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La salud mental de la mujer en el último ciclo de la vida.

Fecha Publicación: 01/03/2006
Autor/autores: Manuela Blanco Presas

RESUMEN

La salud mental de la mujer en la ultima etapa de su ciclo vital (a partir de los 60 años) forma parte de un proceso acumulativo que depende, fundamentalmente del estilo de vida y comportamiento. La combinación género-edad se relaciona habitualmente con discapacidad o demencia, de forma que las mujeres ancianas, si bien poseen una mayor esperanza de vida, padecen también una mayor morbilidad, encontrándose , además, excluídas de la toma de decisiones sobre formulación de políticas de salud mental, aún cuando deberían estar presentes a fin de garantizar una mejora en su calidad de vida y no sólo la prolongación de ésta. Las enfermedades mentales (depresión, demencia) se sitúan en el 6º lugar de las principales causas de morbilidad y mortalidad de mujeres ancianas en América.

La adaptación a un rol productivo, aunque no remunerado, constituye un indicador de salud mental que servirá de factor equilibrador de los elementos productores de inseguridad en esta etapa de la vida(pérdida de poder adquisitivo debida a jubilación, discriminación social, deterioro físico y cognitivo, falta de comunicación debida a la soledad, pérdidas personales)y evita el aislamiento. Mantener expectativas, focalizando el interés en nuevas metas, desarrollando actividades lúdicas que posean interés social, no negándonos la capacidad de aprender y enseñar en nuestra ultima etapa del ciclo vital redundará en una mayor calidad de vida.


Palabras clave: Aprender y enseñar, Calidad de vida, Cíclo vital, Discapacidad, Equilibrador, Estilo de vida y comportamiento, Expectativas, Metas, Proceso acumulativo, Rol, Toma de decisiones
Tipo de trabajo: Conferencia
Área temática: Psiquiatría general .

La salud mental de la mujer en el último ciclo de la vida.

Manuela Blanco Presas

D. U. E. Unidad de Hospitalización de Salud Mental del C. H. U. Juan Canalejo-Marítimo de Oza.
Licenciada en psicología Clínica.
Profesora EUE de A Coruña.

PALABRAS CLAVE: ciclo vital, proceso acumulativo, Estilo de vida y comportamiento, discapacidad, Toma de decisiones, Calidad de vida, rol, Equilibrador, Expectativas, Metas, Aprender y enseñar.

Resumen

La salud mental de la mujer en la ultima etapa de su ciclo vital(a partir de los 60 años)forma parte de un proceso acumulativo que depende, fundamentalmente del estilo de vida y comportamiento. La combinación género-edad se relaciona habitualmente con discapacidad o demencia, de forma que las mujeres ancianas, si bien poseen una mayor esperanza de vida, padecen también una mayor morbilidad, encontrándose , además, excluídas de la toma de decisiones sobre formulación de políticas de salud mental, aún cuando deberían estar presentes a fin de garantizar una mejora en su calidad de vida y no sólo la prolongación de ésta. Las enfermedades mentales(depresión, demencia)se sitúan en el 6º lugar de las principales causas de morbilidad y mortalidad de mujeres ancianas en América. La adaptación a un rol productivo, aunque no remunerado, constituye un indicador de salud mental que servirá de factor equilibrador de los elementos productores de inseguridad en esta etapa de la vida(pérdida de poder adquisitivo debida a jubilación, discriminación social, deterioro físico y cognitivo, falta de comunicación debida a la soledad, pérdidas personales)y evita el aislamiento. Mantener expectativas, focalizando el interés en nuevas metas, desarrollando actividades lúdicas que posean interés social, no negándonos la capacidad de aprender y enseñar en nuestra ultima etapa del ciclo vital redundará en una mayor calidad de vida.


Los cuidados de salud mental en la mujer en edad geriátrica, o lo que es lo mismo, en la ultima etapa de su vida, están acusando la incidencia de un problema creciente, al que muchos denominan ya como la gran epidemia del siglo XXI:las demencias.

A las naturales limitaciones que nos impone nuestro propio desarrollo evolutivo (deterioro físico y cognitivo asociado a cambios en edad geriátrica)se añaden cambios sociales que retroalimentan esas limitaciones(jubilación, pérdidas personales, etc).

La salud mental de la mujer en la ultima etapa de su vida ( a partir de los 60-70 años)forma parte de un proceso acumulativo que depende, fundamentalmente del estilo de vida y comportamiento ejercido previamente a lo largo de su desarrollo evolutivo. El impacto en la imagen corporal y la aparición de ciertas enfermedades, ligadas a hábitos mantenidos durante la vida como uso de tabaco, mala alimentación, etc van a diferenciar claramente esta etapa.

Si bien es cierto que las mujeres contamos con una mayor esperanza de vida que los hombres, no es menos cierto que padecemos una mayor morbilidad en patologías como las depresiones y demencias, que se sitúan actualmente en el 6º lugar de las principales causas de morbilidad y mortalidad en mujeres ancianas en América y constituyen además un grave problema social que en la actualidad nos resulta difícil de abordar debido a la ausencia de recursos y dispositivos de salud adecuados para su correcta atención. La combinación género-edad se relaciona habitualmente con discapacidad y demencia cuando nos referimos a mujeres ancianas.

A partir de los 60-70 años la mujer entra en un periodo de cambio en el que debe adaptarse tanto a los cambios fisiológicos asociados a su edad como a los cambios psicosociales derivados de la pérdida de un rol productivo y remunerado dentro de las sociedades desarrolladas, en las que si bien la mujer profesionalmente cada día está más presente, aún se encuentra lejos de alcanzar la paridad, especialmente en lo referido a su presencia en puestos de toma de decisiones relevantes. Un ejemplo claro de esta afirmación podemos constatarlo en el número de mujeres que hasta ahora han ejercido el poder político con carácter ejecutivo. Realizando una labor revisionista de nuestra historia más reciente nos encontramos que en las democracias occidentales, únicamente los paises escandinavos contienen una muestra del poder ejecutivo de la mujer en edad adulta. Por el contrario, la gerontocracia masculina cuenta con una amplia representación:Charles De Gaulle, Winston Churchill, Konrad Adenauer, Sandro Pertini, Manuel Fraga.

La exclusión de la mujer anciana en la formulación de políticas en general, y en la planificación de políticas de salud mental en particular, hasta el momento actual, ha constituído un factor coadyuvante que nos ha impedido avanzar adecuadamente en la consecución de una mayor calidad de vida, y no sólo en la prolongación de esta. La experiencia adquirida a lo largo del proceso vital debe constituir un activo no perecedero para una comunidad en constante cambio tecnológico y social.

La adaptación a un rol productivo, aunque no remunerado, constituye un indicador de salud mental que servirá de factor equilibrador de los elementos productores de inseguridad en esta etapa de la vida anciana. ¿Porqué negar la capacidad de una abuela de 70 años para enseñar a su nieto aprender a navegar en internet?. ¿Porqué negarnos a los 75 a descubrir el placer de viajar y establecer nuevas relaciones ahora que no tenemos que cumplir con rígidos horarios laborales?. ¿Porqué no vamos a sentirnos satisfechas de ayudar a nuestros hijos en el cuidado de nuestros nietos?. ¿Porqué es tarde para realizar activismo político o social?. Como dice, con buen criterio, el Ministerio de Asuntos Sociales:ahora es el tiempo de hacer todo y nada. Esta situación que puede parecer paradógica nos otorga el poder de decidir cómo, qué, cuándo , dónde y con quién con sus variadísimos matices, siempre que nuestras capacidades nos lo permitan.

Querer es poder. Mantener expectativas, focalizando el interés en nuevas metas, desarrollando actividades lúdicas (porque decidídamente queremos disfrutar con todo lo que hacemos, pues somos conscientes de la etapa final en la que nos encontramos) que posean un interés social, no negándonos la capacidad de aprender y enseñar en nuestro devenir cotidiano, redundará no sólo en una mayor calidad de vida personal, sinó que proporcionará a los que nos rodean la tranquilidad de evitar dependencias innecesarias, siguiendo el modelo promovido por Virginia Henderson.


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