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Noticia | 26/11/2020

Así influye la ansiedad por el Covid 19 en nuestras compras



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Con las navidades a la vuelta de la esquina, el ya señaladísimo último viernes de noviembre y el estado de estrés generado por la situación actual, este año llegamos a un campo de cultivo perfecto para hacer compras de las que luego arrepentirnos. Es difícil, con tantísima publicidad y estímulos, que cuando llegue el «Black Friday» no tengamos ganas de comprar algo.


Por lo general, muchas personas utilizan las compras como una válvula de escape para sus problemas. Puede llegarse a tener incluso una adicción, aunque no está reconocida como una enfermedad mental en el Manual diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales, actualizado por última vez en 2013. «Una compra nos produce una gratificación instantánea, pero un poco falsa», explica Antonio Ruiz, asesor en Neurociencia Aplicada e Integración Biotecnológica. El profesional plantea que, al realizar una compra, la base es que conseguimos un objetivo que nos hemos puesto a corto plazo, lo cual nos hace sentir bien. « También, incrementamos el sentimiento de posesión, que relacionamos con un estatus, con pertenecer a un grupo social y con el equilibro lo cual, aunque sea de manera inconsciente, nos hace sentir mejor», apunta y advierte que esta gratificación «se nos pasa rápido». «Si lo viéramos en una gráfica, esta sensación de recompensa bajaría rapidísimo», apunta y pone el ejemplo de comprar un coche: al principio nos hace muchísima ilusión, pero al año ya lo hemos asumido como lo normal.


Una fecha como el «Black Friday» está pensada para hacer a los consumidores comprar más, a través de diversos estímulos. Un lenguaje lleno de palabras como «aprovecha la oportunidad» o «consíguelo» va calando poco a poco; son muchos mensajes con el mismo objetivo que terminan por despertar en nosotros necesidades que en realidad no lo son. « Llegamos a intentar argumentar de manera racional estas supuestas necesidades», dice Antonio Ruiz, que añade que este año, dado el clima de inestabilidad y dudas, puedes llevarnos a pensar que necesitamos cosas cuando en realidad no lo hacemos.


El estrés y las compras


Por lo general, Antonio Ruiz opina que ahora mismo estamos más acelerados; aunque nosotros no sintamos tanto estrés, está presente en nuestro entorno. «Estamos ante una situación en la que pasamos más tiempo ante una pantalla que nunca y, si unimos esto a estrés general y todos esos estímulos de los que hablábamos, llegamos a pensar que, con una pequeña compra, vamos a calmar nuestra ansiedad», apunta.


Es una realidad que no todos tenemos el mismo nivel de control sobre nuestros impulsos, y hay personas que no pueden controlar el comprar de manera compulsiva. «Esta actividad estimula las mismas partes del cerebro que activa la ingesta de alcohol», apunta el profesional, y recuerda que, este año, debemos tener en cuenta otra particularidad. Ahora mismo estamos socialmente más aislados de lo que lo hemos estado nunca y nosotros, como seres sociales, podemos encontrar a través de las compras una manera de conectar con los demás. «Si, por ejemplo, todo mi grupo de amigos se ha comprado un producto, y no paran de hablar de ello, puedo sentir la necesidad de comprarlo yo también, para poder conectar con ellos», comenta.


Comprar con cabeza


Es esencial aprender a comprar de manera medida, tanto en la compra semanal, de alimentos, como en productos para nuestro hogar, ropa o «caprichos» que queramos. «Somos justificadores racionales de las decisiones que tomamos, en este caso las compras, pero eso no quiere decir que tengamos que ser 100% radicales y austeros», dice Antonio Ruiz, asesor en Neurociencia Aplicada e Integración Biotecnológica, que especifica: «No está mal comprar algo, lo que está mal es abusar».


Advierte que, por lo general, somos «malos» pensando a medio y largo plazo y que debemos aprender a adelantarnos a lo que pueda pasar. «El ser humano, por lo general, prefiere vivir en el aquí y ahora. Tenemos que aprender a hacer una previsión. En el caso de las compras, no pasa nada por darse un capricho alguna vez, pero debemos asegurarnos antes de que podemos permitírnoslo», comenta.
 


Otro peligro, advierte Antonio Ruiz, es que la mayoría de compras las realizamos con una tarjeta de crédito. «Todos tenemos adversión a la pérdida, y con la tarjeta de crédito, no vemos lo que perdemos», dice y continúa: «Es una especie de "arte" de camuflar la pérdida: no es lo mismo entregar un billete de 50 euros y pasar "un trozo de plástico" por una máquina».


Seis consejos para evitar las compras compulsivas
Por último, Antonio Ruiz nos deja seis pautas para relativizar el impulso de comprar, y poder hacerlo de manera responsable:


1. Es esencial ser conscientes de que estamos en una situación delicada, en la que impera el estrés.


2. Es importante valorar qué necesidades reales tenemos, y qué es tan solo capricho.


3. Debemos realizar un «cuadro financiero» de nuestra situación actual: una lista de ingresos y gastos y pensar, en seis meses, qué escenarios pueden darse.


4. Podemos permitirnos alguna licencia y comprar, por ejemplo, un regalo para alguien que queremos, o algo que realmente tengamos muchas ganas de tener.


5. Es mejor evitar tener «grabadas» las tarjetas de crédito en cualquier plataforma online.


6. Podemos seleccionar el producto que queremos comprar, y esperar de 12 a 24 horas a comprarlo, para no hacerlo por impulso.

Fuente: ABC
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