En la adolescencia, los jóvenes no enfrentan problemas de salud graves, aunque sí pueden experimentar dificultades frecuentes que incluyen el inicio de prácticas nocivas para la salud a largo plazo, la toma de decisiones en asuntos como los estudios, la actividad laboral o las relaciones de pareja, que son asuntos por resolver que le estresan. En respuesta al estrés, se ponen en marcha las estrategias de afrontamiento, definidas por Lazarus y Folkman (citados en Reidl, 1996) como aquellos esfuerzos cognoscitivos y conductuales, permanentemente cambiantes, que se desarrollan para la conducción de aspectos específicos externos y/o internos que son evaluados como abrumadores o desbordantes de los recursos del individuo.
En este estudio, se aplicó la escala de estilos de afrontamiento (COPE, Carver, Scheir y Weintraub, 1989), que en su versión original se integraba por 2 reactivos con 3 opciones de respuesta y que para este estudio fue validada, originales, integrándose por 17 reactivos que se agruparon en cuatro factores: 1) apoyo social, 2)negación, desvinculación mental y emocional, 3) afrontamiento activo y 4) concentración, que explican el 39. 27% de la varianza:; con un alpha de Cronbach para los factores que va desde 0. 60 a 0. 88 y el total de 0. 73. Las aplicaciones en 462 adolescentes se compararon por género, por intervalos de edad y por promedios académicos, obteniéndose diferencias estadísticas en los cuatro factores, de acuerdo con los grupos de comparación.
Percepción de los jóvenes para afrontar su vida.
Martha Patricia Bonilla; Julieta Garay; Gloria Margarita Gurrola; Patricia Balcázar.
Facultad de Ciencias de la conducta
Universidad autonomía del Estado de México.
Resumen
En la adolescencia, los jóvenes no enfrentan problemas de salud graves, aunque sí pueden experimentar dificultades frecuentes que incluyen el inicio de prácticas nocivas para la salud a largo plazo, la toma de decisiones en asuntos como los estudios, la actividad laboral o las relaciones de pareja, que son asuntos por resolver que le estresan. En respuesta al estrés, se ponen en marcha las estrategias de afrontamiento, definidas por Lazarus y Folkman (citados en Reidl, 1996) como aquellos esfuerzos cognoscitivos y conductuales, permanentemente cambiantes, que se desarrollan para la conducción de aspectos específicos externos y/o internos que son evaluados como abrumadores o desbordantes de los recursos del individuo. En este estudio, se aplicó la escala de estilos de afrontamiento (COPE, Carver, Scheir y Weintraub, 1989), que en su versión original se integraba por 2 reactivos con 3 opciones de respuesta y que para este estudio fue validada, originales, integrándose por 17 reactivos que se agruparon en cuatro factores: 1) apoyo social, 2)negación, desvinculación mental y emocional, 3) afrontamiento activo y 4) concentración, que explican el 39. 27% de la varianza:; con un alpha de Cronbach para los factores que va desde 0. 60 a 0. 88 y el total de 0. 73. Las aplicaciones en 462 adolescentes se compararon por género, por intervalos de edad y por promedios académicos, obteniéndose diferencias estadísticas en los cuatro factores, de acuerdo con los grupos de comparación.
La adolescencia se considera como un período que va de los 10 a los 20 años, periodo en el que entre otras cosas, de acuerdo con Morales-Calatayud (1999), en su mayoría, los jóvenes no enfrentan problemas de salud graves, aunque sí pueden experimentar dificultades frecuentes que incluyen el inicio de prácticas nocivas para la salud a largo plazo, como la conducta de fumar o de ingerir bebidas alcohólicas; incremento del riesgo de accidentabilidad; dificultades de adaptación al medio familiar, la escuela y el ambiente social; además de aparición de problemas nuevos en sus vidas y que pueden implicar tomar decisiones en asuntos como los estudios, la actividad laboral o las relaciones de pareja, que implican enfrentar problemáticas diferentes que le someten a estrés constante.
En respuesta al estrés, se ponen en marcha las estrategias de afrontamiento, definidas por Lazarus y Folkman (citados en Reidl, 1996) como aquellos esfuerzos cognoscitivos y conductuales, permanentemente cambiantes, que se desarrollan para la conducción de aspectos específicos externos y/o internos que son evaluados como abrumadores o desbordantes de los recursos del individuo.
El afrontamiento comprende la adquisición de un cierto control de la situación que puede variar desde el dominio hasta un ligero control de las emociones suscitadas por un evento estresante (Fierro, 1997). Al respecto de los tipos de respuesta, Lazarus y Folkman (1986) identificaron dos modos diferentes de afrontar el estrés:
1. - El afrontamiento dirigido a manipular el problema
2. - El afrontamiento dirigido a regular la respuesta emocional
El estudio del estilo de afrontamiento se acompaña de otro constructo que es necesario diferenciar, conocido como las estrategias de afrontamiento. En tanto las estrategias de afrontamiento son acciones concretas y específicas puestas en marcha para enfrentarse a la situación, los estilos de afrontamiento son variables disposicionales que influyen en la elección de las estrategias de afrontamiento (Buendía, 1993).
Lazarus y Folkman (1986), desprenden de los dos tipos de afrontamiento mencionados anteriormente, 8 estrategias específicas de afrontamiento, que se describen a continuación:
· Las primeras tres, centradas en la manipulación del problema: confrontación, búsqueda de apoyo social y soluciones.
· Cinco referidas al modo centrado en la emoción: autocontrol, distanciamiento, reevaluación positiva, autoinculpación, escape y evitación.
Tanto los estilos y estrategias de afrontamiento pueden ponerse en marcha ante muchas experiencias que no necesariamente tienen que ser estresantes, sino pueden ser aquellas formas en que el individuo hace frente a situaciones que le requieren movilización de esfuerzos cognitivos y comportamentales en el intento de reducir o eliminar la experiencia de estrés (Buendía, 1993).
El estilo de afrontamiento ha sido relacionado con diversas variables personales, incluyendo la autoestima (Hains y Szyjakowsky, 1990), indicándose que existe una relación entre los esfuerzos inadecuados alcanzados y una baja autoestima; al respecto, Reidl (1996) indica que las personas con autoestima alta son más asertivas, con mayor capacidad para planear su futuro, tienen mayor autoconfianza y con un afrontamiento eficaz dirigido al problema considerando un mayor control sobre la situación. Se relaciona también la disminución del afrontamiento con sentimientos de devaluación y de desesperanza en personas con un locus de control externo (Lazarus y Folkman, 1991; citado por Morales-Calatayud, 1999). Finalmente, la construcción sobre el futuro y de organización depende de los recursos de afrontamiento, ya que expresan acciones específicas y/o posibilidades de cambios concretos en el entorno entre las que se encuentran la habilidad para conseguir información, para organizarla, para examinar posibilidades alternativas y la de elección de un plan de acción a futuro. (Lazarus y Folkman, 1986).
El afrontamiento ha sido tradicionalmente estudiado en su relación con el estrés y la enfermedad, considerada esta última como un evento estresante. No obstante, Lazarus y Folkman (1986) reconocen el valor que tiene el afrontamiento no solo en el contexto salud-enfermedad, sino también dentro de otros contextos como son la familia, el trabajo, la elección profesional y la solución de problemas cotidianos en el contexto del joven y por ello demandan su estudio en estos ámbitos.
Método
Diseño
Se llevó a cabo un estudio de campo, ex post ipso, de tipo transversal, con una sola muestra y una medición.
Sujetos
Se trabajó con 462 estudiantes del nivel preparatoria de la Ciudad de Toluca, con una edad entre los 15 y 21 años, mitad hombres y mitad mujeres, 77. 5% de ellos reportaron vivir con sus padres. Se consideraron sus promedios académicos, distribuyéndose en alguno de estos 3 grupos: 15. 2% con un promedio entre 6 y 7. 4 puntos, 38. 9% con promedio entre 7. 5 y 8. 7 puntos y 26% con promedio entre 8. 8 y 10 puntos. El tipo de muestreo fue no probabilístico intencional por cuota.
Instrumento
Para la recolección de los datos se aplicó la escala de estilos de afrontamiento (COPE), elaborada por Carver, Scheir y Weintraub (1989), la cual consta de 26 reactivos con 3 opciones de respuesta que van desde “ no suelo hacerlo nunca” hasta “lo hago bastantes veces”. Esta escala fue validada; de los 26 reactivos originales, quedaron 17 resultado del análisis factorial, obteniéndose cuatro factores: 1) apoyo social, 2)negación, desvinculación mental y emocional, 3) afrontamiento activo y 4) concentración, que explican el 39. 27% de la varianza total:; con un alpha de Cronbach para los factores que va desde 0. 60 a 0. 88 y el total de 0. 73.
Procedimiento
Se aplicó la prueba a los sujetos de estudio y los datos se sometieron a comparaciones por género, por intervalos de edad y por promedios académicos.
Resultados
A continuación se presentan en las tablas que prosiguen, los resultados de las comparaciones efectuadas entre hombres y mujeres, entre los diferentes intervalos de edad y los promedios académicos.
Tabla 1. Comparación de medias del cuestionario de Afrontamiento, por género
Tabla 2. Comparación de medias del cuestionario de Afrontamiento,
Tabla 3. Comparación de medias del cuestionario de Afrontamiento,
Discusión
El afrontamiento depende tanto de variables externas del sujeto, como de los recursos internos, entre los que se cuenta el género. Al comparar las diferentes estrategias de afrontamiento que tienen hombres y mujeres se observa una diferencia entre estos dos grupos de comparación, siendo las mujeres quienes puntúan más alto en el factor de apoyo social, lo cual significa que el grupo femenino al enfrentar un problema, recurre al uso de apoyos emocionales de personas cercanas, mientras que los hombres recurren menos a este tipo de estrategias. Se encontró que las mujeres buscan en las demás personas apoyo moral, simpatía o comprensión, utilizan tácticas de búsqueda de consejos, hablar de sus sentimientos con alguien y tratar de tener más información en torno a su situación (apoyo informativo), buscar conseguir el apoyo de la gente, lo cual les proporciona ánimo y frecuentemente recurren a personas que han vivido experiencias parecidas (Buendía, 1999). Estos hallazgos pueden explicarse por el tipo de educación que han recibido las mujeres, centrado más en los recursos de tipo social para la búsqueda de soluciones; a diferencia del grupo masculino, centrado más en estrategias de tipo cognitivo y menos de recursos de soporte social y afectivo.
Además, las mujeres demuestran afrontar activamente sus problemas, realizando un plan de acción, ideando una estrategia que las lleve a la resolución del mismo. Estas estrategias pueden dividirse como indica Navarro-Góngora (2004), en estrategias activas positivas, activas expresivas o activas de dependencia. Aquí no se determina con exactitud qué tipo de estrategia siguen ellas, pero lo que sí se ubicó es que su estilo de afrontamiento es más activo en comparación con los hombres.
Tanto hombres como mujeres, no arrojaron diferencias en el factor de negación, desvinculación mental y emocional y en el factor de concentración, pareciendo reaccionar de forma similar en esas áreas.
Al realizar las comparaciones por grupo de edad, se obtuvo que en los factores de apoyo social, la negación mental y emocional y el factor de apoyo social, las puntuaciones no observaron diferencias estadísticamente significativas, por lo que tanto los jóvenes del grupo 1 (entre los 15 y 19 años) y los de mayor edad (mayores de 19 años) recurren de igual forma a los amigos, familiares y la red de apoyo correspondiente.
No obstante, las comparaciones por grupo de edad indican una diferencia entre los adolescentes de mayor y menor edad, existiendo una tendencia del grupo de mayor edad a tener mas dificultad para enfrentarse a cierto problema, así como a dejar de intentar, negar y evitar esforzarse por dar una solución al problema. El grupo de personas mayores puntuó más alto en el afrontamiento activo; es decir, este grupo recurre a la ideación de un plan de acción, que conlleva a acciones para solucionarlo, considerando una estrategia el logro. Además, la concentración reportada en este grupo es mayor, permitiendo enfocarse en un esfuerzo que lleve a la solución centralizándose en ella.
Finalmente, a diferencia de lo esperado, los adolescentes que al obtener su calificación se clasificó en el grupo promedio de calificaciones (7. 5 A 8. 7), manifestó un número mayor de respuestas enfocadas a la solución de problemas cuando existe concentración; con lo anterior, se concluye que en la búsqueda de posibles soluciones. Pareciera que no es requisito ser brillante académicamente para poder solucionar cualquier tipo de problema; las calificaciones altas no garantizan que las formas de afrontamiento más eficaces sea su común denominador, por lo que es de llamar la atención contemplar en futuros estudios el constructo de “inteligencia emocional”, pues al aparecer existen otras tantas variables que dotan al sujeto a tomar decisiones y a enfrentar la vida desde una perspectiva más amplia (Navarro-Góngora, 2004).
Referencias
Buendía J. Estrategias de afrontamiento y apoyo social en personas con estrés económico. Psicotherma 1993, 5(l): 83-9.
Buendía J. Familia y psicología de la Salud. España: Ediciones Pirámides; 1999.
Casullo M. Adolescentes en riesgo. Buenos Aires: Paidós; 1998.
Carver C, Scheir M, Weintraub K. Assessing coping strategies: A Theoretically based approach. Journal of personality and Social Psychology 1989, 56: 267-283.
Fierro A. Manual de psicología de la personalidad. Barcelona: Paidós; 1997.
Hains A, Szyjakowsky J. A Cognitive stress-reduction intervention program for adolescents, Journal of Couseling Psychology 1990, 37 (l): 79-84.
Lazarus RS, Folkman S. estrés y procesos cognitivos. . Barcelona: Martínez Roca; 1986
Landazabal M. Intervención con adolescentes: Impacto de un programa en la asertividad y en las estrategias cognitivas de afrontamiento a situaciones sociales. psicología Conductual 2001, 9(2): 221-246.
Morales-Calatayud S. Introducción a la psicología de la salud. México: Paidós; 1999.
Navarro-Góngora J. enfermedad y familia. Manual de intervención psicosocial. México: Paidós; 2004.
Reidl L. Afrontamiento al estrés y criterios de salud mental en madres solteras a través de grupos de reflexión. Revista Mexicana de psicología 1996, 13 (2): 187-192.
Vázquez C, Ring J. Estrategias de afrontamiento ante la depresión: Un análisis de su frecuencia y utilidad mediante el Coping Inventory of depressión (CID). . psicología conductual 1996, 9: 28-35.
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