Los psicólogos Jesús Jiménez Cascallana y María Ibáñez Goicoechea aconsejan identificar las causas de conflicto y enfrentar los obstáculos psicológicos que afectan al síndrome postvacacional, frente a los clásicos remedios como prepararse mentalmente para el trabajo o realizar actividades de ocio que solo alivian los síntomas temporalmente.
Tristeza, alteraciones del sueño, irritabilidad, cansancio, angustia, problemas de concentración, pérdida de apetito, ansiedad, apatía son algunos de los síntomas que acompañan al síndrome postvacacional, un problema que afecta a muchas personas al volver a la rutina tras la vuelta de las vacaciones.
Para hacerle frente, se proponen medidas como programar el regreso de las vacaciones con antelación para prepararse mentalmente, respetar las horas de sueño, moderar el consumo de alcohol y cafeína, practicar la relajación y mindfulness, seguir una dieta sana o realizar actividades de ocio y deporte, consejos que los expertos afirman que pueden calmar los síntomas temporalmente, pero que "no afectan a las causas del problema, y por tanto, con cada regreso de las vacaciones se vuelven a manifestar".
"Con la vuelta al trabajo, se retoman las situaciones estresantes o desagradables que se han decidido soportar por no saber resolverlas. Así es como se genera ese síndrome posvacacional, que no se ciñe sólo al ámbito laboral, sino que también puede surgir al regresar al domicilio habitual si, por ejemplo, tenemos problemas serios con algunos vecinos, con familiares", han explicado los psicólogos.
"Lo que se suele hacer durante las vacaciones es obviar u olvidar cualquier problema que se tenga, pero esa actitud no lo soluciona, solo lo pospone. Al volver a la rutina se retoman las mismas dificultades que se tenían antes de marchar y a las que ese período de relajación les habían 'desacostumbrado"'. Así, vuelven a surgir similares emociones, iguales pensamientos, parecidos temores y rechazos", han añadido.
Los expertos subrayan que los consejos habituales se enfocan en volver a acostumbrarse a la situación estresante y reprimir el malestar que la provoca, en lugar de entender cuál es la causa del conflicto y aprender a resolverlo. Por ello, indican que hay que analizar el foco exacto del malestar.
Muchas veces el problema que plantean aquellos que sufren este síndrome es que no les gusta su trabajo, pero en la mayoría de las ocasiones no saben exactamente qué es lo que les incomoda, afirman los psicólogos. "Algunos se hacen conscientes de que lo pasan mal porque sufren con el horario, que les impide quedar con sus amigos; o descubren que su trabajo sí les gusta, pero lo desvaloran porque lo comparan con el de otra persona y tienen miedo a que les menosprecien por ello. . . ", han añadido.
Otras veces el problema es la relación con algún empleado a su cargo o con un jefe difícil. También los hay que no se sienten capaces de llevar a cabo sus funciones "por sentirse torpes o incapaces, o puede que el problema sea que su pareja se queja de que el trabajo le absorbe mucho y tratan de llegar a todo sin renunciar a nada". Por ello, han afirmado, es necesario indagar y observar con calma para descubrir qué es exactamente lo que está produciendo los síntomas o el malestar.
Una vez descubiertas las causas reales del conflicto, hay que aprender a resolverlas, incluidos los obstáculos psicológicos que impiden cambiar la situación. "No basta con desear que cambien o soñar que cambian, o pensar que uno se merece que cambien. Eso, además de no funcionar, genera después frustración y más sufrimiento", han advertido los expertos, que aconsejan hacer todo ello con compasión hacia uno mismo, sin exigirse ni juzgarse.