Alucinaciones olfativas
Definición: Son raras en la esquizofrenia. Los olores suelen ser desagradables, fétidos, pútridos, de excrementos. Estos olores pueden proceder del propio cuerpo (egocéntricas) o del mundo exterior (exocéntricas). Las egocéntricas se pueden observar en el delirio de bromosis o síndrome paranoide olfatorio. En enfermos orgánicos (epilepsia temporal, tumores del lóbulo temporal) pueden aparecer alucinaciones olfativas el carácter de alucinosis.
En el ejemplo que sigue vemos las alucinaciones olfativas que presenta un enfermo. Las alucinaciones son exocéntricas y presentan la condición de desagradables.
En mi casa había un pestazo muy grande de orines. Me puse a quemar una goma para que se fuera el pestazo. Creo que el vecino de arriba es analista de orines y de eso venía el olor. Con la fuerza del orín y del humo comenzaron a salir unas telas de araña. Los orines comenzaron luego a filtrarse por la pared
Se desarrolla horas o días después del cese o de la reducción del alcohol en una persona que venía consumiendo esta sustancia durante mucho tiempo y en dosis altas. Cursa con temblores, nauseas, vómitos, ansiedad, sudoración, crisis epilépticas, ilusiones o alucinaciones visuales, táctiles o auditivas.
Se llama de esta manera al cuadro caracterizado por alucinaciones visuales, trastornos de la imagen corporal, alteraciones de la percepción del tiempo, percepción alterada de las formas (macropsia, micropsia, dismegalopsia, metamorfopsia), que se puede producir por la intoxicación con alucinógenos. Su nombre lo toma de Alicia, un personaje del famoso cuento de Lewis Carrol Alicia en el país
de las maravillas.
Al padecer alucinaciones auditivas la mayoría de las veces el paciente escuchas voces.
También pueden tener un carácter elemental oyendo entonces el enfermo ruidos, pisadas, tiros, campanas, murmullos, etc., rara vez los pacientes escuchan música, son las alucinaciones musicales.
A las auditivas elementales también se les llama acoasmas.
Con Eugen Bleuler distinguimos dos características de las alucinaciones auditivas:
1) Intensidad. Las alucinaciones pueden tener una intensidad pequeña y llegar a ser casi inaudibles, o bien una gran intensidad hasta el punto de que el paciente no puede dormir o escuchar a otras personas cuando estas se presentan.
2) Claridad. Los pacientes pueden escuchar las voces y no estar seguros de lo que estas dicen, o bien las oye claramente.
En general, al mejorar el paciente con el tratamiento las voces disminuyen progresivamente de intensidad y pierden claridad. El paciente puede oír una sola persona o varias, siempre las mismas o cambiantes.
Raramente son unilaterales, afectando a un solo oído. En el caso de las seudoalucinaciones o alucinaciones verdaderas son voces interiores, que se oyen dentro de la cabeza.
En el caso de las alucinaciones propiamente dichas la localización de las voces puede ser imprecisa o bien proceden de los objetos (muebles, enchufes, televisores), de las personas que pasan por la calle, de las que viajan en coche, etc. Las voces frecuentemente insultan, critican o amenazan al paciente: Unas veces me llaman puta, otras me llaman solitaria, pero siempre me están insultando. Pueden también comentar las acciones del paciente: Me dicen lo que hago, si bebo me dicen que estoy bebiendo, si me peino, que me estoy peinando, si como me dicen que estoy comiendo, así siempre. Pueden dar ordenes al paciente o prohibirle lo que estaba pensando hacer, son las alucinaciones imperativas: Oí a las voces que me decían que me levantara de la cama y que me fuera a la calle. Ya era de noche, mi madre no me dejó salir, pero yo la empuje y salí a la calle.
A veces dan información sobre quienes son los dueños de esas voces y cuáles sus intenciones: Me dice que me tienen que matar a mí y a cuatro más de mi barrio [...] En ocasiones nos encontramos con lo que se llama pensamiento sonoro (K. Schneider) o doble pensamiento ( E. Bleuler), es decir que el paciente escucha sus propios pensamientos, con el eco de los pensamientos (E. Bleuler), o eco de las palabras(J.G.F Baillarger), es decir que cuando dejan de hablar escuchan en sus alucinaciones lo que acaba de decir, o el eco de la lectura( J.G. F. Baillarger), es decir que cuando dejan de leer oyen lo leído. Con Cabaleiro Goas, pensamos que, sin llegar al extremo de considerar a las voces como generadoras del delirio, si se pueden considerar como consolidadoras o cristalizadoras del sistema delirante, en el sentido de que por ellas el delirio adquiere más certeza para el paciente.