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Análisis dimensional y global del bienestar psicológico en adultos mayores de la ciudad de Mar del Plata según tipo de hogar.

Autor/autores: Claudia J. Arias Corina Soliverez
Fecha Publicación: 01/03/2009
Área temática: Neurocognitivos, Trastornos neurocognitivos .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Durante décadas la psicología priorizó la investigación de aspectos negativos como el malestar, la depresión y la infelicidad. De la misma forma, los estudios acerca de la vejez resaltaron el deterioro y lo patológico. En la actualidad desde la gerontología y con los aportes de la psicología Positiva, se está incluyendo el estudio de los recursos, fortalezas, habilidades y competencias. Desde este enfoque, el bienestar psicológico ha sido objeto de una enorme cantidad de trabajos que han intentado identificar los factores que intervienen para que las personas tengan una percepción positiva de sus vidas.

Este trabajo efectuará un estudio comparativo de la evaluación, que los adultos mayores que viven en hogares particulares y en residencias de la ciudad de Mar del Plata, hacen de sus vidas en cuatro dimensiones: Control de situaciones, Aceptación de si, Vínculos psicosociales, autonomía y Proyectos, así como en el bienestar psicológico global. Se presentan los resultados de una investigación en la que se administró la escala BIEPS-A (Casullo, 2002) a una muestra intencional de 80 adultos mayores (40 de hogares particulares y 40 de residencias).

Los resultados obtenidos muestran que los adultos mayores que residen en hogares particulares presentan puntuaciones significativamente superiores en el bienestar psicológico global y en tres de las cuatro dimensiones del mismo en comparación con los que viven en residencias. Estos hallazgos efectúan aportes en el avance del conocimiento teórico acerca de los aspectos positivos y de sus posibilidades de aplicación e intervención en el logro de un envejecimiento saludable.

Palabras clave: Bienestar psicológico, Envejecimiento, Tipo de hogar


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Análisis dimensional y global del bienestar psicológico en
adultos mayores de la ciudad de Mar del Plata según tipo de
hogar

Autores: Mg. Claudia J. Arias y Lic. Corina Soliverez
Institución: Facultad de psicología. Universidad Nacional de Mar del Plata.
Dirección de la Institución: Funes 3280. Mar del Plata.
Teléfono: 0223 -4752266
Dirección de correos electrónicos: cjarias@mdp. edu. ar y
csoliverez@yahoo. com. ar

Trabajo completo

Resumen:
Durante décadas la psicología priorizó la investigación de
aspectos negativos como el malestar, la depresión y la
infelicidad. De la misma forma, los estudios acerca de la vejez
resaltaron el deterioro y lo patológico. En la actualidad desde la
Gerontología y con los aportes de la psicología Positiva, se
está incluyendo el estudio de los recursos, fortalezas,
habilidades y competencias. Desde este enfoque, el bienestar
psicológico ha sido objeto de una enorme cantidad d
obtenidos muestran que los adultos mayores que residen en
hogares particulares presentan puntuaciones significativamente
superiores en el bienestar psicológico global y en tres de las
cuatro dimensiones del mismo en comparación con los que
viven en residencias. Estos hallazgos efectúan aportes en el
avance del conocimiento teórico acerca de los aspectos
positivos y de sus posibilidades de aplicación e intervención en
el logro de un envejecimiento saludable.
Palabras claves: bienestar psicológico – tipo de hogar - Envejecimiento
Introducción
Durante décadas la psicología priorizó la investigación de aspectos
negativos como el malestar, la depresión y la infelicidad. De la misma
forma, los estudios acerca de la vejez resaltaron el deterioro y lo patológico.
En la actualidad desde la gerontología y con los aportes de la Psicología
Positiva, se está incluyendo el estudio de los recursos, fortalezas,
habilidades y competencias. Desde este enfoque, el bienestar psicológico
ha sido objeto de una enorme cantidad de trabajos que han intentado
identificar los factores que intervienen para que las personas tengan una
percepción positiva de sus vidas.
Encontrar el camino hacia la felicidad ha sido uno de los principales
objetivos del ser humano y, gran parte de lo que hacemos, apunta a
aumentar nuestro bienestar. Sin embargo, su investigación sistemática y la
exploración de las variables que intervienen en este logro, data solo de
aproximadamente unas cuatro décadas. La psicología, se ha ocupado
principalmente del estudio del malestar, la depresión y la infelicidad, más
que en comprender, potenciar o estimular los aspectos positivos.
Realizando un breve recorrido histórico, podemos notar que los estudios
sobre el bienestar surgieron con los trabajos acerca de la calidad de vida. Si
bien este último constructo también existe desde épocas remotas, la
preocupación por su evaluación sistemática y científica comenzó a
manifestarse más fuertemente en la década de los 60’ hasta convertirse en
la actualidad en un concepto utilizado en ámbitos muy diversos, como son
la salud, la salud mental, la educación, la economía, la política y el mundo
de los servicios en general. En un primer momento, la expresión calidad de
vida apareció en los debates públicos en torno al medio ambiente y al
deterioro de las condiciones de vida urbana. Durante la década de los 50’ y
a comienzos de los 60’, el creciente interés por profundizar el conocimiento
acerca del bienestar humano y la preocupación por las consecuencias de la
industrialización, generaron la necesidad de medir esta realidad a través de
datos objetivos. Al respecto, desde las Ciencias Sociales se inició el
desarrollo de los indicadores sociales, que permiten medir datos y hechos
vinculados al bienestar social de una población. Estos indicadores tuvieron
su propia evolución haciendo referencia en un primer momento a las
condiciones objetivas, de tipo económico y social, para, en un segundo
momento, contemplar elementos subjetivos (2). Fue entonces cuando
comenzó a otorgarse importancia al punto de vista subjetivo, y a
considerarse que la calidad de vida no podía ser definida sólo a partir de
las condiciones de vida objetivas de una persona, sino que también debía
valorarse la satisfacción que el sujeto tenía respecto de ellas. De esta
forma, se concibió a la calidad de vida como el producto de la interacción
dinámica entre las condiciones externas de un individuo y la percepción
interna de las mismas (3)
Conceptos tales como calidad de vida, bienestar, felicidad, satisfacción han
sido utilizados en muchas ocasiones como sinónimos, ya que comparten
similitudes en su contenido, así como complejidades en
emociones agradables y pocas desagradables, se disfruta de actividades y
de la relaciones con otros y se siente satisfacción con la propia vida, se
tiene un alto bienestar subjetivo (6). Zamarrón (7) considera que el Bienestar
Subjetivo está constituido por tres elementos fundamentales que están
fuertemente relacionados entre sí: 1) la satisfacción con la vida, 2) el afecto
positivo y 3) niveles bajos de afecto negativo. La satisfacción con la vida
puede ser subdividida en diversas áreas tales como satisfacción con el
matrimonio, los amigos, el trabajo, etc. El afecto positivo, puede ser
evaluado a través de emociones específicas como gozo, afecto y orgullo; en
tanto que el afecto negativo puede ser medido por medio de emociones o
sentimientos tales como vergüenza, culpa, tristeza, ira o ansiedad.
A su vez, se ha diferenciado el término bienestar subjetivo del concepto de
bienestar psicológico. El primero se asocia a la experiencia subjetiva de
felicidad que surge como un balance global entre los buenos y malos
momentos de la vida (8). Da cuenta de la satisfacción que el sujeto tiene con
su vida. Por su parte el bienestar psicológico, sitúa al bienestar en el
proceso y consecución de aquellos valores que nos hacen sentir vivos y
auténticos, que nos hacen crecer como personas (9). Desde esta
perspectiva, no todos los objetivos o metas alcanzadas conducen al
bienestar, sino aquellos con los que uno realmente se implica y que
generan o le dan sentido a nuestra vida. Esta perspectiva es sumamente
interesante en el campo de la vejez y se relaciona con lo que se ha llamado
la paradoja de la felicidad. La misma explica los motivos por los cuáles las
personas mayores, a pesar de enfrentar con el paso del tiempo, mayores
pérdidas, más problemas y situaciones adversas, manifiestan los mismos
niveles de felicidad que los jóvenes(10). Una persona mayor puede
encontrarse, por diferentes razones, en una situación de vulnerabilidad,
pero al mismo tiempo, experimentar un gran bienestar psicológico si
encuentra un proyecto, un propósito de realización personal, algún motivo
que adquiera para ella la significación de crecer como mejor persona.
La categoría bienestar en este sentido, tiene utilidad tanto teórica, como
práctica, ya que se enfoca justamente como un recurso, un determinante,
un componente y un resultado de la salud.
En lo que respecta al bienestar en la vejez, en las últimas décadas se han
realizado múltiples investigaciones que han avanzado en la comprensión de
los aspectos asociados al mismo. En este sentido se han explorado las
relaciones entre el bienestar psicológico y variables tales como la
autoestima (11) , la actividad social (12) , el afrontamiento (13) , los rasgos de
personalidad (14) , el apoyo social (15) (16) , el funcionamiento del self (17) , el
nivel y estilo de vida (18) , variables sociodemográficas, el estado funcional,
la salud (19) y la religión (20) . En relación al bienestar con la edad, hay
estudios que demuestran que el bienestar subjetivo como medida global no
experimenta cambios con el paso del tiempo, si pueden presentarse
cambios en algunas dimensiones, pero son relativamente poco importantes
(21).
La enorme vigencia de los estudios sobre el bienestar en la actualidad pone
de manifiesto la importancia que se le está dando al estudio de los factores
que tributan a la salud desde una perspectiva positiva.
Al respecto, este trabajo pretende efectuar un estudio comparativo del
bienestar psicológico en adultos mayores que viven en hogares particulares
y en residencias de la ciudad de Mar del Plata, contribuyendo a profundizar
el conocimiento sobre este aspecto positivo en la vejez.
Materiales y métodos
Se trabajó con un diseño transversal/correlacional. Se seleccionó una
muestra de tipo intencional conformada por 80 adultos mayores de ambos
sexos (40 mujeres y 40 varones) cuyas edades variaron entre los 60 y los
93 años. La media de edad fue de 75 años y el desvío estándar de 8, 2. La
mitad de los casos incluidos en la muestra vivían en hogares particulares y
los restantes 40 adultos mayores vivían en RPM.
En el espacio de una entrevista se administraron: un breve cuestionario de
datos sociodemográficos y la escala BIEPS-A (22) para medir la evaluación
que las personas hacen de sus vidas en cuatro dimensiones: Control de
situaciones, Aceptación de si, Vínculos psicosociales, autonomía y
Proyectos
Los datos recolectados fueron analizados cuantitativamente mediante la
aplicación de paquetes estadísticos estandarizados. En primer lugar se
calcularon los valores correspondientes a los percentiles 25, 50 y 75 a fin de
compararlos con los baremos correspondientes a población adulta. Por otra
parte y para conocer si existían diferencias significativas entre los puntajes
medios obtenidos en el BIEPS-A global y en cada una de las dimensiones
por los adultos mayores según tipo de hogar, se aplicó la prueba t de
Student.
Resultados
El análisis de los datos recolectados permite observar que existen
diferencias estadísticamente significativas entre los puntajes obtenidos por
los adultos mayores que viven en hogares particulares y los que viven en
residencias en dos de las cuatro dimensiones exploradas por el BIEPS-A:
Vínculos y Proyectos. En ambos casos los puntajes superiores
corresponden a los adultos mayores que viven en hogares particulares.
Con respecto a la Dimensión Aceptación/control, si bien la media
correspondiente a los adultos mayores que viven en residencias fue
superior, la diferencia fue mínima, sin llegar a ser significativa.
En la dimensión autonomía, la media más elevada correspondió a los
adultos mayores que viven en hogares particulares, aunque tampoco
alcanzó niveles de significación estadística.
Finalmente, las medias correspondientes al puntaje global del BIEPS-A
obtenidas por los adultos mayores de ambos tipos de hogar difirieron de
manera significativa. En este caso, nuevamente los adultos mayores que
viven en hogares particulares obtuvieron los puntajes medios superiores.
(Ver tabla 1 y Graficos 1 y 2)
Tabla 1: Diferencia de medias BIEPS- A – Dimensiones y global -según grupo de
edad
BIEPS : Dimensiones y global
tipo de hogar Aceptación autonomía Vínculos Proyectos BIEPS
Control global
Estadísticos descriptivos M SD M SD M SD M SD M SD
Hogar particular 8, 05 1, 5 7, 48 1, 4 8, 30 1, 2 10, 1 2, 0 33, 9 4, 8
Residencia para mayores 8, 07 1, 2 7, 30 1, 5 7, 50 1, 6 8, 5 2, 4 31, 4 4, 5
t: -0, 08 t:0, 55 t:2, 4* t:3, 2** t:2, 4*
*p < . 05 ; **p < . 01
Gráfico1: Medias de las Dimensiones del BIEPS-A según tipo de hogar.
Gráfico 2: Medias de puntaje de BIEPS-A global según tipo de hogar.
Tipo de hogar
Hogar particular Residencia
M
e
dia
BIE
P
S-A
34, 5
34, 0
33, 5
33, 0
32, 5
32, 0
31, 5
31, 0
Por otra parte, la comparación de los valores percentilares (P25: 33, P50:
35 y P75: 37) de los adultos mayores que viven en hogares particulares
fueron coincidentes con los de la población adulta (23) , mostrando que los
puntajes de ambas poblaciones se distribuyen de manera similar.
Sin embargo, los adultos mayores que viven en residencias en todos los
casos obtuvieron valores percentilares inferiores: P25: 29; P50:32 y P75:34.
Por lo tanto, en este último grupo los valores en el BIEPS-A son más bajos
que los de la población adulta.

Conclusiones
A partir de los resultados alcanzados podemos concluir que los adultos
mayores que viven en hogares particulares informan un mayor bienestar
psicológico global que los que viven en residencias. Las dimensiones
correspondientes a vínculos y proyectos son las que muestran las mayores
diferencias entre ambos grupos. Consideramos que la falta de redes de
apoyo social anterior al ingreso a la residencia, así como la dificultad de
generar nuevos vínculos de intimidad con otros adultos mayores con los
cuales conviven, pueden ser aspectos que generen estas diferencias. Por
otra parte, nos interesa destacar que la distancia hallada entre las
puntuaciones de la dimensión proyectos obtenidas por ambos grupos, nos
muestra que mientras los adultos mayores que viven en hogares
particulares pueden pensar en el futuro, proponerse metas y encontrar
sentido a su vida, los que viven en residencias tienen mayores dificultades
para proyectar y proyectarse, pudiendo notarse en ellos una sensación de
que “ya no hay tiempo” para plantearse nuevas metas y aspiraciones.
Si bien en dos de las dimensiones del BIEPS-A no se obtuvieron diferencias
significativas, consideramos que tanto en la dimensión de control como en
la de autonomía, puede deberse a que las residencias en las que se
relevaron los datos son de puertas abiertas y por lo tanto permiten al adulto
tomar decisiones de manera más independiente y tener mayor libertad
acerca de cómo manejar su propia vida. Puede pensarse que en caso de
residencias que no correspondan a este modelo las diferencias en esta
dimensión serían mayores con respecto a los que viven en hogares
particulares.
Finalmente, la coincidencia hallada entre la distribución de puntajes de
bienestar global de los adultos mayores que viven en hogares particulares y
la de la población adulta, nos permiten concluir que el bienestar subjetivo no
decrece con los años. Consideramos que al igual que en otras etapas de la
vida, el bienestar puede verse afectado por particulares circunstancias y por
la significación que el sujeto les otorgue. Teniendo en cuenta la importancia
de encontrar proyectos que den sentido a la vida, es necesario facilitar
recursos para que los adultos mayores institucionalizados puedan
incrementar su bienestar psicológico. Estos hallazgos constituyen un nuevo
aporte en el avance del conocimiento acerca de los aspectos positivos en la
vejez y de sus posibles aplicaciones en el logro de un envejecimiento
saludable.

Referencias bibliográficas
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(21) Villar, F; Triado, C; Solé, C , Osuna, M, 2003. Op. cit.
(22) Casullo, M. 2002, op. cit.
(23) Casullo, M. ; Brenlla, M. E. ; Castro Solano, A. ; Cruz, M. S. ; Gonzalez, R. ;
Maganto, C. et al. Evaluaciones del Bienestar Psicológico en Iberoamérica.
Buenos Aires: Paidós; 2002.

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