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Término utilizado por primera vez en 1939 por Gabriel Langefeldt (1895-1983) para describir un trastorno psicótico breve. El DSM-IV-TR se utiliza para describir un trastorno psicótico que dura más de un mes pero menos de seis meses y que presenta una sintomatología parecida a la esquizofrenia. Cuando el sujeto presenta síntomas de esquizofrenia y no han transcurrido los 6 meses que se requiere para el diagnóstico, se habla de trastorno esquizofreniforme provisional. Alrededor del 60 al 80% de estos pacientes progresan hacia la esquizofrenia.
Adjetivo que se aplica a un tipo de esquizofrenia, trastorno delirante o de la personalidad y que hace referencia a la existencia en estos trastornos de un delirio persecutorio, en el caso de la esquizofrenia y del trastorno delirante, o de una desconfianza y susceptibilidad, en el caso del trastorno de la personalidad.
Incluye el delirio de persecución, de referencia, de grandeza y control.
Es el delirio propio de las esquizofrenias paranoides, aunque también puede aparecer en otros tipos de esquizofrenias.
Para M. Cabaleiro Goas este delirio se caracteriza por:
1) Arrancan de una vivencia delirante primaria, casi siempre de una percepción delirante.
2) Tienen un carácter primario, procesal y por tanto incomprensible. Es preciso aclarar que, como señala F. Alonso Fernández, la incomprensibilidad está más bien en el dasein (estar ahí), es decir en el hecho de haberse vuelto delirante.
3) Posee el carácter autoreferencial, el mundo está lleno de significaciones, es amenazante para su personalidad. J.J. López Ibor hablaba, en este sentido, de inversión de la flecha intencional. Los actos psíquicos son vividos como no procedentes de su propio interior y dirigidos hacia fuera, sino que proceden de fuera y se dirigen hacia él. Tiene un carácter deficientemente sistematizado a diferencia del delirio paranoico. Puede estar plagado de contradicciones.
4) Forma parte de un trastorno de la actividad del yo.
En la actualidad correspondería a una depresión con síntomas psicóticos no congruentes con el estado de ánimo. F. Alonso Fernández explica la aparición de los delirios paranoides en la depresión por medio de tres posibles mecanismos: 1) Cuando un sujeto con personalidad paranoide tiene un cuadro depresivo leve o cuando un sujeto, también con depresión leve, se halla inmerso en una situación paranoidizante (aislamiento, injusticia, vergüenza, etc.). 2) Cuadros depresivos acentuados donde se produce lo que Scheid llamó giro de la manecilla de la culpa, el paso del autoreproche al castigo por un mecanismo de proyección. 3) Cuadros de depresiones disfóricas, caracterizados por el predominio de la irritabilidad y que pueden dar origen a elementos paranoides.
Es el tipo más frecuente de esquizofrenia. Suele aparecer en edades más tardías que otras formas y el deterioro cognitivo también es menor que en otros tipos. Los trastornos más frecuentes se centran en el pensamiento. Predominan las ideas delirantes y las alucinaciones auditivas.
P. Cubero Bros denomina de esta manera a aquellos grupos en los cuales entre sus miembros se produce una activación de la conducta paranoide como consecuencia de un contagio colectivo y recíproco de dicha conducta. El contagio produce un cambio o transformación de la conducta y actitudes del individuo que entra, el individuo se paranoidiza. Dentro de estos grupos están las sectas, los movimientos mesiánicos, determinados grupos politicos radicales (islámicos, extrema derecha, extrema izquierda, nacionalismos).
David W. Swason, Philip J. Bohnert y Jackson A. Smith (1974), establecieron lo que llamaron índices paranoides de la conducta criminal, que más que paranoides los podíamos llamar esquizofrénicos. Estos serían: 1) Sentimiento de que el crimen
era justificado independientemente de la ley, lo que revela que el paciente utiliza un código personal. 2) Cariz de distancia arrogante con respecto al crimen, que puede manifestarse en frases como usted ya sabe por qué lo hice. Es lo más desconcertante y lo que puede provocar reacciones de irritabilidad en la gente; llama a atención esa falta de resonancia emocional, de remordimientos del homicida. 3) Carácter ilógico, extraño, del crimen.
El trastorno paranoide de la personalidad es un trastorno mental caracterizado por una desconfianza y suspicacia generalizadas hacia los demás.
Las personas con este trastorno interpretan las motivaciones de los demás como maliciosas, están inclinadas a pensar que serán explotadas, dañadas o engañadas, y por lo tanto, a menudo no confían en los demás, incluso en familiares o amigos cercanos.
Síntomas del Trastorno Paranoide de la Personalidad
Los principales síntomas y características del trastorno paranoide de la personalidad incluyen:
Desconfianza y suspicacia: Creer que los demás tienen intenciones ocultas o que se les quiere hacer daño.
Hipervigilancia: Estar constantemente alerta o en guardia ante posibles amenazas.
Reluctancia a confiar en otros: Dificultad para confiar en los demás, lo que puede llevar a aislamiento social.
Percepción de ataques personales: Interpretar comentarios neutrales o amistosos como insultos o ataques.
Reacciones coléricas o contraataques: Responder con ira o ser litigioso cuando sienten que están siendo engañados o atacados.
Dificultad en las relaciones cercanas: Sus sospechas y desconfianza pueden poner en peligro y a menudo destruir relaciones personales y laborales.
Resistencia a aceptar la culpa: Tendencia a sentirse perpetuamente como víctimas y negarse a creer que sus comportamientos desconfiados pueden estar mal.
Causas
Las causas exactas del trastorno paranoide de la personalidad no se conocen completamente, pero se cree que una combinación de factores biológicos, genéticos y ambientales juega un papel. Experiencias tempranas de trauma o situaciones estresantes pueden contribuir al desarrollo de la desconfianza y la suspicacia características de este trastorno.
Tratamiento
El tratamiento del trastorno paranoide de la personalidad puede ser desafiante, principalmente porque las personas con este trastorno raramente buscan ayuda por su propia voluntad. Ellos no suelen ver sus comportamientos desconfiados como injustificados o problemáticos. Sin embargo, cuando el tratamiento es buscado o iniciado, puede incluir:
Psicoterapia: La terapia cognitivo-conductual es una opción común. Sin embargo, establecer una relación terapéutica puede tomar tiempo debido a la desconfianza inherente al trastorno.
Medicación: No hay medicamentos específicamente diseñados para tratar los trastornos de la personalidad, pero pueden usarse medicamentos para tratar síntomas específicos como la ansiedad severa o la depresión.
Manejo
Además del tratamiento profesional, aprender estrategias para manejar el estrés, desarrollar habilidades de comunicación y mejorar las relaciones interpersonales puede ser útil para quienes padecen trastorno paranoide de la personalidad. También es crucial el apoyo de la familia y amigos, quienes necesitan entender la naturaleza del trastorno para proporcionar el ambiente más comprensivo y menos amenazante posible.Dado que el trastorno paranoide de la personalidad afecta profundamente las relaciones interpersonales y la calidad de vida, es importante que aquellos que muestran signos del trastorno sean alentados a buscar evaluación y ayuda profesional.
Sinónimo: psicópatas fanáticos (K. Schneider, 1961), personalidad seudoquerulante (E. Kraepelin, 1915). Se trata de personas desconfiadas, que siempre esperan que los demás le exploten, le dañen o desprecien, a consecuencia de esto rechazan las relaciones con las personas. Se quejan continuamente y se consideran objeto de maltrato. Fácilmente irritables. Suelen emplear como principal mecanismo de defensa la proyección. R.C. Cloninger señala que, en las dimensiones de su temperamento, estas personas presentan una alta búsqueda de novedades y una baja dependencia de recompensa.
Término de la psicoanalista Melanie Klein. Para esta psicoanalista al nacer el yo se siente abrumado por la ansiedad, teme ser aniquilado. Para salir de esta situación el yo proyecta el instinto de muerte en un objeto externo, un pecho (el pecho malo) y proyecta la libido en otro objeto externo, el otro pecho (el pecho bueno). De este modo el yo entra en relación con dos objetos, el pecho bueno o ideal y el pecho malo o persecutorio. Esta es en resumen la posición esquizoparanoide.