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Valoración de las emociones en la infancia.

Autor/autores: M. Vidal
Fecha Publicación: 01/01/2004
Área temática: Infantiles y de la adolescencia, Trastornos infantiles y de la adolescencia .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

En esta comunicación presentamos la descripción del desarrollo emocional en la infancia y proponemos una valoración de las emociones primarias o innatas y secundarias cognitivas y socio-culturales que nos lleven a detectar alteraciones en el control emocional de los sujetos evaluados con el fin de aplicarles un programa de habilidades sociales-emocionales que les ayude, en el caso de existir alteraciones, a valorar, interpretar y adaptarse a las situaciones sociales cotidianas con el objetivo de resguardar o proteger su yo frente a posibles agresiones personales reales o percibidas.

Palabras clave: emociones


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Valoración de las emociones en la infancia.

M. Vidal (*); J. Díaz Curiel(**)

* Psicóloga. Unidad de Investigación. Fundación síndrome de Down. Madrid.

** psicólogo Clinico. Servicio de Salud Mental de Vallecas. Area 1 del Imsalud. Madrid.

 

 

“La vida transcurre. Sucede, es. En todo caso, somos nosotros quienes le damos una lógica, formulándola en términos narrativos. Es decir, narrándola o narrándonosla. Pero, incluso narrándonosla, quizá tampoco tuviera lógica si no diéramos un sentido a los acontecimientos que la jalonan gracias a las emociones que tales acontecimientos suscitan en nosotros”

(A. Tabuchi. “La Gramática del vivir”)

 

En esta comunicación presentamos la descripción del desarrollo emocional en la infancia y proponemos una valoración de las emociones primarias o innatas y secundarias cognitivas y socio-culturales que nos lleven a detectar alteraciones en el control emocional de los sujetos evaluados con el fin de aplicarles un programa de habilidades sociales-emocionales que les ayude, en el caso de existir alteraciones, a valorar, interpretar y adaptarse a las situaciones sociales cotidianas con el objetivo de resguardar o proteger su yo frente a posibles agresiones personales reales o percibidas.

La emoción es básicamente comunicación (Oatley y Jenkins, 1992). Desde un modelo cognitivista se integrarían los siguientes aspectos en la comprensión de la emoción (Martínez-Sánchez, 1998): “Es fruto de un estado mental o un proceso (Fridja, 1986) caractererizado por la actividad cognitiva referente al significado de la relación sujeto-entorno (Lazarus, 1991), frecuentemente elicitado por un suceso externo que produce experiencias subjetivas, normalmente acompañadas por correlatos fisiológicos, conductuales y cognitivos (Lang, 1971)”. M. Moliner la define “Alteración afectiva intensa que acompaña o sigue inmediatamente a la experiencia de un suceso feliz o desgraciado o que significa un cambio profundo en la vida sentimental” (Diccionario del uso del español).

Entre los diversas clasificaciones de las emociones, todos los autores están de acuerdo en la importancia que dio Darwin a las emociones básicas de Alegría, tristeza y ansiedad, como emociones innatas y universales (Darwin, 1872). A lo largo del desarrollo, y durante la primera década de la vida, aparecen emociones más complejas como el orgullo, la vergüenza, la culpa, el engaño y la mentira, articuladas por las emociones primarias (Besabe et al. , 1989; Lazarus, 1991; Campos, 1983; Izard, 1971).

En el siguiente cuadro podemos observar el desarrollo evolutivo de las emociones durante los primeros años de vida.

 


Tabla 1. Desarrollo de las emociones ¿Cuando aparecen? ¿Cómo evolucionan? (M. Vidal 2003)


¿Los sentimientos y las emociones se expresan o se dicen (con palabras)?. Para autores como Castilla del Pino “Los sentimientos no se dicen, se muestran” (Teoría de los sentimientos, 2000). Para Marina “El lenguaje es un medio imprescindible para conocer los sentimientos ajenos y para comprenderlos” (El laberinto sentimental). En todo caso esperamos que a lo largo del desarrollo se produzca una mayor capacidad para comprender y poder expresar verbalmente las emociones, que en un primer momento sólo se cuenta con el lenguaje corporal para “decirlas”. La alexitimia, ausencia de palabras para expresar las propias emociones, relacionada tanto con la restricción de la vida simbólica como con un estilo cognitivo orientado a lo externo y lo concreto (Taylor et al. , 1997), constituye un déficit en el que convergen una gran parte de cuadros psicopatológicos en la vida futura de los sujetos.

Desde la teoría de la mente (Psicología Popular, teoría cotidiana, teoría Näif, …): entendida como habilidad para pensar el pensamiento del Otro y predecir conductas (Premack y Woodruff, 1978; Winner y Perner, 1983; Leslie, 1987; Wellman, 1988; Fritz, 1989), las emociones se vinculan estrechamente con el pensamiento simbólico: “Posibilidad de sustituir la realidad por un (objeto) significante en un contexto” (Rasgo distintivo del Ser Humano). Este entrecruzamiento del pensamiento simbólico y la teoría de la mente abre numerosos caminos en la investigación en el campo de las emociones que desarrollaremos en parte a lo largo de este trabajo.

Del mismo modo, el modelo de teoría de la mente desde el psicoanálisis postulado por Bion, basado en dos principios: a) Relación Bebé/Entorno: Función de Reverie. La relación Continente/contenido. La identificación Proyectiva. La empatía, y b) Importancia de la emoción que se vincula con el significado de la experiencia. Este modelo da un sentido emocional a la estructuración y consolidación de un “aparato para pensar los pensamientos”, que integra el paso de lo emocional a lo cognitivo.

Las Teorías de la vinculación y neuroevolutivas del desarrollo, que podríamos condensarla en estos dos axiomas:

1) “El Bebé es un buscador activo de objetos”

2) “Nuestro primer contacto con la realidad es afectivo”, incluye una amalgama de modelos y constructos tales como “Teoría del Apego” (Bowlby, 1969 y Ainsworth, 1970), El modelo Neurobiológico: “Periodos críticos del desarrollo del cerebro emocional” o “Ventanas plásticas de la emoción” (Damasio, 1999; Mora, 2001), los “Periodos sensibles” (Klaus y Kennell, 1976), la “Urdimbre Afectiva” (Rof Carballo, 1972), la “Interacción fantasmática” (Lebovici, 1983), la “Danza” (Condor y Sandler, 1974), y que como señala Bowlby, las alteraciones del vínculo, ya sea por una vinculación ansiosa, depresiva o autista, o bien mediante desajuste en el mismo por hiperestimulación, hipoestimulación o una estimulación paradógica (Stern, 1977). Esto tiene su correlato en la expresión y regulación de las emociones a lo largo de la primera infancia considerable.


Bibliografía

Ainsworth, M. D. S. “Object relations, dependency and attachment: A theoretical review of the infant-mother relationsship. 1970. Child Development, 40 969-1026.

Besabe et al. , 1989

Bion, WR. En Introducción a las Ideas de Bion. L. Grinberg et al. Buenos Aires, Nueva Visión.

Bowlby, J. Attachment and losss: Vol. 1 Attachment. 1969 . N. Y. , Basic Books (Trad. Cast. : El vínculo afectivo. Buenos Aires, Paidós, 1976).

Campos, 1983

Castilla del Pino, C. teoría de los sentimientos. 2000, Barcelona, Tusquets.

Condor, W. S. , y Sander, L. S. “Neonate movement is synchronized with adul speech”. Science. 1974, 183:99-101.

Damasio, A. R. The feeling of what happens. 1999. Londres, William Heineman.

Darwin, Ch. La expresión de las emociones en el hombre y los animales. 1998. Madrid, Alianza editorial.

Frijda, N. H. The emotions. 1986 Cambridge University Press.

Fritz, 1989

Izard, C. E. The face of emotion. 1971, N. Y. , Appleton-Century-Crofts.

Klaus, M. , y Kennell, J. Maternal-infant bonding. 1976. St. Louis: Mosey.

Lang, P. G. “The aplication of psychophysiological methotds to the study of psychoterapy and behevior modification”, en A. E. Bergin y S. L. Garfield (eds. ): Handbook of Psychotherapy and behaviour change, 1971. N. Y. , Wiley.

Lazarus, R. H. “Progress on a Cognitive-Motivational-Relational Theory of Emotion”.
1991. American Psychologist, 46, 8:819-834.

Lebovici, S. Le nourrison, La mère et le psychoanalyste: Les interactions precoces. 1983. París, Editions du Centurion.

Leslie, 1987;

Marina, J. L. El laberinto sentimental. 1996, Barcelona, Anagrama.

Moliner, M. Diccionario del uso del español. 1988. Madrid, Ed. Gredos

Mora, F. El cerebro sintiente. 2001. Barcelona, Ariel.

Oatley, K. , y Jenkins, J. M. “Human emotions: function and dysfunction”. Annual Reviews of Psychology, 43:55-85. 1992.

Premack y Woodruff, 1978;

Rof Carballo, 1972

Stern, D. La Primera relación madre-hijo. 1983. Madrid, Morata

Taylor G. J. “Alexithymia: concept, measurement and implications for treatment”. American Journal of Psychiatry, 1984, 141:725-732 .

Wellman, 1988;

Winner y Perner, 1983;

 


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