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Al padecer alucinaciones auditivas la mayoría de las veces el paciente escuchas voces. Alucinaciones verbales
También pueden tener un carácter elemental oyendo entonces el enfermo ruidos, pisadas, tiros, campanas, murmullos, etc., rara vez los pacientes escuchan música, son las alucinaciones musicales.
A las auditivas elementales también se les llama acoasmas.
Con Eugen Bleuler distinguimos dos características de las alucinaciones auditivas:
1) Intensidad. Las alucinaciones pueden tener una intensidad pequeña y llegar a ser casi inaudibles, o bien una gran intensidad hasta el punto de que el paciente no puede dormir o escuchar a otras personas cuando estas se presentan.
2) Claridad. Los pacientes pueden escuchar las voces y no estar seguros de lo que estas dicen, o bien las oye claramente.
En general, al mejorar el paciente con el tratamiento las voces disminuyen progresivamente de intensidad y pierden claridad. El paciente puede oír una sola persona o varias, siempre las mismas o cambiantes.
Raramente son unilaterales, afectando a un solo oído. En el caso de las seudoalucinaciones o alucinaciones verdaderas son voces interiores, que se oyen dentro de la cabeza.
En el caso de las alucinaciones propiamente dichas la localización de las voces puede ser imprecisa o bien proceden de los objetos (muebles, enchufes, televisores), de las personas que pasan por la calle, de las que viajan en coche, etc. Las voces frecuentemente insultan, critican o amenazan al paciente: Unas veces me llaman puta, otras me llaman solitaria, pero siempre me están insultando. Pueden también comentar las acciones del paciente: Me dicen lo que hago, si bebo me dicen que estoy bebiendo, si me peino, que me estoy peinando, si como me dicen que estoy comiendo, así siempre. Pueden dar ordenes al paciente o prohibirle lo que estaba pensando hacer, son las alucinaciones imperativas: Oí a las voces que me decían que me levantara de la cama y que me fuera a la calle. Ya era de noche, mi madre no me dejó salir, pero yo la empuje y salí a la calle.
A veces dan información sobre quienes son los dueños de esas voces y cuáles sus intenciones: Me dice que me tienen que matar a mí y a cuatro más de mi barrio [...] En ocasiones nos encontramos con lo que se llama pensamiento sonoro (K. Schneider) o doble pensamiento ( E. Bleuler), es decir que el paciente escucha sus propios pensamientos, con el eco de los pensamientos (E. Bleuler), o eco de las palabras(J.G.F Baillarger), es decir que cuando dejan de hablar escuchan en sus alucinaciones lo que acaba de decir, o el eco de la lectura( J.G. F. Baillarger), es decir que cuando dejan de leer oyen lo leído. Con Cabaleiro Goas, pensamos que, sin llegar al extremo de considerar a las voces como generadoras del delirio, si se pueden considerar como consolidadoras o cristalizadoras del sistema delirante, en el sentido de que por ellas el delirio adquiere más certeza para el paciente.
Alucinaciones auditivas que fueron descritas por Jules Seglás (1856-1939). En este caso el paciente oye voces de contenido diferente (agradables y amenazantes) en cada uno de los oÃdos.
Sinónimo: alucinaciones viscerales, alucinaciones somáticas, alucinaciones de acción, alucinaciones motoras
Son alucinaciones de la sensibilidad general o interna. En este tipo de alucinaciones los enfermos pueden sentir que le destrozan sus órganos internos, pueden sufrir dolores terribles, pueden sentir que tiran de sus órganos, etc. Muy raramente son placenteras.
Como en el caso de las alucinaciones táctiles, son interpretadas como producto de la influencia externa.
En el hombre melancólico puede darse este tipo de alucinaciones formando parte del síndrome de Cotard o delirio de negación de órganos. Una forma especial es la que aparece en los delirios zoopáticos en los que el paciente está convencido de la existencia de un animal dentro de su cuerpo, animal que se mueve, se arrastra, come sus órganos, etc.
Veamos un ejemplo donde aparecen alucinaciones cenestésicas, táctiles, auditivas elementales, seudoalucinaciones auditivas, robo del pensamiento y otras vivencias de influencia o enajenadas: Hace seis años, cuando salí de un bar, pasó por mi lado un hombre y me dijo: ¿Qué hay? A los cuatro días de esto comencé a oír ruidos, eran ruidos que el hombre hacía para que yo no durmiera, ruidos como los que se escucha cuando un árbol está cargado de pájaros. Luego los ruidos se transformaron en las voces de ese hombre, voces que yo oigo dentro de mi cabeza. Me dice que me tiene que matar a mí y a cuatro más de mi barrio, me insulta y me dice de tó. Quiere asfixiarme, me coge la respiración y no me deja respirar. Me ha quitado el andar. Me toca por dentro, en la cabeza, en los hombros, me hace que no ande, me toca el pene y me lo pone potente y no lo puedo soportar. Me nombra cosas de mujeres para que el pene se me ponga potente. Me dice que soy mariquita. Me toca por dentro y por fuera. Me dice todas las barbaridades del mundo. Me toca el estómago para que no haga la digestión, me lo mueve hacía arriba. En el oído me produce zumbidos que pasan de un oído a otro. Me hincha la cara. Yo nosé dónde está. No pienso en nada, no sueño nada, hace que no piense y que no sueñe.
De acuerdo con la clasificación de la Asociación Psiquiátrica Americana (DSM-IV-TR), las alucinaciones auditivas que pueden aparecer en las depresiones psicóticas y en las fases manÃacas pueden ser congruentes o no con el estado de ánimo. Existe congruencia cuando hay una pertinencia entre el estado de ánimo y el contenido de la alucinación, asà en las depresiones psicóticas los contenidos congruentes deben de estar relacionados con la culpa, la enfermedad, el castigo, la ruina, la muerte, la vergüenza y en la manÃa con el poder propio, los conocimientos, la riqueza. Los restantes contenidos alucinatorios (persecución, celos, transformación, nihilistas, etc.) no serÃan congruentes con los estados de ánimo depresivo o manÃaco.