La Universidad Maimónides, a través de su Carrera de Especialización en Psicogerontología, ha convocado y realizado, conjuntamente con la Revista Virtual Tiempo de Psicogerontología, el Primer Congreso Iberoamericano de Psicogerontología que se llevó a cabo del 2 al 5 de noviembre del 2005 y el cual tuvo como finalidad plantear los temas fundamentales del quehacer psicogerontológico y sus obstáculos e indagar acerca del desarrollo alcanzado por este campo de conocimiento en Iberoamérica. El Congreso, que contó con la presencia y el aporte de representantes de los diversos países de la región, se ocupó de debatir y reformular los diversos temas que integran esta región epistemológica, como campo amplio, complejo, diferenciado dentro de la gerontología e interdisciplinario.
En tanto propuesta de abrirnos a reflexionar, a aportar y a enriquecernos mutuamente, a polemizar, fue una ocasión para vencer obstáculos epistemológicos, las resistencias del pensamiento y los esquemas rígidos. Comenzar por Iberoamérica nos llevó también a recuperar nuestras raíces, algo de nuestra identidad, de nuestros orígenes, de una historia compartida. Implicó también el replanteo de sojuzgamientos a pensamientos hegemónicos y la inclusión de nuestro contexto socio-económico-cultural como productor de subjetividad, en aras de rearmar y reafirmar la continuidad identitaria - tema central en el envejecer - de nuestros pueblos. Presentamos la Declaración del Congreso, fruto de la elaboración conjunta de representantes de diversos países participantes y de los aportes de su asamblea final.
Objetivos y declaración final del Primer Congreso Iberoamericano de Psicogerontología.
Graciela Zarebski.
Universidad Maimónides, Buenos Aires (Argentina).
Resumen
La Universidad Maimónides, a través de su Carrera de Especialización en Psicogerontología, ha convocado y realizado, conjuntamente con la Revista Virtual Tiempo de Psicogerontología, el Primer Congreso Iberoamericano de Psicogerontología que se llevó a cabo del 2 al 5 de noviembre del 2005 y el cual tuvo como finalidad plantear los temas fundamentales del quehacer psicogerontológico y sus obstáculos e indagar acerca del desarrollo alcanzado por este campo de conocimiento en Iberoamérica. El Congreso, que contó con la presencia y el aporte de representantes de los diversos países de la región, se ocupó de debatir y reformular los diversos temas que integran esta región epistemológica, como campo amplio, complejo, diferenciado dentro de la gerontología e interdisciplinario. En tanto propuesta de abrirnos a reflexionar, a aportar y a enriquecernos mutuamente, a polemizar, fue una ocasión para vencer obstáculos epistemológicos, las resistencias del pensamiento y los esquemas rígidos. Comenzar por Iberoamérica nos llevó también a recuperar nuestras raíces, algo de nuestra identidad, de nuestros orígenes, de una historia compartida. Implicó también el replanteo de sojuzgamientos a pensamientos hegemónicos y la inclusión de nuestro contexto socio-económico-cultural como productor de subjetividad, en aras de rearmar y reafirmar la continuidad identitaria - tema central en el envejecer - de nuestros pueblos. Presentamos la Declaración del Congreso, fruto de la elaboración conjunta de representantes de diversos países participantes y de los aportes de su asamblea final.
Presentación
La Universidad Maimónides, a través de su Carrera de Especialización en Psicogerontología, ha convocado y realizado, conjuntamente con la Revista Virtual Tiempo de Psicogerontología, el Primer Congreso Iberoamericano de Psicogerontología que se llevó a cabo del 2 al 5 de noviembre del 2005 y el cual tuvo como finalidad plantear los temas fundamentales del quehacer psicogerontológico y sus obstáculos e indagar acerca del desarrollo alcanzado por este campo de conocimiento en Iberoamérica.
Cabe destacar el significado y trascendencia de este congreso para instalar este campo interdisciplinario en la gerontología. Sabemos que los aspectos sociales y los aspectos biológicos concernientes al envejecimiento están suficientemente desarrollados, pero en lo atinente al envejecimiento subjetivo, en lo que le sucede al ser humano en sus particularidades, sólo contábamos con los desarrollos psicogeriátricos, es decir, lo referido a las patologías cerebral-orgánicas, las cuestiones concernientes a la clínica y pocos profesionales especializados, en su mayor parte provenientes del campo de la medicina.
¿Cuáles son algunos de los factores que, en las últimas décadas, permitieron un cambio de paradigma gerontológico y psicogerontológico? Podemos sintetizarlos en los siguientes ítems:
- Avances en las ciencias médicas
- Cambios culturales y sociales
- Presencia indudable de un envejecimiento normal, diferenciado del patológico.
- Participación de los mayores en actividades preventivas, de desarrollo personal y de estimulación, en múltiples emprendimientos comunitarios.
- Comprensión de los mecanismos psíquicos que llevan a un envejecimiento patológico.
- Surgimiento y desarrollo de nuevas disciplinas de la subjetividad
- Afianzamiento del paradigma de la complejidad en ciencias, que conlleva el enfoque interdisciplinario.
- Nuevos motivos de consulta en los mayores.
- Ampliación de las intervenciones
- Nuevas teorías psicogerontológicas
En efecto, en las últimas décadas se han desarrollado nuevas disciplinas y teorías que permitieron arribar a una mirada mucho más abarcadora e integral del envejecimiento subjetivo e intervenir en prevención, asistencia y en rehabilitación, en el microcontexto del sujeto, su familia y sus vínculos cercanos.
Como última y de más reciente desarrollo entre las áreas de la gerontología, en la cual se venía sosteniendo confundida dentro de la Biogerontología y de la gerontología Social, la Psicogerontología, como área diferenciada, representa hoy un nudo de convergencia de diversos desarrollos teóricos en la salud mental: desde el psicoanálisis a la teoría cognitiva, pasando por el enfoque de las neurociencias, con los avances psiconeuroinmunoendócrinos, constituyendo, el logro de las interrelaciones, un desafío cotidiano en nuestros afanes investigativos.
Sin embargo, éste no es el panorama que prevalece hoy en día en el estudio de la salud mental en el envejecer. Seguramente en coincidencia con lo que sucede en todo el campo ´ psi ´, podemos encontrar eventos científicos y producciones acerca del psicoanálisis de la vejez, separados de los concernientes a los trastornos cognitivos y de los referidos a las patologías y sus abordajes farmacológicos, con lo cual la ciencia sigue perdiendo la oportunidad de entender al sujeto que envejece en su complejidad.
Deberemos encontrar las correspondencias estructurales entre las distintas teorías, todas son articulables, cada una aporta su óptica específica. Son recortes del objeto de estudio que así, recortadas, no alcanzan a explicar la complejidad del fenómeno del envejecimiento del sujeto humano.
Del mismo modo, desde el paradigma de la complejidad, pudimos arribar al conocimiento de los múltiples condicionamientos que determinan el armado de un curso de vida que lleva a un envejecimiento normal, lo cual nos faculta para intervenir a tiempo a través de diversas herramientas y realizar la detección temprana que permita reformular el camino del envejecer patológico.
Esta es la tarea preventiva del quehacer de psicólogos, terapistas ocupacionales, psicogeriatras, musicoterapeutas y hasta psicopedagogos (denominados gerontagogos en éste área), disciplinas que se ocupan de diversos aspectos que hacen a la salud mental en el envejecimiento. La tarea preventiva se asienta en el conocimiento de los factores de riesgo de un envejecer patológico a nivel emocional y mental, así como de los factores protectores o resilientes que permiten alcanzar un envejecer normal.
Si aspiramos a que la Psicogerontología se integre a los equipos preventivos e incluso intervenga en el diseño de políticas para este sector, ya no alcanza con tener claras las cuestiones concernientes a la patología de la vejez y las vías de abordaje.
No alcanza ya con poder aportar un diagnóstico más preciso acerca de los diversos modos de deprimirse o de dementizarse en la vejez. Debemos ser capaces, además, de poder dar cuenta de qué es lo que a un sujeto le lleva a deprimirse en la vejez e incluso a dementizarse; de cómo los temas del envejecer (jubilación, viudez, duelos, abuelidad), inciden diferencialmente en distintas estructuras psíquicas.
Este conocimiento es un logro reciente en nuestro desarrollo científico y nos permite detectar los desvíos que llevan a desenlaces problemáticos que inciden en el desencadenamiento de las patologías prevalentes en la vejez, las cuales nos llevan a intervenir a nivel de diversos ámbitos, en asistencia y rehabilitación.
Vemos, entonces, que el avance en las últimas décadas no fue sólo por haber alcanzado una mayor longevidad. Ya no es suficiente hablar del envejecimiento poblacional por las conquistas médicas. Hay cambios en la calidad de vida y replanteos subjetivos que les permiten a los humanos vivir más y mejor.
En estos últimos años, a través de nuestras prácticas y desarrollos teóricos, pudimos confirmar:
- Que Psicogerontología no es sólo trabajar con viejos: desde el enfoque del curso de la vida, promoveremos, desde edades jóvenes, el trabajo anticipado acerca del propio envejecer que permita armar una longevidad saludable.
- Que no alcanza ya con combatir los prejuicios referentes a la vejez, el "viejismo", como causa explicativa del mal envejecer, tenemos otros puntos a abordar, puntos subjetivos, a ser replanteados en aras de un buen envejecimiento.
- Que no es sólo la reminiscencia o la nostalgia lo que definen un envejecer como normal o patológico. Vimos que, evidentemente, el envejecimiento implica algo mucho más complejo que un modo de recordar, éste es un elemento más dentro de un modo de funcionamiento psíquico que, asimismo, va a condicionar los vínculos o el aislamiento, los efectos psicosomáticos, la realización personal o el estancamiento.
Pudimos comprobar que el ser humano no es sólo efecto de su cultura y de su biología, de lo que le provoca su medio social y le ocasiona el deterioro de sus funciones, sino que, al mismo tiempo, es un sujeto pro-activo, constructor de su cultura, de su cuerpo, de su historia y, por lo tanto, de su modo de envejecer.
Es así que nos proponemos contribuir a una verdadera revolución epistemológica que se está produciendo en el conocimiento del envejecimiento humano, que implica superar obstáculos, lecturas mecanicistas y organicistas que llevaban a suponer, tanto desde corrientes psicoanalíticas como cognitivas, que habría una curva de declive inevitable a nivel psíquico y que los maltratos sociales llevarían necesariamente al achatamiento subjetivo.
La convocatoria al Congreso tuvo como objetivo dar cuenta de lo que costó – y sigue costando - a la Psicogerontología, diferenciarse de la Biogerontología y de la gerontología Social, delimitar su campo propio o región epistemológica. Pudimos comprobar, a través de su organización, la inexistencia de la Psicogerontología como tal en países latinoamericanos y la falta de definición clara, la confusión reinante, en cuanto al modo de definir a lo psicogerontológico y a lo psicogeriátrico.
Psicogerontología no es psicología de la vejez, en primer lugar porque la psicología de la vejez no existe – si ya no concebimos un desarrollo humano separado en ciclos netamente definidos -, hablamos de psicología del envejecimiento, pero, además, porque la Psicogerontología no se reduce sólo a eso, ni es sólo lo que hacen los psicólogos, éstos no son los únicos psicogerontólogos, así como los asistentes sociales no son los únicos expertos en gerontología social, ni los geriatras los únicos expertos en biogerontología.
Es decir que la Psicogerontología no es una nueva disciplina. Es un campo interdisciplinario, dentro del campo interdisciplinario más amplio de la gerontología, en el cual los psicogerontólogos no sólo nos ocupamos del envejecimiento normal, nos ocupamos de la salud mental en el envejecimiento en todos sus aspectos y formas de abordaje, cada disciplina con sus herramientas específicas.
En la interrelación nos enriquecemos todos, en la medida en que nos sostenemos en una concepción compartida acerca del sujeto humano envejeciente, condición básica para la ínterdisciplina.
El paradigma de la complejidad ya está instalado en el campo científico: no es necesario abundar en demasiadas explicaciones para afirmar que no cabe seguir estudiando lo psicogeriátrico, es decir, las patologías cerebral-orgánicas y los abordajes psicofarmacológicos por un lado, y los mecanismos psíquicos que permiten un envejecimiento normal, por otro. Este paradigma cuestiona los determinismos lineales causa-efecto y entiende los procesos en su interdependencia compleja.
¿Cuál es hoy, entonces, el obstáculo epistemológico en la Psicogerontología? Indudablemente, la dispersión de saberes, la dificultad de articular teorías con criterios compartibles.
¿Cabe seguir formando psicogeriatras que se desentiendan (como vemos en muchas presentaciones) de la importancia y el efecto preventivo de los talleres de memoria o de los grupos de reflexión? ¿O terapistas ocupacionales que coordinen talleres de memoria concebidos como mera gimnasia mental, como los hay? ¿O encarar la recreación como un entretenimiento para llenar el tiempo libre o un simple mover el cuerpo o las neuronas, tan negativos como reducir la psicoterapia en la vejez a una terapia de apoyo y de fortalecimiento del yo, por pensar que un viejo no soporta ni requiere otra cosa?
Desde ya que no sólo los psicogeriatras y los psicólogos nos ocupamos de la salud mental en la vejez, también los terapistas ocupacionales, los psicopedagogos y los musicoterapeutas lo hacen y no son por eso psicogeriatras ni psicólogos, son psicogerontólogos.
Así planteada, la Psicogerontología se delimita claramente de la gerontología Social y de la Biogerontología. Ya no nos alcanza con referirnos a lo "psico-social" y a lo "psico-orgánico" del envejecimiento. Estos dos aspectos pasan a ser sólo ramas de un tronco común: el sujeto con sus leyes propias de constitución y su posibilidad de actuar pro-activamente, como instituyente de su entorno y de su destino biológico.
Ya hay suficientes temas que componen este campo (procesos de aprendizaje, técnicas de multi – estimulación, talleres de memoria, músicoterapia y trabajo corporal, grupos de reflexión y terapéuticos, abordaje de la pareja y la familia del viejo, proceso psicodiagnóstico y psicoterapéutico, terapias psicofarmacológicas, etc. ) y que le dan una fisonomía propia.
Así como la gerontología Social (sociólogos, trabajadores sociales, antropólogos, arquitectos, abogados, etc. ) y la Biogerontología (geriatras, enfermeros, biólogos, etc. ) son cada uno en sí campos interdisciplinarios, del mismo modo la Psicogerontología comprende diversas disciplinas: la psicología, la Psicopedagogía, la terapia Ocupacional, la musicoterapia, la Psicogeriatría (subespecialidad médica), es decir, todas aquellas que poseen formación de grado "psi" y que están habilitados para hacer algún tipo de abordaje terapéutico de carácter o efecto emocional o mental.
El Congreso, que contó con la presencia y el aporte de representantes de los diversos países de la región, se ocupó de debatir y reformular los diversos temas que integran esta región epistemológica, como campo amplio, complejo, diferenciado dentro de la gerontología e interdisciplinario.
En tanto propuesta de apertura a la reflexión, al aporte y enriquecimiento mutuo, a la polémica, fue una ocasión para enfrentar obstáculos epistemológicos, resistencias del pensamiento y esquemas rígidos.
Comenzar por Iberoamérica nos llevó también a recuperar nuestras raíces, algo de nuestra identidad, de nuestros orígenes, de una historia compartida. Implicó también el replanteo de sojuzgamientos a pensamientos hegemónicos y la inclusión de nuestro contexto socio-económico-cultural como productor de subjetividad, en aras de rearmar y reafirmar la continuidad identitaria - tema central en el envejecer - de nuestros pueblos.
Presentamos a continuación la Declaración del Congreso, fruto de la elaboración conjunta de representantes de diversos países participantes - constituidos en un grupo iberoamericano de psicogerontología - y de los aportes de su asamblea final.
Declaración de buenos aires. Primer congreso iberoamericano de psicogerontología (Noviembre 2005)
La presente declaración ha sido redactada por un grupo de profesionales pertenecientes a distintas disciplinas científicas, con desempeños académicos, científicos y profesionales en diferentes países de América Latina y España, a partir de las recomendaciones formuladas en la asamblea general realizada al cierre del 1er. Congreso Iberoamericano de Psicogerontología, realizado en la ciudad de Buenos Aires en el mes de noviembre de 2005, en la Universidad Maimónides.
1 - En un mundo donde la brecha económica entre los países ricos y los empobrecidos es cada vez mayor, diferentes estudios realizados por Naciones Unidas, a la vez que han puesto de manifiesto que la población del planeta va envejeciendo rápidamente, han alertado respecto a los desafíos que esto implicará para los gobiernos, en cuanto a las condiciones de vida de las personas. Este contexto poblacional enfrenta a los científicos y profesionales de diferentes disciplinas constitutivas del campo de la Psicogerontología a adquirir un compromiso personal y profesional como forma de dar respuesta a estas demandas desde acciones basadas en el reconocimiento de la dignidad de las personas.
2 - Los procesos de envejecimiento se construyen singular y colectivamente. Cada sociedad, cada cultura, cada época, construye un determinado modo de envejecer. Singularmente, mientras desde los procesos biológicos existe una disminución de los potenciales y un aumento del declive con la edad, desde los procesos psicológicos y sociales el envejecimiento puede implicar crecimiento y aumento de los potenciales en estas áreas. De esta forma, la vejez se constituye en una etapa del desarrollo en la cual, con ganancias y pérdidas, existe una mayor multiplicidad de factores determinantes y gran variedad interpersonal en sus dimensiones y manifestaciones, siendo necesario para su análisis y configuración una perspectiva compleja, que incluya el proceso de envejecimiento en sus diferentes dimensiones.
3 - En América Latina, desde la perspectiva colectiva, el envejecimiento tiene la característica de darse en poblaciones que presentan una gran diversidad cultural y altos índices de pobreza, vinculados fundamentalmente a la desigualdad en la distribución de la riqueza. La diversidad cultural, que constituye un potencial para el desarrollo a escala humana de los potenciales de las personas y sus colectivos, se ve muchas veces lesionada por la imposición de pautas culturales hegemónicas propias de los sistemas de producción capitalista, las leyes de mercado globales y la apuesta al individualismo. Por su parte, la pobreza y la desigualdad social, producto de estos hegemonismos, constituyen un severo riesgo para la humanidad.
4 - Varios estudios en el área de la Psicogerontología han puesto de manifiesto cómo las múltiples exclusiones a las que se ven actualmente condenadas millones de personas - sean éstas por desigualdad social, por discriminación según edad o raza, por carencias afectivas o por colonización cultural - producen devastadores efectos sobre los cuerpos, el psiquismo y los vínculos. La desesperanza, la marginación y exclusión, la falta de proyectos de vida, constituyen actualmente realidades cotidianas para millones de personas, tanto en los países empobrecidos como en los desarrollados económicamente. Patologías que han aumentado muchísimo en los últimos tiempos, tales como depresión, demencia o suicidios, no deberían verse ajenas a estos hechos.
5 - En este marco, cualquier intervención en el área social o de la salud, si pretende superar un simple adaptacionismo acrítico y producir cambios con el objetivo de modificar las condiciones de existencia de las personas y favorecer el desarrollo de sus potencialidades, no puede dejar de tener en cuenta estas realidades como inherentes a la cotidianeidad de las personas y no sólo como un dato de contexto. Desde esta perspectiva, la ciencia y las intervenciones técnicas no pueden plantearse una “intervención aséptica” y desideologizada, pues eso constituye en sí mismo una postura altamente ideologizada, implícitamente servil a las relaciones de poder hegemónicas.
6 - Teniendo en cuenta lo anterior, proponemos una Psicogerontología que en sus estudios e intervenciones incluya la perspectiva de las personas involucradas, teniendo presente la necesidad de incluir en el estudio de la dimensión subjetiva, las relaciones productivas, sociales e institucionales, como constitutivas de la misma. planteamos la construcción de una Psicogerontología desde una concepción de ciencia que incluya en su análisis la dimensión política del conocimiento como bien público y su contribución a los procesos transformadores hacia el desarrollo de los derechos humanos.
7 - Desde este posicionamiento y compromiso ético y científico, concebimos a la Psicogerontología, como un campo interdisciplinario y de encuentro epistemológico, de producción de conocimientos científicos y herramientas de intervención en el campo del envejecimiento, desde la perspectiva de salud mental y de los procesos de producción de subjetividad, incluyendo en éstos su dimensión psicosocial, institucional e histórica. Desde esta perspectiva, la Psicogerontología es por definición un espacio de encuentro interdisciplinario, de confluencia de teorías y saberes convocados por su objeto de estudio e intervención y no por las disciplinas individuales. Esto implica una actitud y aptitud antidogmática y antihegemónica, abierta a los nuevos descubrimientos teóricos y técnicos a que nos enfrentan los fenómenos de producción de subjetividad y de sentido.
8 - Consideramos el envejecimiento y la vejez como un complejo proceso multicausal y multidimensional de ganancias y pérdidas, que no puede comprenderse si no se incluye en su abordaje la dimensión subjetiva e histórica. Esto implica un posicionamiento abierto a los nuevos paradigmas científicos, desde una visión compleja de las personas en constante situación de envejecimiento y encuentro con otros, donde no existe una clara frontera entre los procesos normales y los patológicos. Por lo tanto, la Psicogerontología realiza sus aportes tanto desde los aspectos de promoción de salud y calidad de vida en el proceso de envejecimiento, como en el estudio y tratamiento de las patologías que se dan en el mismo. Desde esta concepción de salud mental - que incluye fenómenos psicosociales, deseantes, institucionales, regionales, culturales e históricos que, entre otros, hacen a las producciones de sentido - es que la Psicogerontología realiza su aporte científico y metodológico.
Dos líneas a transitar para el desarrollo de la Psicogerontología
A – Desarrollo de la investigación. Producción de conocimientos y herramientas de intervención, a la altura de las nuevas realidades del envejecimiento y los desafíos que suscita, impulsando el desarrollo de un trabajo abierto a estudiar e intervenir desde la complejidad y diversidad humana. Desde una perspectiva amplia e integradora, que contemple los diferentes aspectos de la existencia, resulta imprescindible un posicionamiento personal-profesional-institucional antidogmático, que logre superar las hegemonías y los paradigmas absolutos, como forma de habilitar el surgimiento de nuevos modos de conocer y construir las realidades humanas trascendiendo los modelos explicativos tradicionales. Precisamente esta complejidad y la realidad dinámica de las personas y las sociedades requiere el compromiso de los investigadores y las instituciones locales y estatales, en el desarrollo de investigaciones de carácter longitudinal y transversal que favorezcan el conocimiento y ofrezcan pautas sólidas para la acción desde el ámbito de la Psicogerontología. Esto implica una actitud y posicionamiento de los Psicogerontólogos, siempre abierta a lo nuevo y sorprendente, utilizando las diferentes teorías y técnicas en función de una transformación de la realidad, orientando esta por el desarrollo de los Derechos Humanos.
B - Intercambio a partir del desarrollo de nuevas redes de comunicación. Es necesario superar el aislamiento regional y promover la visibilidad y sistematización de las experiencias locales, que habilite una mayor integración de los diferentes saberes en este campo. Se debe promover el intercambio entre los diferentes profesionales y equipos que están trabajando en el campo de la Psicogerontología en relaciones de horizontalidad. Tan importante como producir conocimientos es comunicarlos. Es necesario lograr una nueva circulación del conocimiento que no pase exclusivamente por los lugares hegemónicos instituidos. La circulación del conocimiento y el intercambio será la base que permitirá la interdisciplinaridad del trabajo de investigadores y profesionales, la optimización de los recursos y las sinergias, con un consecuente impacto positivo sobre las sociedades y los ciudadanos de todas las edades, especialmente los mayores.
Acciones a desarrollar en el período 2006 - 2007
Para comenzar a viabilizar las líneas de desarrollo antes mencionadas, se proponen las siguientes acciones:
- Realizar en el año 2007 el Segundo Congreso Iberoamericano de Psicogerontología
- Constituir un grupo Iberoamericano de Psicogerontología, integrado por los diferentes profesionales que trabajan en este campo. Este grupo autorregulará su forma de funcionamiento, sobre la base de la horizontalidad en las relaciones y la claridad en las responsabilidades.
- Constituir diferentes comisiones temáticas. (A modo de ej. ocio, recreación y tiempo libre; educación de adultos mayores; estudios culturales, de género e intergeneracionales; demencias; etc. ).
- Constituir una Red Iberoamericana de Universidades con los equipos docentes que se encuentran trabajando en Psicogerontología. Esta Red debería tener un carácter institucional formal, a partir de la concreción de convenios institucionales formales de cooperación y desarrollo, que habilitaran la movilidad e intercambio docente y de las producciones.
- Apoyado en las dos instancias anteriores, desarrollar propuestas de investigación multicéntricas en función de intereses comunes. Asimismo, se propone impulsar el desarrollo de publicaciones psicogerontológicas con carácter también multicéntrico, como forma de democratizar y colectivizar los conocimientos en este campo en el mundo.
Palabras finales
Esta Declaración, es producto del pensamiento de algunos de los hacedores cotidianos de la Psicogerontología en Iberoamérica. Nos consideramos representantes de lo que se hace, se avanza, pero también se duda, se discute, se cuestiona, cotidianamente en el trabajo, la asistencia, la investigación, con sujetos envejecientes.
Es también una invitación a todos aquellos que se sientan convocados por nuestros principios y que deseen participar de este grupo activa y comprometidamente, ya sea acercando propuestas para el Segundo Congreso del 2007, o integrándose a alguna de las comisiones temáticas o bien, proponiendo temas de investigación multicéntricas a través de convenios entre Universidades.
Estamos convencidos, a partir de la fecunda experiencia compartida en el Congreso y los lazos que se tejieron durante el mismo, que el fortalecimiento de nuestra red colaborará con un mejor envejecimiento de nuestros pueblos.
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