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La neurodegeneración complica la atención psiquiátrica en la enfermedad de Parkinson



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Noticia | 07/07/2021

El tratamiento de la depresión y la ansiedad en pacientes con enfermedad de Parkinson debería comenzar con una revisión de la medicación e implicar la atención multidisciplinaria, de acuerdo con un resumen reciente de los datos disponibles.


"La depresión y la ansiedad tienen relación compleja con la enfermedad y aunque se desconoce el mecanismo exacto de esta asociación, las dos alteraciones se presentan con mayor prevalencia en el curso de la enfermedad, y cuando se presentan a edad más temprana aumentan casi dos tantos el riesgo de enfermedad de Parkinson", afirmaron el Dr. Gregory M. Pontone, de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Estados Unidos, y sus colaboradores, en American Journal of Geriatric Psychiatry.


Son escasos los estudios aleatorizados que orienten sobre el tratamiento de la ansiedad y la depresión en pacientes con enfermedad de Parkinson. Sin embargo, datos de un estudio longitudinal demostraron que pacientes con enfermedad de Parkinson cuya depresión remitía de forma espontánea o respondían al tratamiento no podían lograr un nivel de función similar al de los pacientes con enfermedad de Parkinson nunca deprimidos, expresaron el Dr. Pontone y sus colaboradores.



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Los investigadores ofrecieron un par de algoritmos de tratamiento que orientan a los médicos en el tratamiento de la depresión y la ansiedad en pacientes con enfermedad de Parkinson. Sin embargo, una advertencia que hay que tener presente es que "el beneficio de los fármacos antidepresivos, utilizados para tratar la depresión o la ansiedad, puede frustrarse cuando no se tratan de manera óptima los síntomas motores", resaltaron los investigadores.


En el caso de la depresión, los investigadores recomendaron comenzar con algunos análisis de laboratorio; "como mínimo recomendamos verificar un hemograma completo, un panel metabólico, hormona estimulante de la tiroides, B12 y ácido fólico", señalaron. Recomendaron un antidepresivo, terapia cognitivo-conductual, o ambos, como tratamiento de primera línea, por ejemplo, monoterapia con inhibidores selectivos de la recaptación de noradrenalina o inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina. Aconsejaron ajustar la monoterapia seleccionada a una dosis eficaz mínima durante un periodo de dos a tres semanas para evaluar la respuesta.


"Recomendamos continuar el tratamiento antidepresivo durante un mínimo de un año en base a los estudios realizados en poblaciones sin enfermedad de Parkinson y la experiencia clínica anecdótica. Si no hay remisión a un año se debe considerar continuar el tratamiento o aumentarlo para mejorar la respuesta", dijeron los investigadores.


Basándose en lo criterios actuales del quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), hasta un tercio de los pacientes con enfermedad de Parkinson tiene un trastorno de ansiedad no especificado, afirmaron los investigadores, y recomendaron utilizar las escalas para evaluar la ansiedad con el fin de diagnosticar este problema en pacientes con enfermedad de Parkinson. "Dada la alta prevalencia de síndromes de ansiedad atípicos en la enfermedad de Parkinson y su potencial relación con síntomas motores y no motores, es indispensable la colaboración con el neurólogo para lograr control óptimo de la enfermedad de Parkinson como un primer paso para aliviar la ansiedad", resaltaron.


Los investigadores también recomendaron abordar los trastornos concomitantes, como enfermedades cardiovasculares, dolor crónico, diabetes, problemas digestivos, hipertiroidismo y enfermedades pulmonares, todos los cuales pueden asociarse con ansiedad. Una vez que se abordan los trastornos concomitantes, recomiendan tener cautela, dada la falta de pruebas de eficacia de los tratamientos farmacológicos y no farmacológicos de la ansiedad en pacientes con enfermedad de Parkinson. Sin embargo, el tratamiento de primera línea para la ansiedad podría incluir monoterapia con inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina o inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.


Los pacientes con enfermedad de Parkinson, depresión y ansiedad también se benefician de intervenciones no farmacológicas, como ejercicio, atención plena (mindfulness), terapia de relajación y psicoterapia cognitivo-conductual, afirmaron los investigadores.


Aunque el algoritmo puede no diferir significativamente de los protocolos de tratamiento actuales, resalta aspectos que competen solo a los pacientes con enfermedad de Parkinson. En particular, el algoritmo muestra "que las intervenciones utilizadas para tratar síntomas motores, por ejemplo, agonistas de dopamina, pueden ser muy potentes para el estado de ánimo de la población con enfermedad de Parkinson, y las estrategias de aumento, como antipsicóticos y litio, pueden no ser bien toleradas por su riesgo excesivo de efectos adversos en la enfermedad de Parkinson", añadieron.


"Aunque no cabe esperar que un artículo de esta clase aborde la brecha de conocimiento sobre la eficacia comparativa de las intervenciones, puede orientar a los lectores acerca de las mejores estrategias para la implementación y la reducción del riesgo en la enfermedad de Parkinson, básicamente enfocarse más en la eficacia", concluyeron.

Fuente: Univadis
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