Las técnicas empleadas con frecuencia en las investigaciones sobre peritaje psicológico y/o psiquiátrico de la simulación de psicopatologías (como la entrevista personal, los cuestionarios. ), normalmente no permiten que el observador de las conductas diana participe o se implique en la observación que se está llevando a cabo. Como consecuencia de estos procedimientos, el observador pierde mucha información relevante del sujeto evaluado.
Para suplir estas deficiencias, se propone emplear la observación participante en un contexto psicodramático, donde se pueda atender tanto a claves verbales como no-verbales de manera más detallada, una ventaja que no presentan otros métodos centrados exclusivamente en un tipo de claves. A fin de comprobar la fiabilidad y validez de este método de evaluación se proponen una serie de investigaciones para demostrar su utilidad en un contexto jurídico real.
Evaluación de la credibilidad del testimonio mediante observación participante.
(Researches about credibility of testimony by participating observation. )
Laura del Carmen Sánchez Sánchez; Rocío Urán Martínez; Ana Belén Martínez García.
Universidad de Almería.
PALABRAS CLAVE: simulación de psicopatologías, Observación participante, Contexto psicodramático.
(KEYWORDS: Simulation of psychopathologies, Participanting observation, Psychodramatic context. )
Resumen
Las técnicas empleadas con frecuencia en las investigaciones sobre peritaje psicológico y/o psiquiátrico de la simulación de psicopatologías (como la entrevista personal, los cuestionarios. ), normalmente no permiten que el observador de las conductas diana participe o se implique en la observación que se está llevando a cabo. Como consecuencia de estos procedimientos, el observador pierde mucha información relevante del sujeto evaluado. Para suplir estas deficiencias, se propone emplear la observación participante en un contexto psicodramático, donde se pueda atender tanto a claves verbales como no-verbales de manera más detallada, una ventaja que no presentan otros métodos centrados exclusivamente en un tipo de claves. A fin de comprobar la fiabilidad y validez de este método de evaluación se proponen una serie de investigaciones para demostrar su utilidad en un contexto jurídico real.
Abstract
The techniques used frequently in the researches on psychological and/or psychiatric expert work in the simulation of psychopathologies (like the personal interview, the questionnaires. ), normally do not allow that observer of the target behaviours participates or is implied in the observation which is being carried out. As a result of these procedures, the observer loses much excellent information of the evaluated subject. In order to replace these deficiencies, a participating observation is set out to use in a psychodramatic context, where verbal and also, not-verbal keys could be taken care in a detailed way. This feature could be an advantage over other methods that do not display it. Series of researches sets out to demonstrate their utility in real a legal context in order to verify the reliability and validity of this method about evaluation.
Introducción
La simulación es una forma de comunicación que siempre ha estado presente en la vida y de la que se valen las personas para no mostrar una verdad cuyas consecuencias no son favorables o deseables para las mismas, pudiendo afectar de forma diversa al receptor.
En la actualidad, el falso testimonio es un peligro para el Sistema de Administración de Justicia, ya que sustrae al conocimiento de los Tribunales datos relevantes de cara al cumplimiento de la función que le es propia (Bernal, 1992).
El Derecho objetivo de las decisiones judiciales se sitúa en posición de riesgo cuando el (falso) testimonio afecta al resultado de la prueba, así, según Bernal (1992), “es, pues, el peligro de una sentencia injusta, el riesgo derivado de una errónea apreciación de la realidad objetiva inducida por la falsa declaración y que puede dar lugar a una resolución que sería contraria al Derecho objetivo por descansar en el supuesto fáctico falso”,
Dado el carácter delictivo de la deposición de falso testimonio, algunos juristas plantean seriamente que “al menos en determinados casos, sería aconsejable. . . la intervención como auxiliares peritos de expertos psicólogos que evaluasen la calidad del testimonio” (Bernal, 1992, pp. 19-20).
En Derecho Penal se entiende por simulación el intento deliberado por engañar, creando una impresión de trastorno mental cuando éste no existe, o más específicamente, crear la impresión de ausencia de responsabilidad criminal (Zaldívar, 2003).
El Código Penal español no contiene ninguna definición de imputabilidad ni del efecto psicológico que debe producirse para que resulte excluida, sino que se limita a enumerar varias causas de eximentes que la doctrina considera que excluyen la imputabilidad.
Las causas que eximen de la responsabilidad criminal quedan recogidas en el artículo 20 del Código Penal y las circunstancias atenuantes de la responsabilidad criminal recogidas en el artículo 21. Así, entre los trastornos psicopatológicos relacionados con la inimputabilidad penal, y siguiendo la clasificación que se recoge en el DSM-IV, estarían: retraso mental, trastornos relacionados con sustancias, esquizofrenias, trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad, trastornos sexuales, trastornos de los impulsos, trastornos de la personalidad (Cano, 2003).
Aproximaciones empíricas al estudio de la simulación
Una variedad de culturas considerablemente amplia ha utilizado una u otra forma de detectar ciertas emociones relacionadas habitualmente con mentir.
Así, los beduinos de Arabia hacían que el sospechoso tocase una barra de hierro al rojo vivo con la lengua. Si se quemaba, mentía. Los chinos hacían que su testigo mascara polvo de arroz y lo escupiera, si el polvo estaba seco, la persona era culpable. Durante la Inquisición se obligaba al sospechoso a comer una rebanada de pan con queso seco; si no podía tragarla estaba mintiendo (Hernández-Fernaud y Alonso-Quecuty, 1997).
Actualmente, las aproximaciones al estudio del engaño y su detección desde la psicología experimental, pueden estructurarse dentro de tres perspectivas generales:
En primer lugar, desde la psicofisiológica, se describieron métodos de la detección fisiológica del engaño, en concreto, las técnicas poligráficas. Sin embargo, la validez y utilidad de las técnicas poligráficas ha sido y es ampliamente debatida (Gale, 1988; Raskin, 1986).
Una segunda orientación desarrollada por psicólogos que trabajan en ámbitos forenses es la del análisis del contenido verbal del discurso como vía para la evaluación de la credibilidad. Destaca el análisis de Contenido Basado en Criterios (Criteria-Based Content Analysis o CBCA), elemento central del análisis de las Declaraciones (Statement Validity Assessment o SVA)
Por último, mencionar la aproximación a la detección del engaño a través de sus posibles indicadores no-verbales, tanto por parte de la psicología social como de la disciplina de la comunicación (Masip y Garrido, 2001).
Algunos autores (por ejemplo. , Köhnken, 1989; Undeutsch, 1989) critican la escasez de investigación empírica sobre la credibilidad de la persona que ofrece su testimonio. Otros autores (por ej. , Buller y Burgoon, 1996; Toris y DePaulo, 1984) critican que, dentro de esta escasez, los paradigmas existentes son muy artificiales en el sentido de que, a diferencia de lo que sucede en la vida real, no son interactivos. Normalmente, los observadores ven una grabación en que uno o varios emisores expresan ciertos hechos o sentimientos que pueden ser reales o ficticios. Pero en la vida real el interrogador puede cuestionar lo que dice el testigo, pedir clarificación, etc. Además, el testigo puede modificar su estrategia en función de la conducta de su interrogador. Hay un feedback continuo entre uno y otro, y las señales conductuales de cada participante varían en función de la conducta del interlocutor (por ej. Buller y Burgoon, 1996). Además se ha demostrado que la precisión de los juicios de los participantes en la conversación difiere de la de los observadores (Buller, Strzyzewski y Hunsaker, 1991).
De ahí la necesidad de buscar nuevas vías para la detección de la simulación en nuestro estudio.
La observación participante en el psicodrama diagnóstico
Así, basándonos en las investigaciones anteriormente citadas, lo que aquí señalamos es que la ‘observación participante’ sería un método de elección adecuado para evaluar la credibilidad del testimonio, en concreto, para la detección de la simulación de psicopatologías en juicios.
Esta técnica de evaluación es la empleada en el psicodrama diagnóstico (Moreno, 1959), de este modo, y atendiendo al contexto en el que transcurre la acción en esta modalidad terapéutica, propondremos más adelante una serie de investigaciones para la detección de la simulación mediante un contexto psicodramático con observación participante.
Además, la técnica del psicodrama proporciona otras ventajas necesarias para crear investigaciones ecológicamente más válidas, si pretendemos extraer de nuestros estudios conclusiones aplicables a contextos penales.
Algunas de estas ventajas, atendiendo a aquellas investigaciones que han puesto de manifiesto bajo qué condiciones observacionales la precisión de los juicios de credibilidad aumenta, son:
Ø En el psicodrama se puede recrear con mayor lujo de detalles las escenas delictivas que se van a evaluar. Porque, como señalan Masip y Garrido (2001), hay que tener en cuenta las características del entorno para hacerlas similares a las de las situaciones reales.
Ø El desarrollo de la técnica psicodramática se puede extender más en el tiempo (según el número de escenas que elijamos) que otros métodos empleados en la evaluación de la simulación, como las entrevistas o la aplicación de cuestionarios. Así, Könkhen (1989) apunta que cuanto más larga sea la declaración más difícil será para el testigo mentiroso no contradecirse o “bajar la guardia”, pues no olvidemos el proverbio de que “un mentiroso debe tener una buena memoria”.
Ø Es importante asimismo ver de antemano una muestra de la conducta honesta del sujeto (Masip y Garrido, 2001). De este modo, en el psicodrama se pueden representar diferentes momentos de la vida del acusado (del área laboral, sentimental…).
Ø El contexto psicodramático aúna en una misma técnica tanto la observación de claves verbales (las más empleadas en la actualidad) como no-verbales, siguiendo las investigaciones de Ekman y Friesen (1974), donde se recomienda atender prioritariamente al cuerpo y al contenido del mensaje a la hora de evaluara la credibilidad.
Claves como guía de la observación.
Mentir no supone tan sólo mostrar indicadores del engaño o filtraciones (incompetencias), sino también manipular la información que se da y la propia autopresentación y conducta con el fin de ofrecer una imagen de persona veraz y un mensaje creíble (competencias). Así, al mentir el emisor manipula estratégicamente su actuación, lo que se manifiesta, según indica Buller y Burgoon (1998), en cierta incertidumbre y vaguedad en su discurso, falta de inmediaticidad y distanciamiento del hablante, desasociación (conductas para distanciarse de las propias declaraciones y acciones, situando el foco de atención en los demás) y conductas protectoras de la imagen y la relación. Todo ello se debe tener en cuenta a la hora de evaluar la credibilidad con cualquier técnica, pero el psicodrama presenta una ventaja añadida, que es el hecho de que, al transcurrir la acción rápidamente (recordemos que el psicodrama es una representación donde se va desarrollando una escena, no una entrevista personal, más lenta y pausada), el sujeto con intención de mentir tendrá menos tiempo de preparación de un discurso falso. Y un menor tiempo de preparación probablemente correlacione con un mayor número de claves conductuales (incertidumbre, titubeos, incongruencias…) que facilitarán la detección del engaño por parte de los observadores, pues según la hipótesis del filtraje (Ekman y Friesen, 1974) es más fácil que se filtren emociones reales en la escena cuando el simulador tiene menos tiempo para ‘ensayar’ la mentira.
Por todo, en psicodrama se intensifican sentimientos y emociones utilizando movimientos del cuerpo apropiados para este fin. Al mismo tiempo se reaviva la imaginación hablando y determinando el lugar y el tiempo en que acaeció la situación conflictiva. Y toda esta evocación de recuerdo y emociones en el mismo momento que se desarrolla la acción, dificultará también al participante llevar a cabo una simulación muy preparada y controlada.
De ahí que en psicodrama no haya interpretaciones, confrontaciones verbales, consejos ni instrucciones morales. La dinámica y fuerza terapéutica viene de la actuación misma en que participan espontáneamente y al unísono el cuerpo, los sentimientos, las emociones, la imaginación, la memoria.
El contexto psicodramático también facilita la observación de muchas otras claves conductuales en la detección del engaño, como las citadas por Capelli, entre otros autores. Algunas de ellas son: el síndrome simulado tiene caracteres atípicos y no se ajusta a los del síndrome clínico verdadero; la sintomatología simulada suele ser contradictoria; con frecuencia se combinan manifestaciones de síndromes opuestos (por ejemplo: alucinaciones auditivas en estuporosos); el simulador suele admitir ser un loco, con ello cree que sus palabras serán más verosímiles; son habituales las respuestas (movimientos, palabras o frases) con evasivas; existe mala disposición para la entrevista, evidenciándose el deseo no disimulado de terminar rápidamente; ausencia de estabilidad y continuidad del cuadro clínico presentado; ausencia de correlación entre la sintomatología simulada y la etiología de mayor frecuencia; ausencia de correlación entre síndrome y su evolución; cada simulador actúa de acuerdo con su fondo psíquico y nivel intelectual; a cada estado mental patológico, le corresponde una serie de fenómenos físicos que escapan al simulador, etc.
Propuestas de investigación.
En una primera fase, se llevará a cabo un estudio piloto, pues, siguiendo a Masip y Garrido (2001), antes de aplicar un tipo de análisis novedoso a situaciones reales habría que probar su efectividad en situaciones donde las consecuencias de una decisión errónea no fueran tan graves como en un juicio real. En éste, los participantes serían actores profesionales (entrenados en cuestiones relacionadas con el enjuiciamiento criminal), que se distribuirán en dos condiciones: ‘simuladores’ y ‘no simuladores’. A los observadores (psicólogos forenses expertos) se les dará instrucciones de clasificar (en simuladores o no simuladores) a una serie de sujetos acusados de cometer diversos delitos (asesinato, robo. . . ), es decir, no se les comunicará que los participantes son actores profesionales. Asimismo, se les sugerirá que pongan especial interés en detectar una serie de claves que se les darán antes de comenzar su labor y que facilitará la detección de simuladores (en las que previamente se les habrá entrenado).
En una segunda fase, la muestra estaría formada por participantes de la población normal (que simularían una psicopatología) y sujetos con un psicopartología diagnosticada.
En estas dos fases los observadores que han de determinar qué sujetos simulan y cuáles no, desconocen que los participantes del experimento son todos actores, en la primera fase, o que la mitad de ellos lo son, en la segunda fase, por lo que se estaría empleando un diseño de ciego.
Para aumentar la validez ecológica de estas investigaciones, sería idóneo aplicar esta técnica a una muestra de acusados reales (la mitad de ellos habría simulado una psicopatología y el resto tendría un diagnótico de psicopatología), contando con evidencia clara que los inculpe o exculpe. En esta última fase el observador también desconocería cuáles de ellos habrían simulado y cuáles no.
El protocolo de aplicación de la técnica piscodramática con observación participante sería:
Ø Primeramente, dos de los observadores mantendrán una entrevista clínica con cada uno de los participantes, donde se recabe información acerca de la historia personal del sujeto y, específicamente, sobre el intervalo temporal que rodea al hecho delictivo (antes, durante y después de éste).
Ø A continuación, cada participante desarrollará junto a los observadores las tres escenas claves (antes, durante y después del acto delictivo). Las escenas se recrearán con todo lujo de detalles (extraídos estos de la entrevista personal con el acusado y de los comentarios que éste vaya aportando en el transcurso de la dramatización; de la información aportada por familiares, amigos y otros conocedores del implicado; así como, de los testigos oculares del delito, las pruebas aportadas. . . ).
Lo ideal sería que las escenas se llevarán a cabo en el mismo lugar donde se produjeron los hechos o en un lugar parecido, pero, a fin de facilitar la evaluación de la simulación, se desarrollarán en un salón grande insonorizado, con un cristal unidireccional y una cámara de vídeo detrás (para poder visionar posteriormente con mayor detalle las escenas y así suplir posibles deficiencias del hecho de que el propio observador participe al mismo tiempo en la escena).
El procedimiento o dramatización, como en toda representación escénica, necesita personas con roles definidos. En el caso del psicodrama y en el de nuestra propuesta, estos roles son básicamente los siguientes:
Ø El protagonista (el acusado): Es la persona que representa en el escenario su propia situación de vida, y por lo tanto es el actor principal de la dramatización, además de ser su autor, ya que es quien provee el material para dramatizar. El drama puede moverse entre muchas facetas de la vida del protagonista: su pasado, su presente, su futuro, y por lo general está vinculado con momentos de trascendencia en la vida de la persona.
Ø El director (psicólogo forense 1 u observador participante 1): Es la persona que orienta o guía al protagonista en el uso de las técnicas psicodramáticas, para poder ayudarlo a dramatizar o exponer su problema (en nuestro estudio, más que problema nos centraríamos en la exposición de los hechos del supuesto delito o hecho que pretendamos evaluar). El director, será entonces el jefe del grupo, el ‘terapeuta’. Indudablemente, debe tratarse de un profesional entrenado, formado en psicología y con conocimiento adecuado de la técnica psicodramática. Debe poner sus conocimientos al servicio del protagonista para que ellos puedan actuar en un nivel de espontaneidad y creatividad.
Ø El ego auxiliar (psicólogo forense 2 u observador participante 2): Es otro de los actores, además del protagonista. Por lo general, el ego auxiliar representa a alguien en la vida del protagonista, como puede ser la víctima u otra persona relacionada con la escena del crimen o momento a evaluar. Otras veces el yo auxiliar puede ser una figura fantaseada, el diablo, Dios, que obedecerían a distintos tipos de alucinaciones que la persona alegue padecer.
Las etapas del psicodrama (calentamiento, dramatización y participación) se mantendrán en el mismo orden en que se desarrollan habitualmente. La ‘catarsis’ puede ser especialmente útil para la investigación, pero no para el posterior tratamiento del sujeto (aunque sería útil también para aquellos acusados que se demostrara que realmente presentan una psicopatología), sino sobre todo porque en esta fase es más probable que, al intensificarse los recuerdos y las emociones, se filtren más claves conductuales del engaño.
Si del análisis de datos correspondiente a cada fase (calculando la confiabilidad interobservadores, así como comprobando si han acertado que eran simuladores o no) se desprendiera que la técnica del psicodrama es fiable y válida para detectar simulación en juicios, se podría concluir que se trata de un método útil para su aplicación en contextos legales.
Obviamente, para llegar a tal conclusión, se hace necesario replicar estas investigaciones en numerosas ocasiones con diferentes sujetos, así como con diferentes observadores.
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