El DSM-IV-TR define a los trastornos disociativos como aquellos trastornos en los que se utiliza el mecanismo de defensa de la disociación. Dentro de ellos se encuentran: la amnesia disociativa; la fuga disociativa; el trastorno disociativo de la identidad o el trastorno de la personalidad múltiple, el trastorno de despersonalización y el trastorno disociativo no especificado.
Los trastornos disociativos son un grupo de condiciones psiquiátricas caracterizadas por una desconexión y falta de continuidad entre pensamientos, memorias, entorno, acciones y la propia identidad. Esta disociación se utiliza como mecanismo de defensa ante el estrés o trauma, permitiendo a la persona distanciarse de experiencias que son demasiado dolorosas para integrar con su conciencia normal. Los trastornos disociativos pueden afectar significativamente la vida cotidiana y el funcionamiento de quien los padece.
Tipos Principales de Trastornos Disociativos
Trastorno de Identidad Disociativo (TID), anteriormente conocido como trastorno de personalidad múltiple: Se caracteriza por la presencia de dos o más identidades o estados de personalidad distintos que controlan alternativamente el comportamiento de la persona, acompañados de la incapacidad para recordar información personal importante.
Amnesia Disociativa: Se caracteriza por la incapacidad para recordar información personal importante, generalmente de un tipo traumático o estresante, que no se explica por el olvido ordinario. Los episodios de amnesia pueden ser específicos para eventos particulares o generalizados, abarcando períodos de vida más extensos.
Trastorno de Despersonalización/Desrealización: Implica una experiencia persistente o recurrente de sentirse separado de uno mismo (despersonalización) o de sentir que el entorno es irreal o distante (desrealización), mientras se mantiene la conciencia de esta alteración.
Otros Trastornos Disociativos Especificados (TDE) y No Especificados (TDNE): Estas categorías se utilizan para los síntomas disociativos que no cumplen con los criterios completos para los trastornos disociativos específicos mencionados anteriormente pero que causan angustia significativa o deterioro en el funcionamiento social, laboral u otras áreas importantes.
Causas
Los trastornos disociativos a menudo se desarrollan como una reacción a un trauma y sirven como un mecanismo de afrontamiento para ayudar a una persona a lidiar con el estrés o el dolor. Los factores de riesgo incluyen experiencias traumáticas, como abuso físico o sexual durante la infancia, guerras, secuestros, torturas, desastres naturales, y accidentes graves, entre otros.
Diagnóstico
El diagnóstico de los trastornos disociativos se basa en una evaluación clínica detallada, que incluye la historia clínica del paciente y una discusión de los síntomas actuales. Los criterios diagnósticos del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) se utilizan como guía.
Tratamiento
El tratamiento para los trastornos disociativos puede incluir terapia psicológica, medicación y apoyo educativo:
Terapia Psicológica: La terapia cognitivo-conductual (TCC), la terapia de procesamiento cognitivo y la terapia enfocada en el trauma son comúnmente utilizadas. La terapia psicodinámica también puede ser beneficiosa.
Medicación: No hay medicamentos específicos para tratar los trastornos disociativos en sí, pero pueden usarse para tratar síntomas coexistentes como la depresión y la ansiedad.
Educación y Apoyo: Ayudar a los pacientes y a sus familias a entender la naturaleza de los trastornos disociativos y las estrategias de afrontamiento puede ser muy útil.La recuperación de un trastorno disociativo es un proceso gradual y a menudo requiere el tratamiento de traumas subyacentes.
Con un tratamiento adecuado, muchas personas pueden mejorar significativamente su capacidad para funcionar y llevar una vida más plena.