Se presenta una recopilación de elementos clínicos y epidemiológicos que caracterizan desde el enfoque de género la problemática de las ITS/VIH/SIDA en las mujeres. El SIDA sigue siendo una de las principales causas de muerte en países de menor desarrollo. El proceso de "feminización del SIDA" en nuestro continente se debe a la combinación de una serie de factores no solo biológicos sino también a factores socioculturales que interactúan en un mismo fenómeno.
Un análisis desde las ciencias médicas sobre los factores que inciden en el contagio de la enfermedad del VIH/SIDA desde un enfoque más holístico puede involucrar además aquellos elementos de la sociocultura que inciden en la vulnerabilidad para contraer el virus. Se presentan las diferencias entre el papel del hombre y el de la mujer latinoamericana que no son más que consecuencia de una construcción social genérica que ha mantenido particularidades para cada sexo en específico y en lo relacionado a la problemática del VIH/ SIDA le ha otorgado a la mujer una gran incidencia, cuando en realidad es una víctima de los estilos de vida aún prevalecientes.
Caracterización antropológica de género en el enfoque de riesgo de las ITS/VIH/SIDA.
Juan Antonio Suárez González; Mario Gutiérrez Machado.
Hospital Universitario Ginecoobstetrico Mariana Grajales Santa Clara, Villa Clara, Cuba
Resumen
Se presenta una recopilación de elementos clínicos y epidemiológicos que caracterizan desde el enfoque de género la problemática de las ITS/VIH/SIDA en las mujeres. El SIDA sigue siendo una de las principales causas de muerte en países de menor desarrollo. El proceso de "feminización del SIDA" en nuestro continente se debe a la combinación de una serie de factores no solo biológicos sino también a factores socioculturales que interactúan en un mismo fenómeno. Un análisis desde las ciencias médicas sobre los factores que inciden en el contagio de la enfermedad del VIH/SIDA desde un enfoque más holístico puede involucrar además aquellos elementos de la sociocultura que inciden en la vulnerabilidad para contraer el virus. Se presentan las diferencias entre el papel del hombre y el de la mujer latinoamericana que no son más que consecuencia de una construcción social genérica que ha mantenido particularidades para cada sexo en específico y en lo relacionado a la problemática del VIH/ SIDA le ha otorgado a la mujer una gran incidencia, cuando en realidad es una víctima de los estilos de vida aún prevalecientes.
Introducción
- El SIDA constituye hoy en día una de las preocupaciones fundamentales en el sistema de salud de cualquier sociedad. Diversos investigadores coinciden en la multiplicidad de factores que inciden en la expansión del VIH/SIDA, considerándolo un fenómeno bio-psico-socio-económico-religioso-cultural.
- A nivel mundial las estadísticas muestran que la epidemia afecta más a hombres que a mujeres (excepto en el África al sur del Sahara, donde más del 59% de los adultos con VIH son de sexo femenino). Sin embargo, desde la antropología de género se ha demostrado que la subordinación de las mujeres juega un papel esencial en el patrón de transmisión heterosexual del virus, lo que incide directamente en la infección de las mujeres y de sus descendientes.
- En América Latina más de 1, 7 millones de personas se encuentran afectadas por el virus. Según el informe de ONUSIDA, en Latinoamérica hay 610. 000 mujeres viviendo con el VIH.
- Los factores que contribuyen al aumento del las infecciones del VIH/ SIDA en las mujeres son universales: la heterosexualidad de la epidemia y el aumento del índice de casos de infecciones de transmisión sexual que facilitan la transmisión del VIH.
- Aunque los factores biológicos inciden en el aumento de la vulnerabilidad de la mujer para adquirir el VIH/ SIDA, a estos se le suman otros que influyen también con un carácter determinante. Entre ellos los factores sociales y culturales que reflejan y perpetúan el sentido otorgado a las relaciones particulares entre el hombre y la mujer.
A pesar de las distintas situaciones de la expansión de la epidemia el VIH/SIDA todavía no se ha convertido en una epidemia regional total en América Latina. Los modos de transmisión varían en toda la región. Esta enfermedad predomina, en general, en hombres que tienen sexo con hombres, en usuarios que se inyectan drogas, en trabajadores del sexo, en personas con infecciones de transmisión sexual y en relaciones sexuales heterosexuales no protegidas.
Aunque en la mayoría de los países los hombres siguen representando un mayor porcentaje de quienes viven con VIH/SIDA, la tendencia refleja que es un fenómeno transregional en el cual las mujeres abarcan una parte cada vez mayor de todas las nuevas infecciones, lo que evidencia que la brecha de géneros se está cerrando rápidamente.
La mujer y el VIH/SIDA. Enfoque Sociocultural desde
· Según las estadísticas mundiales África es el continente más gravemente afectado por la pandemia del SIDA y en particular África Sub-Sahariana (de cada cinco mujeres seropositivas, cuatro viven en África y en promedio en esa región hay tres mujeres por cada dos hombres infectados).
Pero la feminización del VIH/SIDA no es un fenómeno exclusivo del África Sub- Sahariana.
· Informes de ONUSIDA en 1999 reflejaron que las mujeres representaban entre el 25 y el 37% de los adultos VIH positivos en América Latina y el Caribe. Dos años después esas cifras se elevaron del 30 al 50%.
Con cada vez más frecuencia, el modo de transmisión del VIH/SIDA es el sexo entre un hombre y una mujer. La incidencia de la infección del VIH en la mujer no se reduce solamente a los casos de promiscuidad sexual sino también como parte de las relaciones estables. En este sentido existen un grupo de países, según los datos arrojados por ONUSIDA, en los que la prevalencia del VIH entre las mujeres casadas es del doble que entre las trabajadoras sexuales, tal es el caso de Chilandanga en Nicaragua.
La construcción sociocultural de género
La ciencia ha demostrado que las características biológicas específicas del sexo femenino y la naturaleza misma de las relaciones sexuales contribuyen a acentuar el riesgo de contagio de las mujeres para contraer el VIH/ SIDA. Entre los factores biológicos que inciden en la vulnerabilidad de la mujer se encuentran: la carga viral es mayor en el semen de un varón infectado que en los fluidos vaginales de una mujer con el VIH; el semen permanece más tiempo en el tracto vaginal y rectal que los fluidos vaginales en el pene; el tiempo de exposición de las mujeres al VIH es mayor en las relaciones desprotegidas; las mujeres adolescentes y en etapa pos menopáusica tienen la mucosa vaginal más permeable al VIH; los desgarros y hemorragias durante la relación sexual (coito traumático, violación, menstruación); muchas ITS cursan asintomáticas en la mujer, pasan inadvertidas, sin síntomas.
Sin embargo investigadores de la problemática han traído a consideración que además de estos factores biológicos, la enfermedad del SIDA está aparejada a un sistema de influencias en lo social, demostrando hasta qué punto las desigualdades de género contribuyen a la expansión de la enfermedad.
De esta manera, más allá de las características biológicas del sexo existe el género: se trata de un complejo de determinaciones y características económicas, sociales, jurídico-políticas y psicológicas, es decir culturales, que crean lo que en cada época, sociedad y cultura son los contenidos específicos de ser mujer o ser hombre, o ser cualquier otra categoría genérica. Los géneros son históricos, y en ese sentido son producto de la relación entre biología, sociedad y cultura, y por ser históricos devienen y presentan una enorme diversidad (Lagarde 1997).
Por más de 15 años los expertos han sabido que el género como construcción en una sociedad y su cultura, desempeña un papel significativo en la transmisión y experiencia de vivir con el VIH/SIDA. Los factores socioculturales que devienen como resultado de esta construcción no responden a una causa biológica sino a juicios de valor.
A partir de esta consideración el análisis de la relación social compleja en torno a la problemática del VIH/ SIDA y su incidencia en el caso específico de la mujer en América Latina y el Caribe, indica que la tendencia de la epidemia a extenderse se puede atribuir no solo a factores biológicos sino también a juicios valorativos que fragilizan la salud de la mujer y la hacen especialmente vulnerable.
Desde nuestro punto de vista los juicios de valor están asociados a los significados que los grupos humanos le otorgan a sus prácticas sociales, los cuales son adquiridos mediante la interacción y socialización. Mediante esta vía se van creando un conjunto de representaciones sociales que pueden hasta convertirse en normas instituidas, que van conformando una cultura general sobre el modelo de comportamiento a seguir tanto por el hombre como por la mujer.
Una aproximación a las características coincidentes en las distintas culturas en América Latina y el Caribe permite percatarnos de la presencia de estilos de vida que influyen considerablemente en la vulnerabilidad de la mujer para adquirir el VIH/ SIDA, en lo cual las actitudes del hombre y la adaptabilidad de la mujer poseen una carga significativa. Veamos algunos ejemplos de estos factores socioculturales que inciden en la fragilidad de la mujer:
Las mujeres son más vulnerables porque el semen contiene más cantidad de virus que las secreciones vaginales y puede permanecer en vagina hasta 72 horas; la mucosa vaginal es 4 veces mayor que la del pene, y sufre mayor traumatismo, lo cual produce pequeñas estrías por las que puede penetrar el virus del VIH. Entre los factores socioculturales que también intervienen tenemos las desigualdades de género, la pobreza, menor acceso a la educación, menor oportunidad de empleo, los cuales fuerzan a muchas mujeres a entrar en el comercio sexual para poder sobrevivir, conducta que entraña un altísimo riesgo de contagio por el VIH. 20 Las prácticas tradicionales como la circuncisión femenina en realidad verdaderas mutilaciones contribuyen a aumentar el riesgo. Se suma a esto el hecho de que muchas mujeres aunque son monógamas están en riesgo por la conducta sexual de sus parejas. El uso del condón masculino aun es bajo en muchos países en desarrollo y, por otra parte, la presión de la sociedad en materia reproductiva hace muy difícil que las mujeres puedan tener sexo seguro. Las mujeres más jóvenes son el grupo de mayor riesgo, muchas de ellas al inicio de sus vidas reproductivas. Ejemplo de esto son las siguientes cifras: adolescentes embarazadas VIH positivas, Zimbabwe 30 %, Botswana 28 %, Kenia 21 %, Sudáfrica 13 %, Uganda 11 %, etc.
La representación social de la sexualidad entre el hombre y la mujer desde la antropología de género.
La representación de la sexualidad desde las relaciones de poder donde la mujer se subordina a la voluntad del hombre. El poder relativo dicta de quién es el placer que se prioriza y cuándo, dónde y cómo ocurren las relaciones sexuales.
El marianismo (cultura femenina en ser como la Virgen María: virginidad, castidad, moralidad, obediencia y espiritualidad) y el machismo (fuerza, proeza y experiencia sexual, agresión y dominio) como ideologías socio-culturales dominantes de la región.
Se limita el conocimiento de las mujeres sobre el sexo y su salud sexual generando un clima de ignorancia. En una investigación de 23 países en desarrollo, un promedio de 75% de hombres tenía conocimiento exacto del VIH/SIDA en comparación con el 65% de las mujeres, una diferencia de 10 puntos porcentuales. En Brasil, esta brecha es solamente de 1. 9%, pero en el Perú se amplia a una cifra perturbadora de 12. 7%.
Las limitantes de una mujer para negociar un sexo más seguro con su pareja masculina
La mujer culturalmente ideal no inicia el sexo, ni inicia el uso de los condones. Además, las mujeres pueden ingresar en un comportamiento sexual de más riesgo aun para preservar su virginidad como el sexo anal, donde hay una transmisión mucha más eficiente del VIH que en el sexo vaginal. Los estudios sugieren que la práctica es bastante común entre las parejas heterosexuales en Brasil y Guatemala como medio de mantener la virginidad de la mujer y de evitar el embarazo.
Los ideales sobre el adulterio o infidelidad de la pareja
Los conceptos de género masculino y femenino influencian actitudes diferentes respecto de la fidelidad en las relaciones que inciden en una mayor vulnerabilidad de la mujer. Se asume por lo general el agrado por el cambio continuo de los hombres hacia nuevas relaciones. Estudios muestran que los hombres heterosexuales, homosexuales y bisexuales en todo el mundo tienen tasas más altas de cambio de pareja que las mujeres. Por lo tanto, mientras que una mujer puede por cierto ser fiel a su pareja, él no es necesariamente monógamo recíprocamente, lo cual incrementa el riesgo del VIH/SIDA. El vagabundeo sexual de los hombres en la mayoría de los casos introduce de hecho el VIH en la familia.
Los numerosos casos de abusos sexuales y violaciones a los que son sometidas las mujeres.
Una actitud que alienta a la violencia contra las mujeres se enfatiza por el machismo, el dominio físico y sexual de los hombres sobre las mujeres. A menudo, este abuso toma la forma de violencia o coerción sexual, causando lesiones y cortes en el tejido vaginal e incrementando el riesgo de transmisión de la enfermedad.
Riesgos asociados a los matrimonios de mujeres jóvenes con hombres de mayor edad.
Los hombres mayores tienen más posibilidades de haber contraído el VIH y otras ITS y las mujeres jóvenes y niñas son biológicamente más susceptibles a la infección. Un centro para mujeres embarazadas en Jamaica encontró que las mujeres al final de su adolescencia tenían el doble de tasa de infección cuando se comparaba con mujeres mayores.
Pero ¿es el SIDA solo consecuencia de estos factores socioculturales propios de las culturas en América Latina y el Caribe?
Las condiciones económicas de las mujeres también las hacen vulnerables: la feminización de la pobreza en la región; la inestabilidad de los salarios bajos; la falta de empleo, las dificultades de las mujeres como sostén del hogar y el uso del trabajo sexual o del sexo a cambio de seguridad económica. Desde nuestro punto de vista una de las tantas consecuencias del subdesarrollo.
La “crisis del SIDA” prospera en la pobreza, con la desintegración social y en la ignorancia. La deuda y los ajustes han sido instrumentales para crear esta situación, en desmedro de la educación y de la prevención. Por su parte la voluntad política para enfrentar la propagación de esta pandemia aun resulta insuficiente. Hay que considerar que el presupuesto destinado a la salud destinado a la lucha contra la pandemia representa un nivel ínfimo del PIB en algunas naciones.
Algunos retos en la prevención del VIH/ SIDA. prevención a nivel societal: incidencia en las prácticas de comportamiento perjudiciales que inciden en el desarrollo mismo de la epidemia
- La prevención dirigida a las mujeres, a los hombres o a la comunidad, tiene que incorporar espacios de reflexión sobre los modos de comportamiento que les otorgan facilidades a los hombres y hacen de la mujer la principal víctima de sus actuaciones. La adopción de medidas preventivas requiere un conocimiento compartido del riesgo.
- Los esfuerzos para detener la propagación de la infección por el VIH deberán promover la práctica de la sexualidad con el menor riesgo, e intensificar las acciones de prevención así como la protección de las demás enfermedades de transmisión sexual desde espacios más reducidos, teniendo en cuenta cada célula o localidad.
- Las intervenciones a múltiples niveles deben procurar la participación de diversos asociados en una acción coordinada. Además es necesario hacer esfuerzos políticos, sociales y económicos coordinados para reducir la vulnerabilidad de la sociedad junto con programas e intervenciones que funcionen a nivel individual y de la comunidad.
Transmisión de los mensajes preventivos.
- Los mensajes que se promueven en los medios de difusión, materiales propagandísticos u otros tienen que ser claros, sin equívocos, o sea, introducir términos no exclusivos del lenguaje científico y técnico sino más cercanos al argot popular. De esta manera se debe considerar que no todos los países latinoamericanos tienen índices elevados de alfabetización de la población, lo cual genera que en muchos casos la recepción del mensaje que se difunde se dificulte o sea incomprendido por el receptor.
Suprimir la dependencia sexual de las mujeres.
- El sistema político tiene que suprimir los obstáculos que les impiden ejercer a las mujeres un empleo debidamente remunerado, única manera de no tener que convertirse en prostitutas que se venden para ganar lo suficiente para subsistir.
La Educación sexual
- En la educación sexual y muy especialmente la educación de las mujeres como agente activo para el control de su sexualidad, se deben potenciar las acciones encaminadas al logro del empoderamiento de la mujer en las relaciones sexuales.
- La educación sexual desde edades tempranas en el ámbito del VIH/SIDA debe involucrar a los jóvenes de ambos sexos tanto en medios formales como informales que promuevan el conocimiento sobre las repercusiones de una vida sexual precoz en la transmisión del VIH.
- Una educación sexual eficaz sólo se puede llevar a cabo si los gobiernos favorecen las políticas de enseñanza apropiadas referentes a la sexualidad y al VIH/SIDA.
Contextualización de las acciones
- Los esfuerzos encaminados a la prevención y tratamiento de la problemática del VIH/ SIDA deberán partir desde la propia realidad social, política, económica y cultural de cada nación en específico. La pobreza y la dependencia económica deberán ser entendidas como uno de los factores que inciden negativamente en la salud de la población latinoamericana en su conjunto.
Actividades generales en el ámbito de la comunidad.
Fomento de la sensibilización para proporcionar información y contrarrestar las reacciones negativas entre la población femenina.
Ejecutar programas y dispensar servicios en distintos contextos para disminuir las necesidades económicas de las mujeres.
Involucrar a la comunidad a través de organizaciones, grupos y estructuras de educación y apoyo ya existentes para instaurar la confianza a través de la comunicación, la creación de redes y la colaboración con mujeres propensas al contagio.
Incluir a mujeres afectadas con el VIH y con SIDA en todas las etapas del proceso para aumentar la visibilidad y sacar provecho de sus experiencias y conocimientos prácticos.
Crear un entorno comunitario de aceptación en el que se reconozca que el VIH y el SIDA son un problema que incumbe a todos(as).
A nivel de propuestas de prevención
- Incluir actividades que respondan a las necesidades socioculturales proporcionando información apropiada sobre cómo se transmite y no se transmite el VIH.
- Potenciar la participación de los grupos beneficiarios en todas las etapas del diseño, ejecución y evaluación.
Comentarios finales
El SIDA sigue siendo una de las principales causas de muerte en países de menor desarrollo.
El proceso de "feminización del SIDA" en nuestro continente se debe a la combinación de una serie de factores no solo biológicos sino también a factores socioculturales que interactúan en un mismo fenómeno.
Un análisis desde las ciencias médicas sobre los factores que inciden en el contagio de la enfermedad del VIH/SIDA desde un enfoque más holístico puede involucrar además aquellos elementos de la sociocultura que inciden en la vulnerabilidad para contraer el virus.
El vínculo de los estudios relacionados con esta problemática a los juicios de valor construidos en cada sistema sociocultural de la realidad latinoamericana requiere de la identificación de la situación real de la mujer desde un enfoque antropológico de género que evidencie el lugar del hombre frente a esta problemática, así como la supresión de la tendencia de adaptabilidad de la mujer a estas condiciones.
Las diferencias entre el papel del hombre y el de la mujer latinoamericana no son más que consecuencia de una construcción social genérica que ha mantenido particularidades para cada sexo en específico y en lo relacionado a la problemática del VIH/ SIDA le ha otorgado a la mujer una gran incidencia, cuando en realidad es una víctima de los estilos de vida aún prevalecientes.
Bibliografía
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