La pandemia ha provocado una mayor demanda de los servicios de salud mental. El aislamiento, la soledad y el miedo han agudizado estos trastornos.
El día en que el coronavirus entró a formar parte de nuestra vida, no solo se deterioró nuestra salud. También comenzaron a agudizarse algunas enfermedades de salud mental. ansiedad, miedo y estrés crónico son algunas de las patologías más frecuentes y que más han afectado a la población española, especialmente a las personas mayores, los de mediana edad, jóvenes y a los colectivos en riesgo de exclusión, según confirman los psicólogos y médicos de atención Primaria consultados por ABC.
En general, los profesionales creen que la situación provocada por la pandemia del coronavirus ha desembocado en la aparición de enfermedades relacionadas con la salud mental. Según los datos ofrecidos por los expertos, una de cada cinco personas ha sentido mucha ansiedad y tristeza, y algunos no han sido capaces de controlar las preocupaciones, especialmente los mayores, las mujeres y los más jóvenes, a causa del estrés generado por el Covid y al miedo a ser contagiado y no ver el futuro con optimismo.
La psicóloga clínica Beatriz Vallejo Sánchez, que forma parte del equipo de Coordinación de Salud Mental del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam), ha explicado que el 15% de la población ha tenido ataques de ansiedad desde que comenzó la pandemia, una cifra que se duplica en jóvenes de 18 a 24 años. Más del 50% se ha sentido cansado; y un 40% tiene problemas de sueño. Además, tienen complicaciones alimentacias, irritabilidad, falta de concentración e incremento en el consumo de alcohol.
Por su parte, la psicóloga y psicoterapeuta Inmaculada Jiménez Rodríguez, miembro de la junta directiva de la Asociación psicología Abierta en Acción Castilla-La Mancha, ha afirmado que las secuelas se han agudizado a raíz del confinamiento. La soledad, la tristeza y los duelos difíciles que han tenido que vivir muchas familias, al no haber podido acompañar y despedir a sus seres queridos, «ha provocado que estemos fatigados, cansados y desmotivados ante la situación social y económica actual», dice la psicóloga, que insiste en que la inestabilidad y la precariedad laboral y económica han influido en la aparición de problemas psicológicos entre la población.
Además, Inmaculada Jiménez ha reconocido que aquellas personas que ya sufrían trastornos mentales han visto cómo se agudizaron por la pandemia y están sufriendo importantes recaídas. «Todo ello es la punta del iceberg de un deterioro de salud mental que ya se ha sentido y desafortunadamente seguirá aumentando», ha matizado.
Los más afectados
Noemí Pérez Villaverde, médica de atención Primaria en el Centro de salud de Santa María de Benquerencia, ha señalado a ABC que el coronavirus ha afectado principalmente a las personas mayores, lo que ha provocado un deterioro en su estado físico, sobre todo a nivel motor. «Esto se debe a que se han visto obligados a abandonar sus rutinas diarias. Por ejemplo, salir a comprar, los paseos diarios, lo que ha limitado su vida al ámbito de su vivienda».
Sin duda —afirma la médico—, lo más grave es que ha empeorado su estado emocional porque dejaron de jugar con sus nietos, comer con sus hijos, echar una partida de cartas en los centros y charlar con los amigos en el banco del parque. «A esto se suma el miedo a enfermar, porque saben que son un grupo vulnerable. Aún así, sorprende su capacidad de adaptación y resiliencia», ha remarcado Noemí Pérez.
De su parte, el médico de atención Primaria Raúl Calvo Rico —que atiende a pacientes de los pueblos de Camarenilla y Arcicóllar— ha indicado que los colectivos más afectados por la pandemia del Covid-19 han sido todas aquellas personas que han seguido trabajando, como pueden ser los sanitarios, bomberos, policías, protección civil y los que trabajan en todas las áreas esenciales para la sociedad.
Ante esta situación, el doctor Raúl Calvo (que ocupa el cargo de Secretario General del Colegio Oficial de Toledo) recuerda que lo que más le ha impresionado durante este año largo de pandemia ha sido la rapidez con la que algunos de sus pacientes se contagiaban y empeoraban en pocas horas y entraban a la UCI. «Para mí eso ha sido lo más duro y lo que más miedo me ha provocado. No sabíamos cómo iba a evolucionar en las siguientes 12 horas», ha recordado.
También —ha confesado este médico de atención Primaria— lo más difícil de asumir para los profesionales sanitarias ha sido la dureza con la que se han ido muchos de esos pacientes. «En soledad, en un cuarto de hospital, en una residencia. El no poder tener contacto en los últimos momentos es algo que nos va a dejar heridas y secuelas para siempre», ha sentenciado. Esa situación y la falta de duelo, de no poder despedir a sus seres queridos, ha empeorado la salud mental de muchas familias.
Además, ha explicado el doctor Raúl Calvo, si a todo esto se une que muchos colectivos han tenido que trabajar sin descanso durante este año, la sobrecarga emocional y la posibilidad de sufrir trastorno de estrés postraumático aumentan exponencialmente. Y ha puntualizado que factores como la inestablidad, la precariedad laboral y económica tienen una destacada importancia en la aparición de problemas psicológicos.
Desigualdad social
En lo que coinciden estos profesionales es en que el Covid-19 ha agudizado las diferencias sociales que ya existían ante de esta pandemia. El médico Raúl Calvo se muestra totalmente convencido de que este año de coronavirus las ha aumentado considerablemente. «Nos preocupa muchísimo que haya colectivos menos favorecidos en la sociedad, especialmente los que no tienen recursos, que viven en la calle y que carecen de una casa, de electricidad y que han vivido el aislamiento pasando hambre. Eso nos parece que es extremadamente preocupante, grave y muy triste», ha sentenciado.
Desde su punto de vista, el Gobierno central y las comunidades autónomas tienen que adoptar medidas urgentes para revertir esta situación y que los colectivos en riesgo de exclusión social tengan acceso a una vivienda y a medios económicos que garanticen una mejora en su calidad de vida.
Por su parte, la psicóloga Beatriz Vallejo ha reterado que la pandemia no ha afectado a todos del mismo modo, sino que se han visto más expuestas las personas con más desventajas sociales, con una vulnerabilidad previa, tanto en la salud como en su económía.
Ha considerado que durante la pandemia se ha visto que la incidencia de coronavirus ha sido mayor en los barrios más populares, en hogares de menor tamaño y en aquellas personas que tenían trabajos más precarios y que se han visto obligados a coger el transporte público, viéndose cada día más expuestos a situaciones de riesgo. Ante este panorama, reclama que las políticas públicas, tanto en el ámbito sanitario, económico y social, jueguen un papel fundamental para no ampliar esa vulnerabilidad y desigualdad «que ya estamos viviendo», ha explicado Vallejo.
Finalmente, Inmaculada Jiménez ha insistido en que los colectivos en riesgo de exclusión son los más afectados. La falta de recursos económicos limita que puedan acceder a una serie de bienes necesarios, entre ellos el poder acceder a una consulta de salud mental.
Y ha vaticinado que las personas sin contrato, las que tienen contratos precarios, los que están en un ERTE, los autónomos y los empresarios que han tenido que cerrar sus negocios serán los que no podrán acceder a las ayudas y la brecha social será aún más grande.
Los niños y jóvenes, los más vulnerables a padecer trastornos mentales
Los niños y adolescentes son una población especialmente vulnerable al desarrollo de trastornos de salud mental en esta pandemia, asegura Beatriz Vallejo. Según los resultados de la última encuesta CIS, más del 50% de padres o madres con hijos menores han notado cambios en su manera de ser.
Cambios de humor constantes (el 43%), del sueño (el 30%), en la alimentación (23%) son algunos de los más destacados, afirma Beatriz Vallejo. También están más irritables (casi el 78% de casos), más retraídos (el 46% de casos), con negativa a salir a la calle (cerca de un 40%) o al colegio (el 11%). Aunque muchos de estos síntomas pueden resultar leves, en muchos casos han sido calificados como de importancia moderada (20%) o grave (10%).
Por otro lado, en la población joven la pandemia ha tenido especial repercusión. Les han afectado las restricciones con respecto a los contactos sociales, la falta de relaciones durante este año, y tener menos recursos emocionales para afrontar las situaciones adversas.