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Alucinaciones verdaderas
Definición: Sinónimos: seudoalucinaciones (K. Jaspers) (V.K. Kandinsky) (F.W. Hagen), psiquicas (J.G.F. Baillarger), delirantes (Henry Ey), aperceptivas (K.L. Kahlbaum). Son las voces interiores, que se oyen dentro de la cabeza.
Las seudoalucinaciones se diferencian de las alucinaciones auditivas propiamente dichas y de las alucinosis a través de una serie de conceptos. Uno de ellos es si son vividas con carácter de real. De este modo se ha distinguido entre el juicio de presencia (Karl Jaspers) o impresión de existencia corpórea (F. Alonso Fernández), es decir si el sujeto vive la sensopercepción con certeza inmediata de realidad, y el juicio de realidad (F. Alonso Fernández), que se produce tras reflexionar sobre lo percibido. De esta manera en la alucinosis existe un juicio de presencia positivo, el sujeto escucha voces que se localizan en el espacio objetivo y son indistinguibles de las reales, pero luego reflexiona y se da cuenta de que esas voces no tienen existencia real, su juicio de realidad es negativo.
En base a la localización en el espacio exterior, la corporeidad y el juicio de realidad, en la tabla siguiente, tomada de F. Alonso Fernández, se establece la distinción entre los tres tipos de alucinaciones:
Las seudoalucinaciones estarían más próximas a las representaciones que a la percepción (F. Alonso Fernández), lo contrario ocurre con las alucinaciones.
Kurt Schneider distingue tres tipos de seudoalucinaciones con la condición de síntomas de primer orden: el pensamiento sonoro, la audición de voces en forma de dialogo y la audición de voces comentadoras de la actividad. Estas tres seudoalucinaciones son todas vivencias impuestas.
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Se desarrolla horas o días después del cese o de la reducción del alcohol en una persona que venía consumiendo esta sustancia durante mucho tiempo y en dosis altas. Cursa con temblores, nauseas, vómitos, ansiedad, sudoración, crisis epilépticas, ilusiones o alucinaciones visuales, táctiles o auditivas.
Se desarrolla después del cese o reducción del consumo prolongado de estas sustancias. Cursa con taquicardia, temblor, sudoración, crisis epilépticas y alucinaciones visuales, táctiles y auditivas.
Véase alucinaciones auditivas.
Se llama de esta manera al cuadro caracterizado por alucinaciones visuales, trastornos de la imagen corporal, alteraciones de la percepción del tiempo, percepción alterada de las formas (macropsia, micropsia, dismegalopsia, metamorfopsia), que se puede producir por la intoxicación con alucinógenos. Su nombre lo toma de Alicia, un personaje del famoso cuento de Lewis Carrol Alicia en el país
de las maravillas.
La definición clásica de la alucinación es la de Benjamín Ball (1833-1893) para él la alucinación es una percepción sin objeto a percibir, aunque no siempre las alucinaciones tienen las características de las percepciones. Para German Berrios la alucinación es una declaración perceptual, de grado variable de convicción, en la ausencia de un estímulo externo relevante.
Véase alucinaciones cinestésicas.
En ellas se incluyen las alucinaciones, generalmente visuales del delirium tremens, y las auditivas de la alucinosis alcohólica.
Véase alucinaciones verdaderas.
Al padecer alucinaciones auditivas la mayoría de las veces el paciente escuchas voces.
También pueden tener un carácter elemental oyendo entonces el enfermo ruidos, pisadas, tiros, campanas, murmullos, etc., rara vez los pacientes escuchan música, son las alucinaciones musicales.
A las auditivas elementales también se les llama acoasmas.
Con Eugen Bleuler distinguimos dos características de las alucinaciones auditivas:
1) Intensidad. Las alucinaciones pueden tener una intensidad pequeña y llegar a ser casi inaudibles, o bien una gran intensidad hasta el punto de que el paciente no puede dormir o escuchar a otras personas cuando estas se presentan.
2) Claridad. Los pacientes pueden escuchar las voces y no estar seguros de lo que estas dicen, o bien las oye claramente.
En general, al mejorar el paciente con el tratamiento las voces disminuyen progresivamente de intensidad y pierden claridad. El paciente puede oír una sola persona o varias, siempre las mismas o cambiantes.
Raramente son unilaterales, afectando a un solo oído. En el caso de las seudoalucinaciones o alucinaciones verdaderas son voces interiores, que se oyen dentro de la cabeza.
En el caso de las alucinaciones propiamente dichas la localización de las voces puede ser imprecisa o bien proceden de los objetos (muebles, enchufes, televisores), de las personas que pasan por la calle, de las que viajan en coche, etc. Las voces frecuentemente insultan, critican o amenazan al paciente: Unas veces me llaman puta, otras me llaman solitaria, pero siempre me están insultando. Pueden también comentar las acciones del paciente: Me dicen lo que hago, si bebo me dicen que estoy bebiendo, si me peino, que me estoy peinando, si como me dicen que estoy comiendo, así siempre. Pueden dar ordenes al paciente o prohibirle lo que estaba pensando hacer, son las alucinaciones imperativas: Oí a las voces que me decían que me levantara de la cama y que me fuera a la calle. Ya era de noche, mi madre no me dejó salir, pero yo la empuje y salí a la calle.
A veces dan información sobre quienes son los dueños de esas voces y cuáles sus intenciones: Me dice que me tienen que matar a mí y a cuatro más de mi barrio [...] En ocasiones nos encontramos con lo que se llama pensamiento sonoro (K. Schneider) o doble pensamiento ( E. Bleuler), es decir que el paciente escucha sus propios pensamientos, con el eco de los pensamientos (E. Bleuler), o eco de las palabras(J.G.F Baillarger), es decir que cuando dejan de hablar escuchan en sus alucinaciones lo que acaba de decir, o el eco de la lectura( J.G. F. Baillarger), es decir que cuando dejan de leer oyen lo leído. Con Cabaleiro Goas, pensamos que, sin llegar al extremo de considerar a las voces como generadoras del delirio, si se pueden considerar como consolidadoras o cristalizadoras del sistema delirante, en el sentido de que por ellas el delirio adquiere más certeza para el paciente.
Alucinaciones auditivas que fueron descritas por Jules Seglás (1856-1939). En este caso el paciente oye voces de contenido diferente (agradables y amenazantes) en cada uno de los oídos.
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