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El estado de ánimo en el paciente institucionalizado de Castilla y León*.

Autor/autores: C. Villar Fernández
Fecha Publicación: 01/03/2009
Área temática: Neurocognitivos, Trastornos neurocognitivos .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Objetivo: estudiar el estado de ánimo en ancianos institucionalizados centrado en la región castellano-leonesa. Metodología: se realizó un muestreo al azar intencionado, quedando tres grupos de estudio: quedó participantes institucionalizados (GE), con residencia en familia (GF), e independientes (GI). Las pruebas fueron: entrevista semiestructurada, Mini-Examen cognoscitivo y escala de depresión Geriátrica (GDS-15). La muestra ascendió a 110 participantes.

Resultados: Los valores en la GDS-15 ofrecen una media de 4, 27 y Dt = 4, 10, obteniéndose porcentajes para la depresión establecida del 14, 5%. Al realizar un ANOVA (grupos de estudio) sobre las puntuaciones del GDS-15, los resultados son significativos (F (2, 104) = 4, 49; pa = . 01). Los análisis posthoc, indican que las diferencias se encuentran entre los ancianos institucionalizados y los independientes.

Al aplicar un ANOVA de dos factores (grupos de estudio y nivel educacional) sobre el estado de ánimo, se encuentra significación para la interacción entre ambos factores (F(4, 104) = 6, 61; pa = . 0001). Los institucionalizados y los que viven independientes con menor nivel cultural, son los que más sintomatología depresiva evidencian, junto con los que viven en familia y que tienen estudios superiores

Conclusiones 1. - La prevalencia de depresión establecida en el anciano de Castilla-León, según la escala utilizada, fue del 14, 5%. 2. -. El nivel educacional es una variable a tener en cuenta al evaluar el estado de ánimo en ancianos, por la vulnerabilidad hacia la depresión que aporta la dificultad en la lecto-escritura, a la hora de vivir en una residencia o de forma independiente, frente a la protección que les ofrece la familia.

Palabras clave: estado de ánimo


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EL ESTADO DE ÁNIMO EN EL ANCIANO INSTITUCIONALIZADO DE
CASTILLA Y LEÓN (Proyecto financiado por la Junta de Castilla y León)

Autores: Llorca, G. , Villar Fernández, C. , Bueno, G. , Diez, M. A.
Facultad de Medicina. Universidad de Salamanca.

Introducción:
El interés por el estudio de la vejez, dentro de la comunidad psicológica, es fruto
de una clara evidencia social: la población en el mundo occidental a partir del siglo XX
ha mejorado su esperanza de vida. Este envejecimiento de la población genera,
paralelamente un problema tanto psicosocial como sanitario, que a su vez provoca la
necesidad de conocer los mecanismos que permitan asegurar no sólo una mayor
longevidad, sino una longevidad acompañada de una cierta calidad de vida. Así, el
interés sobre la salud-enfermedad, los problemas sociales, y muy especialmente, el
estado de ánimo en este colectivo, ha llevado a un incremento notable en el número de
investigaciones y publicaciones (1).
Los trastornos depresivos son frecuentes en la población mayor de 65 años y
según Franco y Monforte (2) afectan aproximadamente al 10% de los ancianos que
viven en la comunidad, entre el 15 y el 35% de los que viven en residencias geriátricas
dependiendo de las características del centro, entre el 10 y el 20% de los que son
hospitalizados y en torno al 40% de los que padecen un problema somático y están en
tratamiento por ello; dando lugar todos al 50% de las hospitalizaciones de personas de
la tercera edad en unidades de psiquiatría en los hospitales generales. En esta línea,
otros autores defienden que la depresión podría ser el mayor problema psicopatológico
que afecta a los ancianos y recogen que su prevalencia oscila entre el 0. 6 y el 29. 7%
(3). Estas diferencias en los porcentajes están muy relacionadas con los criterios
diagnósticos utilizados en la definición de depresión. Mientras que algunos hablan de

síntomas depresivos, otros se rigen por criterios diagnósticos más estrictos, incluyendo
en estas cifras a los pacientes que cumplen criterios para el diagnóstico de algún
síndrome concreto como el trastorno depresivo mayor o el trastorno distímico. Así, se
estipula que sólo reciben tratamiento psiquiátrico el 10% de las personas mayores que
lo necesitarían (4), lo que nos lleva a pensar que la sintomatología depresiva se
encuentra infradiagnosticada e infratatada en este grupo de población, lo que
probablemente se deba a las dificultades para diagnosticar con claridad estos trastornos
en los ancianos.
Según Alcalá y cols. (5), en este problema intervienen una serie de factores, entre
los que destacan la frecuente comorbilidad con enfermedades somáticas, la disminución
de las funciones cognitivas y la presencia de acontecimientos vitales adversos (6, 7). Al
mismo tiempo suele ser la causa más frecuente de sufrimiento emocional en la última
etapa de la vida (8). No hay que olvidar tampoco que los datos sobre el curso,
evolución y tratamiento que suelen manejarse para el adulto son inadecuados para la
depresión del anciano (9).
El propio sentimiento de tristeza suele ser de menor intensidad que en la
depresión adulta, contaminándose su estado afectivo con un montante mayor de
ansiedad (10). Finalmente, hay que agregar a estos datos la subestimación del
diagnóstico de depresión, poniéndose de relieve la alta frecuencia de los llamados
síndromes depresivos subclínicos o depresión subsindrómica, que si en la etapa adulta
constituye un motivo de minusvaloración de esta patología, mucho más lo es en la
senectud (11).
Por todo ello se planteó como objetivo de la investigación, estudiar el estado de
ánimo en ancianos institucionalizados centrado en la región castellano-leonesa.
Método
2

Participantes
Este proyecto de investigación estaba dirigido a población de Castilla y León,
mayor de 65 años. Para la elección de la muestra se realizó un muestreo al azar
intencionado, con los siguientes criterios de inclusión:
- Personas mayores de 65 años.
- No diagnosticados de psicopatología previa.
- Disponibilidad y voluntariedad para participar en el proyecto.
- Con integridad cognitiva para comprender las pruebas
La muestra del grupo de estudio quedó constituida por los voluntarios procedentes
tanto de centros de día, como de residencias o centros geriátricos (GE), como grupos de
control se seleccionaron ancianos que vivían bien en familia (GF), bien de forma
independiente (GI).
Medidas
Las pruebas se administraron de forma individualizada y heteroaplicada dado el
nivel educacional de alguno de los participantes. Así, la batería de instrumentos quedó
compuesta por:
- Una entrevista semiestructurada, con recogida de los datos biopsicosociales
- El Mini-Examen Mental Cognoscitivo (MMSE), de Folstein y cols. , 1975.
Versión española de Lobo y Ezquerra, 1979) (12), para eliminar aquellos sujetos que no
cumplieran el criterio de integridad cognitiva
- La escala de depresión Geriátrica. Versión de 15 ítems. (GDS-15, Yesavage,
1983) (13). La elección de esta escala, en detrimento de otras que evalúan también los
síntomas depresivos, como la escala para la depresión de Hamilton y la de Beck, se

3

debió a que estas últimas contienen junto a síntomas psicopatológicos, síntomas
somáticos en una alta proporción, lo que constituye una dificultad para su aplicación en
esta franja de edad, además debido a su baja especificidad, los hallazgos con estos
instrumentos reflejan con frecuencia falsos positivos (14).
Muestra
La muestra ascendió a 110 participantes, todos ellos mayores de 65 años, con
residencia en Ávila, Valladolid, León, Zamora, y Salamanca, y una media de edad de
75. 69 años y Dt = 6. 95. Con respecto al estado civil, los porcentajes son similares entre
casados y viudos (41, 8 y 42, 7% respectivamente), existiendo únicamente un 12, 7% de
solteros y un 2, 7% de separados. En relación al género, la muestra es bastante
homogénea ya que el 42, 7% eran hombres, siendo el resto mujeres; la mayoría tenía
estudios primarios (57, 3%), el 28, 2% eran analfabetos y tan sólo un 14, 5% poseían
estudios superiores.
Resultados
Las puntuaciones en la escala de depresión Geriátrica (GDS-15, Yesavage, 1983)
(14), muestran una media de 4, 27 y Dt de 4, 10, siendo su distribución asimétrica
positiva (1, 04), predominando las puntuaciones bajas; la curtosis está cercana al cero
(0, 09), es decir, la curva es mesocúrtica. Al categorizar los valores obtenidos en función
de los puntos de corte que ofrece la escala (0-5, 9 para no depresión; 6-9, 9 probable
depresión y 10-15 depresión establecida), se obtienen los porcentajes que figuran en la
tabla 1. La cifra correspondiente a la depresión establecida (14, 5%), está dentro de los
valores de prevalencia aportados por Vilalta, López, y Llinàs (3), que oscilan entre el
0. 6% y el 29. 7%, realizando el estudio en población catalana.

4

Tabla 1: Niveles de estado de ánimo (GDS-15)
Categoría

Porcentaje

No depresión
Probable depresión
depresión establecida

69, 2
16, 3
14, 5

Al realizar un análisis de varianza de un factor de efectos fijos, introduciendo
como variable independiente los grupos de estudio y como variable de medida las
puntuaciones

obtenidas

en

el

estadísticamente significativas (F

GDS-15,
(2, 104)

los

resultados

ofrecen

diferencias

= 4, 49; pa = . 01). Es decir, existe efecto del

factor sobre el estado de ánimo (tabla 2), ofreciendo valores más bajos en el mismo los
ancianos que están institucionalizados (GE):
tabla 2: Grupos de estudio x E. de ánimo
Grupos

Media

D. Tipica

n

G. E
G. F
G. I

5, 18
5, 03
2, 66

3, 87
4, 75
3, 30

38
30
36

Al realizar los análisis a posteriori o posthoc, con la F de Scheffé (tabla 3), las
diferencias se encuentran entre los ancianos que están institucionalizados y los que
viven de forma independiente, no existiendo diferencias entre éstos últimos y los que
residen con sus familiares.
tabla 3: análisis posthoc de los grupos de estudio
Grupos de estudio
G. E
G. F

G. F
G. I
G. I

Dif. Medias
0, 15
2, 52
2, 36

p
, 98
, 02*
, 06

5

Este resultado confirma que los sentimientos de abandono en las residencias, el
aislamiento de la red sociofamiliar, los cambios en el estilo de vida con incremento del
grado de estrés, la adaptación a normas que condicionan la intimidad y los sentimientos
de minusvalía y, en definitiva, la carga valorativa de carácter negativo que implica la
institucionalización puede ofrecer una vulnerabilidad al anciano a padecer
sintomatología depresiva (15, 16, 17).
Ahora bien, al realizar un ANOVA de dos factores de efectos fijos (grupos de
estudio y nivel educacional) y como variable dependiente, de nuevo, los valores
obtenidos en el GDS-15, los resultados indican diferencias estadísticamente
significativas para la interacción entre ambos factores (F(4,

104)

= 6, 61; pa = . 0001)

(Figura 1):

Fig. 1. : Grupos de estudio x N. Educacional y E. de ánimo

Se confirma que son los ancianos institucionalizados o que viven independientes
con menor nivel cultural, los que mayor sintomatología depresiva presentan, junto con
los que viven en familia y tienen estudios superiores. Este resultado pone de manifiesto,
que el nivel educacional es una de las variables a tener en cuenta cuando se evalúe el
estado de ánimo en esta etapa de la vida. Además, resalta la importancia de diferenciar
la vulnerabilidad que aporta la dificultad en la lecto-escritura a la hora de vivir en una
residencia o de forma independiente, frente a la protección que les ofrece la familia. Sin
6

embargo, esta protección es contraproducente cuando los ancianos disponen de un nivel
cultural alto.

Conclusiones
La vejez es una etapa de la vida donde coinciden una serie de factores de riesgo que
hacen a la persona más vulnerable a sufrir una depresión (jubilación, duelos,
enfermedades crónicas, discapacidades físicas. . . ). Precisamente, por esta razón conviene
mantenerse alerta ante ciertos síntomas y signos. El problema es que ni los mismos
afectados, ni la familia y, a veces, ni siquiera el profesional, advierten el episodio
depresivo, ya que erróneamente lo atribuyen al proceso normal de envejecimiento o bien
la sintomatología queda enmascarada o solapada por la enfermedad física. El binomio
enfermedad-vejez es una idea arraigada en la población y un estigma para esta etapa
evolutiva. De hecho, muchos de los trastornos afectivos que se manifiestan por primera
vez en edades avanzadas son considerados secundarios a enfermedades somáticas, es lo
que se ha denominado "fenocopias" de la depresión.
Desde nuestros resultados podemos afirmar que sería interesante plantear
paradigmas asistenciales con énfasis tanto en la prevención como en la rehabilitación;
dado que hay que tener en cuenta la presencia de factores psicosociales, sin descuidar la
influencia del entorno y los aspectos psico-afectivos familiares, desde una perspectiva
holística, pues confluyen activamente en la integridad psicológica del anciano.
En el estudio se evidencia que el aumento de la esperanza de vida unido al mayor
nivel cultural de nuestra población, aconsejan que un pilar de la prevención de la
depresión en el anciano se base en mantener su independencia. Es decir, prevenir para no
caer en un estado depresivo no es fácil, pero tampoco imposible y para la mayoría de los
especialistas la "regla de oro" es, adaptarse a los cambios.

7

Referencias Bibilográficas:
1. - Sáiz, D. , Baqués, J. y Sáiz, M. : Una panorámica sobre la investigación en psicología de la vejez a través
del análisis de sus publicaciones (1991-1995). An. Psicol 1998, 14, 1, 3-11.
2. - Franco Martín, M. A. , Monforte Porto, J. A. ¿Cuál es la frecuencia de la depresión en el anciano?. En:
Calcedo Barba A. (Ed). La depresión en el anciano. Doce cuestiones fundamentales. Madrid: Fund
Arch. Neurobiol 1996: 19-44.
3. - Vilalta, J. ; López, S. y Llinàs, J. prevalencia de demencias en un área rural. Un estudio en Girona. Rev
Neurol 2000; 30: 1026-1032
4. - Bernabé, E. . depresión en la tercera edad. En: A. Chinchilla Moreno. tratamiento de las depresiones.
Barcelona: Masson. 1997
5. - Alcalá, V. , Camacho, V. , Giner , J. Afectos y depresión en la tercera edad. Psicothema 2007, 19, 1, 4956.
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7. - Sable, J. A. , Dunn, L. B. , y Zisook, S. Late-life depression. How to identify its symptoms and provide
effective treatment. Geriatrics 2002, 57(2), 18-9.
8. - Blazer, D. G. Depression in late life: Review and commentary. J Gerontol Biol Med Sci 2003, 58(3),
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9. - Kennedy, G. J. The geriatric syndrome of late-life depression. Psychiatric Services 1995, 46(1), 43-8.
10. - Gottfries, C. G. Is there a difference between elderly and younger patients with regard to the
symptomatology and aetiology of depression. Int Clin Psychopharmacol 1998, 13(5), 13-18.
11. - Schneider, G. , Kruse, A. , Nehen, H. G. , Senf, W. , y Heuft, G. The prevalence and differential diagnosis
of subclinical depressive syndromes in inpatients 60 years and older. Psychother Psychosom 2000,
69(5), 251-60.
12. - Lobo, A. , Marcos, G. , Dia, J. L. , De La Cámara, C. , Ventura T, Morales A. , et al. Validación y
estandarización del mini-examen cognoscitivo (primera edición española del Mini-Mental Status
Examination) en la población geriátrica general. Med Clin (Barc) 1999; 112: 767-774.
13. - Yesavage, J. A. , Brink, T. L. , Rose, T. L. , Lum, O. Development and validation of a geriatric
depression scale: a preliminary report. J Psychiatr Res 1983, 17 (1): 37-49.
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