Los niños objeto de bullying siguen estando en riesgo social y de salud casi 40 años después de la exposición al acoso
. El mobbing puede tener efectos a largo plazo en la salud mental hasta 5 años después de la exposición
. El acoso escolar incrementa la probabilidad de sufrir acoso laboral
Concienciar sobre la gravedad del acoso escolar y laboral, la relación existente entre ambos tipos de acoso y sus consecuencias sobre la salud mental, especialmente en la depresión, es el eje sobre el que ha girado el XVIII Seminario Lundbeck “Bullying y Mobbing. La huella del acoso en la salud mental”, celebrado en Ibiza, con la participación de los doctores Celso Arango, Director del Instituto de psiquiatría y Salud Mental del hospital General Universitario Gregorio Marañón, y Rosa Gutiérrez, Jefa del Servicio de Salud Mental de Alcobendas, del hospital Universitario Infanta Sofía de Madrid.
El bullying es la forma más frecuente de abuso en los niños, mucho más que el abuso por parte de los padres u otros adultos. En palabras del Dr. Celso Arango, “en torno al 10% de los niños y adolescentes en España padece acoso escolar, lo que aumenta entre 2 y 3 veces el riesgo de sufrir depresión respecto a la población escolar general”.
Según los datos de la Fundación ANAR4 en 2017 (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo), un 94% de las víctimas presenta algún problema psicológico debido al acoso escolar, siendo los principales los síntomas depresivos (68, 8%) y la ansiedad (67, 2%). Además el
número de autolesiones alcanza el 2, 4%, las ideas suicidas el 4, 6%, y los intentos de suicidio suponen el 1, 2%.
El impacto del bullying se deja sentir también en el ámbito familiar. Así, según la misma Fundación, hasta en un 56% de los entornos familiares algún miembro sufre problemas psicológicos a causa del acoso escolar como ansiedad (50%), miedo (31, 7%) y síntomas depresivos (29%). El acoso escolar se asocia con mayor riesgo de depresión y trastornos de ansiedad en la infancia y adolescencia y en la edad adulta.
. Los niños objeto de bullying, especialmente los que son acosados con frecuencia, siguen estando en riesgo social y de salud casi 40 años después de la exposición.
. Como explica el Director del Instituto de psiquiatría y Salud Mental del hospital General Universitario Gregorio Marañón, “las consecuencias del acoso escolar se pueden manifestar décadas después de haber sufrido bullying.
Existe una reacción inmediata ante el acoso pero también una relación directa entre ser acosado y cambios en el desarrollo cerebral que afectan al afrontamiento de situaciones de estrés. El acoso es, por tanto, un factor de riesgo social y ambiental que produce alteraciones biológicas
en el cerebro”.
. El acoso escolar crónico de cualquier tipo aumenta el riesgo de sufrir depresión en el futuro e incrementa también la ideación suicida. Así mismo, la depresión también aumenta la posibilidad de ser objeto de bullying.
“Es un círculo vicioso. El factor fundamental que más aumenta el riesgo de ser acosado es el hecho de ser diferente al resto -comportamiento, conducta. . . - y padecer depresión, por ejemplo, hace a la persona más vulnerable al acoso y el acoso, a su vez, aumenta el riesgo de depresión y sus complicaciones, la más grave, el suicidio. Por tanto, es fundamental realizar un abordaje preventivo en los sistemas educativos, que apueste por el respeto a la diversidad, ayuda entre pares e incluir contenido docente centrado en un aprendizaje emocional que incluya aspectos fundamentales sobre la salud mental, sus riesgos y factores protectores. Es muy educativo explicar en los colegios qué es (y que no es) la depresión y por qué se padece y cómo se puede ayudar a quién la tiene”, matiza el Dr. Arango.
Acoso laboral y depresión
Al igual que sucede en el bullying, la relación entre mobbing y depresión también es bidireccional. El proceso del acoso laboral puede incluir características de un círculo en el que los problemas de salud mental son el resultado del acoso y aumentan, así mismo, la susceptibilidad al acoso.
“La prevalencia de acoso laboral en los distintos estudios oscila en torno al 14%. En todos los estudios se encuentra una relación positiva entre el acoso y la depresión, considerándose la depresión junto con la ansiedad como uno de los síntomas más prevalentes en las primeras etapas en las que el trabajador está siendo víctima de acoso laboral”, afirma la Dra. Rosa Gutiérrez, jefa del Servicio de Salud Mental de Alcobendas (Madrid).
El mobbing es un factor de estrés en el trabajo que se ha relacionado con la depresión. Los problemas de salud mental (ansiedad y depresión) se asocian
también a un mayor riesgo de sufrir mobbing en el futuro.
La exposición al mobbing puede tener efectos a largo plazo en la salud mental hasta 5 años después de la exposición, entre ellos, síntomas depresivos, depresión, trastornos de ansiedad, síntomas somáticos persistentes e ideación suicida.
Impacto laboral de la depresión y recuperación funcional
El coste anual de la depresión en la Unión Europea se sitúa en 92. 000 millones de euros debido, fundamentalmente, a la pérdida de productividad de los trabajadores.
Aproximadamente, el 80% de la pérdida de productividad debida a la depresión puede atribuirse a una inadecuada capacidad en la ejecución de las tareas más que a la ausencia del puesto de trabajo. En este sentido, se ha infravalorado la importancia de los síntomas cognitivos en la depresión, uno de los síntomas residuales más prevalentes que persisten tras la mejoría, pero siguen limitando la actividad habitual del paciente: dificultades de atención y concentración, de memoria, de toma de decisiones y planificación, de agudeza mental y velocidad de pensamiento.
Según la Dra. Gutiérrez, “los médicos de empresa tienen aquí un importante papel. En primer lugar por sus posibilidades de prevención, aspirando a potenciar la resiliencia de los trabajadores en Salud Mental, desde un abordaje integral de los aspectos físicos, psicológicos y sociales. En segundo lugar, con una detección precoz de la depresión que permita una mejor evolución con menor duración del episodio depresivo y una recuperación completa. Las
empresas tienen aquí la posibilidad de contribuir a disminuir el sufrimiento del paciente y favorecer una recuperación funcional más rápida disminuyendo el absentismo laboral. Por último, pueden apoyar al paciente depresivo tras su reincorporación laboral. En este sentido, detectar el mantenimiento de síntomas residuales depresivos, que se mantienen tras la mejoría inicial y que a menudo no son valorados o pasan desapercibidos, como los síntomas
cognitivos de la depresión, es importantísimo”. Abordar correctamente la depresión y facilitar la reinserción laboral redunda en la productividad empresarial.
Como recuerda la Dra. Gutiérrez, “el objetivo terapéutico de la depresión, en la actualidad, solo puede ser la remisión completa, incluyendo los síntomas cognitivos del trastorno depresivo que son de gran importancia para que el paciente consiga recuperar su funcionalidad y su calidad de vida, solo así evitaremos el presentismo y el estigma que va asociado a él. La mejora de la colaboración entre los servicios de psiquiatría y los de medicina del trabajo se hace en este sentido imprescindible”. Parece existir un vínculo entre las experiencias de acoso escolar y las posteriores experiencias de acoso en el trabajo. “El bullying escolar condiciona en la víctima, por un lado, una especial vulnerabilidad ante conductas de maltrato, de forma que existe evidencia científica de que el maltrato de cualquier tipo en la infancia condiciona una mayor frecuencia de patología psiquiátrica. Por otra parte, la victima de bullying escolar presenta una indefensión aprendida, que hace que sea incapaz de hacer frente al maltrato psicológico, aceptándolo en un alto porcentaje de los casos como una actitud normal hacia ella”, explica la Jefa del Servicio de Salud Mental de Alcobendas.
Para el Dr. Celso Arango, “hay estudios longitudinales que ponen de manifiesto que el riesgo de acoso se mantiene a lo largo de la vida por el hecho de ser distinto, personas con menos empatía, trastornos del espectro autista, cuadros depresivos crónicos, por ejemplo, constituyen un perfil de riesgo que les hace más vulnerables al acoso tanto de niños como de adultos”.
Además, el hallazgo de que los síntomas de depresión median el vínculo entre el acoso escolar y el posterior acoso laboral va en línea con otras investigaciones que muestran que los síntomas de depresión son tanto un resultado como un factor predictivo del acoso entre compañeros.
Según se desprende el estudio realizado en Quebec durante 10 años, que hizo un seguimiento a niños y niñas desde los 12 hasta los 22 años, se observa un efecto directo del acoso escolar entre compañeros a los 13-17 años de edad y el acoso en el lugar de trabajo a los 22. En concreto, el acoso escolar entre los 13 y 17 años predijo un aumento de los síntomas de depresión a la edad de 19-20 años. A su vez, el aumento de los síntomas de depresión entre los 19 y 20 años predijo ser objeto de acoso laboral a los 22 años.
En otro estudio transversal de más de 5. 000 adultos de mediana edad, en el que se evaluaron los recuerdos de experiencias de acoso escolar en la escuela junto con informes de acoso en el lugar de trabajo durante los últimos 6 meses y los últimos 5 años. aquellos que dijeron haber sido acosados en la escuela tenían casi un 30% más de probabilidades de declarar que habían sido acosados en el lugar de trabajo en los últimos 6 meses o en los últimos 5 años.