Es indudable la poderosa influencia de los medios de comunicación en la percepción que generalmente tenemos de la realidad. De hecho, los propios medios contribuyen a "crear" realidad. Es asimismo patente el diferente tratamiento que tienen mujeres y hombres en los medios de comunicación. Este tratamiento mediático puede contribuir a avanzar en unas relaciones más justas e igualitarias entre mujeres y hombres o, por el contrario, ahondar en la desigualdad.
Y, especialmente, persistir en la presión que recae sobre las mujeres al ser juzgadas por su aspecto estético, ser representadas como responsables de los cuidados familiares, no ser visibilizadas en el ejercicio del poder, etc. Un injusto tratamiento mediático de mujeres y hombres puede adquirir variadas formas de presión psicológica. En definitiva, la invisibilización y la transmisión de injustos mandatos de género también constituyen violencia.