Definición: Sinónimos: vivencias enajenadas, parálisis del yo (H.W. Gruhle). Para la fenomenología clásica representa una alteración de la conciencia de la actividad del yo. Cuando pensamos, hablamos, andamos, etc., somos nosotros los que pensamos, hablamos o andamos, esto no ocurre cuando hay una alteración de la conciencia de ejecución o alteración de la actividad del yo. Cuando hay una pérdida de la actividad surgen las vivencias impuestas o enajenadas, de esta manera el enfermo piensa algo y son otros los que le hacen pensar así, dice algo y son otros los que le hacen hablar así, hace algo y son los otros los que le hacen que haga eso y siente algo y son los otros los que le hacen sentir de esa manera.H. W. Gruhle se refiere a este fenómeno denominándole parálisis del yo. E. Bleuler hablaba de automatismo. Esta pérdida de la actividad del yo constituye el trastorno fundamental de la esquizofrenia según H.W. Gruhle y J.J. López Ibor. Los síntomas de primer orden de Kurt Schneider son todos vivencias impuestas.
Sinónimo: alucinaciones viscerales, alucinaciones somáticas. Son alucinaciones de la sensibilidad general o interna. En este tipo de alucinaciones los enfermos pueden sentir que le destrozan sus órganos internos, pueden sufrir dolores terribles, pueden sentir que tiran de sus órganos, etc. Muy raramente son placenteras. Como en el caso de las alucinaciones táctiles, son interpretadas como producto de la influencia externa. En el hombre melancólico puede darse este tipo de alucinaciones formando parte del síndrome de Cotard o delirio de negación de órganos. Una forma especial es la que aparece en los delirios zoopáticos en los que el paciente está convencido de la existencia de un animal dentro de su cuerpo, animal que se mueve, se arrastra, come sus órganos, etc. Veamos un ejemplo donde aparecen alucinaciones cenestésicas, táctiles, auditivas elementales, seudoalucinaciones auditivas, robo del pensamiento y otras vivencias de influencia o enajenadas: Hace seis años, cuando salí de un bar, pasó por mi lado un hombre y me dijo: ¿Qué hay? A los cuatro días de esto comencé a oír ruidos, eran ruidos que el hombre hacía para que yo no durmiera, ruidos como los que se escucha cuando un árbol está cargado de pájaros. Luego los ruidos se transformaron en las voces de ese hombre, voces que yo oigo dentro de mi cabeza. Me dice que me tiene que matar a mí y a cuatro más de mi barrio, me insulta y me dice de tó. Quiere asfixiarme, me coge la respiración y no me deja respirar. Me ha quitado el andar. Me toca por dentro, en la cabeza, en los hombros, me hace que no ande, me toca el pene y me lo pone potente y no lo puedo soportar. Me nombra cosas de mujeres para que el pene se me ponga potente. Me dice que soy mariquita. Me toca por dentro y por fuera. Me dice todas las barbaridades del mundo. Me toca el estómago para que no haga la digestión, me lo mueve hacía arriba. En el oído me produce zumbidos que pasan de un oído a otro. Me hincha la cara. Yo nosé dónde está. No pienso en nada, no sueño nada, hace que no piense y que no sueñe.
Sinónimos: seudoalucinaciones (K. Jaspers) (V.K. Kandinsky) (F.W. Hagen), psiquicas (J.G.F. Baillarger), delirantes (Henry Ey), aperceptivas (K.L. Kahlbaum). Son las voces interiores, que se oyen dentro de la cabeza. Las seudoalucinaciones se diferencian de las alucinaciones auditivas propiamente dichas y de las alucinosis a través de una serie de conceptos. Uno de ellos es si son vividas con carácter de real. De este modo se ha distinguido entre el juicio de presencia (Karl Jaspers) o impresión de existencia corpórea (F. Alonso Fernández), es decir si el sujeto vive la sensopercepción con certeza inmediata de realidad, y el juicio de realidad (F. Alonso Fernández), que se produce tras reflexionar sobre lo percibido. De esta manera en la alucinosis existe un juicio de presencia positivo, el sujeto escucha voces que se localizan en el espacio objetivo y son indistinguibles de las reales, pero luego reflexiona y se da cuenta de que esas voces no tienen existencia real, su juicio de realidad es negativo. En base a la localización en el espacio exterior, la corporeidad y el juicio de realidad, en la tabla siguiente, tomada de F. Alonso Fernández, se establece la distinción entre los tres tipos de alucinaciones: Las seudoalucinaciones estarían más próximas a las representaciones que a la percepción (F. Alonso Fernández), lo contrario ocurre con las alucinaciones. Kurt Schneider distingue tres tipos de seudoalucinaciones con la condición de síntomas de primer orden: el pensamiento sonoro, la audición de voces en forma de dialogo y la audición de voces comentadoras de la actividad. Estas tres seudoalucinaciones son todas vivencias impuestas.
La palabra angustia está emparentada con el latín angustus que significa estrecho. El sentimiento de angustia patológico o neurótico puede manifestarse por síntomas somáticos, conductuales y subjetivos. Los síntomas somáticos pueden ser cardiovasculares (taquicardia, palpitaciones, dolor precordial, palidez, accesos de calor), respiratorios (disnea, hiperventilación, suspiros, sensación de ahogo, opresión torácica), digestivos (bolo esofágico, náuseas, vómitos, diarreas, aerofagia, dispepsia), genitourinarios (polaquiuria, eyaculación precoz, frigidez, incontinencia), neuromusculares (tensiones musculares, temblor, cefalea tensional). La angustia se puede exteriorizar a nivel conductual en forma de inhibición o inquietud psicomotriz, incapacidad para estar sentado, restregamiento de las manos, movimientos continuos, etc. A nivel subjetivo la ansiedad se manifiesta por el temor a volverse loco o morir, la sensación de espera de lo peor, de que algo malo le pueda sobrevivir a él o a un familiar, la dificultad de concentración, los sobresaltos a los ruidos, etc. La angustia patológica no sólo se manifiesta en las enfermedades neuróticas. Toda enfermedad psiquiátrica puede presentar angustia y en algunas de ellas, como en los trastornos depresivos, puede ser un síntoma dominante. La ansiedad que aparece en la psicosis ha recibido el nombre de psicótica, aunque en nada se diferencia de la que aparece en los trastornos no psicóticos. Angustia y ansiedad son aspectos del mismo fenómeno. Mientras que la angustia es más precordial, más epigástrica, más profunda, la ansiedad es más respiratoria. Esta distinción entre angustia y ansiedad fue realizada por primera vez por E. Brissaud (1853-1909). J.J.López Ibor consideró que en la angustia hay sobrecogimiento, inmovilización y en la ansiedad movilización, sobresalto. A veces, como en el ejemplo que sigue, se mezclan las vivencias de angustia y ansiedad. Tengo una sensación muy grande aquí (señala el esternón), es una sensación de ahogo y también noto dolor, es ahogo y dolor, como sí esto (señala el esternón) se me fuera a cerrar. Angustia (trastorno de)
Uno de los tipos de bebedores de la clasificación de F. Alonso Fernández. Son enfermos que utilizan el alcohol, según palabras de este psiquiatra, para evadirse de una situación vivida como insoportable, por estar impregnada de vivencias de soledad y desesperanza. Sería el tipo de bebedor más frecuente en la actualidad.
Concepto fenomenológico. Karl Jaspers distinguía los siguientes aspectos de la conciencia del yo: 1) Conciencia de la actividad del yo. Cuando pensamos hablamos o andamos, etc., somos nosotros los que hablamos o andamos, esto no ocurre cuando hay una alteración de la actividad del yo y surgen las vivencias impuestas o enajenadas. 2) Conciencia de la unidad del yo. Mediante la conciencia de la unidad del yo experimentamos que somos siempre uno en cualquier momento. La verdadera pérdida de la conciencia de unidad del yo se produce en la esquizofrenia. 3) Conciencia de la identidad del yo. La conciencia de la identidad del yo es lo que hace que nos sintamos idénticos a pesar del paso del tiempo. La verdadera pérdida de la identidad del yo se produce también en la esquizofrenia. 4) Conciencia de estar separado del entorno, de la demarcación del yo. Esta pérdida de la frontera entre el yo y los otros, entre el yo y el mundo exterior, también se da en la esquizofrenia. F. Alonso Fernández añade a estas conciencias la conciencia de la familiaridad del yo, conciencia que se vería alterada en la desperzonalización, desrealización y en los falsos reconocimientos.
Descrito en 1918 por Ernest Kretschmer. Para este autor este tipo de delirio tenía un carácter psicógeno. Aparecía en personas sensitivas (susceptibles) ante una serie de vivencias de carácter vergonzante (fracaso erótico, fracaso profesional) con la cual el sujeto no se puede conformar, de aquí surge el delirio con un carácter de sobrecompensación de la autoestima dañada. Proponía la psicoterapia como forma de tratamiento.
Descritas en 1949 por Kurt Schneider. Son depresiones reactivas condicionadas por un fondo vivencial. El fondo condicionante de estas depresiones suele ser un menoscabo psíquico (depresión ya superada pero que deja una susceptibilidad) o somático (convalecencia de una enfermedad, crisis de jaqueca, etc.). El sujeto con este menoscabo del fondo vivencial puede presentar una reacción depresiva ante vivencias sin importancia.
Sinónimo: despolarización atentiva (Pérez Villamil). J. Ortega y Gasset llamaba así al aumento de la capacidad de atención pero dirigida hacia dentro. De esta manera en los obsesivos la atención puede estar polarizada hacia las distintas ideas obsesivas, en el autismo hacia las vivencias delirantes o alucinaciones y en el hipocondríaco hacia su cuerpo.
Una de las fases del análisis gestáltico de la evolución de la esquizofrenia realizada por Klaus Conrad (1958). Esta fase seguía al trema y se componía de la apofanía del espacio exterior, donde se originaban las vivencias de vaga significación y de lo puesto que darían lugar a las percepciones delirantes y de la apofanía del espacio interior, donde se originaban los presentimientos y las oscuras sospechas que luego darían lugar a las inspiraciones delirantes.
Sinónimo: trema (K. Conrad), esquizoforia (J.J. López Ibor), humor predelirante (F. Alonso Fernández) o temple delirante. Con estos nombres se conoce al estado de ánimo previo al delirio, la fuente del delirio (K. Jaspers). Este estado de ánimo puede aparecer en forma de distimia triste, angustiosa, en forma de inquietud tensa y con menos frecuencia como euforia. En este estado de ánimo se originan las vivencias de vaga significación y las vivencias de lo puesto, que más tarde darán lugar a las percepciones delirantes, y los presentimientos y las oscuras sospechas, que más tarde darán lugar a las inspiraciones delirantes. En el ejemplo que sigue nos encontramos con un paciente que presenta humor delirante. ¿Usted no encuentra nada raro en la sala de espera? Se hacen señas unos a otros, se tocan la cabeza, suspiran, me miran mucho. Los coches tocan mucho el claxon. De noche no duermo porque tocan la cerradura de la puerta. En la calle hay más coches, tocan más el claxon...Eso significa que pasa algo. ¿No, doctor? Puede ser que me busquen a mi...no sé lo que está pasando. ¿Sabe usted lo que pasa? .
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