En esta ponencia se pone de manifiesto la importancia que en los últimos años tiene el avance en el conocimiento de la obesidad infantil, específicamente en su vertiente evaluativa. Para ello se han revisado diversas fuentes bibliográficas, entre ellas 10 investigaciones recientes, que utilizan diferentes técnicas de evaluación psicológica y/o biomédica de la obesidad infantil, realizando un análisis sobre cuáles son las más utilizadas, así como las ventajas e inconvenientes de las mismas. Se concluye que para efectos prácticos, los cuestionarios para niños y familia y el IMC, son las técnicas más útiles, pero se matiza sobre el verdadero alcance de dichas estrategias.
EVALUACIÓN DE obesidad INFANTIL MEDIANTE TÉCNICAS DIVERSAS. REVISIÓN
José Ignacio Baile Ayensa; Mª José González Calderón
Departamento psicología. Universidad a Distancia de Madrid.
joseignacio. baile@udima. es
RESUMEN:
En esta ponencia se pone de manifiesto la importancia que en los últimos años tiene el avance en el
conocimiento de la obesidad infantil, específicamente en su vertiente evaluativa.
Para ello se han revisado diversas fuentes bibliográficas, entre ellas 10 investigaciones recientes,
que utilizan diferentes técnicas de evaluación psicológica y/o biomédica de la obesidad infantil,
realizando un análisis sobre cuáles son las más utilizadas, así como las ventajas e inconvenientes de
las mismas.
Se concluye que para efectos prácticos, los cuestionarios para niños y familia y el IMC, son las
técnicas más útiles, pero se matiza sobre el verdadero alcance de dichas estrategias.
1. - obesidad, una epidemia.
Ya es un tópico hablar de la obesidad como la epidemia del siglo XXI. Realmente resulta
sorprendente la convivencia en nuestro mundo de dos grandes males que acucian a la humanidad,
gran parte de ella malvive sin alimentos, y otra gran parte sufre por un exceso de consumo de los
mismos.
La cultura occidental se ha visto azotada por un incremento progresivo y preocupante de la
prevalencia de personas con sobrepeso y obesidad. La proporción de personas que sufren estos
trastornos ha llegado a niveles tan elevados, como los que se muestran en la tabla 1.
Según la OMS en 2005 había en todo el mundo:
- Aproximadamente 1600 millones de adultos (mayores de 15 años) con sobrepeso.
- Al menos 400 millones de adultos obesos.
- Al menos 20 millones de menores de 5 años con sobrepeso.
Se estima que en 2015 habrá aproximadamente 2300 millones de adultos con sobrepeso y más de
700 millones con obesidad.
Aunque antes se consideraba un problema exclusivo de los países de altos ingresos, el sobrepeso y
la obesidad están aumentando espectacularmente en los países de ingresos bajos y medios, sobre
todo en el medio urbano.
tabla 1. Información de Organización Mundial de la Salud, sobre las cifras mundiales de
sobrepeso y obesidad (www. who. int)
En la Figura 1 se indica, a modo de ejemplo, el grado de sobrepeso y/o obesidad que
muestran los niños en España. De dichos resultados se concluye que casi 1 de cada 3 niños tiene un
problema de sobrepeso u obesidad.
21, 8
25
18, 7
20
15
16, 9
13, 8
12, 2
Sobrepeso
Obesidad
10
3
5
0
2-4 años
5-9 años
10-14 años
Figura 1. obesidad y sobrepeso en la infancia y primera adolescencia, según la Encuesta de
Salud española de 2003 (1)
La obesidad es en sí misma no es un trastorno que produzca una alteración de salud crítica, sin
embargo está asociada a un agravamiento de otros trastornos que sí tienen un impacto muy
agresivo en la salud y la esperanza de vida, como son, entre otros (2):
-
-
-
-
-
Los trastornos cardiovasculares, especialmente la hipertensión arterial.
La diabetes tipo II.
Enfermedades de la vesícula biliar
Síndromes de hipoventilación y de apnea-sueño
Arterioesclerosis
Pero no sólo son trastornos de orden biomédico los asociados con la obesidad, también la
misma afecta al espectro psicológico. La obesidad en sí misma no produce alteraciones psicológicas,
sin embargo las personas con obesidad pueden sufrir mayor riesgo de alteraciones asociadas a la
autoimagen, autoestima o trastornos del estado de humor.
Las entidades gubernamentales están preocupadas también, por el desorbitado coste
económico que va suponer para las arcas públicas, atender a tantas personas que amplían sus
patologías, o la intensidad con la que las sufren, por culpa del sobrepeso u obesidad.
2. - Definición.
Si bien suele resultar aparentemente fácil "a simple vista " determinar si una persona tiene
obesidad, su definición no es tan fácil si se desea cierta precisión técnica. La obesidad se ha
asociado y definido, por un exceso de peso, pero el peso en sí mismo no es el mejor indicador de
obesidad como veremos más adelante, además cuánto es "exceso de peso" también resulta
complicado de establecer de forma universal.
Las definiciones actuales suelen intentar definir el sobrepeso y la obesidad, en relación a la
proporción de grasa corporal. Un peso elevado conseguido por un buen desarrollo muscular no es
preocupante, lo que preocupa es que haya exceso de grasa corporal. Es decir la obesidad como
exceso de grasa corporal, podría ser una primera definición técnica válida, pero no completa.
La obesidad y el sobrepeso deben entenderse como unos estados de salud alterados, en las
diferentes facetas que puede alterarse la salud, por lo cual , y tal como ya hemos expuesto en otra
parte (1), una definición más completa de obesidad podría ser:
"Obesidad es el estado de salud de una persona que se caracteriza, por un exceso de grasa
corporal (según parámetros poblacionales), exceso que lleva aparejado una afectación o
incremento de riesgo de afectación, de su salud física, psicológica y social"
3. - Evaluación de la obesidad.
El incremento de sujetos con sobrepeso u obesidad que se ha puesto de manifiesto en el
primer punto, ha llevado a los profesionales de la salud a tener que atender con mayor frecuencia
sus problemas, ello ha exigido una depuración en la definición y en las estrategias de evaluación.
También en otros ámbitos se ha necesitado determinar con claridad cuándo una persona tiene
sobrepeso u obesidad, como por ejemplo en los centros educativos o la salud laboral.
Atrás quedaron ya los tiempos donde la evaluación de este tema se reducía al uso de una
báscula, determinando la obesidad simplemente en kilogramos, para dar paso a evaluaciones más
complejas donde se tienen en cuenta más criterios, que no sólo el peso. El peso en sí mismo puede
ser un indicador de sobrepeso u obesidad, pero puede ser engañoso, dado que
olvida la
constitución física de una persona. Una persona deportista y musculada puede pesar mucho, sin
estar obesa. Y una persona de constitución pequeña, puede que no pese mucho para las personas
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de su sexo y edad, pero sin embargo puede tener sobrepeso.
Además en obesidad infantil se considera (3) que su evaluación o diagnóstico genera
especiales dificultad por carecer de un índice válido como medida de adiposidad, la falta de
poblaciones de referencia estudiadas y la ausencia de de acuerdo sobre cuáles son los puntos de
corte.
Siguiendo a Remesal (4), los métodos para evaluar la obesidad infantil podrían clasificarse
así:
1. - Inspección visual.
2. - Métodos antropométricos.
2. 1. - Medidas directas: peso, talla, perímetros de diversas partes cuerpo, pliegues
cutáneos.
2. 2. - Ïndices a partir de medidas antropométricas: Peso para talla y edad concreta,
Índice nutricional de Shukla, Indice de Masa Corporal, Peso corporal relativo.
3. - Determinación de la grasa corporal.
3. 1. - A partir de medidas antropométricas como los pliegues cutáneos o los
perímetros.
3. 2. - A través de medidas con técnicas especializadas como son densitometrías, rayos
X, bioimpedancia, etc.
Tal y como recoge esta autora, hay una relación inversa entre la complejidad y disponibilidad
de la técnica, y de su capacidad para determinar la presencia de obesidad. La técnica más simple
como podría ser el peso tiene muchos defectos, y las técnicas más precisas como son las utilizadas a
través de complejos aparatos biomédicos, son complicadas, costosas y de difícil acceso en la
evaluación habitual.
En la revisión realizada para este trabajo, sobre todo en el ámbito de la investigación de la obesidad
infantil a lo largo del año 2009, se han encontrado diversas técnicas. En la tabla 2, puede verse una
reseña de 10 de dichas investigaciones en diferentes países, con objetivos diversos.
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Autores
Nacionalidad
Bennett et al, 2009 Australia
(5)
Metha et al, 2009 (6)
USA
Veldhuis et al, 2009 Países Bajos.
(7)
Park et al, 2009 (8)
Reino Unido
Rana et al, 2009 (9)
USA
Wilson
(10)
et
al,
2009 Australia
Sabet et al, 2009 (11) Iran
Freedman et al, 2009 USA
(12)
Wen et al, 2009 (13)
Drozdz
(14)
et
al,
Australia
2009 Polonia
Técnicas evaluación empleadas.
Registro alimentario del día previo, a través
de un cuestionario a familiares diseñado ad
hoc, el EPAQ.
Medida antropométrica de la circunferencia
de la cintura y su relación con alteraciones
en medidas electrocardiográficas, en un
estudio sobre la validez de la misma frente al
IMC.
IMC,
circunferencia
de
la
cintura,
cuestionarios sobre hábitos alimentarios y de
actividad física, en un estudio sobre
prevención de la obesidad.
IMC en un estudio de revisión sobre la
eficacia de cierta sustancia en la reducción
de la obesidad y el riesgo cardiometabólico
en infantes.
IMC, utilizado para determinar relación entre
obesidad y la gravedad de traumas físicos
que sufren los niños.
Utilizan cuestionarios sobre nutrición y/o
actividad
física,
así
como
medidas
antropométricas, en un programa amplio de
prevención.
Peso, IMC, circunferencia del brazo, y un
cuestionario
específico
sobre
conducta
alimentaria, dentro de un estudio sobre la
eficacia de una tratamiento vía dieta.
IMC y grasa corporal por una técnica de
rayos X, en una investigación sobre la
capacidad del IMC para detectar exceso de
grasa corporal.
entrevista directa con los familiares sobre
cómo alimentan a sus hijos de 0 a 1 año, a la
vez que se realiza una actividad formativa.
IMC y grasa corporal (mediada a través de
un análisis de bioimpedancia), en un estudio
sobre la relación de estas medidas y la
presión sanguínea en infantes sanos.
tabla 2. Reseña de 10 investigaciones en obesidad Infantil, y cuáles fueron las técnicas de
evaluación que utilizaron.
3. 1. - Índice de Masa Corporal (IMC)
Como puede verse en la revisión, y en general en la literatura sobre obesidad, una de las
técnicas más utilizadas es el índice de masa corporal o índice de Quetelet (IMC). El índice aporta
mucha más información que el simple peso, al relacionar el peso con la altura del sujeto en cuestión.
Dicho índice debe ser utilizado con cuidado en el ámbito infantil. El mismo se calcula igual para
adultos y para niños, con la siguiente fórmula:
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Peso en kg.
kg
IMC = ----------------------------------------------- = -------------------------Altura en metros, elevado al cuadrado.
m2
De esta forma una persona adulta de 1, 75, que pese 82 kg, tendrá un IMC igual a 82/1, 752,
es decir 26, 79. entre En personas adultas, se considera que el IMC de una persona sin sobrepeso
debe fluctuar de 20 a 25, a partir de 25 y hasta 30 se podría considerar sobrepeso, de 30 a 35 ya
estaríamos ante una persona obesa, y a partir de 35 entraríamos ya en niveles de obesidad muy
preocupantes. Ver la tabla 3 para una clasificación según la Organización Mundial de la Salud y
otras entidades investigadoras de la Salud.
IMC
VALORACIÓN
< 20
Delgadez
20-25
Normalidad
25-27
Sobrepeso grado I
27-30
Sobrepeso grado II
30-35
obesidad grado I
35-40
obesidad grado II
> 40
obesidad grado III o mórbida
tabla 3. Valoración del IMC para adultos, a partir de criterios OMS.
Sin embargo en niños la valoración no se hace usando los anteriores criterios. Por ejemplo un
niño de 10 años con un IMC de 24, 5 (que en un adulto es normalidad) en un niño de esa edad es
obesidad grave. Si bien el cálculo se realiza con la misma fórmula expuesta anteriormente, la
determinación de la presencia de sobrepeso u obesidad se realiza recurriendo al percentil que ocupa
el niño en cuestión en referencia a su población de igual edad y sexo. En general se suele considerar
que un percentil superior a 95 indica obesidad (para algunos autores superior a 90) y un percentil
entre 85 y 95 señala sobrepeso. Estos percentiles de comparación deben obtenerse en tablas
poblaciones específicas, que en principio no deben ser similares según el país, en España
disponemos de unas tablas concretas elaboradas por la Fundación Orbegozo, en USA disponen de
las tablas "2000 CDC Growth Charts", y la OMS ha publicado unas tablas elaboradas a partir de de
estudios en 6 países (15).
Últimamente se están realizando estudios para comprobar el grado de precisión que tiene el
IMC en la determinación de la grasa corporal en infantes. En general los resultados indican que es
una buena técnica, el IMC correlaciona razonablemente con la adiposidad, pero cuando el índice no
es extremo (en los niveles que señala sobrepeso percentil 85 a 95) es menos preciso, hay muchos
niños en dichos percentiles que tiene una masa grasa normal. En el estudio de Freedman et al (12),
había un 32 % de niños, que aun estando en el percentil 85 a 94, presentaban una adiposidad
normal, y un 21 % de niñas en la misma franja de percentiles que también presentaba una
adiposidad normal.
Un avance en el uso del IMC en infantes, es valorar un índice compuesto denominado
"porcentaje de IMC " (3), que indicaría obesidad a partir de 120 %. Este índice se obtiene de dividir
el IMC, entre el resultado de la división entre el valor del peso previsto en el percentil 50 y la talla al
cuadrado del mismo percentil. Al resultado final se multiplica por 100.
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3. 2. - Otras técnicas de valoración y evaluación
La otra técnica antropométrica que se utiliza mucho en adultos es el perímetro de la cintura,
o la relación entre el perímetro de la cintura y el perímetro de las caderas. En adultos esta medida
correlaciona mejor con el riesgo de sufrir trastornos cardiovasculares, que el IMC. En niños no se ha
estudiado con detalle la utilidad de estas medidas, aunque recientemente se ha sugerido que
también podría ser útil (6)
También son muy usadas las medidas de pliegues cutáneos, dado que gran parte de la grasa
corporal es subcutánea, y se conoce el porcentaje que representa del total, a través de los pliegues
se puede hacer una estimación global, mejor incluso que con el IMC. Esta técnica tiene diversos
inconvenientes, como son la necesidad de cierta pericia en su aplicación, y las dificultades de su
obtención en ciertos casos como ocurre en personas muy obesas. En infantes por ejemplo se
consideraría patológico un valor de pliege tricipital por encima del percentil 90 de dicha población
(3).
Además de los índices antropométricos, otra de las estrategias para evaluar la obesidad
infantil y sus variables relacionadas, con las medidas de informe o autoinforme, entre ellas podemos
recordar:
- Los recordatorios de ingesta alimentaria o actividad física durante un determinado tiempo.
Es muy común utilizar un recordatorio alimentario del día previo a la evaluación.
- Los cuestionarios de hábitos alimentarios, actividad física, ocio, etc, que se solicita a los
familiares sobre el niño.
- El uso de test y/o escalas específicas sobre alimentación, por ejemplo el EPAQ (5) en la
investigación revisada.
- La incorporación a la evaluación de otras estrategias en función de las características del
caso, sean técnicas de observación, cuestionarios de ámbito psicopatológico, etc.
- El psicólogo que evalúe un infante con obesidad infantil deberá atender entre otras las
siguientes áreas: hábitos familiares, hábitos de infante y posible presencia de alteraciones
psicológicas referidas a la autoestima, habilidades sociales, estado de ánimo, etc.
4. - Conclusiones
1. - La extensión de la epidemia de obesidad en la población, requiere que se depure la forma en que
se defina y cuáles son las mejores técnicas de valoración, evaluación y diagnóstico.
2. - Para la evaluación de la obesidad infantil debe tenerse especial cuidado en qué técnica utilizar,
dado que si bien muchas estrategias empleadas en adultos son válidas, su valoración debe hacerse
atendiendo a otros criterios en infantes.
3. - Muchos autores siguen defendiendo el IMC como una estrategia válida como medida para toda la
vida, dada su sencillez de estimación y su buena correlación con la grasa corporal En su valoración
se deberá realizar con las matizaciones necesarias según la etapa vital: uso de tabla general en
adultos, y uso de criterios de percentiles en niños y niñas. Esta recomendación se extiende a su uso
en el ámbito clínico y salud pública.
4. - Si bien el IMC corporal parece una buena medida de la obesidad, en infantes debe ser utilizada
con cuidado, recurriendo en su valoración a escalas específicas para niños y niñas (y no usar la
escala básica para adultos). También es necesario recordar que en investigaciones recientes se está
comprobando que niños con IMC indicador de sobrepeso, no presentan excesiva grasa corporal al
detectarla con técnicas más precisas.
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5. - La circunferencia de la cintura puede ser mejor predictor frente al IMC de ciertos riesgos de
salud asociados a la obesidad, como son las alteraciones cardiovasculares, algo que ya se sabía en
adultos, parece ser que se confirma en investigaciones recientes en infantes.
6. - Además de técnicas de origen antropométrico, se extiende una evaluación integral del trastorno
de salud que es la obesidad, incluyendo principalmente registros de ingesta alimentaria y
cuestionarios sobre hábitos alimentarios, de actividad física y ocio.
5. - Bibliografía.
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(2) Álvarez JA, Moreno B, Monereo S. Obesidad: una visión actual. En: Moreno B, Monereo S,
Álvarez, J, eds. obesidad, la epidemia del siglo XXI. Madrid: Díaz de Santos, 2000: 1-10.
(3) Vázquez C, Román E, Cilleruelo ML, del Olmo D, González, A. obesidad infantil. En: Moreno
B, Monereo S, Álvarez, J, eds. obesidad, la epidemia del siglo XXI. Madrid: Díaz de Santos,
2000: 228-250.
(4) Remesal R. Aspectos psicológicos de la obesidad infantil. Tesis doctoral. Sevilla : Universidad
de Sevilla, 2002.
(5) Bennett CA, de Silva-Sanigorski AM, Nichols M, Bell AC, Swinburn BA. Assessing the intake of
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Raat H. 'Be active, eat right', evaluation of an overweight prevention protocol among 5-yearold children: design of a cluster randomised controlled trial. BMC Public Health. 2009 Jun
8; 9:177.
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South Australia. Public Health Nutr. 2009 Oct 13:1-9.
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Sabet Sarvestani R, Jamalfard MH, Kargar M, Kaveh MH, Tabatabaee HR. Effect of
dietary behaviour modification on anthropometric indices and eating behaviour in obese
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Horlick M. Classification of body fatness by body mass index-for-age categories among
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Wen LM, De Domenico M, Elliott D, Bindon J, Rissel C. Evaluation of a feasibility study
addressing risk factors for childhood obesity through home visits. J Paediatr Child Health.
2009 Oct; 45(10):577-81.
(14)
Drozdz D, Kwinta P, Korohoda P, Pietrzyk JA, Drozdz M, Sancewicz-Pach K. Correlation
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Sep; 24(9):1735-40.
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