Padres frigoríficos (refrigerator parents)
Definición: Término empleado por Leo Kanner para hacer eferencia a los padres de los niños con autismo a los que consideraba fríos e intelectuales.
Sinónimo: autismo infantil temprano, autismo de Kanner, autismo infantil. Trastorno generalizado del desarrollo descrito por primera vez por Leo Kanner. La edad de inicio aparente suele ser el primer o segundo año de la vida. Presentan un deterioro cualitativo
de la interacción social: no desarrollan conductas de vinculación con los padres; hay un deterioro en el uso de determinados comportamientos no verbales (contacto ocular cara a cara, gestos faciales); prefieren estar solos, rara vez solicitan ayuda o consuelo de los otros; no participan en juegos sociales. También aparecen deterioro de la comunicación: la mitad de ellos no desarrollan el lenguaje y los que lo hacen presentan anomalías importantes en él (ecolalia, inversión pronominal, omisión de pronombres personales, anomalías de la entonación). Hay una incapacidad para comprender aspectos humorísticos o no literales del lenguaje. El 60 % de ellos presentan un CI inferior a 50 y sólo un 20 % presenta un CI superior a 70. Aquellos con CI más alto pueden presentar habilidades inusuales en el cálculo, dibujo, música, memorización.
Presentan necesidad de mantener un entorno invariable, mostrando una resistencia enorme acualquier cambio. Pueden presentar interés por determinados objetos o colores, a los que en ocasiones colecciona. Pueden aparecer comportamientos autolesivos, conductas de autoestimulación (balanceo, frotamiento de manos, giros, inquietud psicomotriz). Aquellos con un CI intelectual más bajo pueden presentar crisis epilépticas y aquellos con un CI más alto y con menos trastornos del comportamiento pueden alcanzar una autonomía aceptable.
Valoración, aprecio de uno mismo. Disminuye en las depresiones.
La autoestima es el juicio o valoración que una persona realiza sobre sí misma, reflejando la estimación que tiene de sus propias capacidades, cualidades y valor como individuo. Este autoconcepto se construye y evoluciona a lo largo de la vida, influenciado por experiencias personales, interacciones sociales, y la absorción de valores y creencias culturales.
La autoestima abarca varios aspectos fundamentales del ser, tales como:
Autoconcepto: Se refiere a la visión comprensiva que uno tiene de sí mismo, abarcando aspectos como habilidades, debilidades, valores, y creencias personales. Este autoconcepto forma la base sobre la cual se asienta la autoestima, actuando como un espejo interno de cómo nos vemos y evaluamos.
Autoaceptación: Implica un reconocimiento y aceptación incondicionales de uno mismo, incluyendo tanto las virtudes como las imperfecciones. Esta aceptación es crucial para el desarrollo de una autoestima saludable, ya que promueve una actitud compasiva hacia uno mismo.
Autoconfianza: Se refiere a la confianza en las propias capacidades y en la habilidad para enfrentar desafíos, tomar decisiones y lograr objetivos. Una autoconfianza sólida es indicativa de una autoestima positiva.
Autorrespeto: Esto implica mantener una actitud de respeto hacia uno mismo, respetando las propias necesidades, deseos y límites. El autorrespeto fomenta la capacidad de establecer límites saludables en las relaciones y situaciones de la vida.
La importancia de una autoestima saludable radica en su profundo impacto en diversos ámbitos de la vida:
Salud Mental: La autoestima positiva es un pilar fundamental para el bienestar emocional, contribuyendo a la resiliencia ante el estrés y la adversidad, y reduciendo la susceptibilidad a trastornos como la depresión y la ansiedad.
Relaciones Interpersonales: Una autoestima saludable permite establecer y mantener relaciones equilibradas y mutuamente enriquecedoras, basadas en el respeto y la igualdad.
Desempeño y Logro: La confianza en las propias capacidades, derivada de una autoestima positiva, puede ser un motor poderoso para el éxito académico, profesional y en cualquier área de desempeño personal.
Los factores que moldean la autoestima incluyen:
Experiencias en la Infancia: El trato recibido por padres y figuras de autoridad, así como las experiencias tempranas de éxito y fracaso, juegan un papel crucial en el desarrollo de la autoestima.
Relaciones Sociales: Las interacciones con amigos, familiares y colegas pueden reforzar o minar la percepción que uno tiene de sí mismo.
Influencias Culturales: Los estándares y expectativas sociales respecto a la belleza, el éxito y el valor personal afectan significativamente la autoestima.
Para fomentar y mejorar la autoestima, es posible adoptar estrategias como:
Reconocimiento de Pensamientos Negativos: Identificar y cuestionar las autocríticas y creencias limitantes.
Valoración de las Propias Fortalezas: Hacer un inventario de habilidades, logros y cualidades positivas, y celebrarlos.
Establecimiento de Objetivos Realistas: Definir metas alcanzables que refuercen el sentido de logro y competencia.
Autocuidado: Practicar hábitos saludables que mejoren el bienestar físico y emocional.
Rodearse de Influencias Positivas: Cultivar relaciones con personas que ofrecen apoyo, respeto y valoración positiva.
Asistencia Profesional: Buscar ayuda de profesionales de la salud mental para abordar y superar los desafíos relacionados con la autoestima.
En conclusión, cultivar una autoestima saludable es esencial para el desarrollo personal y el bienestar general. Reconocer el valor propio y trabajar conscientemente hacia la autoaceptación y el respeto por uno mismo son pasos clave hacia una vida satisfactoria y plena.