El uso de animales de apoyo emocional produce reducciones cuantificables en la puntuación de depresión, ansiedad y soledad de los pacientes con enfermedades mentales graves que viven solos, sugiere una investigación preliminar.
Los investigadores realizaron seguimiento a 11 adultos con enfermedades mentales graves que vivían en la comunidad y que fueron asignados a un perro o gato de refugio durante un año. La sintomatología de depresión, ansiedad y soledad de los participantes se evaluó al inicio del estudio y 12 meses después de recibir su animal de apoyo emocional.
En visitas domiciliarias regulares durante el estudio, los participantes también se sometieron a pruebas de saliva antes de jugar con sus mascotas y después de 10 minutos de interacción agradable con estas, para evaluar los niveles de oxitocina, biomarcador asociado con los vínculos afectivos, así como de cortisol y alfa amilasa, que son marcadores de estrés.
Se encontraron reducciones significativas en la puntuación de ansiedad, depresión y soledad entre el inicio y los 12 meses para todos los participantes. Además se observó un patrón de aumento en los niveles de oxitocina y disminución en los niveles de cortisol después de 10 minutos de interacción con el animal de apoyo emocional, pero el grado de cambio no alcanzó la significancia estadística.
"Aunque este fue un pequeño estudio piloto y los hallazgos son correlacionales, en lugar de causales, podemos decir, a partir del autoinforme de este grupo de participantes y de los datos recopilados, que tener un animal de apoyo emocional fue beneficioso para su salud mental", indicó a Medscape Noticias Médicas la autora principal, Janet Hoy-Gerlach, L. I. S. W-S. , Ph. D. , profesora de trabajo social en la Universidad de Toledo, en Toledo, Estados Unidos.
"Creemos que estos datos son una sólida justificación para realizar estudios adicionales, y esperamos que sean un catalizador para futuras investigaciones con muestras más grandes y metodología más rigurosa", comentó Hoy-Gerlach, autora de Human-Animal Interaction: A Social Work Guide, publicada por NASW Press en 2017.
Interacciones cotidianas
Un animal de apoyo emocional es un "animal de compañía (mascota) que ayuda a disminuir el impacto relacionado con la discapacidad de una persona a través de la presencia del animal y las interacciones cotidianas", escribieron los autores.
A diferencia de los animales de servicio, que realizan funciones específicas, los animales de apoyo emocional "brindan beneficios que caen en las mismas dimensiones que los beneficios de las mascotas (físicos, sociales, emocionales y psicológicos) y hay investigaciones que respaldan el papel que los animales pueden desempeñar en cada una de estas áreas", destacó Hoy-Gerlach.
Los animales de apoyo emocional no requieren formación especial. Todo lo que se necesita es una carta de un profesional médico o de salud mental que indique "que el individuo cumple con la definición de 'discapacidad' bajo la ley Fair Housing Act, y que un animal de compañía es una medida necesaria para disminuir la incapacidad y debe permitirse en edificios donde normalmente no se permiten mascotas", señaló.
Actualmente no existe ninguna investigación revisada por pares que se enfoque explícitamente en el impacto de los animales de apoyo emocional en las personas con enfermedades mentales graves. Para estudiar esto, los investigadores recurrieron al Hope and Recovery Pet Program, asociación comunitaria entre Universidad de Toledo, la Toledo Humane Society y ProMedica, un gran sistema de atención médica regional sin fines de lucro con sede en Toledo, que une a personas que viven en la comunidad que tienen depresión y/o ansiedad con animales de refugio que requieren adopción. El programa paga los alimentos para mascotas, los suministros y la atención veterinaria para quienes no pueden pagarlos.
Los participantes (n = 11; edad promedio: 53, 67 años; 78 % integrado por mujeres) fueron reclutados del programa HARP, y debían estar psiquiátricamente estables, tener vivienda estable, vivir solos, estar en riesgo de aislamiento social, tener bajos ingresos, estar sobrios y no tener antecedentes de violencia. Sus diagnósticos principales fueron trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar y trastorno esquizoafectivo (63 %, 18 % y 18 %, respectivamente).
Seis participantes adoptaron un gato y cinco adoptaron un perro
Antes de la adopción del animal de apoyo emocional y a los 12 meses, los participantes completaron el inventario de depresión de Beck (BDI), el inventario de ansiedad de Beck (BAI) y la escala de Soledad de UCLA Versión 3.
Antes de la adopción del animal de apoyo emocional y a los 1, 3, 6, 9 y 12 meses, los investigadores recolectaron muestras de saliva de los participantes al comienzo de la visita domiciliaria y después de 10 minutos de "interacción agradable enfocada" con el animal de apoyo emocional. Se analizó la saliva para detectar oxitocina, alfa amilasa y cortisol.
Motivación, confort, calma
Los investigadores encontraron disminuciones estadísticamente significativas en las puntuaciones de la escala de Soledad de UCLA desde antes de tener al animal de apoyo emocional (media [desviación estándar]: 59, 20 [9, 47]) a 12 meses (49, 90 [13, 66]; p= 0, 004). El coeficiente estadístico eta-cuadrado (0, 62) indicó tamaño del efecto grande.
Para 18 de los 20 ítems de la escala de soledad, los valores medios fueron menores después de la intervención que antes de la intervención. De estos, cuatro fueron estadísticamente significativos.
También se observó disminución estadísticamente significativa en las puntuaciones totales del inventario de depresión de Beck desde antes de tener al animal de apoyo emocional hasta los 12 meses (21, 09 [8, 43] a 14, 64 [7, 03], respectivamente; p= 0, 03). El coeficiente estadístico eta-cuadrado (0, 41) indicó tamaño del efecto grande.
De los 21 ítems del inventario de depresión de Beck, el valor medio fue menor para 19 después de la intervención. De estos, cinco fueron estadísticamente significativos.
De manera similar, se encontró disminución estadísticamente significativa en la puntuación del inventario de ansiedad de Beck desde antes de recibir al animal de apoyo emocional hasta los 12 meses (23, 55 [9, 81] a 17, 73 [11, 79]; p= 0, 049). El estadístico eta-cuadrado (0, 36) indicó tamaño del efecto grande, aunque no hubo cambios estadísticamente significativos en las puntuaciones de los ítems individuales.
Los investigadores encontraron "patrones observables" de disminución de cortisol y aumento de oxitocina después de las interacciones agradables de 10 minutos con el animal de apoyo emocional. El mayor aumento de oxitocina ocurrió a los 12 meses; sin embargo, estas mejoras no alcanzaron la significancia estadística.
Los participantes ofrecieron declaraciones abiertas sobre el impacto positivo de su animal de apoyo emocional en su salud mental, dijo Hoy-Gerlach. "Por ejemplo, describieron sentirse motivados para cuidarse mejor porque su animal de apoyo emocional los necesitaba. Algunos describieron sentirse 'reconfortados', distraídos de los síntomas, aliviados y calmados".
"Definitivamente hay un lugar para los animales de apoyo emocional, especialmente con la salud mental después de una pandemia, cuando necesitamos todos los recursos que podamos para aquellos que pueden beneficiarse", agregó.
Salud mental pospandemia
Al comentar sobre el estudio para Medscape Noticias Médicas, la Dra. Christine Crawford, maestra en salud pública, profesora asistente de psiquiatría en la Boston University School of Medicine, en Boston, Estados Unidos, observó que los animales de apoyo emocional "no están en el radar de muchos médicos y que muchos los médicos no conocen la evidencia que respalda su uso o lo que implica tener una mascota de apoyo emocional".
"Necesitamos educarnos sobre qué otras opciones están disponibles para brindar alivio sintomático a los pacientes además de las formas tradicionales de tratamiento, como fármacos y terapia. Incluso un poco de alivio es importante, y tener una mascota de apoyo emocional es una buena opción", destacó la Dra. Crawford, directora médica asociada de la National Alliance on Mental Illness, que no participó en el estudio.