neurology, en Londres, Reino Unido, destacó que el aparente vínculo entre la pérdida auditiva y la demencia es preocupante y desconcertante.


Este nuevo estudio oportuno aporta una pieza importante al rompecabezas. La evidencia de una de las cohortes más grandes de personas mayores reunidas hasta ahora sugiere que la capacidad reducida para comprender el habla con ruido de fondo conlleva riesgo sustancialmente mayor de desarrollar demencia.


"Al centrarse en un aspecto crucial de la comunicación diaria, este trabajo plantea implicaciones de gran alcance sobre cómo evaluamos y manejamos el riesgo de demencia y deficiencia auditiva. Escuchamos con nuestros cerebros no menos que con nuestros oídos", agregó el Dr. Warren.


También comentando para Science media Center, el Dr. David Curtis, profesor honorario del UCL Genetics Institute del University College London, en Londres, Reino Unido, quien expresó cautela sobre la idea de que el uso de audífonos puede reducir el riesgo de demencia en el futuro.


Los propios autores afirman que si los problemas de audición son una característica de la demencia preclínica temprana, se podría observar mayor riesgo de demencia dentro de los 3 años posteriores a la aparición de los problemas de audición, pero menos después de 9 años.


"De hecho, esto es exactamente lo que vemos. Aunque los números involucrados son pequeños, son consistentes con la noción de que los problemas de audición pueden ser un síntoma de demencia temprana, pero no causan demencia. Si este es el caso, proporcionar a las personas audífonos o intervenciones similares no garantiza que reduzcan su riesgo de demencia".


El Dr. Curtis señaló que es muy plausible que experimentar problemas para discernir el habla en un ambiente ruidoso "podría ser un síntoma temprano de demencia, porque esta tarea requiere habilidades computacionales extraordinarias dentro del cerebro".


Sin embargo, destacó que estos problemas son muy comunes a medida que las personas envejecen y no deben tomarse en sí mismos como una señal preocupante de que la demencia es inminente.


"Por otro lado, es bastante difícil ver cómo los problemas de audición podrían afectar los mecanismos de degeneración neuronal y pérdida celular, que en última instancia, pueden manifestarse en un diagnóstico de demencia. Por tanto, si bien este estudio confirma que las afecciones están asociadas entre sí, no estoy convencido de que establezca una relación causal entre los problemas de audición y la demencia", finalizó el Dr. Curtis.


La investigación fue financiada por subvenciones de la Beca William Georgetti (Universities New Zealand), la Facultad de Medicina de Otago (University of Otago), el Departamento de Salud de la Población de Nuffield (University of Oxford) y la Fundación Claus y Margrit Langbehn. Los autores y comentaristas han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.



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Fuente: Univadis
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