Alma Herrero Garaygordobil, psicóloga de hospital Perpetuo Socorro
— Este mes se celebra el Día Mundial de la Salud Mental y entre las principales patologías se encuentra el trastorno bipolar, ¿en qué consiste?
— Se trata de un grave trastorno del estado del ánimo también conocida como enfermedad maníaco-depresiva o depresión maníaca. A menudo la gente utiliza el término bipolar para referirse a una persona inestable emocional, con cambios del estado de humor, que pasa de estar normal o de buen humor a irritable o enfadado pero eso no es un trastorno bipolar. Este se caracteriza por una alternancia de síntomas de episodios maníacos con otros de depresión mayor. Estos bruscos cambios pueden mantenerse durante largos períodos u oscilar de forma rápida y son tan extremos que pueden afectar a todas las actividades de la persona y provocar cambios en el sueño, el nivel de energía y la capacidad de pensar con claridad, dañando su vida y sus relaciones.
— ¿Qué síntomas presenta?
— Los episodios maníacos son situaciones en las que el paciente presenta una autoestima exagerada o grandiosidad, un exceso de energía (impropio de su personalidad), disminución de la necesidad de dormir, por ejemplo sintiéndose descansado con sólo 3 horas de sueño, se implica en proyectos o acciones arriesgadas sin evaluar las consecuencias o el riesgo que conllevan como grandes compras, indiscreciones sexuales, inversiones económicas alocadas, fuga de ideas (la sensación de que el pensamiento está acelerado) y verborrea. Durante las etapas depresivas los síntomas suelen incluir sensación de vacío o tristeza durante la mayor parte del día, en caso de niños o adolescentes este estado de ánimo puede ser de irritabilidad; pérdida de interés o de la capacidad de disfrutar de casi todas las actividades, lo que se conoce como anhedonia; cambios significativos en el peso sin motivo aparente, insomnio o hipersomnia además de sensación de fatiga y falta de energía.
— ¿Es frecuente?
— Se trata de una patología que afecta en torno al 4% de la población mundial que afecta a hombres y mujeres en porcentajes similares, tiende a ser hereditaria y suele presentarse en la última etapa de la adolescencia. Los episodios pueden mantenerse desde algunas semanas hasta entre tres y seis meses y los períodos entre los mismos tienen una duración variable. En algunas personas pueden ser escasos mientras otros se alternan con cierta habitualidad (unos cuatro al año) y un grupo minoritario los alterna casi de forma continua.
— ¿Cómo se trata?
— En caso de sospechar de padecer un trastorno de este tipo debe acudir al especialista para que evalúe la posibilidad de prescribir psicofármacos para dicha patología. Estos trastornos, pese a su gravedad, pueden ser controlados o desaparecer con la adecuada ayuda médica.