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Nivel cultural en enfermos con demencia tipo Alzheimer.

Autor/autores: Mª Y. Vellisca
Fecha Publicación: 01/03/2008
Área temática: Neurocognitivos, Trastornos neurocognitivos .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

La reserva cognitiva es un mecanismo que vincula los niveles educativos bajos con un riesgo mayor de padecer un proceso neurodegenerativo. Diversos estudios muestran que la demencia tipo Alzheimer, en adelante DTA, es más frecuente en sujetos con un menor nivel educativo.

Sin embargo, otros estudios han encontrado datos que contradicen esta hipótesis. Nuestro objetivo es comprobar si los sujetos diagnosticados de DTA tienen un menor nivel cultual, lo que teóricamente se relacionaría con una menor reserva cognitiva.

Palabras clave: alzheimer


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Nivel cultural en enfermos con demencia tipo Alzheimer.

Vellisca, Mª. Y. ; Latorre, J. I. ; Quintanilla, M. A. ; García, M. A. ; Lliteras, M. ; Soro, P.

La reserva cognitiva es un mecanismo que vincula los niveles educativos bajos con un riesgo mayor de padecer un proceso neurodegenerativo. Diversos estudios muestran que la demencia tipo Alzheimer, en adelante DTA, es más frecuente en sujetos con un menor nivel educativo. Sin embargo, otros estudios han encontrado datos que contradicen esta hipótesis. Nuestro objetivo es comprobar si los sujetos diagnosticados de DTA tienen un menor nivel cultual, lo que teóricamente se relacionaría con una menor reserva cognitiva.

Introducción

La DTA, es una entidad de carácter neurodegenerativo que desde una óptica clínica se caracteriza por el deterioro progresivo de diversas funciones tanto cognitivas como conductuales (Hannay, Howieson, Loring, Fischer y Lezak, 2004). Los síntomas más comunes que se manifiestan a lo largo de dicha enfermedad son la pérdida de memoria, dificultades en el razonamiento abstracto y en la resolución de problemas, déficits visuoespaciales, trastornos del lenguaje, trastornos de la ejecución motora, incapacidad para el reconocimiento de estímulos, síntomas motores y neuropsiquiátricos (Cuadrado y Dobato, 2006).

La DTA, es la más común de las demencias. Su prevalencia se calcula en torno al 5 % a los 65 años, con un cierto incremento a partir de dicha edad. Así se han dado cifras de hasta el 30 % a los 85 años (Hoffman, Rocca y Brayne, 1991). Según datos de la Organización Mundial de la Salud (2007), la prevalencia de la demencia en la población mayor de 65 años se sitúa entre el 3 y el 8 %. Entre la población de 80 o más años de edad dicha prevalencia es del 15 al 20 %.  

La diversidad de factores que parece afectar al desarrollo de una demencia es enorme. En algunos estudios se ha podido correlacionar el riesgo de padecer una DTA con el nivel cultural previo del sujeto.

Por ejemplo, en un estudio realizado por Ngandu et al. (2007) se pudo demostrar que un menor número de años de educación se correspondía con un mayor riesgo de desarrollar una DTA.

Al igual que con otros factores de riesgo, deberá tenerse en cuenta que muchas personas con un alto nivel educativo, también podrían desarrollar demencia en períodos más tardíos de su vida y que la mayoría de las personas con poca educación pueden no llegar a padecerla nunca.  

Se ha hipotetizado que un mecanismo denominado “Reserva Cognitiva” puede vincular los niveles educativos bajos con un riesgo mayor de padecer un proceso neurodegenerativo. La reserva, o la habilidad del cerebro de tolerar mejor los efectos de la patología de la demencia, puede ser el resultado de una habilidad innata o de los efectos de las experiencias vividas, tales como la educación o la ocupación laboral (Manly, Touradji, Tang y Stern, 2003). Katzman (1989), propuso que la educación debe de aumentar las reservas cerebrales e incrementar la densidad de sinapsis neocorticales.

Por otra parte, hay variables o factores que pueden hacer que aumente la reserva cerebral y por tanto que en cierto modo se retrase la aparición de los síntomas de demencia en individuos con patología cerebral. Es posible que la reserva cerebral sea multifactorial y esté asociada con la cantidad de neuronas, la densidad de sus interconexiones y el número y la sofisticación de sus estrategias para resolver problemas. Entre estos factores que podrían incrementar la reserva cerebral están un mayor tamaño cerebral y su correlato con el tamaño craneal (Reynolds, Johnson, Dodge, Dekosky y Ganguli, 1999). De hecho, se ha confirmado que son factores protectores para el desarrollo del deterioro cognitivo con o sin demencia.

El interrogante sobre si una educación superior influye o no en el inicio de la DTA está aún por descubrir. De acuerdo con un estudio llevado a cabo por Qiu, Bäckman, Winblad, Agüero-Torres y Fratiglioni (2001), un nivel educativo bajo se asocia con un mayor riesgo de incidencia de DTA y otras demencias en el anciano. Sin embargo, la mortalidad atribuida a estas enfermedades parece no estar afectada por los años de escolaridad. La población del estudio se compuso de 1296 individuos de 75 o más años de edad libres de demencia. Durante un seguimiento medio de 2’8 años se observó que 147 individuos desarrollaron demencia, de los cuales 109 sujetos desarrollaron la DTA. Un nivel educativo menor de 8 años de escolaridad se asoció a una mayor incidencia de DTA y otras demencias. La incidencia de demencia no fue significativamente diferente entre los individuos con estudios de grado medio y los universitarios, ni hubo asociación entre mortalidad por DTA y otras demencias y el nivel educativo inferior a 8 años de escolaridad.

Sin embargo en varios estudios (Carnero, 2000; Carnero y del Ser, 2007) se ha encontrado que para cada estadio clínico de la enfermedad los sujetos con más nivel educativo tienen más pérdida cognitiva respecto al nivel premórbido esperado que aquellos otros enfermos con menor nivel educativo.

En líneas generales, parece ser que el tener varios años de escolaridad puede proteger contra el desarrollo de la DTA, si bien sigue siendo poco clara la relación existente. Las actividades intelectuales desarrolladas en la juventud y la edad media parecen proteger de la DTA, mientras que la inactividad parece ser un factor de riesgo. Por otra parte, no hay evidencia clara relacionada con el mayor número de años de estudio y su factor protector de la DTA.


Objetivo

Conocer el nivel de estudios de una muestra de pacientes afectados de DTA a través de un estudio descriptivo.

Comparar el grado de analfabetismo encontrado en la muestra con el esperable en la población.


Material y método

Se realizó una revisión de las historias de pacientes diagnosticados de DTA en cualquiera de las etapas correspondientes al estadiaje del Global Deterioration Scale de Reisberg (1982). Estos pacientes acudieron a consultas externas de una unidad de demencias entre el 2006 y 2007.

Los pacientes fueron diagnosticados de DTA por un neurólogo en colaboración con una neuropsicóloga.  

La muestra está compuesta por 50 sujetos, de ambos sexos, de edades comprendidas entre los 60 y los 85 años.

El nivel de estudios de estos sujetos se desglosó en: analfabetos, estudios incompletos, estudios primarios, estudios secundarios y estudios superiores.

Las pruebas realizadas para llevar a cabo el diagnóstico y la valoración consistieron en pruebas de neuroimagen, apolipoproteína E (Apo E) y una batería neuropsicológica. El diagnóstico se realizó de acuerdo con los criterios diagnósticos del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (APA, 1995).

Los datos sobre analfabetismo en España se obtuvieron de la página web del Instituto Nacional de estadística www. ine. es


Resultados

En el análisis realizado del nivel cultural, se encontró que el 52% de la muestra estaba formada por pacientes analfabetos; el 24% tenía estudios incompletos; el 14%, estudios secundarios; y el 10%, estudios primarios. No se halló ningún sujeto que hubiera completado estudios superiores.

Estos resultados son claramente diferentes de los datos sobre analfabetismo esperados en población española. Según el Instituto Nacional de estadística, la tasa de analfabetismo en España para adultos se sitúa entre el 3. 1 y el 7. 2 % para hombres y mujeres, respectivamente.  


Discusión

Más de la mitad de la muestra evaluada se declaró analfabeta en este estudio. Un porcentaje tan elevado en sujetos con DTA respalda la hipótesis de la “reserva cognitiva” que haría más vulnerables a la demencia a las personas sin formación académica.

Lo reducido de la muestra utilizada nos impide llegar a conclusiones significativas. No obstante, los resultados se encuentran en la misma línea que los obtenidos por estudios anteriores, que indican que dicho factor puede influir como reserva cognitiva, frente a la progresión del deterioro cognitivo.

Los mecanismos que relacionan el nivel cultural y la pérdida de cognitiva continúan siendo desconocidos. Tampoco se sabe si es realmente la educación lo que determina estos resultados o si se trata de otros factores relacionados con la misma, por lo que será necesario seguir ahondando en la investigación.

La exploración posterior de este tema debería tener en cuenta las características de la muestra y utilizar un grupo de control que se asemeje más en cuanto a edad y procedencia, ya que en este estudio, por ejemplo, no se tuvo en cuenta la procedencia rural o urbana de la muestra y los datos de analfabetismo que se utilizaron para hacer la comparación no tenían en cuenta las posibles diferencias en función de la edad, especialmente para un grupo etario que no ha contado con las mismas oportunidades educativas de las que gozamos en las últimas décadas.


Bibliografía

American Psychiatric Association. (1995). DSM-IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Masson S. A. Barcelona.  

Carnero, C. y del Ser, T. (2007). La educación proporciona reserva cognitiva en el deterioro cognitivo y la demencia. neurología, 22, 78-85.

Carnero, C. (2000). Educación, demencia y reserva cerebral. Revista de neurología, 31, 584-92.

Cuadrado, M. y Dobato, J. L. (2006). La enfermedad de Alzheimer. En H. Peraita (coord. ), Envejecimiento y enfermedad de Alzheimer (pp. 131-5). Madrid: Trotta .

Hannay, H. J. , Howieson, D. B. , Loring, D. W. , Fischer, J. S. y Lezak, M. D. (2004). Neuropathology for neuropsychologists. In M. D. Lezak, D. B. Howieson y D. W. Loring (Eds. ), Neuropsychological Assessment, (4ª ed. ) (pp. 107-17). Nueva York: Oxford University Press.

Hofman, A. , Rocca, W. , Brayne, C. , Breteler, M. , Clarke, M. y Cooper, B. (1991). The prevalence of dementia in Europe: A collaborative study of 1980-1990 findings. International Journal of Epidemiology, 20, 736-48.

Katzman R. (1989). Alzheimer’s disease is a degenerative disorder. Neurobiology of Aging, 10, 581-2.

Manly, J. , Touradji, P. , Tang, M. X. y Stern, Y. (2003). Literacy and Memory Decline Among Etnnically Diverse Elders. Journal of Clinical and Experimental Neuropsychology, 25, 680-90.

Ngandu, T. , von Strauss, E. , Helkala, E. L. , Winblad, B. , Nissinen, A. , Tuomilehto, J. , Soininen, M. H. y Kivipelto, M. (2007). Education and dementia. What lies behind the association. Neurology, 69, 1442-50.

Organización Mundial de la Salud. (2007, 27 de noviembre). Consultado el día 27 de febrero de 2007 de la Web: www. who. int/about/es/

Qiu, C. , Bäckman, L. , Winblad, B. , Agüero-Torres, H. y Fratiglioni, L. (2001). The Influence of Education on Clinically Diagnosed Dementia Incidence and Mortality Data From the Kungsholmen Project, Archives of Neurology, 58, 2034-9.

Reisberg, B. , Ferris, S. H. , de León, M. J. y Crook, T. (1982). Global Deterioration Scale. American Journal of Psychiatry, 139, 1136-9.

Reynolds, M. D. , Johnson, J. M. , Dodge, H. H. , Dekosky, S. T. y Ganguli, M. (1999). Small head size is related to low Mini-Mental State Examination scores in a community simple of nondemented older adults, Neurology, 53, 228-9.

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