En España, un 23 por ciento de la población tiene alguna dificultad para dormir, según advierte el doctor Juan Carlos Percovich, endocrino de Ruber Internacional Centro Médico Habana, que añade que, a pesar de que su prevalencia es mayor en los adultos, ya se puede reconocer también en personas jóvenes.
Según este experto, en la fisiopatología del insomnio existe un estado de hiperactivación psicofisiológica en el que se ve implicada la actividad cerebral, vegetativa y el sistema endocrino, secundarios en parte a la activación desmedida del sistema de respuesta al estrés. "Por consecuencia, muchos autores consideran el insomnio como un estado de hiperalerta o trastorno de la vigilancia que dura las 24 horas del día, lo que produce fatiga continua en los que lo padecen", indica.
Según explica el especialista, algo muy importante en el sistema hormonal es el ritmo circadiano, que no es otra cosa que los cambios físicos, mentales y biológicos que se producen de forma rítmica durante 24 horas. El sueño es el ejemplo más claro. "El marcapaso que regula el sueño se encuentra en el tronco del encéfalo y en el diéncefalo y el estímulo más importante es la exposición a la luz solar, por eso se usa en el tratamiento de los trastornos circadianos del sueño y en los trastornos afectivos estacionales", asevera Percovich.
Por otro lado, la melatonina, es una hormona sintetizada en la glándula pineal que se empieza a secretar en la tarde y hasta las 5:00 horas, momento en que disminuye antes de la aparición de la luz. "La melatonina como fármaco puede ser útil para el tratamiento del insomnio de conciliación, sin embargo, no ha demostrado utilidad en el mantenimiento del sueño", puntualiza.
Existen diversas alteraciones en el ritmo circadiano de muchas otras hormonas durante las alteraciones del sueño. "Por ejemplo, la hormona del crecimiento disminuye su secreción al inicio del sueño, el cortisol se ve incrementado por la tarde durante el insomnio, y la hormona que estimula a la glándula tiroides (TSH) aumenta por la falta de sueño. En cuanto a las hormonas sexuales, en el envejecimiento las ondas lentas del sueño se ven reducidas por el poco aumento de la testosterona al inicio del sueño. Algo parecido se podría dar en la apnea del sueño", destaca el doctor Percovich.
En la etapa reproductiva de la mujer, continua el endocrino, el ritmo circadiano de la hormona luteinizante, también conocida como lutropina, cambia de acuerdo a la etapa del ciclo menstrual y en la menopausia los niveles de gonadotropinas están elevados y eso produce los sofocos y las alteraciones en la calidad del sueño. No obstante, con la terapia sustitutiva con hormonas se puede mejorar. "Estudios recientes sugieren que los trastornos del sueño están asociados con un aumento de la irregularidad menstrual, subfertilidad o infertilidad", resalta Percovich.
Existen diversas enfermedades que se pueden ver empeoradas por las alteraciones del sueño o de forma inversa. De acuerdo al doctor Percovich, está demostrado que el síndrome de apnea del sueño es uno de los posibles causantes de diabetes tipo 2 y la obesidad es el principal motivo de este síndrome y viceversa. El hipotiroidismo no controlado se asocia con una elevada prevalencia de la apnea del sueño. No obstante, existen otras enfermedades endocrinológicas relacionadas también con el insomnio, como la acromegalia (secreción excesiva de hormona del crecimiento) y el síndrome de Cushing (trastorno hormonal).
PAUTAS PARA LA HIGIENE DEL SUEÑO
El abordaje del insomnio debe partir de un diagnóstico certero, en el cual se debe de descartar diversas enfermedades endocrinológicas que produzcan insomnio. El tratamiento empezará por el cumplimiento de las medidas de higiene del sueño.
Las medidas son muchas, pero necesarias y efectivas. Solo hay que crear un hábito y hacerlo diariamente. El endocrino de Ruber Internacional Centro Médico Habana de Madrid recomienda algunas pautas para combatir el insomnio eficazmente. "En primer lugar, debemos cumplir horarios al acostarse y despertarse; ir a la cama únicamente cuando se tiene sueño y evitar siestas largas; se debe reducir el alcohol, cafeína e hipnóticos y no consumir comidas copiosas antes de acostarse; no olvidarse de mantener la habitación bien ventilada, con una luz y temperatura adecuada, y sin ruidos; eludir el estrés durante la noche y realizar ejercicios físicos por la tarde y, por supuesto, ejercicios de relajación antes de acostarse", señala.
"Si no se cumplen estas pautas, el tratamiento está destinado al fracaso. No obstante, si la situación lo requiere, se pueden emplear medidas farmacológicas", concluye el doctor.