Asistimos, desde los años 60, a una profunda transformación en la atención a las personas con enfermedad mental; a partir de esta fecha, los movimientos de reforma realizaron de modo más o menos simultáneo dos operaciones: el desmantelamiento de los hospitales psiquiátricos y el paso del núcleo de la atención a la comunidad. Tal y como reconoce C. Vázquez (2001): ?en la tarea de construcción del horizonte y de las herramientas de la rehabilitación está entreverado un proceso paralelo de desconstrucción. Una desconstrucción que, irónicamente, no es solo física sino también conceptual derribando viejos mitos y modelos de actuación. En cuanto a la desconstrucción física conviene no olvidar que (. . . ) el proceso de desinstitucionalización o, mejor dicho, desmanicomización, es imparable?. ?A esta desconstrucción institucional habría que añadir un necesario elemento crítico de desconstrucción conceptual? (Vázquez, C. , 2001).
Es en ese contexto donde comienzan a participar profesiones que hasta el momento habían estado alejadas de los procesos de intervención con este colectivo de personas: terapeutas, monitores de todo tipo, pedagogos, educadores, animadores comienzan a repartirse el espacio profesional ligado a la psiquiatría y a la salud mental. Ese proceso de participación profesional va a estar condicionado por la práctica y por su perspectiva en el desarrollo de otras profesiones, condicionada por diversos factores sociopolíticos y por el respeto a los de/a los límites que se van estableciendo y a la propia configuración interna de la profesión. Obviamente la identidad misma de los diferentes profesionales se configura históricamente en interacción con otras disciplinas ?distribuyéndose espacios profesionales- y dentro de un marco sociopolítico e institucional (López Aróstegui, 1995). Educadores Sociales, Terapeutas Ocupacionales, Pedagogos y Enfermeras comparten, en muchas ocasiones, modelos conceptuales comunes que pueden provocar confusión a la hora de utilizar (y cómo) diversas técnicas y estrategias de intervención con las personas con las que desempeñan su labor profesional. Deseamos en esta mesa profundizar en la visión que las disciplinas profesionales anteriores tienen acerca de la ACTIVIDAD y de su utilización en el ámbito de la psiquiatría y la salud mental.
Resumen
Asistimos, desde los años 60, a una profunda transformación en la atención a las personas con enfermedad mental; a partir de esta fecha, los movimientos de reforma realizaron de modo más o menos simultáneo dos operaciones: el desmantelamiento de los hospitales psiquiátricos y el paso del núcleo de la atención a la comunidad. Tal y como reconoce C. Vázquez (2001): “en la tarea de construcción del horizonte y de las herramientas de la rehabilitación está entreverado un proceso paralelo de desconstrucción. Una desconstrucción que, irónicamente, no es solo física sino también conceptual derribando viejos mitos y modelos de actuación. En cuanto a la desconstrucción física conviene no olvidar que (. . . ) el proceso de desinstitucionalización o, mejor dicho, desmanicomización, es imparable”. “A esta desconstrucción institucional habría que añadir un necesario elemento crítico de desconstrucción conceptual” (Vázquez, C. , 2001). Es en ese contexto donde comienzan a participar profesiones que hasta el momento habían estado alejadas de los procesos de intervención con este colectivo de personas: terapeutas, monitores de todo tipo, pedagogos, educadores, animadores comienzan a repartirse el espacio profesional ligado a la psiquiatría y a la salud mental. Ese proceso de participación profesional va a estar condicionado por la práctica y por su perspectiva en el desarrollo de otras profesiones, condicionada por diversos factores sociopolíticos y por el respeto a los de/a los límites que se van estableciendo y a la propia configuración interna de la profesión. Obviamente la identidad misma de los diferentes profesionales se configura históricamente en interacción con otras disciplinas –distribuyéndose espacios profesionales- y dentro de un marco sociopolítico e institucional (López Aróstegui, 1995). Educadores Sociales, Terapeutas Ocupacionales, Pedagogos y Enfermeras comparten, en muchas ocasiones, modelos conceptuales comunes que pueden provocar confusión a la hora de utilizar (y cómo) diversas técnicas y estrategias de intervención con las personas con las que desempeñan su labor profesional. Deseamos en esta mesa profundizar en la visión que las disciplinas profesionales anteriores tienen acerca de la ACTIVIDAD y de su utilización en el ámbito de la psiquiatría y la salud mental.
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