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Multiculturalidad y enfermería en salud mental.

Fecha Publicación: 01/03/2007
Autor/autores: Sebastián Gonzalo Freire

RESUMEN

El presente trabajo, se ha realizado desde el convencimiento de que no hemos descubierto nada nuevo sobre la realidad multicultural, pero si desde la necesidad de un análisis inminente de los procesos asistenciales relativos a la salud mental ante la tendencia migratoria actual; La situación sanitaria requiere cada vez más de nuevos planteamientos enfocados desde una perspectiva multicultural de la asistencia, teniendo en cuenta las diferencias culturales respecto a creencias, valores y comportamientos sobre la salud/enfermedad, desarrollado intervenciones de enfermería que incorporen prácticas específicas adaptadas a las particularidades culturales de los nuevos usuarios.


Palabras clave: Multiculturalidad, enfermería
Tipo de trabajo: Conferencia
Área temática: Psiquiatría general .

Multiculturalidad y enfermería en salud mental.

José Gonzalez Varea*; Sebastián Gonzalo Freire**.

* DUE, Postgrados en Salud Mental y psiquiatría, atención Familiar y C. A. D. I.

** DUE, ntropólogo

Centro Forum hospital del Mar
Institut Psiquiátric Salud Mental y Toxicomanías
Barcelona

El presente trabajo, se ha realizado desde el convencimiento de que no hemos descubierto nada nuevo sobre la realidad multicultural, pero si desde la necesidad de un análisis inminente de los procesos asistenciales relativos a la salud mental ante la tendencia migratoria actual; La situación sanitaria requiere cada vez más de nuevos planteamientos enfocados desde una perspectiva multicultural de la asistencia, teniendo en cuenta las diferencias culturales respecto a creencias, valores y comportamientos sobre la salud/enfermedad, desarrollado intervenciones de enfermería que incorporen prácticas específicas adaptadas a las particularidades culturales de los nuevos usuarios.

¿La multiculturalidad, un fenómeno nuevo?

Este término cada día mas frecuentemente usado en nuestro entorno, llega como si se tratara de un fenómeno nuevo; El detonante principal es la avalancha migratoria actual a las grandes ciudades y pueblos de nuestro país de personas procedentes de otros lugares enmarcados en contextos socioculturales distintos al nuestro; Hay que recordar que en nuestro entorno coexisten grupos sociales pertenecientes a otras culturas y otros que poseen rasgos culturales diferenciales a los dominantes, que abordan de manera distinta procesos como pudieran ser el de enfermar. Entre ellos, los gitanos “pueblo room” y grupos religiosos como pudieran ser los “Testigos de Jehová”, donde las creencias influyen en las decisiones a la hora de hacer uso de los servicios sanitarios.  

La inmigración y con ella la multiculturalidad en su definición más simple, como la coexistencia de varias culturas en un mismo lugar, ha experimentado en los últimos años un giro radial, debido al gran aumento de los flujos migratorios, que destacan tanto en volumen como en diversidad cultural de los inmigrantes, aunque haciendo un breve repaso a la historia podemos ver que los procesos migratorios han sido y son un fenómeno intrínseco del ser humano.

La multiculturalidad tiene una lectura más profunda: Un país es multicultural cuando todas las culturas que cohabitan en él, tienen las mismas posibilidades de desarrollarse y de ser vividas por las personas que las comparten.  

Haciendo referencia a nuestra población, en los años 60, 70, un importante número de personas abandonó su lugar de nacimiento para dirigirse a otros países donde prosperar, como pudieran ser Alemania y Francia. En la actualidad este proceso de migración se han invertido, pasando de ser una población de emigrantes a ser sociedades foco de inmigración; Ahora son colectivos subsaharianos, latinoamericanos, marroquíes, pakistaníes, rumanos, chinos, etc. los que llegan a nuestro país buscando poder prosperar y aspirar a una “vida mejor”.

Los actuales procesos sociales, políticos y económicos hacen que personas de estos países con un alto índice de desempleo, carencia de recursos o inmersos en conflictos se desplacen al nuestro, endeudándose y/o arriesgando la vida, en busca de oportunidades de trabajo que les permitan tener una vida más digna, dependiendo en la mayoría de los casos gran parte de la familia que sigue residiendo en el país de origen.  

La elección de España como país de acogida es multifactorial: la proximidad, como en el caso de Marruecos; la facilidad idiomática que facilita la búsqueda de empleo, como es el caso de los países latinoamericanos y otros aspectos relacionados a la transmisión de tópicos propagandísticos vinculados a la publicidad, estilos de vida, etc. que evocan una vida idílica carente de necesidades.

Otros fenómenos migratorios responden a patrones mas elaborados donde la bases económicas y la ampliación/expansión de empresas hacen que empleados se distribuyan por diferentes países, pero curiosamente a estos no se les suele llamar “inmigrantes”.

Aunque sea difícil establecer con exactitud la cifra real de inmigrantes, según los datos del Instituto Nacional de estadística (INE) en enero de 2006 estaban empadronados 3. 884. 000 extranjeros en España.

La previsión para el año 2010 es de un 14´3 %: 6. 064. 325 Inmigrantes 

Otro dato a tener en cuenta es la importancia que tiene el flujo migratorio comparado con el crecimiento real de la población.  

En el gráfico (1) podemos observar como en el año 2004 la llegada de inmigrantes supuso el 76% del crecimiento de la población española, mientras que los movimientos naturales (diferencia entre los nacidos y fallecidos en 2004) sólo aportó un 24%.

 


Gráfico 1


Este aumento de la inmigración y sus diferencias culturales, exigen nuevos comportamientos que hace que debamos adaptar nuestra oferta sanitaria a las nuevas demandas, reconociendo y viendo al “otro”, de una manera global, como ser bio-psico-social y cultural.  

Madeleine Leininger, pionera de la teoría de la enfermería transcultural (1950), hace referencia a que el objetivo es suministrar unos cuidados responsables y coherentes culturalmente, que se ajusten de modo razonable a las necesidades, valores, creencias y los modos de vida de los pacientes.

Describe a la enfermería como una disciplina y una profesión humanística y científica de cuidados transculturales, cuyo fin primordial es atender a los seres humanos en todo el mundo.

Cuando hablamos de culturas en este contexto, nos estamos refiriendo al conjunto de creencias, valores, símbolos y estilos de vida que cada sociedad transmite mediante la enculturación, reproduciéndose generación tras generación como pautas de vida y cosmovisiones que guían a los agentes para la acción.


Declaración de Alma Ata

En la Conferencia Internacional de atención Primaria de Salud (Declaración de Alma 1978), surgió una definición de salud y unos principios de política sanitaria que valoraban el aspecto social:

"La salud es un estado de bienestar completo, físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad".

Entendiéndose la atención primaria, estrechamente vinculada a unos métodos y prácticas, culturalmente aceptables.

Desde la escuela de Cultura y personalidad, (Wallace): se hace referencia a la cultura como el mecanismo mediante el cual se modula la variabilidad individual en función del sistema social, determinando lo que es "normal" y lo que no lo es.

Siguiendo la línea de pensamiento de (Mead, M. ): escuela de Cultura y personalidad, las transformaciones socioculturales bruscas, pueden perturbar la salud mental y la personalidad de los individuos, lo que nos obliga desde una perspectiva holística del cuidado, en el campo de actuación de la enfermería psiquiátrica, a analizar las prácticas culturales y estudiar la relación de dichas prácticas con la salud mental.

Observamos que la sociología de la salud utiliza los términos ILLNESS y DISEASE para hacer referencia a la enfermedad como patología y la enfermedad como padecimiento, dos realidades complementarias que, como profesionales de la salud, hemos de considerar de manera conjunta en nuestra práctica diaria:

"Enfermedad (patología) [Malaltia, maladie, Disease]: designa las dimensiones biológicas de la enfermedad. Esto es, aquellas anormalidades funcionales o estructurales de base orgánica que pueden ser observadas directamente a través de sus signos o por otros medios. Su designación no compete exclusivamente a la medicina occidental o biomedicina". (Comelles, J. M. y Martínez, A. (1993). "Glosario" (pp. 85). En enfermedad, cultura y sociedad. Ed. Eudema. )

“Enfermedad (dolencia, padecimiento) [illness]: hace referencia a las dimensiones culturales de la enfermedad, especialmente a la construcción semiótica, semiológica " y fenomenológica de los síntomas y otras formas de expresión. Designa también, en este sentido, al proceso por el cual procesos patológicos orgánicos o sensaciones de malestar son reconvertidos en experiencias individuales significativas”. (Comelles, J. M. y Martínez, A. (1993). "Glosario" (pp. 86). En enfermedad, cultura y sociedad. Ed. Eudema. )

Puede presentarse ILLNESS sin DISEASE (percepción de problemas no detectables clínicamente) y DISEASE sin ILLNESS (enfermedad asintomática).

La perspectiva holística y humanista del ser humano, biológico y cultural a la vez, nos hace reflexionar sobre cómo los profesionales de la psiquiatría, somos en nuestra práctica diaria un punto de referencia con la realidad para el enfermo mental. ¿Pero respecto a que realidad? ¿…a la nuestra particular?
Por este motivo, son importantes las referencias culturales que pueda mantener la persona ingresada, dentro del ámbito asistencial. Estas pueden ser respecto a las creencias, alimentación, horarios. . .

Tenemos frente a nosotros por lo tanto un compromiso de asistencia, donde estas nuevas exigencias asistenciales implican planteamientos nuevos. Estas han de ser percibidas por nosotros desde la humildad del desconocimiento y no desde la altividad del etnocentrismo. Quizás no conozcamos mucho sobre "el otro" pero si estamos receptivos, seguramente se establecerá un aprendizaje mutuo.

En una sociedad como la nuestra cada vez más pluricultural, se requiere de una toma de conciencia de nuestras propias limitaciones a la hora de prestar cuidados y de interpretar las demandas que se nos presentan.

Estas conductas se han de contextualizar socioculturalmente, siendo imprescindible para una correcta valoración de las necesidades del paciente, el conocer las condiciones de vida en las que se encuentra y las redes de apoyo familiar de que dispone, pudiendo de esta manera elaborar estrategias de salud globales que no aborden el problema de salud únicamente desde una perspectiva biomédica, sino que se adapten a las necesidades biológicas, sociales y culturales de nuestros clientes.

Como profesionales de la salud, nuestra práctica clínica está moldeada por los procesos de enculturación propios de nuestra cultura, que condicionan las interpretaciones de nuestra práctica diaria, debiendo tener presentes las posibles relaciones de poder que puedan plantearse en nuestra práctica diaria, y que se ven reforzadas con importantes símbolos como: el tono de voz, los silencios, las miradas, los gestos, … y aspectos físicos como la organización del espacio y la disposición de los actores en él.


¿Cómo incide la multiculturalidad en la demanda de cuidados?

La toma de conciencia de la importancia de un enfoque multicultural en los procesos asistenciales, ha de llevarnos a detectar cuáles son las necesidades que presentan estos nuevos colectivos, para poder describir y protocolarizar las actuaciones que tenemos que llevar a cabo para poder abordarlas de una manera integral, adaptando las intervenciones enfermeras (cuidados de enfermería) y dirigiéndolas de una manera individual en cada situación, respondiendo a esta nueva realidad.  

La toma de conciencia de esta nueva realidad, hace necesaria la adquisición de conocimientos sobre aspectos culturales como alimentación, costumbres y creencias religiosas; Conocer estos aspectos culturales nos será de gran utilidad para garantizar unos cuidados holísticos de las personas, que ante la aparición de problemas de salud requieren de nuestros servicios.  

La expresión de la enfermedad y la adaptación a nuestra realidad asistencial, siempre la realizarán en clave cultural, que de tener una lectura contextualizada, por parte del personal asistencial, facilitará y hará más eficientes los cuidados.

El reto de diseñar nuevos modelos adaptados a una realidad multicultural presente y futura, puede partir de las bases conceptuales de que disponemos en cuanto a cuidados, como los que plantea Virginia Henderson (14 necesidades), pero se tendrían que enfocar desde una perspectiva multicultural, para garantizar unos cuidados de calidad.


Bibliografía

- Sol Tarrés Chamorro U. C. San Antonio (Murcia) “El cuidado del “otro”. Diversidad cultural y enfermería transcultural Marzo/2001
www. ugr. es/~pwlac/G17_15Sol_Tarres_Chamorro. html

- Comelles, J. M. y Martínez, A. (1993). "Glosario". En enfermedad, cultura y sociedad. Ed. Eudema. (pp. 85-86).

- Wallace, A. (1972) Cultura y personalidad. Buenos Aires: Paidos.  

- Mead, M. (1971) Cultura y compromiso. Buenos Aires. Granica.

 

- OMS. (1978) Declaración de Alma Ata. Alma Ata.

- Marriner-Tomey, Ann. , Raile Alligow, Martha (1999) 4º edición. “Modelos y Teorías en Enfermería”. Ed. Harcourt Brace. España.

- Revista de Enfermería: Albacete. Nº 15. Abril, 2002 
Universidad de Castilla-La Mancha “Cuidar en la Transculturalidad”
www. uclm. es/ab/enfermeria/revista/numero%2015/numero15/edito

- Hernández Conesa J ; Esteban Albert M. Fundamentos de la Enfermería: teoría y método. McGraw-Hill. Interamericana. Madrid 1999.

- Instituto Nacional de estadística (INE)
www. ine. es/

- NANDA Diagnósticos Enfermeros. Definiciones y clasificación 2005-2006. Editorial ELSEVIER ES. Edición 1º NANDA 2005


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