PUBLICIDAD-

Control respiratorio en los trastornos de ansiedad.

Autor/autores: F.Javier Menéndez Balaña
Fecha Publicación: 01/01/2002
Área temática: Ansiedad, Trastornos de ansiedad y relacionados con traumas y factores de estrés .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

El objetivo fundamental que se persigue con este estudio, es encontrar un patrón concreto en cuanto a frecuencia respiratoria, con el cual conseguir los mayores descensos en la conductancia eléctrica de la piel de los participantes. Pretendemos exactamente conocer cual es la frecuencia respiratoria con la que el sujeto consigue mayores descensos en esta medida, y además, concretar el número de frecuencias respiratorias por debajo de la línea base que habría que inducirles para conseguir los mayores descensos en la conductancia eléctrica de la piel.

Para ello se utilizó una muestra total de 71 participantes sanos universitarios. Los resultados obtenidos demostraron por un lado, que la frecuencia respiratoria más adecuada en términos generales, para reducir la activación de los participantes, era de 14 ciclos por minuto. Se pudo comprobar además, la existencia de un patrón respiratorio concreto y efectivo en cuanto a frecuencia respiratoria, con el cual conseguir mayores descensos en la activación de los participantes y que consistió en la inducción de exactamente tres frecuencias por debajo de la línea base.

Palabras clave: Activación, Ansiedad, Conductancia eléctrica de la piel, Frecuencia respiratoria


VOLVER AL INDICE

Url corta de esta página: http://psiqu.com/1-1940

Contenido completo: Texto generado a partir de PDf original o archivos en html procedentes de compilaciones, puede contener errores de maquetación/interlineado, y omitir imágenes/tablas.

Control respiratorio en los trastornos de ansiedad.

(Breathing control in the anxiety disorders. )

Montserrat Conde Pastor; F. Javier Menéndez Balaña.

Departamento de psicología Básica II. Facultad de
Psicología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Ciudad Universidad s/n, C. P. : 28040
Madrid. España

PALABRAS CLAVE: Conductancia eléctrica de la piel, Frecuencia respiratoria, Activación, ansiedad.

(KEYWORDS: Skin conductance level, Respiratory rate, arousal, Ansiety. )

 

Resumen

El objetivo fundamental que se persigue con este estudio, es encontrar un patrón concreto en cuanto a frecuencia respiratoria, con el cual conseguir los mayores descensos en la conductancia eléctrica de la piel de los participantes. Pretendemos exactamente conocer cual es la frecuencia respiratoria con la que el sujeto consigue mayores descensos en esta medida, y además, concretar el número de frecuencias respiratorias por debajo de la línea base que habría que inducirles para conseguir los mayores descensos en la conductancia eléctrica de la piel.

Para ello se utilizó una muestra total de 71 participantes sanos universitarios. Los resultados obtenidos demostraron por un lado, que la frecuencia respiratoria más adecuada en términos generales, para reducir la activación de los participantes, era de 14 ciclos por minuto. Se pudo comprobar además, la existencia de un patrón respiratorio concreto y efectivo en cuanto a frecuencia respiratoria, con el cual conseguir mayores descensos en la activación de los participantes y que consistió en la inducción de exactamente tres frecuencias por debajo de la línea base.

Abstract

The main goal of this study was to find a concrete standard concerning respiratory frequency, with the one which to obtain the greatest decreases in the skin conductance level of the participants. We intend exactly to know which is the respiratory frequency with the one which the participants procures greater decreases in this measure, and furthermore, to find the number of respiratory frequencies below the base line that there would be that to induce them to obtain the greater decreases in the skin conductance level.

For this was used a total sample of 71 volunteers. The obtained results demonstrated on the one hand, that the respiratory frequency more adequate in general terms, to reduce the activation of the subjects, was of 14 cycles per minute. It could be proven furthermore, the existence of an effective and concrete respiratory standard concerning respiratory frequency, with the one which to obtain greatest decreases in the activation of the participants and that consisted of the inducement of exactly three frequencies below the base line.



Introducción

La influencia que ha ejercido el entrenamiento respiratorio sobre determinadas enfermedades como por ejemplo la hiperventilación, los trastornos de ansiedad, etc. , ha sido sobradamente demostrada. Los resultados obtenidos por algunos estudios clínicos, después de haber utilizado técnicas respiratorias, han demostrado significativas mejorías en este tipo de trastornos (p. ej. Bonn y Readhead, 1984; Clark, Salkovskis, P. M. y Chalkley, 1985; De Ruiter; Rijken. ; Garssen y Kraaimaat, 1989; DeGuire, Gevirtz, Kawahara y Maguire, 1991; Grossman, Swart y Defares, 1985; Hibbert y Chan, 1989; Kraft y Hoogduin 1984; Ley, 1991; Lum, 1983; Salkovskis, Jones y Clark, 1986; Van Doorn, Folgering y Colla, 1982). Pero la importancia de la respiración, no se limita a la población clínica; su importancia se extiende a toda la población de sujetos normales, que por múltiples circunstancias desean conseguir estados de relajación.

Hasta el momento, se ha podido confirmar que la inducción de frecuencias respiratorias inferiores a la basal del sujeto, originaba en los sujetos descensos en la CEP significativamente mayores, que cuando las frecuencias respiratorias inducidas eran iguales o superiores a la basal (Conde Pastor, Menéndez, Santéd y Estrada, 1999). Esto fue confirmado tanto cuando los tiempos de inspiración-espiración eran iguales, como cuando el tiempo de espiración era superior al de inspiración. Lo que todavía no se conoce es exactamente el número de frecuencias respiratorias, por debajo de la línea base, que hay que inducir a los sujetos para obtener los menores valores de CEP, y es lo que se pretende averiguar con este estudio.

La frecuencia respiratoria es altamente sensible frente a determinados cambios emocionales, fundamentalmente aquellos ante los que el sujeto aumenta su nivel de activación. Desde hace mucho tiempo se ha venido observando en los sujetos, una tendencia a elevar la frecuencia respiratoria ante distintas situaciones de estrés (Baldaro et al. , 1990; Masaoka y Homma, 1997; Naifeh, 1994; Roth, Breivik, Jorgensen y Hofmann, 1996; Schnore, 1959; Skaggs, 1930; Suess, Alexander, Smith, Sweeney y Marion, 1980; Svebak, 1982; Wientjes, Grossman, Gaillard y Defares, 1986) o ante situaciones emocionales como dolor, ira, indignación, miedo, etc. , en las que también se origina una mayor activación (Bass, Cawley y Wade, 1983; Damas-Mora, Grant, Kenyon, Patel y Jenner, 1976; Farrow y Hebert, 1982; Feldman, Smith y Ellenberger, 1990; Fenz y Jones, 1972; Liebowitz et al. , 1985; Paek y McCool, 1992; Zuckerman, Persky y Curtis, 1968), o ante situaciones en las que se evoca activación mental mediante una tarea (Allen, Sherwood y Obrist, 1986; Boiten, 1993; Carroll, Turner y Hellawell, 1986; Carroll, Turner y Rogers, 1987; Langer et al. , 1985; Sims, Carroll, Turner y Hewitt. , 1988; Turner y Carroll, 1985; Wientjes, 1993; Wientjes, Grossman y Gaillard, 1998), de la misma forma que se ha visto esta misma tendencia a la hiperventilación en sujetos con trastornos de ansiedad (Magarian, 1982; Papp et al. , 1995; Wientjes, Grossman, Gaillard y Defares, 1986).

Igualmente se ha demostrado que al inducir activación por medio de la imaginación, se produce un aumento de la frecuencia respiratoria de todos los sujetos (Beyer, Weiss, Hansen, Wolf y Seidel, 1990; Decety, Jeannerod, Durozard y Baverel, 1993; Deschaumes Molinaro, Dittmar y Vernet-Maury, 1992; Gallego, Denot-Ledunois, Vardon y Perruchet, 1996; Wang y Morgan, 1992; Wuyam, Moosavi, Decety, Adams, Lansing y Guz, 1995), y en algunos estudios se ha observado, además de un aumento de la frecuencia respiratoria, una disminución de los tiempos de espiración (Eisele, Wugam, Savourey, Eterradossi, Bittel y Benchetrit, 1992; Favier, Desplanches, Frutoso, Grandmontagne y Flandrois, 1983; Kao, 1972; Mercier, Ramonatxo y Prefaut, 1992).

Por el contrario, se han observado descensos de frecuencia respiratoria cuando a los sujetos se les induce una situación de relajación, es decir de baja activación (p. ej. Boiten, 1993; Fried, 1990a; Hewit, 1986), y en algunos estudios también aumentos en el tiempo de espiración (Boiten, 1998), reflejando estas respuestas respiratorias, una disminución en la activación o nivel de ansiedad de los sujetos (Breslav, 1984; Fried, 1990b).

De la misma forma ha sido demostrado, que es posible incidir en la situación emocional del sujeto, manipulando algunos parámetros respiratorios como por ejemplo la frecuencia respiratoria. Se ha observado que cuando los sujetos provocan de forma voluntaria un aumento de la frecuencia respiratoria, su nivel de CEP se eleva significativamente (Beck y Scott, 1988; Rapee, 1986). En este sentido, Ley (1985), defendía que la hiperventilación era origen de la ansiedad, pero no al contrario. Por otro lado, Lum (1981), defendía sin embargo, una relación bidireccional entre la ansiedad y la ventilación excesiva.

Ha sido también demostrado, que el descenso de la frecuencia respiratoria da lugar a descensos de CEP, que se traducen en una menor activación, así como un aumento en la activación del sistema nervioso parasimpático y una disminución de la activación del simpático. Desde un punto de vista experimental, se realizaron algunos estudios, cuyo objetivo era conseguir descensos de CEP induciendo frecuencias respiratorias supuestamente inferiores a la basal de los sujetos, como los de Harris, Katkin, Lick y Habberfield (1976), McCault, Solomon y Holmes (1979), Clark y Hirschman (1990), Cappo y Holmes (1984), etc.

La importancia de una respiración lenta, es decir, con una baja frecuencia respiratoria (entre aproximadamente 8 y 10 c/m), ha sido además puesta de manifiesto por autores como Benson, Beary y Carol (1974) y fundamentalmente por Janus, Defares y Grossman (1983), cuando afirmaban que algunos de los efectos favorables observados con los entrenamientos en relajación, eran fundamentalmente consecuencia de ciertos cambios en la respiración.


En esta misma línea, otros autores mantienen, que ciertos modelos respiratorios disfuncionales, tales como respiraciones superficiales o rápidas, es decir, con una alta frecuencia respiratoria, son en muchas ocasiones los causantes de multitud de enfermedades psicosomáticas (Fried, 1987; Gibson, 1978; Grossman, 1983). Tanto los trastornos de ansiedad como los problemas de estrés y, en general cualquier situación de activación elevada y sostenida, tiene repercusiones negativas para la salud del sujeto (Méndez, Olivares y Quiles, 1998). En este sentido, la relajación, la respiración o las técnicas de biofeedback, pueden resultar todas ellas, eficaces para disminuir el exceso de activación.

Dada la importancia que tiene la respiración y concretamente la frecuencia respiratoria a la hora de conseguir reducciones en la activación general de los sujetos, nuestros objetivos fueron realizar un estudio mediante el cual, pudiéramos saber, en primer lugar, cuál es la frecuencia respiratoria más adecuada para conseguir los mayores descensos de conductancia, y en segundo lugar, comprobar exactamente cuantas frecuencias respiratorias por debajo de la basal del sujeto, hay que inducir, para conseguir igualmente los mayores descensos de conductancia. Se decidió para ello realizar dos experimentos.


Experimento I

Método

Participantes

Participaron en el estudio 55 personas, todas ellas voluntarias y sin ningún tipo de patología ni física ni psicológica conocida. Tres de los participantes fueron eliminados por superar el límite de edad establecido, para finálmnente utilizar una muestra total de 52 participantes (25 mujeres y 27 hombres), todos ellos alumnos de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, cuyas edades estaban comprendidas entre los 25 y los 35 años (M = 28, 37; DT = 1, 94).

Instrumentos

Se utilizó un polígrafo multicanal marca LETICA, modelo polygraph 4006, provisto de distintos módulos. Se utilizó el módulo de la temperatura (TMP 806) para el control de la frecuencia y el ratio de inspiración-espiración. A este módulo se le conectó un termistor que fue colocado en una de las cavidades nasales del sujeto, a través del cual se detectaban los ciclos respiratorios, formados por la diferencia de temperatura entre el aire inhalado y el aire exhalado. De esta forma podían almacenarse y registrarse gráficamente dichos cambios. Se utilizó también el módulo de CEP (SCC 316) para la medición de los niveles de la conductancia eléctrica de la piel. Para el registro de esta medida psicofisiológica se utilizaron electrodos bipolares de plata cloruro de plata (Ag/ClAg), de 23 25 mm cada uno.

Se disponía además, de una sala experimental dentro del laboratorio, denominada cámara farady, donde se situaba el sujeto durante todo el experimento, y que estaba completamente aislada de ruidos externos y de interferencias electrostáticas.

Para la realización de los experimentos se utilizaron tres programas: CREA. EST, TRV-92 y SMAG-3, los dos primeros instalados en un ordenador, y el SMAG-3 en otro. El programa CREA. EST (instalado en uno de los ordenadores junto con el TRV-92), sirve para crear estímulos visuales, consistentes en este caso en la presentación de colores (rojo o azul) o informaciones escritas en color rojo sobre fondo negro tales como "Atención, comienza la prueba", "Descanso", "Atención" o "Fin de la prueba". Ambos ordenadores estaban conectados entre sí y funcionando de forma coordinada y sincrónica. Uno servía para dispensar los estímulos a través del programa TRV-92, (pantallas de colores mediante las cuales se marcaban tanto las frecuencias respiratorias como los ratios de inspiración-espiración, tal y como se explicará en el diseño experimental), y otro para registrar las medidas fisiológicas (CEP y respiración) a través del programa SMAG 3.

Diseño experimental

Con este experimento, el objetivo que se persigue es conocer la frecuencia respiratoria más adecuada para conseguir disminuir en mayor medida la conductancia eléctrica de la piel, y por consiguiente poder lograr mayores descensos de activación.

Se comenzó midiendo la línea base de los 52 participantes, en frecuencia respiratoria y CEP durante 10 minutos. La variable independiente utilizada fue la frecuencia respiratoria. A todos los participantes se les indujeron las mismas frecuencias respiratorias (6, 10, 14, 18 y 22), permaneciendo tres minutos en cada una de ellas, con un descanso entre frecuencias de un minuto y un tiempo de espiración doble al de inspiración (véase tabla 1), ya que ha sido éste ratio el que ha demostrado suscitar los mayores descensos en la conductancia eléctrica de la piel (Conde Pastor y Menéndez, 2000).


La variable dependiente fue la conductancia eléctrica de la piel. Se tomaron medidas de su nivel cada dos segundos, para obtener así los valores relativos medios de todos los participantes con respecto a su línea base en cada una de las frecuencias respiratorias inducidas. La variable dependiente fue en todos los casos comparada con la línea base del sujeto, tomada al inicio del experimento.

 

 


Tabla 1. Diseño del experimento 1

 

Procedimiento experimental

La duración de cada una de las frecuencias respiratorias inducidas se ha establecido en tres minutos, de los cuales sólo va a cuantificarse el último minuto. De esta forma se conseguirá el valor relativo de CEP del sujeto (cantidad de aumento o disminución con respecto a la línea base), en cada una de las frecuencias respiratorias, eliminando la posible desestabilización que pudiera originarse al inicio de cada frecuencia (Conde Pastor, Menéndez y López de la Llave, 2000).

Se contrabalancearon las frecuencias respiratorias inducidas en los siguientes órdenes:
6-10-14-18-22
22-18-14-10-6

Lo que se pretende, es evitar que el orden de presentación de las distintas frecuencias pueda en cierto modo influir en nuestra variable dependiente. No se hizo ningún otro contrabalanceo porque en este caso, al haber ciertas diferencias entre frecuencias, se originaría una desestabilización de la medida de CEP, tal y como ha sido demostrado en el estudio de Conde Pastor y Menéndez (2000).

Se controlaron también la intensidad de luz de la sala experimental, la temperatura ambiental y los ruidos externos e internos.

Se procedió a la instalación de los electrodos en la segunda falange de los dedos índice y anular de la mano no dominante, y el termistor en una de las fosas nasales del sujeto.

Posteriormente se realizó la calibración de los instrumentos utilizando un nivel de sensibilidad para la CEP de 0, 1 y para la respiración 0, 05ºC/mm.

Finalmente se le dieron las instrucciones a seguir al sujeto como sigue: “Esta prueba consiste únicamente en que usted respire de una determinada forma que a continuación se le va a explicar. (Pausa). Durante los 20 minutos aproximadamente que dura la prueba, ha de procurar permanecer relajado evitando todo tipo de movimiento. (Pausa). Es importante que la respiración sea abdominal. Para ello le sugiero que coloque la mano derecha (hago alusión a la mano dominante del sujeto) sobre su abdomen. Notará cómo éste se eleva cuando usted toma aire con cada inspiración y desciende cuando suelta el aire con la espiración. (Pausa). Durante los primeros 10 minutos (correspondientes a la medición de línea base de CEP y frecuencia respiratoria), no tiene que hacer nada, ha de respirar normalmente y tratar de continuar relajado, siempre con la mano en el abdomen. (Pausa). Pasados estos 10 minutos, verá en la pantalla del ordenador, exactamente igual a como lo está viendo ahora, una frase escrita: atención, la prueba va a comenzar. (Pausa). Seguidamente verá una secuencia de pantallas de color rojo y azul. Usted deberá inspirar, es decir coger aire, mientras la pantalla esté en color rojo y espirar o soltar el aire, mientras la pantalla este en color azul. Puede probar si lo desea. (Pausa). Estará durante tres minutos respirando de una forma controlada y posteriormente hará un minuto de descanso, durante el cual deberá respirar como lo hace habitualmente. Pasado dicho minuto, de nuevo se le marcará otro tipo de respiración de la misma forma que ha podido observar, y así sucesivamente hasta que en la pantalla le aparezca la frase: la prueba ha finalizado. (Pausa). Si tiene alguna duda puede preguntar".

Una vez que se tenía la seguridad de que el sujeto había entendido perfectamente las instrucciones, se procedía a pasar el experimento.

Con todos los participantes se mantenía una entrevista una vez finalizada la prueba, con el objeto de comprobar que habían sido entendidas y cumplidas las instrucciones dadas antes y durante la prueba.

 


Resultados

Decidimos comprobar en primer lugar si existían diferencias significativas en conductancia entre las frecuencias respiratorias inducidas, para lo cual realizamos un análisis de varianza con medidas repetidas. Los resultados obtenidos los podemos ver a continuación en la tabla 2.

 

 


Tabla 2. análisis de varianza con medidas repetidas


Pudimos comprobar que con un nivel de confianza del 99%, existían diferencias significativas en CEP, entre las 5 frecuencias respiratorias inducidas (F = 19, 155, p < 0, 000).

Para saber entre que frecuencias respiratorias se encontraban las diferencias, se hicieron comparaciones múltiples utilizando la “t” de Student para muestras relacionadas, obteniendo los resultados que podemos ver a continuación en la tabla 3.

 

 


Tabla 3. Comparaciones múltiples. La t de Student


Se encontraron diferencias estadísticamente significativas al comparar la frecuencia 6 con la 10 y la 14, siendo en la frecuencia 6 donde aumentaban más los niveles de CEP, y en las frecuencias 10 y 14 donde más disminuían.

Se encontraron también diferencias estadísticamente significativas, al comparar la frecuencia 22 con la 6, la 10, la 14 y la 18, es decir, con todas las frecuencias. Esto se debía a que los mayores valores de CEP se daban en la frecuencia 22, encontrándose por ello diferencias con todas las demás frecuencias.

Finalmente observamos en estos resultados, diferencias significativas entre la frecuencia 14 y la frecuencia 18, siendo la frecuencia 14 en todas las condiciones, la que originaba los menores valores de CEP. Es por ello por lo que, la frecuencia 14, que es como hemos dicho con la que se obtienen menores valores de CEP, daba diferencias significativas con todo el resto de las frecuencias excepto con la frecuencia 10, que es la siguiente frecuencia con la que se obtuvieron los menores valores de CEP.

Si hizo un análisis descriptivo de los datos, para observar con mayor claridad los resultados obtenidos.

Para ello se han extrajeron los valores medios de CEP obtenidos por los participantes en cada frecuencia respiratoria (véase a continuación la figura 1).

 

 


Figura 1. Valores medios de CEP, medido en unidades de Siemens, de todos los participantes en cada una de las frecuencias respiratorias inducidas


Puede observarse en esta figura, que es a 14 c/m donde los participantes obtenían los menores valores de CEP, descendiendo la media en todos los casos por debajo del la línea base.

Se observó también que la inducción de frecuencias respiratorias a 6 c/m y más claramente a 22 c/m, evocaba subidas de CEP en todas las condiciones de ratio inspiración-espiración, y por lo tanto estas frecuencias no parecían inducir ningún tipo de relajación, sino todo lo contrario.

 

Experimento II

Método

Participantes

Después de eliminar de la muestra a 5 de los participantes por no reunir todos los requisitos exigidos, se utilizó una muestra total de 16 participantes sanos compuesta de 7 mujeres y 9 hombres con un rango de edad de 25 a 35 años (M = 30, 31; DT = 2, 84), siendo su participación en el experimento totalmente voluntaria.

Instrumentos

Se utilizaron exactamente los mismos aparatos y programas que en el experimento anterior.

Diseño experimental

Con este experimento el objetivo que se perseguía era concretar el número de frecuencias respiratorias por debajo de la línea base, con el cual el sujeto obtendría los menores valores de CEP. Se comenzó midiendo la línea base de los 16 participantes, en frecuencia respiratoria y CEP durante 10 minutos. A todos ellos se les indujeron secuencialmente las mismas frecuencias respiratorias, de 11 a 19 c/m, permaneciendo un minuto y medio en cada una de ellas, con un descanso entre frecuencias de un minuto y un tiempo de espiración doble al de inspiración (véase tabla 4).

 

 


Tabla 4. Diseño del experimento 2


Como medida de control se contrabalancearon las frecuencias respiratorias en diferentes sentidos. Concretamente, van a distribuirse de forma aleatoria los 16 participantes de la muestra por los siguientes órdenes de presentación:

11-12-13-14-15-16-17-18-19
19-18-17-16-15-14-13-12-11
11-13-12-14-16-15-17-19-18
9-17-18-16-14-15-13-11-12

Tal y como ha sido explicado en el experimento anterior, se pretende evitar que el orden de presentación de las distintas frecuencias respiratorias, es decir, el hecho de que una de las frecuencias inducidas esté siempre en primer o último lugar, por ejemplo, pueda incidir en la CEP de los participantes.

En esta ocasión se han contrabalanceado las frecuencias inducidas, presentándolas en cuatro órdenes distintos porque entre ellas no existían diferencias lo suficientemente grandes como para que la medida de CEP se desestabilizase debido a ello, y por tanto pudiera sesgar los resultados.

Procedimiento experimental

La duración de cada una de las frecuencias respiratorias inducidas se estableció en un minuto y medio, de los cuales sólo se cuantificó el último medio minuto.

Se redujo el tiempo de inducción de cada frecuencia respiratoria porque fue necesario aumentar el número de frecuencias respiratorias a inducir, y no se podían mantener los mismos tiempos, para evitar que el experimento se alargase demasiado y por tanto inducir, sin pretenderlo, cansancio en los participantes.

Se controlaron también la intensidad de luz de la sala experimental, la temperatura ambiental y los ruidos externos e internos, de la misma forma que se hizo en el experimento anterior. Igualmente se procedió a la instalación de los electrodos, la calibración de las medidas, para finalmente pasar a ofrecer las instrucciones al sujeto que fueron exactas a las del experimento anterior con la excepción de los tiempos de permanencia en cada frecuencia.

Una vez que se tenía la seguridad de que el sujeto había entendido perfectamente las instrucciones, se procedía a pasar el experimento.

análisis de los datos

Se obtuvo de cada uno de los 16 participantes el registro analógico y digital de las medidas psicofisiológicas siguientes: nivel basal de CEP, nivel basal de frecuencia respiratoria y valor relativo medio de CEP (con respecto al nivel basal), en cada una de las frecuencias respiratorias inducidas: 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18 y 19 c/m.


El principal objetivo que se perseguía con este experimento, como ya hemos dicho, es conocer cuantas frecuencias por debajo de la frecuencia respiratoria basal de cada sujeto, habría que inducir para obtener los menores valores de CEP. Para ello lo más sencillo sería hallar la diferencia entre la frecuencia respiratoria basal del sujeto y la frecuencia respiratoria inducida en la que obtuvo el menor valor de CEP. De dicha diferencia, se obtendría el número de frecuencias por debajo de la línea base, con la cual, se alcanzaría el menor valor de CEP.

Este modo de tratar los datos, sin embargo, se limita a seleccionar sólo el menor valor de CEP obtenido por el sujeto a lo largo de las 9 frecuencias respiratorias que se le inducían. Nos preguntamos por qué no considerar también el segundo o el tercer menor valor.

Podría ocurrir que la mayoría de los participantes obtuvieran, por poner un ejemplo, su primer valor menor de CEP, una frecuencia por debajo de la basal y su segundo y tercer valores menores de CEP, dos y tres frecuencias respectivamente, por debajo de su frecuencia basal. Si hiciéramos un análisis de diferencias y encontráramos diferencias significativas entre el primer valor menor y el segundo, en este caso significaría que este primer valor, sería el que únicamente tendríamos que considerar, para que el sujeto consiguiera los menores valores de CEP. Podría ocurrir sin embargo, que no encontrásemos diferencias significativas entre el primero y el segundo, ni entre el primero y el tercer menor valor de CEP, en cuyo caso no tendría sentido tener en cuenta sólo el primer valor menor de CEP. En estas circunstancias habría que tener en cuenta los tres valores menores de CEP. Podríamos entonces decir que la situación más favorecedora para que el sujeto disminuya su CEP, sería inducirle entre 1 y 3 frecuencias por debajo de su frecuencia basal.

 

Resultados

Teniendo en cuenta esto, se decidió en primer lugar, ordenar los valores de CEP de todos los participantes de menor a mayor, para comprobar si existía alguna diferencia significativa entre el primer menor valor y el resto. Para ello, se decidió utilizar la "t" de Student para muestras relacionadas (véase tabla 5).

 

 


Tabla 5. Diferencias entre frecuencias


Los resultados obtenidos, con un nivel de confianza del 99%, mostraron diferencias estadísticamente significativas entre el primer valor menor de CEP y todos los demás. Esto significaba que el primer menor valor de CEP era significativamente distinto del resto, y que por lo tanto, en lo sucesivo, para conocer el número de frecuencias por debajo de la línea base, que hay que inducir a los sujetos para obtener los menores valores de CEP, sólo se considerará el primer menor valor de CEP de los sujetos, puesto que éste era, de forma estadísticamente significativa, el menor de los valores, con respecto al resto.

Considerando entonces, sólo el primer menor valor, comprobamos sujeto a sujeto, en cuántas frecuencias por debajo de su línea base, se encontraba ese valor menor de CEP. Para ello observamos cual era la frecuencia respiratoria basal del sujeto y en qué frecuencia respiratoria de las inducidas obtuvo su menor valor de CEP. De la diferencia extrajimos el número de frecuencias respiratorias por debajo de la basal, que dio lugar o propició el menor valor de conductancia en los participantes (véase tabla 6).

 

 


Tabla 6. Menores valores de conductancia eléctrica de la piel


Pudimos observar, que 13 de los 16 participantes (81, 25 %), obtuvieron su menor valor de CEP, 3 frecuencias por debajo de la suya basal, 2 de los 16, la obtuvieron 2 frecuencias por debajo, y 1 participante de los 16, obtuvieron su menor valor de CEP, 4 frecuencias por debajo de la basal (véase esto mismo representado en la figura 2).

 

 


Figura 2. Frecuencias respiratorias por debajo de la línea base en las que se obtuvieron los menores valores de CEP

 

Comprobamos si efectivamente eran 3 frecuencias por debajo de la línea base la forma con la cual el sujeto obtenía los menores valores de CEP.

Para ello, y como la variable con la que trabajábamos era dicotómica, es decir tenía sólo dos valores (cumplir la condición: si/no), se decidió utilizar la prueba binomial, siendo por tanto, la probabilidad teórica o proporción esperada de 0, 5.

Frente a una proporción esperada de 0, 5 y un nivel de confianza del 95%, los resultados obtenidos, arrojaron proporciones significativas (p = 0, 021); debemos entender entonces que las diferencias de proporción encontradas en estos casos, no eran debidas al azar, es decir, que la inducción de una frecuencia respiratoria 3 ciclos por debajo de la frecuencia respiratoria basal del sujeto, daba lugar a valores menores de CEP, que la inducción de cualquier otra frecuencia respiratoria.


Conclusiones y discusión

Los resultados obtenidos en este experimento, demostraron que efectivamente existía un patrón respiratorio general, en cuanto a frecuencia respiratoria para todos los participantes, que podía ser útil para conseguir disminuciones de CEP, con el objeto de disminuir el nivel de activación en un determinado momento, o para conseguir estados de relajación, entrenando al sujeto directamente en un patrón concreto respiratorio.

Se pudo averiguar que hay determinadas frecuencias respiratorias que evocaban activación en los participantes (por ejemplo las frecuencias de 22 c/m y 6 c/m), mientras que por el contrario otras frecuencias (concretamente 14 c/m), originaban en los participantes descensos significativos de conductancia.

Con este estudio se pudo también confirmar la existencia de un patrón concreto de frecuencia respiratoria, generalizable para todos los sujetos y consistía en la inducción de 3 ciclos por debajo de la frecuencia respiratoria basal de los participantes.

Estos resultados destacan la importancia que tiene la frecuencia respiratoria para conseguir descensos de CEP, y consecuentemente disminuciones en la activación del sujeto. Pero su mayor aportación, es el hecho de descubrir un patrón en cuanto a frecuencia respiratoria que se repite en la mayoría de los sujetos, que ha sido contrastado experimentalmente, y cuyo conocimiento puede aportar al investigador un instrumento más a la hora de administrar una sesión de biofeedback a los sujetos con el fin de disminuir su activación, o al terapeuta una herramienta más para utilizar en clínica.

Este descubrimiento puede tener una doble utilidad, por un lado, abre la posibilidad de poder utilizar este parámetro respiratorio de forma directa para conseguir estados de relajación en los sujetos de forma más sencilla, rápida y efectiva, que con otras técnicas más costosas, y por otro lado, puede servir para disminuir el nivel de activación de los sujetos, en aquellos casos en los que esta medida sea alta, como ocurre por ejemplo, ante determinadas situaciones de estrés, en los trastornos de ansiedad, etc. Pero la utilidad de estos resultados, no se reduce a la posibilidad de aplicar de forma directa un tipo de respiración, sino que también sirve de apoyo a las técnicas de biofeedback, permitiendo al investigador o terapeuta, ofrecer a los sujetos o pacientes, unas pautas informativas concretas que hasta el momento no se conocían, y que le van a permitir posiblemente disminuir con mayor facilidad sus medidas fisiológicas.


Bibliografía

- Allen, M. T. ; Sherwood, A. y Obrist, P. A. (1986). Interactions of respiratory and cardiovascular adjustments to behavioral stressors. Psychophysiology, 23 (5), 532-541.

- Baldaro, B. ; Battacchi, M. W. ; Trombini, G. ; Palomba, D. et al. (1990). Effects of an emotional negative stimulus on the cardiac, electrogastrographic and respiratory responses. Perceptual and Motor Skills, 71 (2), 647-655.

- Bass, C. ; Cawley, R. y Wade, C. (1983). Unexplained breathlessness and psychiatric morbidity in patients with normal and abnormal coronary arteries. Lancet, 1, 605-609.

- Beck, J. G. y Scott, S. K. (1988). Physiological and symptom responses to hyperventilation: a comparison of frequent and infrequent panickers. Psychopathology and Behavioral Assessment, 10 (2), 117-127.

- Benson, H. ; Beary, J. B. y Carol, M. (1974). The relaxation response. Psychiatry, 37, 37-46.

- Beyer, L. ; Weiss, T. Hansen, E. ; Wolf, A. y Seidel, A. (1990). Dynamics of central nervous activation during motor imagination. International Journal of Psychophysiology, 9, 75-80.

- Boiten, F. (1993). Component analysis of task-related respiratory patterns. International Journal of Psychophysiology, 15, 91-104.

- Bonn, J. A. ; Readhead, C. P. A. y Timmons, B. H. (1984). Enhanced adaptative behaviouran response in agoraphobic patients pretreated with breathing retraining. Lancet, 665-669.

- Breslav, I. S. (1984). Breathing patterns. Leningrad: Nauka.

- Cappo, B. M. y Holmes, D. S. (1984). The utility of prolonged respiratory exhalation for reducing physiological and psychological arousal in non threatening and threatening situations. Journal of Psychosomatic Research, 28 (4), 265-273.

- Carroll, D. ; Turner, J. R. y Hellawell, J. C. (1986). Heart rate and oxygen consumption during active psychological challenge: the effects of level of difficulty. Psychophysiology, 23, 174-181.

- Carroll, D. ; Turner, J. R. y Rogers, S. (1987). Heart rate and oxygen consumption during mental arithmetic, a video game, and graded static exercise. Psychophysiology, 24, 112-118.

- Clark, D. M. ; Salkovskis, P. M. y Chalkley, A. J. (1985). Respiratory control as a treatment for panic attacks. Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry, 16 (1), 23-30.

- Clark, M. E. y Hirschman, R. (1990). Effects of paced respiration on anxiety reduction in a clinical population. Biofeedback and Self-Regulation, 15 (3), 273-284.

- Conde Pastor, M. y Menéndez, F. J. (2000). Influencia de los parámetros de frecuencia respiratoria y ratio de inspiración-espiración sobre la conductancia eléctrica de la piel. Revista Electrónica de psicología, Nov, 2000.

- Conde Pastor, M. ; Menéndez B. , F. J. y López de la Llave, A. (2000). Importancia de la estabilización de la actividad electrodermal en relación con la manipulación de ciertos parámetros respiratorios. Psicothema. Vol. 12. Oviedo.

- Conde Pastor, M. , Menéndez, F. J. , Santed, M. A y Estrada, D. (1999). incidencia de la frecuencia respiratoria en la conductancia eléctrica de la piel. Revista Electrónica de Motivación y emoción. Vol. 2 (Nos 2-3).

- Damas-Mora, J. ; Grant, L. ; Kenyon, P. ; Patel, M. K. y Jenner, F. A. (1976). Respiratory ventilation and carbon dioxide levels in syndromes of depression. British Journal of Psychiatry, 129, 457-464.

- Decety, J. ; Jeannerod, M. ; Durozard, D. y Baverel, G. (1993), Central activation of autonomic effectors during mental simulation of motor actions in man. Journal of Physiology (London). 461, 549-563.
- DeGuire, S. ; Gevirtz, R. ; Kawahara, Y. y Maguire, W. (1992). Hiperventilation syndrome and the assessment of treatment for functional cardiac symptoms. American Journal of cardiology, 70, 673-677.

- De Ruiter, C. ; Rijken, H. ; Garssen, B. y Kraaimaat, F. (1989). Breathing retraining exposure and a combination of both in the treatment of panic disorder with agoraphobia. Behaviour Research and Therapy, 27, 647-655.

- Deschaumes-Molinaro, C. ; Dittmar, A. y Vernet-Maury, E. (1992). Autonomic nervous system patterns correlates with mental imagery. Physiology and Behavior, 51, 1021-1027.

- Eisele, J. H. ; Wugam, B; Savourey, G. ; Eterradossi, J. ; Bittel, J. H. y Benchetrit, G. (1992). Individuality of breathing patterns during hypoxia and exercise. Journal of Applied Physiology, 72, 2446-2453.

- Farrow, J. T. y Hebert, J. R. (1982). Breath suspension during transcendental meditation technique. Psychosomatic Medicine, 44, 133-153.

- Favier, R. ; Desplanches, D. ; Frutoso, J. ; Grandmontagne, M. y Flandrois, R. (1983). Ventilatory and circulatory transients during exercise. Journal of Applied Physiology, 54, 647-653.

- Feldman, J. L. ; Smith, J. S. y Ellenberger, H. H. (1990). Neurogenesis of respiratory rhythm and pattern: emerging concepts. American Journal of Physiology, 259, R879-R886.

- Fenz, W. D. y Jones, G. B. (1972). Individual differences in physiological arousal and performance in sport parachutists. Psychosomatic Medicine, 34, 1-8.

- Fried, R. (1990a). Integrating music in breathing training and relaxation: II. Applications. Biofeedback and Self-Regulation, 15 (2), 171-177.

- Fried, R. (1990b). Integrating music in breathing training and relaxation: I. Background, rationale, and relevant elements. Biofeedback and Self-Regulation, 15 (2), 161-169.

- Fried, R. (1987). The hyperventilation syndrome. Baltimore: The Johns Hopkins University Press.
- Gallego, J. ; Denot-Ledunois, S. ; Vardon, G. y Perruchet, P. (1996). Ventilatory responses to imagined exercise. Psychophysiology, 33, 711-719.

- Gibson, H. B. (1978). A form of behaviour therapy for some states diagnosed as affective disorder. Behaviour Research and Therapy, 16, 191-195.

- Grossman, P. (1983). Respiration, stress and cardiovascular function, Psychophysiology, 20 (3), 284-300.
- Grossman, P. Swart, J. C. y Defares, P. B. (1985). A controlled study of a breathing therapy for treatment of hyperventilation syndrome. Journal of Psychosomatic Research, 29 (1), 49-58.


Harris, V. A. ; Katkin, E. S. ; Lick, J. R. y Habberfield, T. (1976). Paced respiratory as a technique for the modification of autonomic response to stress. Psychophysiology, 13 (5), 386-391.

- Janus, I. ; Defares, P. y Grossman, P. (1983). Hypervigilant reactions to threat. En H. Selye (ed). Selye guide to stress research (Vol. 3). New York: Scientific and Academic Editions.

- Hibbert, G. A. y Chan, M. (1989). Respiratory control: its contribution to the treatment of panic attacks. British Journal of Psychiatry, 232-236.

- Hewit, J. (1986). relajación. Ediciones Pirámide, S. A. Madrid.

- Kraft, A. R. y Hoogduin C. A. L. (1984). The hyperventilation syndrome. A pilot study on the effectiveness of treatment. British Journal of Psychiatry, 145, 538-542.

- Langer, A. W. ; McCubbin, J. A. ; Stoney, C. M. ; Hutcheson, J. S. ; Charlton, J. D. y Obrist, P. A. (1985). Cardiopulmonary adjustments during exercise and an aversive reaction time task: effects of beta-adrenoceptor blockade. Psychophysiology, 22, 59-68.

- Ley, R. (1991). The eficacy of breathing retraining and the centrality of hyperventilation in panic disorder: a reinterpretation of experimental findings. Behavior Research and Therapy, 29, 301-304.

- Ley, R. (1985). Agoraphobia, the panic attack and the hyperventilation syndrome. Behavior Research Therapy, 23, 79-81.

- Liebowitz, M. R. ; Gorman, J. M. ; Fyer, A. J. ; Levitt, M. ; Dillon, D. ; Levy, G. ; Appleby, I. Z. ; Anderson, S. Palij, M. ; Davies, S. O. Y Klein, D. O. (1985). Lactate provocation of panic attacks II: biochemical and physiological findings. archives of general psychiatry, 42, 709-719.

- Lum, L. C. (1983). Psychogenic breathlessness and hyperventilation. Psychogenic ill health. London: Update Publications.

- Lum, L. C. (1981). Hyperventilation and anxiety state. Journal of the Royal Society of Medicine, 74, 1-4.

- Masaoka, Y. y Homma, I. (1997). Anxiety and respiratory patterns: their relationship during mental stress and physical load. International Journal of Psychophysiology, 27 (2), 153-159.

- Magarian, G. I. (1982). hyperventilation syndromes: imfrequently recognized common expressions of anxiety and stress. Medicine, 1, 219-236.

- McCaul, K. D. ; Solomon, S. y Holmes, D. S. (1979). Effects of paced respiration and expectations on physiological and psychological responses to threat. Journal of Personality and Social Psychology, 37 (4), 564-571.

- Méndez, F. X. ; Olivares, J. y Quiles, M. J. (1998). Técnicas de relajación y respiración. En Olivares y Méndez. Técnicas de Modificación de conducta. Editorial Biblioteca Nueva.

- Mercier, J. ; Ramonatxo, M. y Prefaut, C. (1992). Breathing pattern and ventilatory response to CO2 during exercise. International Journal of Sports Medicine, 13, 1-5.

- Naifeh, K. H. (1994). Basic anatomy and physiology of the respiratory system and the autonomic nervous system. En B. H. Timmons y R. Ley (eds). Behavioral and psychological approaches to breathing disorders, 17-45. New York: Plenum Press.

- Paek, D. y McCool, F. D. (1992). Breathing pattern during varied activities. Journal of Applied Physiology, 73, 887-893.

- Papp, L. A. ; Martinez, J. M. ; Klein, D. F. ; Coplan, J. D. et al. (1995). Rebreathing tests in panic disorder. biological psychiatry, 38 (4), 240-245.

- Rapee, R. (1986). Differential response to hyperventilation in panic disorder and generalised anxiety disorder. Journal of Abnormal Psychology, 95 (1), 24-28.

- Roth, W. ; Breivik, G. ; Jorgensen, P. E. y Hofmann, S. (1996). Activation in novice and expert parachutists while jumping. Psychophysiology, 33 (1), 63-72.

- Salkovskis, P. M. ; Jones D. R. O. y Clark, D. M. (1986). Respiratory control in the treatment of panic attacks: replication and extension with concurrent measurement of behavior and PCO2. British Journal of Psychiatry, 148, 526-532.

- Sims, J. ; Carroll, D. ; Turner, J. R. y Hewitt, J. K. (1988). Cardiac and metabolic activity in mild hypertensive and normotensive subjects. Psychophysiology, 25, 172-178.

- Suess, W. M. ; Alexander, A. B. ; Smith, D. D. ; Sweeney, H. W. y Marion, R. J. (1980). The effects of psychological stress on respiration: a preliminary study of anxiety and hyperventilation. Psychophysiology, 17 (6), 535-540.

- Svebak, S. (1982). The effects of difficulty and threat of aversive electric shock upon tonic physiological changes. Biological Psychology, 14. 113-128.

- Turner, J. R. y Carroll, D. (1985). Heart rate and oxygen consumption during mental arithmetic, a video game, and graded exercise: further evidence of metabolically exaggerated cardiac adjustment. Psychophysiology, 22, 261-267.

- Van Doorn, P. ; Folgering, H. y Colla, P. (1982). Control of the end tidal PCO2 in the hypeventilation syndrome: effects of biofeedback and breathing instructions compared. Bulletin European of Physiopathology Respiratory, 18, 829-836.

- Wang, Y. y Morgan, W. P. (1992). The effect of perspectives on the psychophysiological responses to imagined exercise. Behavior and Brain Research, 52, 167-174.

- Wientjes, C. J. E. (1993). Psychological influences upon breathing: situational and dispositional aspects. Doctoral Dissertation, Tilburg.

- Wientjes, C. J. E. ; Grossman, P. y Gaillard, A. W. K. (1998). Influence of drive and timing mechanisms on breathing pattern and ventilation during mental task performance. Biological Psychology, 49 (1-2), 53-70.

- Wientjes, C. J. E. ; Grossman, P. ; Gaillard, A. W. K. y Defares, P. B. (1986). Individual differences in respiration and stress. En R. Hockey, A. Gaillard and M. Coles (eds). Energetic and human information processing, Martinus Nijhoff, Dordrecht.

- Wuyam, B. ; Moosavi, S. H. Decety, J. ; Adams, L. ; Lansing, R. W. y Guz, A. (1995). Mental simulation of dynamic exercise produces respiratory responses which are more apparent in competitive sports men. Journal of Physiology (Cambridge). 482, 713-724.

-Zuckerman, M. ; Persky, H. y Curtis, G. C. (1968). Relationships among anxiety, depression, hostility and autonomic variables. Journal of Nervous Mental Disease, 140, 481-487.









Comentarios/ Valoraciones de los usuarios



¡Se el primero en comentar!

La información proporcionada en el sitio web no remplaza si no que complementa la relación entre el profesional de salud y su paciente o visitante y en caso de duda debe consultar con su profesional de salud de referencia.