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Diseño inteligente: Una nueva teoría para abordar el origen de las estructuras biológicas complejas.

Fecha Publicación: 01/03/2005
Autor/autores: Fernando Ruiz Rey

RESUMEN

Se presenta una breve historia del concepto de diseño, enfatizando la importancia de los Sistemas Irreducibles Complejos propuesto por el bioquímico Michael Behe; el análisis de estos sistemas revitaliza y consolida el Movimiento del Diseño Inteligente contemporáneo. Se revisan conceptos básicos de la teoría de la Información y su relevancia en la descripción de las macromoléculas y del Acido Desoxidoribonucleico, en cuanto portadores de Información. Se presenta el proceso sistemático recomendado por Wlliam Dembski para inferir diseño inteligente: ?Filtro Explicativo?; se señalan los requerimientos para realizar una inferencia objetiva y científica de diseño: complejidad y especificidad. Se señala el naturalismo metodológico como una fuente de la resistencia a este nuevo sistema teórico para abordar el origen de los sistemas complejos en biología y en el universo en general.


Palabras clave: Biología, Complejidad, Diseño, Evolución, Filosofía
Tipo de trabajo: Conferencia
Área temática: Psiquiatría general .

Diseño inteligente: Una nueva teoría para abordar el origen de las estructuras biológicas complejas.

Fernando Ruiz Rey.

Psiquiatra
Raleigh, NC. USA

PALABRAS CLAVE: Diseño, Evolución, Filosofía, Biología, Complejidad.

(KEYWORDS: Design, Evolution, Philosophy, Biology, Complexity. )

 

Resumen

Se presenta una breve historia del concepto de diseño, enfatizando la importancia de los Sistemas Irreducibles Complejos propuesto por el bioquímico Michael Behe; el análisis de estos sistemas revitaliza y consolida el Movimiento del Diseño Inteligente contemporáneo. Se revisan conceptos básicos de la teoría de la Información y su relevancia en la descripción de las macromoléculas y del Acido Desoxidoribonucleico, en cuanto portadores de Información. Se presenta el proceso sistemático recomendado por Wlliam Dembski para inferir diseño inteligente: “Filtro Explicativo”; se señalan los requerimientos para realizar una inferencia objetiva y científica de diseño: complejidad y especificidad. Se señala el naturalismo metodológico como una fuente de la resistencia a este nuevo sistema teórico para abordar el origen de los sistemas complejos en biología y en el universo en general.

Abstract

A brief history of the concept of design is presented. Emphasis is put on biochemist Michael Behe’s “Irreducible Complexity” as pivotal in revitalizing and giving credence to the contemporary Intelligent Design Movement. A review of basic concepts of Information Theory is done to show their relevance in describing the macromolecules and DNA as information carriers. William Dembski’s “Explanatory Filter” is presented as the recommended process to achieve an objective and scientific inference of design; the “Complexity-Specification Criteria” is explained. Naturalistic Methodology is presented as the main source of resistance for considering the Intelligent Design as a suitable theory in approaching the complex structures in Biology and in the Universe.



Introducción

El avance de las ciencias biológicas ha mostrado la existencia de estructuras y sistemas orgánicos de gran complejidad y precisión en sus funciones. Estos hallazgos han llevado a muchos científicos a cuestionar la explicación tradicional darwiniana para dar cuenta del origen de estas formaciones biológicas.

El darwinismo explica el origen de las diversas formas biológicas postulando dos principios básicos, automáticos, carentes de dirección y de propósito, que gozan de gran popularidad en la comunidad científica y en el público general. Estos principios son: la ocurrencia espontánea, fortuita, de variaciones heredables (mutaciones y otros mecanismos hereditarios) y, la selección natural, que elije aquellos cambios beneficiosos para la supervivencia del organismo.

Estas estructuras y sistemas biológicos de tan alta complejidad y calibrada función presentan un desafío a la simple explicación mecánica y ciega, característica de la evolución darwiniana gradual. Desde fines del siglo XX un grupo creciente de intelectuales y científicos, no satisfechos con esta explicación, han adscrito a la “Teoría del Diseño Inteligente” que sostiene que, muchas de estas formaciones biológicas han sido inteligentemente diseñadas para una función específica. Esta concepción implica –aunque no necesariamente- la existencia de un diseñador responsable de la creación de estas formas complejas.

El grupo de investigadores e intelectuales adherentes a esta concepción ha ido incrementando gradualmente y ha ganado un perfil dentro de la comunidad académica, a pesar de una fiera oposición; además se va haciendo conocido a través de un intenso programa de difusión pública. Este modo nuevo de enfrentar el estudio y la comprensión del origen de las formas complejas se conoce también como “Movimiento del Diseño Inteligente”.

La oposición del mundo académico a este movimiento no se debe solo a que presenta una crítica y una alternativa a la teoría de la evolución darwiniana de los seres vivientes, sino que muy especialmente, por presentar una seria amenaza al modo tradicional de conceptuar las ciencias de la naturaleza, ésto es, una forma mecanicista y determinista, empotrada firmemente en una metafísica materialista (fisicalista).

Se ha señalado que los seguidores a este movimiento son “creacionistas’, abiertos o disfrazados, que interpretan literalmente el Génesis, sosteniendo que el mundo no tendría más de 10000 años y habría sido creado por Dios, más o menos, en la forma que lo conocemos. Esta crítica es explícitamente rechazada por los teóricos del Diseño Inteligente, éstos sostienen que no se trata de un fundamentalismo religioso que quiere inmiscuirse en la ciencia para salvar la vigencia de un sistema de creencias, sino que su teoría es una concepción emanada de la observación de los hechos mismos. La teoría del Diseño Inteligente no es acerca de la Creación del mundo, sino que de la organización inteligente de los sistemas complejos naturales; se puede concebir un mundo sin diseño, pero creado, y también se puede concebir, un mundo con diseño, pero no creado (concepción de los estoicos). La teoría del Diseño Inteligente no propone ninguna concepción determinada del diseñador, ni pretende estudiar la intención última que éste pudiera tener. La concepción del diseñador es abierta y compatible con todas las religiones deístas del mundo (cristianismo, judaísmo, islamismo, etc. ), con el agnosticismo, e incluso, con la ausencia de diseñador, si se concibe la ciencia de manera anti-realista y al diseñador como sólo un principio instrumental regulativo del conocimiento. (1, 2)

Este trabajo intenta presentar un bosquejo de las ideas fundamentales que caracterizan la teoría del Diseño Inteligente. Como la oposición académica a este Movimiento es intransigente y dogmática, la investigación inspirada en sus concepciones es aún limitada. Sin embargo, se han ido perfilando lentamente algunas metas para guiarla y, teóricamente, ofrece una perspectiva que va ganando en rigor y vigor. Estimo que poseer información acerca de los argumentos presentados para su justificación, contribuye a una comprensión más acabada de los problemas que enfrenta el conocimiento científico de los orígenes de la complejidad en el universo, particularmente en biología, y ayudan a desarrollar una actitud más cautelosa frente a las teorías propuestas para resolverlos.


La complejidad de estructuras y funciones son sin dudas una realidad ineludible en las neurociencias y en psiquiatría. Las especulaciones teóricas evolutivas darwinianas impregnan, no solo los intentos explicativos acerca de su origen, sino también, se proyectan para entender el funcionamiento actual del cerebro y de la mente. Ganar consciencia de las dificultades que enfrentan las ciencias que estudian los orígenes de la complejidad, puede evitar la adscripción prematura y rígida a una teoría naturalista estrecha que reduce la consideración de otras posibilidades teóricas y la apertura a nuevos horizontes para la investigación.


Origen del movimiento

La idea de Diseño Inteligente no es nueva, como tampoco lo son las críticas a la interpretación darwinista de la evolución de los seres vivos. El obispo anglicano inglés William Paley (1743-1805) utilizó en su teología natural (Natural Theology: or, Evidences of the Existence and Attributes of the Deity, Collected from the Appearances of Nature (1802)), la metáfora del reloj para ilustrar que la asombrosa adaptación de los seres vivos al medio es debida a una acción de Dios. Si se encuentra un reloj, al examinarlo se puede constatar que está construido con varios elementos que ensamblan perfectamente y cuyos movimientos se coordinan adecuadamente entre si. Con la observación se puede percatar que el propósito de este instrumento es marcar el tiempo. De esta experiencia, Paley infiere que tiene que haber existido en algún lugar y en algún tiempo, un hacedor de este instrumento, que diseñó las piezas y sus movimientos para lograr el fin propuesto. Del mismo modo, Paley ve en la adaptación de los organismos, marcas de diseño con propósitos que indican la acción de un diseñador que, para él, es Dios. Paley fue duramente criticado y ridiculizado por sus adversarios, debido a que no lo elaboró en forma adecuada el concepto de diseño para expresarlo limpiamente, incorporó en su descripción elementos concretos como, la necesidad de un tipo de esfera, o el uso de materiales especiales para su construcción y, utilizó ejemplos incorrectos para ilustrarlo. Sin embargo, el concepto mismo de diseño no fue rebatido, aunque perdió popularidad, mientras la teoría de la evolución darwiniana ganaba terreno.

La idea de Diseño Inteligente vuelve a emerger en el siglo XX para desarrollarse rápidamente y agrupar a un creciente número de intelectuales y científicos. Se atribuye la publicación de Mystery of Life’s Origen (3) de Charles Thaxton y colaboradores, en 1984, como el momento cuando comienza a catalizarse el Movimiento del Diseño Inteligente. En este libro, Thaxton y sus colaboradores, examinan la aplicación de la Segunda Ley de la Termodinámica al problema del origen espontáneo de la vida, en particular, el origen espontáneo de las moléculas de proteínas y las moléculas de Ácido Desoxiribonucleico (ADN). Estos autores señalan que para formar una molécula de proteína con una estructura específicamente ordenada para llevar un mensaje, a partir de un conjunto de aminoácidos fundamentales en desorden, se requiere una gran cantidad de energía libre. La cantidad total de energía requerida para esta síntesis, se puede utilizar para calcular la probabilidad de la formación al azar de una molécula de proteína de este tipo. Esta energía aumenta con el incremento del largo de la cadena proteica que lleva información. Según los autores, la probabilidad de que ésto ocurra fortuitamente es tan pequeña que se acerca prácticamente a cero, cualquiera sea la edad del universo. (3. Pág. 113-166)

Michael Denton (4) –biólogo molecular- coincide con Thaxton, señalando que la complejidad de la ordenación de los aminoácidos en una macro proteína es tan abrumadora, que la probabilidad de su formación por puro azar, es prácticamente nula, aunque el universo entero fuera una ‘sopa primigenia’ de aminoácidos. Este autor señala además, que la secuencia de los aminoácidos en un tipo de macromolécula (por ejemplo el citocromo-C) en una especie, difiere de la que presenta en otra especie. Se podrían ordenar los seres vivientes de acuerdo al porcentaje de estas diferencias, pero ésto no coincide con la escala evolutiva darwiniana. Denton escribe: “El hallazgo verdaderamente significativo que surge al comparar las secuencias de amino ácidos es que es imposible ordenarlos en ningún tipo de serie evolucionaria”. (4, pág. 289) Denton acepta que la teoría darwiniana puede explicar algunos aspectos de la evolución que él denomina ‘micro evolución’, aquella que se deriva de cambios dentro del mismo genotipo (especie), como los observados en algunas polillas, el cambio de los lóbulos de la pata del caballo, las bacterias que desarrollan resistencia a los antibióticos, etc. Pero para la evolución de especie a especie o, ‘macro evolución’, no hay evidencias. Denton se inclina a la idea de diseño inteligente para explicar la emergencia de la complejidad observada en la microbiología.

La lista de autores y sus contribuciones que se van sumando durante el último decenio para conformar el Movimiento del Diseño Inteligente es extensa y su exposición rebalsa el propósito de esta ponencia. Sin embargo, se debe mencionar el trabajo del bioquímico Michael Behe, que con la publicación de su libro Darwin’s Black Box (5) fortalece los argumentos a favor del diseño inteligente de las estructuras biológicas complejas y consolida el Movimiento.

Para Behe, la microbiología y la bioquímica han descubierto las estructuras básicas de las que dependen la morfología y el funcionamiento de los seres vivos. Es, entonces, éste el nivel donde la teoría de la evolución darwiniana debe confrontarse con los hechos biológicos y explicar su aparición. Behe emplea el concepto de máquina para describir las microestructuras biológicas que desempeñan funciones indispensables para la vida del organismo. Por ejemplo: máquinas de transporte intracelular, máquinas que captan la energía solar y la almacenan en compuestos químicos, etc.


Estas máquinas están constituidas por uno o más sistemas que efectúan funciones biológicas específicas. Behe sostiene que la mayoría de estos sistemas son complejos e irreducibles, el autor describe este concepto, de este modo: “Por irreduciblemente complejo quiero decir, un sistema único [no constituido por varios sistemas] compuesto de varias partes integradas, interactuando para contribuir a una función básica, por lo que el eliminar cualquiera de sus partes, causa que el sistema cese de funcionar efectivamente. ” (5. Pág. 39) Behe presenta varios ejemplos de estos sistemas como: el flagelo bacteriano, el sistema inmunitario, el sistema de la coagulación sanguínea, etc.

Un sistema complejo e irreducible no se puede producir directamente, mediante modificaciones leves de un precursor que trabaja con el mismo mecanismo, puesto que por definición cualquier precursor de un sistema complejo irreducible, le falta un componente y, por tanto, no es funcional. En estas condiciones, con un precursor sin función, la selección natural lo eliminaría (la selección natural solo elije lo que funciona para beneficio del organismo). Por esta razón se puede descartar la explicación darwiniana de evolución siguiendo una vía directa para el origen de este tipo de sistemas.

Behe sostiene que estos sistemas irreduciblemente complejos constituyen un verdadero escollo para las explicaciones darwinianas, tanto las explicaciones que siguen la vía evolutiva directa, como las explicaciones que consideran la vía evolutiva indirecta, ésto es, la coadaptación de sistemas funcionales ya existentes para lograr el sistema complejo irreducible considerado. Pero Behe señala que los escasos artículos publicados que intentan dar cuenta de estructuras complejas, siguiendo la vía indirecta, como por ejemplo para un flagelo bacteriano, son meras especulaciones verbales, carentes de los detalles cualitativos y cuantitativos requeridos por el discurso científico. Para aceptar una explicación de este tipo, desde el punto de vista de la microbiología y bioquímica, se deben especificar en detalles: las modificaciones necesarias de las estructuras previamente existentes y adaptadas para una función diferente, los estados funcionales que aparecen gradualmente y, cómo se va pasando de un estado a otro. Éste es un desafío muy difícil de satisfacer ya que, según Behe, la complejidad de las estructuras anátomo-funcionales y las numerosas proteínas envueltas en estos sistemas (más de doscientas, algunas de éllas de función desconocida son necesarias para el funcionamiento del flagelo bacteriano), hacen pensar que el darwinismo nunca será capaz de explicar concretamente un origen evolutivo gradual.

Otro ejemplo que utiliza Behe y, que es importante mencionar por su gran complejidad y por los dramáticos resultados que ocasionan pequeñas variaciones de sus componentes es el proceso de la coagulación sanguínea. En este proceso intervienen numerosas proteínas que son activadas por otras proteínas en el momento adecuado para que ocurra la cascada de interacciones que constituyen la coagulación de la sangre. Según Behe, no hay ninguna explicación evolutiva que de cuenta del origen de la aparición ‘oportuna’ de las proteínas envueltas en este proceso, ni de sus propiedades, ni de las cantidades necesarias para que la coagulación de la sangre ocurra beneficiosamente.

Behe extiende su análisis y su crítica del darwinismo más allá de los sistemas complejos irreducibles. Behe sostiene que en la biosíntesis de los grandes aminoácidos y lípidos, vitaminas, nucleótido ATP, etc. , la teoría evolutiva gradual encuentra serios problemas, como lo es la aparición de los mecanismos de regulación, que permiten la progresión ordenada de los procesos metabólicos envueltos en la síntesis del producto final; un proceso bioquímico no regulado resulta en un desastre. De acuerdo a Behe: “El problema del gradualismo darwiniano es que las células no tienen ninguna razón para desarrollar un mecanismo regulador antes de la aparición de un nuevo catalizador. ” (5, pág. 159) Los procesos de regulación están presentes desde el comienzo de la cadena metabólica que sintetiza estas substancias, y su origen no es explicado por el darwinismo.

Behe adscribe a la idea de un diseño inteligente para explicar el origen de los sistemas complejos irreducibles. El autor señala que la conclusión de diseño para estos sistemas fluye naturalmente de los datos mismos. Porque, si un diseño es “el arreglo intencionado de las partes” (5, pág. 193) para generar una función que depende de la operación de todas esas partes, un sistema complejo irreducible es precisamente eso: una unidad funcional que depende de la acción integrada de todos sus componentes.


Inferencia de diseño

Los intelectuales y científicos que adhieren a la teoría del Diseño Inteligente coinciden en concebir el concepto de diseño como fluyendo de los datos científicos mismos, El diseño se infiere de los datos, por tanto, hablar de diseño en ciencia -según los científicos y filósofos del Movimiento- es perfectamente adecuado y lícito.

Inferencia es el proceso de extraer una conclusión de premisas o supuestos dados. Este proceso de inferencia ocurre solo si se cree en las premisas y en el apoyo que éstas prestan a la conclusión que se extrae de ellas. Hay una gran variedad de inferencias, éstas se ven con claridad y explícitamente en los procesos lógicos, pero también se dan habitualmente en la vida diaria.

Se distinguen tres tipos importantes de inferencias. La inferencia deductiva en la que la inferencia de la conclusión es necesaria, en cuanto ésta está conectada racionalmente a las premisas; de “A” se desprende necesariamente “B”, si “B” es falsa, “A” también lo es y, vice versa. La inferencia deductiva se ejemplifica claramente en la lógica y en las matemáticas: de un axioma se desprenden conclusiones necesarias, siguiendo reglas de inferencia específicas; en este caso, la coherencia del axioma y de las reglas usadas para desprender las consecuencias, aseguran la validez de la conclusión. (6, 7)

La inferencia inductiva en la que una conclusión general es inferida de instancias particulares, de lo particular se pasa a lo universal; “B” resulta de la generalización de la observación de varias instancias “A”; en este caso, no hay una conexión lógica entre premisa y conclusión. La inferencia inductiva, siendo una generalización que se refiere a todas las instancias de un tipo y, que va más allá de las instancias observadas (no se observan todas las instancias posibles), es de una validez limitada; no hay garantía de que no surja la observación de una instancia que sea contraria, e invalide la conclusión general establecida. (6, 7)

Y, la inferencia abductiva, que invierte la dirección del razonamiento de la inferencia: ”B” es inferida como válida, porque explica adecuadamente a “A”. Esta inferencia no está basada en la lógica como la deducción, ni en la experiencia repetida como la inducción, sino en la explicación. Por esta razón, la conclusión es plausible, pero no absoluta. De la inferencia abductiva se ha derivado el concepto de poder explicativo de una teoría que requiere tres condiciones para operar: - “B” (conclusión, teoría) debe ser consonante con “A” (hechos), debe adaptarse a “A:”, no debe causar conflictos; -“B” debe contribuir a “A”, resolviendo problemas o contestando preguntas con respecto a “A” que no se pueden resolver sin “B”; -“B” debe ser la mejor explicación disponible, lo que implica que compite con otras explicaciones, es autocrítica y puede ser remplazada por otra explicación más satisfactoria. (8, 2: 228-230; 7)

La inferencia abductiva es la más relevante en la construcción de las teorías científicas. El filósofo americano SC Pierce que desarrolló el tema, comenta que: “La abducción consiste en estudiar los hechos y elaborar una teoría que los explique. Su sola justificación es que si queremos entender alguna vez las cosas, debe ser de este modo. ” (8)

Los científicos y los intelectuales del Movimiento del Diseño Inteligente argumentan que es, precisamente, la inferencia abductiva la base de la idea de diseño inteligente, el diseño surge del estudio y del análisis de los datos científicos. Señalan además, que la inferencia de una acción inteligente no es extraña a la ciencia, se usa habitualmente en antropología, arqueología, ciencia forense, etc. En este tipo de ciencias, se puede inferir de los hallazgos presentes, que su origen es manufactura de un agente inteligente y, no el producto del azar o de una acción ‘natural’.

Sin embargo, no resulta siempre fácil decidir si los datos científicos son el resultado del azar o, de la acción de leyes naturales o, de una inteligencia que los ha diseñado. Según Behe (5), esta situación es particularmente notoria en los casos fronterizos en el que el sistema irreducible está constituido por pocos componentes y la función no es clara.


Ácido desoxiribonucleico, proteínas y teoría de la información

Los avances de la bioquímica y de la biología molecular durante los cincuenta últimos años han abierto una nueva frontera para la biología y para la ciencia del origen de los seres vivientes. El conocimiento creciente de la estructura molecular y de la asombrosa complejidad de las funciones de las proteínas y del ácido desoxiribonucleico (ADN), han pasado a constituir un área de estudio particularmente propicio para ilustrar la tesis del diseño inteligente.

Las proteínas son moléculas de largas cadenas de aminoácidos unidos por sus extremos. Solo 20 tipos de aminoácidos (‘esenciales’) forman parte de estas cadenas proteicas. Los aminoácidos se ordenan en sucesión diferente en los distintos tipos de proteínas, otorgándoles propiedades particulares a cada uno. Es esta secuencia específica de aminoácidos la que le da a cada cadena proteica la característica de retorcerse de un modo único para formar una complicada estructura tridimensional. Las propiedades bioquímicas de las proteínas son ejercidas a través de esta estructura que determina su función, operando como un ‘guante’ en el que calzan otros compuestos complejos y específicos de la célula.

El ADN es una macroproteína que se encuentra en los cromosomas en el núcleo, y es esencial para el proceso de replicación celular y herencia. Esta proteína es una estructura en doble espiral, como una escalera de cuerdas retorcida cuyos peldaños están formados por cuatro bases: adenina (A), guanidina (G), citosina (C) y tiamina (T); su secuencia especifica su función. Las cuerdas laterales de esta escalera, están constituidas por azúcar y fosfato, y unen los peldaños de la cadena de ADN que no tienen conexión entre si. Durante el proceso de división celular, la cadena de ADN, se parte a lo largo y, cada mitad va a atraer del medio intranuclear, las bases correspondientes para reemplazar las perdidas durante este proceso de replicación; en las células sexuales, cada mitad queda incluida en un gameto.

La complejidad, la irregularidad y la especificidad de la función de las proteínas condujeron a los biólogos a formular la hipótesis de la secuencia de los aminoácidos en el ADN como responsable de la precisa información para construir tan admirables macromoléculas. Esta información se encuentra depositada en la secuencia de las bases en los ‘escalones’ del ADN, encargado de esta construcción. Esta hipótesis ha venido a formar parte de lo que se ha llamado “dogma central” de la biología molecular, y ha encontrado brillante corroboración experimental. (9)

Se ha encontrado que las regiones específicas de la molécula de ADN tienen la misma propiedad de “secuencia específica” o “complejidad específica” que caracteriza los códigos escritos de los textos lingüísticos y de las moléculas de proteínas. El arreglo de la secuencia de las bases en los ‘peldaños’ del ADN entraña instrucciones específicas para construir proteínas, como las letras de un alfabeto apropiadamente arregladas en una secuencia, portan un mensaje. Las bases en el ADN funcionan igual que los símbolos de una máquina codificadora. El alfabeto de cuatro bases del ADN y de 20 aminoácidos de las proteínas funcionan como dos diferentes lenguajes relacionados por un código; cuando la célula construye las proteínas, ocurre un proceso de traducción entre el lenguaje del ADN y el lenguaje de las proteínas, la secuencia del primero codifica la secuencia del segundo. (10)

Estos hallazgos han aproximado la Biología a la teoría de la Información, rama de la matemática que provee las herramientas para medir el contenido de información de un sistema. Para William Dembski, matemático y filósofo del Movimiento del Diseño Inteligente: "El diseño inteligente se transforma en una teoría para detectar y medir información, explicar su origen y seguir su flujo. " (10. Pág. 106-107)

La teoría de la Información opera en base a la estadística, de acuerdo a las probabilidades de actualización que tengan los signos en una serie (por ejemplo: 0 y 1; las letras de un alfabeto; etc. ). La cantidad de información que contenga una serie, depende de la probabilidad que tengan los signos de estar presentes en élla. Entre más probabilidades de actualización de los signos, menor la cantidad de información que posee y, por el contrario, entre menos probabilidad, mayor cantidad de información. La teoría de la Información distingue dos tipos de estructuras. (10)

Una estructura presenta orden, cuando un patrón se repite numerosas veces, como es el caso de las figuras de los cristales, de los hexágonos que aparecen en la superficie del aceite caliente o, de una serie de letras como ABABABABABAB. La característica de estos patrones o figuras es ser periódicos. Además, su especificidad es simple, ésto es, se necesitan pocas instrucciones específicas para elaborar la figura, una vez lograda, solo se repite. Las estructuras con orden se caracterizan por tener una especificidad baja y periodicidad alta. (10)

Las estructuras complejas, en cambio, se caracterizan por falta de periodicidad. Se distinguen dos tipos de complejidad: Las estructuras sin periodicidad, ni especificidad, como un montón de hojas, o una serie de letras sacadas al azar: DLVIFOMEJHDWP. En estas estructuras complejas no hay ninguna periodicidad, ni tampoco especificidad, ni para construir un simple patrón. (10)

El segundo tipo de complejidad es sin periodicidad con alta especificidad, el ejemplo típico es una frase, como: ‘Cristóbal Colón descubrió América’. En esta estructura o, serie de letras, no se observa ningún patrón que se repita, pero para construirlo se necesita mucha información específica, o sea, tiene una alta especificidad. Estas estructuras portan un mensaje, poseen un alto contenido de información.

 

El concepto de complejidad sin periodicidad y con especificidad, es perfectamente apropiado para describir las estructuras biológicas como las proteínas y el ADN que son lenguajes codificados cargados de mucha información.


Filtro explicativo

Como hemos visto, hay situaciones en que la inferencia de diseño es relativamente fácil por la complejidad y especificidad de las estructuras consideradas, pero en casos fronterizos la inferencia puede ser difícil; además se puede pensar que, incluso, las estructuras complejas y específicas pueden ser resultado del azar, si éste opera con suficientes oportunidades; si se considera al azar en forma lógica y abstracta puede explicar cualquier cosa, aunque, claro está, con muy bajas probabilidades de ocurrencia. William Dembski intenta eliminar estas incertidumbres, proponiendo un procedimiento que asegure un diagnóstico objetivo y racional de diseño y no sea solo una intuición subjetiva y, claramente, descarte la posibilidad del azar. Dembski recomienda examinar cuidadosamente los hechos (eventos, estructuras, etc. ), siguiendo lo que denomina, el filtro explicativo, escribe: "Es la detectabilidad empírica de las causas inteligentes lo que hace del diseño inteligente una teoría completamente científica. . . " (11. Pág. 107).

El filtro explicativo básicamente es un procedimiento que consiste en explorar las posibilidades explicativas para los hechos en cuestión. En una primera etapa se considera la posibilidad de que sea una ley natural la que explique los hechos. En una segunda etapa, si ha fallado la primera, se explora la posibilidad del azar como causante de los hechos. Y, por último, se considera el diseño como origen del fenómeno que se quiere explicar. Estos tres modos de explicación son los que se usan en la vida corriente, éstos no constituyen “categorías mutuamente exclusivas ni exhaustivas”¼¼”las tres pueden ocurrir juntas” (2. Pág. 93), en cuanto explican procesos o hechos distintos, pero sus efectos pueden ser sinérgicos en la generación de estructuras complejas. Si embargo, estos modos de explicación causal son exclusivos si se aplican a un evento particular, un hecho singular no puede ser explicado simultáneamente como originado por una ley, por el azar o ser producto de diseño.

Si los hechos en consideración, ocurren con alta probabilidad en circunstancias dadas (en términos prácticos siempre ocurren), si son automáticos y ocurren necesariamente, se puede concluir que son el producto de una ley natural, determinista o probabilística; se genera un evento ordenado. Pero, si ocurren solo con cierta frecuencia, o sea, si son contingentes (no ocurren necesariamente) y obedecen a las probabilidades, generando eventos sin periodicidad, se concluye que son producto del azar. La posibilidad de diseño se considera cuando los hechos ocurren en condiciones de poca probabilidad, o sea, con gran complejidad (complejidad a nivel físico). La complejidad, para Dembski, es un término estadístico: la complejidad de una estructura material es inversa a la probabilidad de que ocurra por azar. Ilustra el concepto de complejidad una cerradura de combinación, cuyo disco rotatorio está numerado del 0 al 39 y, para abrirlo, se necesita girar el disco tres veces en dirección opuesta. Solo una combinación de 64000 (40X40X40) posibles es operativa; la complejidad física de este aparato de cerrajería es muy alta, la probabilidad de que se forme fortuitamente es muy baja.

Sin embargo, Dembski piensa que aunque la probabilidad de que ocurra una estructura compleja sea muy baja, todavía el azar podría originarla, si se repite suficientemente el número de las oportunidades para que ésto ocurra; este número de intentos posibles lo llama el autor, recurso probabilístico replicacional. Pero dadas las condiciones temporales y materiales del universo, el número de oportunidades no puede ser infinito. Dembski propone una probabilidad de 1 en10 elevado a 150 como límite universal para cualquier explicación de origen por azar en el universo concreto en que vivimos (la especificación real de cualquier evento requiere, al mínimo, la participación de una partícula elemental); de tal manera, que una probabilidad por azar menor que éste límite, es una imposibilidad racional. El límite universal para las probabilidades es determinado por Dembski considerando: la edad del universo desde el Big Bang (10 elevado a 25), el número total de partículas elementales existentes en él (10 elevado a 80) y, la frecuencia máxima de transiciones por segundo de un estado físico a otro (10 elevado a 45; constante de Planck) (25 - 80 - 45 : 150). (2. Pág. 84-85; 12. Pág. 318)

Para Dembski sólo si da una figura (“pattern”) en la complejidad de la estructura o de los hechos, se puede eliminar definitivamente el azar como fuente de origen de los mismos; esta figura capaz de eliminar el azar es para Dembski, una figura con especificidad. Complejidad y especificidad concluyen diseño. La especificidad se refiere a el concepto o figura que se identifica en la estructura material, por ejemplo: la clave que abre el candado de combinación, la función de un sistema irreducible, la secuencia de las bases en el peldaño del ADN portadora de un mensaje, etc. El concepto de “complejidad irreducible” de Behe es un tipo de sistema con gran complejidad física (con muy baja probabilidad de que ocurra por azar) y especificidad (con una función o figura determinada). "En biología, la especificidad siempre denota una función. " (11. Pág. 149) Por ésto, explica Demski, inferir diseño en biología, estimula la investigación de las funciones de las estructuras diseñadas y la exploración de las causas que pueden alterarlas.

La especificidad no es un término probabilístico, como la complejidad, y es un concepto independiente de los hechos o eventos mismos. Esta separabilidad de la especificidad de los hechos o eventos la explica Dembski, recurriendo a la teoría de las probabilidades, la 'figura' que se descubre en una serie diseñada se construye con una información colateral con la que se puede construir la misma 'figura' en otras series de eventos, independientemente de la serie inicial. Hay conformidad en la 'figura' de todas las series así construidas, pero ésta es independiente de los eventos o hechos mismos. (13) Un ejemplo de este concepto es una frase determinada escrita con un alfabeto dado que puede ser transcrita en un alfabeto diferente.


La especificidad misma también tiene grados de complejidad que Dembski llama complejidad especificacional. Este concepto se refiere a la cantidad necesaria de “recursos especificacionales” (especificaciones para describir ‘la figura” o diseño) que deben considerarse en el cálculo del grado de improbabilidad necesaria para excluir el azar, y refleja la relación entre las probabilidades para especificar la ”figura” y la “clase de referencia de eventos posibles”, ésto es, las probabilidades posibles de distintas expresiones de figura de la estructura considerada. El ejemplo ofrecido por Dembski para ilustrar estos conceptos de cálculo de probabilidades es el de un arquero que debe disparar sus flechas a los blancos en una pared. El arquero dispone de un número determinado de flechas en su carcaj: M, y hay un número determinado de blancos en la pared: N (recurso especificacional); el producto de MN corresponde al número total de recursos probabilísticos disponibles. La probabilidad de que el arquero de en algún blanco con una flecha: p, es: MNp. (12. Pág. 317)

Según Dembski esta complejidad especificacional debe ser relativamente baja para asegurar que -junto a la alta complejidad específica de la estructura o hechos considerados- descarten al azar como origen de las estructuras diseñadas. El autor lo resume así: “Piénsese la complejidad especificacional como…. . la longitud mínima de descripción [del diseño]” (2. Pág. 84) (en el caso del arquero solo un blanco y no la pared llena de blancos) (Los cálculos matemáticos para determinar esta complejidad especificacional envuelven lo que los matemáticos llaman “complejidad de Kolmogorov”. ) Esta complejidad especificacional –recurso probabilístico especificacional-, junto con el recurso probabilístico replicacional, deben factorizarse para el cálculo del grado de improbabilidad de ocurrencia por azar de una estructura diseñada; si la probabilidad es menor que el límite universal para las probabilidades del azar, es racionalmente imposible concebir que la estructura diseñada surja por mero azar. (2, 14)

De acuerdo a Dembski, la conexión entre la teoría del Diseño Inteligente y la teoría de la Información es directa: el inferir diseño, siguiendo el filtro explicativo para aplicar el criterio de complejidad-especificidad, es equivalente a detectar información compleja especificada.

No obstante la precisión estadística del procedimiento utilizado por el filtro explicativo, Dambski reconoce que éste puede fallar y dar falsos negativos, ésto es, diseños que no son detectados como tales y que se atribuyen a productos de leyes naturales o al azar. Estos falsos negativos ocurren porque, el diseño puede asemejar una estructura no diseñada y, también, "cuando un agente inteligente ha procedido (consciente o inconscientemente) a ocultar sus acciones [por ejemplo un asesino que quiere hacer parecer accidental la muerte de su víctima] o, cuando un agente inteligente está tratando de detectar diseño, tiene poco conocimiento de fondo para determinar si el diseño está presente [por ejemplo, poco conocimiento de las circunstancias de la muerte de la víctima, ni ha revisado adecuadamente la evidencia disponible]. " (13. Pág. 106) Pero, el filtro explicativo es perfectamente capaz de detectar diseño si el agente diseñador no quiere ocultar sus intenciones y se tiene un conocimiento adecuado de las circunstancias y condiciones naturales del hecho en estudio.

En caso de los falsos positivos: atribuir diseño a hechos producto de la acción de leyes naturales o del azar, Dembski asegura que el filtro explicativo no incurre en este error. Este autor presenta dos argumentos para apoyar su tesis. El primer argumento es simplemente una inducción, todos los casos en que al aplicar el filtro con inferencia de diseño, y se ha tenido conocimiento de la situación completa, han resultado acertados. El segundo argumento es que el diseño, siendo producto de una acción inteligente, podemos entenderlo como tal con nuestra inteligencia, reconociendo que se ha procedido, eligiendo entre múltiples posibilidades con un propósito o especificidad. En palabras de Dembski: " En general, para reconocer una causa inteligente debemos observar que se ha efectuado una elección entre posibilidades competitivas, notar qué posibilidades se desecharon y, ser capaces de especificar las que se eligieron. " (13. Pág. 111-112) "Diseño inteligente es una inteligencia determinando lo que otra inteligencia ha hecho. " (11. Pág. 109) Por estas características de la inferencia de diseño se puede investigar cómo pudo haberse construido el diseño, una "ingeniería al revés"; ésta sería, según Dembski, una avenida para guiar la investigación en ciencia.

El filtro explicativo se aplica a los hechos observacionales del mundo, utiliza conceptos de la teoría de las probabilidades y de la teoría de la complejidad y, por tanto, pertenece plenamente a los procedimientos científicos. Dembski escribe: ". . . aunque no puede lograr demostración lógica, adquiere justificación estadística tan convincente, que exige su aceptación. " (11. Pág. 149)


Nota final

La revitalización del concepto de diseño para describir sistemas y estructuras biológicas, ocurrida durante el último decenio, constituye un serio desafío para la doctrina imperante: teoría de la Evolución Darwiniana. La evolución darwiniana sólo acepta las explicaciones derivadas del azar (variaciones heredables) en combinación con las leyes naturales (selección natural). En cambio, la teoría del Diseño Inteligente rompe el marco naturalista que constriñe a esta doctrina evolutiva, ampliando el rango de las explicaciones causales para incluir causas inteligentes operando en la naturaleza. Estas causas se hacen evidentes en el estudio de los sistemas biológicos complejos portadores de información (o funciones específicas). Para generar y mantener información se requiere que el sistema muestre contingencia (posibilidad de elección de estructura), complejidad (estructura con baja probabilidad de aparecer fortuitamente) y especificidad (figura separable del hecho). Ni las leyes naturales, ni el azar, ni ambas combinadas, son capaces de cumplir estas exigencias; solo el diseño inteligente puede dar cuenta de este tipo de complejidad. Los teóricos del Diseño Inteligente sostienen que la determinación de diseño no es un acercamiento teológico, ni filosófico, sino que empírico con tratamiento estadístico y matemático basado en la teoría de las Probabilidades y en la teoría de la Información. No se trata tampoco de un recurso para cubrir la ignorancia, sino que de una legítima inferencia del análisis de los hechos observados.

La información implica un agente inteligente que la crea. Ésto es perfectamente claro en la información y artefactos creados por el hombre y, el criterio propuesto para su diagnóstico, se aplica también a los animales e, incluso, a los posibles seres extraterrestres que pudieran estar enviando mensajes (programa SETI: Search for Extraterrestrial Intelligence). La teoría del Diseño Inteligente extiende el concepto de diseño y la aplicación de su criterio diagnóstico a los sistemas naturales, basada en que la inferencia de inteligencia no depende del conocer a su autor, ni de su presencia, sino que es el resultado directo del estudio de los hechos observacionales. Para el caso de los objetos naturales, el agente diseñador, ya no es obviamente el hombre, pero aquí se detienen los teóricos de la teoría del Diseño Inteligente, no especulan más allá, la evidencia empírica disponible solo permite inferir la presencia de inteligencia en la organización de estos sistemas naturales. Demski especifica “que como un programa de investigación científica, el diseño inteligente investiga los efectos de la inteligencia y no la inteligencia como tal. ” (2. Pág. 33) El carácter y las propiedades del agente diseñador no caen en la esfera de estudio de este Movimiento que se sitúa en el campo empírico.

Para el naturalismo que acepta tan sólo la materia y sus leyes como primarios, fundamentales y suficientes, el mencionar presencia de inteligencia en la organización de la naturaleza, es superfluo e innecesario. En la ciencia, dominada por un naturalismo metodológico y metafísico, invocar inteligencia y un posible agente diseñador trascendente al hombre es anatema. Pero en este sentido es oportuno recordar que el conocimiento nace históricamente en el contexto de lo divino y que la ciencia se desarrolló con el supuesto de un orden sobrenatural. El naturalismo metodológico en ciencia es un fenómeno histórico más bien reciente, e implica la aceptación a priori de una metafísica particular, que no tiene por qué imponerse como un canon universal. Esta actitud doctrinaria e ideológica, además de ser dogmática, impregna con prejuicios, la selección y el análisis de los datos científicos, distorsionando y limitando las posibilidades de la acción científica.

Debe tenerse presente también, que después de la quiebra del 'modernismo', la ciencia (ciencias) queda definida como un quehacer humano que busca un conocimiento del mundo en base a perspectivas teóricas susceptibles de cambios. El conocimiento científico es parcial, mutable y nace sumergido en un sistema de valores y de intereses propios de la comunidad que lo origina, por lo que este conocimiento debe ser integrado en la totalidad de la cultura. La ciencia –por importante que sea- es solo un elemento más del esfuerzo del hombre por entender el mundo en que vive y encontrar sentido y propósito a su existencia. Estas consideraciones son de particular relevancia en psicología y en psiquiatría. El estudio y el entendimiento adecuado de las funciones psicológicas y de sus perturbaciones, requieren no sólo de una apertura a lo complejo y lo específico, sino que también a la totalidad de la vida humana en la existencia concreta de cada persona.


No me parece osado predecir que el intenso debate que ocurre entre los intelectuales y científicos que adhieren a las explicaciones meramente naturales y, los que se abren a una perspectiva más amplia y consonante con otros aspectos de la cultura humana, continuará ardiente en los años venideros. (15) La teoría de la Evolución Darwiniana y la teoría del Diseño Inteligente son construcciones teóricas pertenecientes a la llamada ciencia de los orígenes: origen del Universo, de la Tierra, de la Vida y de su diversificación. Esta ciencia se considera como fundamentalmente de tipo histórico para diferenciarla de las ciencias que describen los fenómenos naturales actuales, que son primariamente experimentales. Aunque la experimentación que se realiza guiada por estas Teorías es limitada (entre otras razones por el tiempo mismo), todavía constituye un terreno importante –además de las consideraciones teóricas- en el que se medirá y decidirá la validez de estos acercamientos al problema del origen de las estructuras complejas en biología y en el universo.

Para los que no estamos directamente envueltos en los detalles de las investigaciones en microbiología y en las sutilezas de los argumentos filosóficos y matemáticos esgrimidos en esta contienda intelectual, nos baste, que la evidencia de este duelo, señala que los problemas experimentales y teóricos de ‘los orígenes’ no están resueltos. (15) El ‘paradigma’ tradicional darwiniano está siendo desafiado seriamente, conceptual y empíricamente, como una explicación satisfactoria en la aparición de los fenómenos complejos en biología y en la diversificación de los seres orgánicos; pero, el nuevo paradigma que intenta reemplazarlo, el Diseño Inteligente, aún no se ha establecido definitivamente como una teoría suficientemente aceptada. Ante esta situación, es pertinente una nota de cautela, especialmente en psiquiatría, para aquellos que buscan inspiración en estas teorías del origen de la complejidad en el universo para solucionar las dificultades teóricas que presenta nuestra disciplina. En las circunstancias presentes, estos intentos resultan particularmente especulativos y peligrosos en un área de estudio como el nuestro, de suyo ya considerablemente confuso.


Bibliografía

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11. Dembski, William A (1999). Intelligent Design. InterVarsity Press

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14. Dembski, William A (2002). No Free Lunch. Rowman & Littlefield Publishers, Inc. Lanham, Boulder, New York, Oxford.

15. Dembski, William A & Ruse, Michael: Editors (2004). Debating Design: from Darwin to DNA. Cambridge University Press.


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