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Relación salud - ocupación desde la terapia ocupacional.

Autor/autores: Silvia Gómez Lillo
Fecha Publicación: 01/03/2007
Área temática: Psiquiatría general .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Al dar una mirada a la historia, en lo que se refiere a los conceptos de salud y ocupación, vemos que la ocupación se ha usado desde muy antiguo como agente terapéutico. Esto se hace evidente en la época actual a través de la Carta de Otawa y de la clasificación Internacional de Discapacidades. La influencia de las ocupaciones en la salud fundamentó la creación de la profesión Terapeuta Ocupacional; su desarrollo, ha estado marcado con la premisa "el hombre a través de las actividades que realiza cotidianamente puede influenciar el estado de su propia salud".

Si bien la profesión fue creada en forma empírica, en el transcurso de su desarrollo se ha creado evidencia y hoy día, especialmente a través del desarrollo de la Ciencia de la Ocupación, se está tratando de comprobar los efectos de la ocupación en la salud y en el bienestar de las personas. En este contexto, partiendo de una definición del concepto "ocupación" analizaremos su influencia en el desarrollo integral del niño por una parte, y por otra, la importancia de las habilidades de desempeño y la influencia de los patrones de desempeño, lo que de una u otra manera, influyen en la adaptación, orquestación y equilibrio de las ocupaciones cotidianas, así como en la identidad personal, todo lo que tiene directa relación con la salud y el bienestar.

Palabras clave: Ocupación, Salud, Terapia ocupacional


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Relación salud - ocupación desde la terapia ocupacional.

Silvia Gómez Lillo.

Terapeuta Ocupacional. Licenciada en Ciencias de la Ocupación. Profesor Asistente Facultad de Medicina, Universidad de Chile.

PALABRAS CLAVE: Salud, Ocupación, terapia Ocupacional.

Resumen

Al dar una mirada a la historia, en lo que se refiere a los conceptos de salud y ocupación, vemos que la ocupación se ha usado desde muy antiguo como agente terapéutico. Esto se hace evidente en la época actual a través de la Carta de Otawa y de la clasificación Internacional de Discapacidades. La influencia de las ocupaciones en la salud fundamentó la creación de la profesión Terapeuta Ocupacional; su desarrollo, ha estado marcado con la premisa “el hombre a través de las actividades que realiza cotidianamente puede influenciar el estado de su propia salud”. Si bien la profesión fue creada en forma empírica, en el transcurso de su desarrollo se ha creado evidencia y hoy día, especialmente a través del desarrollo de la Ciencia de la Ocupación, se está tratando de comprobar los efectos de la ocupación en la salud y en el bienestar de las personas. En este contexto, partiendo de una definición del concepto “ocupación” analizaremos su influencia en el desarrollo integral del niño por una parte, y por otra, la importancia de las habilidades de desempeño y la influencia de los patrones de desempeño, lo que de una u otra manera, influyen en la adaptación, orquestación y equilibrio de las ocupaciones cotidianas, así como en la identidad personal, todo lo que tiene directa relación con la salud y el bienestar.



Introducción

La ocupación es el aspecto central de la terapia Ocupacional y el objeto de estudio de la Ciencia de la Ocupación. Tanto para los profesionales como para los científicos, ésta repercute en forma importante en la salud y en el bienestar de los seres humanos. Existen antecedentes históricos y algunas investigaciones que avalan esta premisa; pero por otra parte, la vida diaria demuestra claramente las repercusiones del hacer y del no hacer en la cotidianeidad de los seres humanos.


Ocupación y salud

Como en muchos otros términos, no hay una sola definición de ocupación. En este artículo, se considera la ocupación como “la actividad con sentido en que la persona participa cotidianamente y que puede ser nombrada por la cultura” (Comité de estudio de la Ciencia de la Ocupación de la escuela de terapia Ocupacional de la Universidad de Chile, Documento de trabajo, Noviembre 2006). Partiendo de esta definición se hará una relación entre ocupación y salud en una proyección histórica y biológica.

Si bien, tanto la terapia Ocupacional como la Ciencia de la Ocupación, son de creación relativamente recientes, aproximadamente un siglo la primera y un cuarto de siglo la segunda, la ocupación ha sido usada como agente curativo desde muy antiguo. Así, H Hopkins menciona a los chinos 2600 años A de C, egipcios 2. 000 años A de C y persas 1. 000 años A de C que la recomendaban en forma de ejercicio, de trabajo o como actividad de tiempo libre. (1). Posteriormente la ocupación y sus beneficios fue considerada en forma indirecta en el Código Sanitario que fue desarrollado posiblemente en la Grecia clásica y que se mantuvo vigente hasta el siglo XIX (2). Este código consistía en un régimen de salud que tenía como objetivo promover la salud y prevenir la enfermedad.  

En la época actual encontramos la Carta de Ottawa, la que fue emanada de la Primera Conferencia de Promoción de la Salud realizada en Canadá en 1986, organizada por la Organización Mundial de la Salud. Esta carta afirma que la promoción de la salud va más allá del cuidado de ella y propone estrategias que están relacionadas a la ocupación, al recomendar el desarrollo de habilidades personales y el fortalecimiento de acciones comunes por ejemplo (3). En el año 2001, se publicó la clasificación Internacional de Funcionalidad, discapacidad y Salud (CIF), emanada de la Organización Mundial de la Salud, que clasifica la limitación de la discapacidad y la restricción de la participación de los individuos en su vida diaria, o sea, está dirigida al individuo considerado como ser activo, ocupado. Últimamente, numerosos autores contemporáneos han analizado y mostrado evidencia sobre los beneficios de la ocupación. A continuación, pero sin profundizar en ello, mencionaremos algunas investigaciones, además de algunos de estos beneficios, los que, que por ser obvios no necesariamente deben probarse a través de la evidencia.

Desde un punto de vista biológico, sabemos que el ser humano no nace pre- programado para la ocupación, pero si nace con estructuras, funciones y capacidades que le proporcionan requerimientos básicos para el desarrollo de habilidades a través de la exploración y manipulación del medio ambiente, que le permite acumular progresivamente experiencias al relacionarse activamente en distintos contextos. Es así como, desde el punto de vista de su propia evolución, el individuo, al participar activamente en el medio que lo rodea, desarrolla conocimiento; madurez social, emocional y espiritual; ejercita los diversos sistemas de su organismo y la función cerebral; desarrolla autoestima; y se distrae ante situaciones adversas. En la práctica esto se traduce en que cualquier persona, al involucrarse en una actividad, necesita realizar diversos movimientos donde obviamente entran en acción diferentes grupos musculares, con lo que se produce un efecto de bombeo muscular que activa la circulación y la respiración. Si se trata de un niño, en que la ejecución de actividades motoras son resueltas con éxito, éste innatamente se sentirá motivado por actividades de este tipo cada vez más complejas que, además de lo anterior, por un lado van a incrementar su conocimiento y por otra, aunque relacionada a la anterior, recibirá aportes que le ayudarán a organizar su función cerebral. Si las actividades son finalizadas con un resultado positivo, se desarrollará confianza y autoestima. Pero además, dado que el hombre es un ser gregario, muchas de las actividades en que se involucra son compartidas con otras personas. El compartir experiencias, especialmente en la niñez, ayuda en el desarrollo de la madurez social, emocional, y también espiritual.


Para fundamentar las repercusiones de las ocupaciones en el plano físico, centrémonos un momento en nuestra propia experiencia y pensemos en una persona que ha permanecido en cama un tiempo prolongado. Sabemos, algunos por experiencia propia, que al comenzar al levantarse de la cama hay debilidad muscular con una intensidad que es proporcional al tiempo de permanencia en ella, y a las capacidades físicas de la persona afectada. Pero además, también es un hecho que las personas que no caminan o no hacen actividad física, son más propensas a las infecciones urinarias, a los trastornos respiratorios y deterioro óseo.  

En el plano mental, es común constatar por experiencia de familiares, clientes, o propias, que una persona que por uno u otro motivo no ejercita sus capacidades corticales superiores también sufrirá un menoscabo en el funcionamiento de esta área.

En el plano de la evidencia, entre otras investigaciones sobre el tema, citaremos a F. Clark que en 1997 aplicó un programa de terapia Ocupacional a un grupo de adultos mayores durante nueve meses y a un grupo control aplicó un programa de activación grupal, otro grupo no recibió intervención. Ella concluyó que las personas que recibieron terapia Ocupacional mejoraron su funcionamiento físico y social, su salud mental y su percepción de bienestar. C Baum, en 1995, demostró que las personas con enfermedad de Alzheimer que se mantenían ocupadas sufrían un deterioro más lento de la enfermedad. Conclusiones similares obtuvo Carson en 1993, en una investigación con personas con VIH. (4) Es así como, de acuerdo a la historia, a investigaciones de especialistas en la materia, y a nuestra propia experiencia ya sea como personas o como Terapeutas Ocupacionales, tenemos argumentos de peso para reafirmar nuestra convicción, ésta es, que el ser humano a través de las ocupaciones en que se involucra, puede influir en el estado de su propia salud. “La salud es creada y vivida por las personas en los lugares de su vida diaria; donde ellos aprenden, trabajan, juegan y aman” (M Reilly).


Terapia Ocupacional

Fue creada en forma empírica, en base a los postulados anteriores y a una filosofía humanista que reconoce la complejidad de los seres humanos, para intervenir en personas que presentaran déficit en su desempeño ocupacional y a ayudar a su “adaptación a sus problemas de vida” (Meyer, 1922). Los fundadores de la profesión compartieron la idea del valor y del poder de las ocupaciones. Así, la bibliografía menciona el credo de Dunton (1919): “La ocupación es tan necesaria para la vida como el alimento y la bebida. Que cada ser humano debería tener ocupaciones físicas y ocupaciones mentales…. Las cuales gozara…. Que los cuerpos enfermos y las mentes enfermas podrían ser sanadas a través de la ocupación” (Dunton, 1919) (5).

Posteriormente, como es sabido, hubo un cambio de paradigma en que se perdió el enfoque holístico, y se perdió el uso de la ocupación, cambiándose ésta por actividad centrada en el tratamiento, o sea, de acuerdo a las corrientes de la época, la terapia Ocupacional adoptó el modelo médico de causa- efecto. En este período se inició la especialización en diferentes áreas y en técnicas relacionadas con la profesión. Posteriormente, a fines de los años 60 se comienza a retornar hacia el sentido original de la disciplina, aprovechando todo un bagaje de experiencia que la impulsa a serios intentos de desarrollar sólidos fundamentos teóricos basados en sus bases filosóficas. Es así como hoy día está en pleno desarrollo la Ciencia de la Ocupación. En la arena práctica, hoy día, los Terapeutas Ocupacionales consideran tres dominios de interés, la persona, el medio ambiente y la ocupación. O sea, la emergente Ciencia de la Ocupación y la profesión terapia Ocupacional se basan en los postulados de los fundadores, entre los que destacan A, Meyer y W. Dunton, quienes, como ya se mencionó, se basaron en los beneficios que podrían aportar las ocupaciones para recuperar la salud.


Relación ocupación – salud desde la terapia ocupacional

Como ya se mencionó el ser humano no nace pre-programado para la ocupación sino que nace con estructuras, funciones y capacidades potenciales. Así, el lactante que evoluciona en el plano psicomotor, desde las acciones sin intención a acciones con intención y adquisición progresiva de las praxias comienza, al final de su primer año de vida, a involucrarse en ocupaciones muy simples que paulatinamente aumentarán tanto en cantidad como en complejidad. Todo esto sucede en un contexto al que el niño se adapta logrando de este modo conductas más estables. Como los contextos no siempre son los mismos, el niño crea estrategias alternativas de adaptación, lo que hace que frecuentemente se desestabilice y luego se reacomode a los cambios hasta que logra un dominio de la situación.

La adaptación ocupacional, o sea, “el cambio en la función que apoya la sobreviva y la auto actualización” (American Occupational Therapy Association, 1979) (6) es un proceso continuo, presente durante toda la vida, que se produce a nivel sub-cortical de acuerdo a demandas provocadas por la actividad o por el contexto. Es así como los seres humanos en su hacer se van adaptando, superando desafíos y enfrentándose a nuevas competencias. Pero además de adaptarse, también deben organizar este hacer y equilibrarlo de una manera armónica de acuerdo a sus necesidades y motivaciones.

Equilibrio en este contexto, o sea equilibrio ocupacional, se refiere a una interdependencia dinámica entre las diversas ocupaciones de acuerdo a factores intrínsecos de la persona, tales como habilidades o intereses, y a sus necesidades y obligaciones tales como las demandas familiares, laborales o sociales; no se refiere, como podría pensarse por la acepción común de la palabra, a igual cantidad de tiempo de realización de las diversas ocupaciones. El equilibrio ocupacional tiene repercusiones en la persona y en su medio social y Wilcock en su artículo “A theory of human need for occupation” (7) plantea que es un factor de riesgo para la salud del individuo y para la comunidad. También lo consideraron un agente importante para la salud diversos autores a lo largo de la historia de la profesión, tales como Clark, Meyer, Reilly y Kielhofner entre otros.

Demostrar evidencia en el equilibrio ocupacional y su influencia en la salud y bienestar de los seres humanos, y generalizarla, no es fácil ya que entran en juego numerosas variables, las que además son cambiantes. Pero, al igual que con los beneficios de las ocupaciones en las personas, además de la investigación, la vida misma confirma la hipótesis. Así por ejemplo, en Chile en los últimos años se han creado numerosas residencias para adultos mayores. Algunas de ellas cuentan entre sus profesionales con Terapeutas Ocupacionales, pero difícilmente en cantidad suficiente. Esto hace que los residentes pasen largas horas del día mirando televisión o simplemente sentados en una terraza o pasillo. Las estadísticas muestran numerosos problemas de salud en estas personas, especialmente relacionados con problemas infecciosos, que no son resultado de condiciones higiénicas de las residencia (8). Otro ejemplo de la relación equilibrio ocupacional y salud y bienestar, podría ser el número, también en aumento, de personas con estrés por exceso de trabajo, o los problemas de depresión de personas desempleadas o subempleadas.


Conclusión

La relación salud – ocupación es un dogma central para los Terapeutas Ocupacionales y para los científicos de la ocupación. Para que las ocupaciones contribuyan a mejorar la salud y el bienestar de las personas, éstas obviamente deben ser positivas, adecuadas para cada cual y deben activar mecanismos de adaptación; por otra parte, la persona debe tener la posibilidad de equilibrar, de acuerdo a sus capacidades y necesidades las distintas ocupaciones en que se involucra.

Hasta el momento la evidencia que reafirme esta relación es escasa. En este ámbito, tenemos que tener en cuenta que es extraordinariamente difícil hacer investigaciones que generalicen sus resultados, dado que tanto la capacidad de adaptación como el equilibrio ocupacional y su percepción de él, son del individuo en sí, o sea, personales.


Referencias bibliográficas

1. Hopkins H. “An historical perspective on Occupational Therapy” Occupational Therapy Willard & Spackman’s. 7ª edition, 1988. Edit Lippincott. pag. 16-17 2. Wilcock A, “Occupation for Health: reactiving the regimen sanitatis”. Journal of Occupational Science, XI-2001, Vol 8, Nº 3:20-24

3. Canadian Journal of Occupational Therapy, XII- 1994, Vol. 61, Nº5: 293-294

4. Law M, Steinwender S, Leclair L. Occupation, Health & Well-Being. Canadian Journal of Occupational Therapy, April 1988, Vol 65 Nº2: 81-91

5. Barker K “La historia de terapia Ocupacional” Willard Spackman’s terapia Ocupacional. Editorial Panamericana. 2003. Pag. 10

6. Christiansen, Ch, Baum C. Occupational Therapy: Enabling. Function & Well Being. Edited by Christiansen y Baum, 1997: 2-70:362-76

7. Wilcock A. “A theory of human need for occupation”. Journal of Occupational Science, Australia, 2003.

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