En el transcurso de la supervisión de un caso que un terapeuta en formación presenta, se plantean varios niveles de análisis respecto a las emociones del terapeuta.
A través del estudio de un caso se describen: - los rasgos del paciente tales como la confrontación verbal, la desconfianza explicitada y la descalificación hacia los operadores sanitarios - las relaciones entre paciente y terapeuta, concretamente las dificultades de manejo atribuidas a la gravedad del caso - las características del terapeuta en formación en relación a como abordar situaciones de alta intensidad emocional que cuestionan el poder del terapeuta en conocimientos, en estatus, reglas sociales y aspectos técnicos de la entrevista Dejaremos de lado las emociones desde el nivel contextual / laboral que tendrían que ver con la jerarquía dentro del equipo y la responsabilidad en el ámbito asistencial.
Las emociones del terapeuta en formación.
Paz Flores Martínez; Roser Izquierdo Aymerich.
* psiquiatra, Terapeuta de familia
** Doctora en psicología, Terapeuta de familia Sociedad Catalana de terapia Familiar
PALABRAS CLAVE: Formación de terapeutas, Supervisión, Manejo de emociones.
[9/2/2004]
Resumen
En el transcurso de la supervisión de un caso que un terapeuta en formación presenta, se plantean varios niveles de análisis respecto a las emociones del terapeuta. A través del estudio de un caso se describen:
- los rasgos del paciente tales como la confrontación verbal, la desconfianza explicitada y la descalificación hacia los operadores sanitarios - las relaciones entre paciente y terapeuta, concretamente las dificultades de manejo atribuidas a la gravedad del caso - las características del terapeuta en formación en relación a como abordar situaciones de alta intensidad emocional que cuestionan el poder del terapeuta en conocimientos, en estatus, reglas sociales y aspectos técnicos de la entrevista
Dejaremos de lado las emociones desde el nivel contextual / laboral que tendrían que ver con la jerarquía dentro del equipo y la responsabilidad en el ámbito asistencial.
Exposición del caso clínico
Presentamos el caso de un varón de 35 años que acude a nuestro servicio después de haber ido al Servicio de Urgencias en tres ocasiones, una vez por semana por motivos de ansiedad que relaciona con una situación de mobbing laboral. En los informes de Urgencias se describe un estado de ansiedad leve ya que el paciente acude siempre después de haber tomado un ansiolítico autoprescrito.
Al inicia la visita comenta que había tenido adicción a la cocaína y que fue asistido en un centro especializado del cual el mismo se dio de alta sin consumo posterior.
Exploración psicopatológica actual
Destaca ansiedad relacionada con agentes estresores puntuales, labilidad afectiva, fatiga, opresión en el pecho, dificultades de concentración e irritabilidad. Aumento progresivo en la frecuencia e intensidad de los episodios de ansiedad. preocupación por la sintomatología pero especialmente preocupación por lo que define como estresor principal (trabajo)
Actualmente el paciente está de baja laboral y explícita que lo que le sucede es que está en una situación de acoso laboral. En el momento de la entrevista su contrato laboral era de trabajo temporal con expectativas de pasar a contrato definitivo. Explica con detalle todo lo referente a la problemática laboral.
Tanto la vida familiar como social “es excelente” con “buena relación con todos”. Se describe a sí mismo como una persona de “gran sinceridad”.
Comenta que conoce todas las técnicas de manejo de la ansiedad como también todo lo referente al mobbing.
Explícita que ante esta situación tan grave y a pesar de acudir repetidamente en busca de tratamiento no ha recibido ninguna ayuda.
Supervisión
En el transcurso de la supervisión de este caso, el terapeuta en formación expresa su malestar frente a la conducta de desafío y reto que ha tenido el paciente. El terapeuta se ha sentido retado en el momento que el paciente pide ayuda por algo que no tiene relación con la salud mental sino que corresponde al ámbito legal-laboral.
A medida que transcurre la visita, la actitud de colaboración y de búsqueda de soluciones del inicio queda contaminada por las emociones que tienen que ver con la inexperiencia, el sentimiento de pérdida de autoridad y el temor a ser manipulado entre otros sentimientos.
Esta actitud favorece que la entrevista se convierta en una confrontación con escalada de autoafirmaciones de riesgo.
El terapeuta percibe este riesgo como temor a ser agredido, incluso físicamente. Su posición se hace cada vez más rígida hasta formularse a si mismo ideas como “es una persona intratable” “esto no es de mi competencia” y/o “el caso es demasiado grave y no puedo hacer nada”
A lo largo de la supervisión observamos la evolución de una posición centrada en el rol del terapeuta como profesional que maneja sus propias emociones y sus conocimientos hacia otras posturas. Estas otras posiciones se caracterizan por la expresión de desesperanza y/o por apoyo en sus conocimientos clínicos de no-tratabilidad.
Así, durante la entrevista, el paciente a pesar de que acude a salud mental y que conoce los procedimientos clínicos, insiste en la problemática laboral. Incluso en su insistencia de mantener una baja laboral por encima de todo.
A continuación describimos, de forma general, los aspectos que aparecen como posibles motivos de malestar del terapeuta. Y los elementos de conocimiento que debería tener el terapeuta respecto a conductas, emociones y demandas.
En primer lugar se enumeran algunas características de los pacientes que deberían ser tenidas en cuenta:
· Retadores, prepotentes y exigentes
· Hostiles y desconsiderados; insultos y otros tipos de agresión verbal
· Desconfiados y suspicaces
· Manipuladores
En segundo lugar se mencionan distintos motivos de consulta:
· Consultas por problemas triviales
· Solicitantes de pruebas o tratamientos sin aceptar la opinión del profesional
· Demandas que no tienen relación con la clínica (ILT, ayudas sociales…)
· Derivaciones inadecuadas o mal gestionadas
· Anteriores experiencias frustrantes (personales o del entorno) con el sistema sanitario tanto médico como psicológico
En tercer lugar señalamos algunos de los aspectos de las relaciones entre paciente y terapeuta y las dificultades de manejo atribuidas a la gravedad del caso
· Relación emocionalmente insatisfactoria
· Entrevistas cargadas de obstáculos y dificultades
· Relación centrada en “como un pulso” donde uno gana y el otro pierde
· Atribución de personalidad intratable por parte del terapeuta
Finalmente nos referimos a las características del terapeuta en formación en relación a como abordar situaciones de alta intensidad emocional que cuestionan, los aspectos técnicos de la entrevista y el poder del terapeuta en conocimientos, estatus y reglas sociales.
Entrevista
· Posición rígida del entrevistador. Necesidad de mantener la neutralidad en la entrevista por encima de todo. Dificultad para aceptar que la propia manera de hacer o la metodología aplicada, su estilo, su personalidad están ejerciendo una influencia en la entrevista.
· Incapacidad de comprender el comportamiento de los pacientes desconfiados, demandantes, críticos y exigentes. Dificultad para empatizar, acompañamiento empático o perspectiva empática. Posición de escalada simétrica en la relación terapeuta – paciente.
· Dificultades por encontrar la distancia adecuada o cambios en esa distancia en el transcurso de la entrevista, que permita el contacto personal y salvaguarde la independencia del profesional
· creencias respecto a que la implicación / contacto estrecho con el paciente es algo que necesariamente va a dificultar la no aceptación de demandas inapropiadas y que además predispone a errores clínicos.
Puesta en cuestión de los conocimientos
· Temor a errores clínicos que minan la confianza del paciente de manera irrecuperable
· Debilitación de la seguridad técnica
· Se recurre a las concesiones, a la complacencia o a la evitación mediante la derivación
· Se defiende la alternativa de finalizar la relación. Se favorece el abandono.
Puesta en cuestión del poder/estatus de terapeuta
· Relación basada en la autoridad del terapeuta
· Se desea un paciente acrítico, pasivo y de entrega confiada
· Necesidad de autoafirmarse y de no ser rebajado y manipulado
· No permitirse aparentar ni sentir rabia
· Se acepta que son relaciones esporádicas y solo ocurre con una minoría de pacientes
Dentro del contexto de supervisión apuntamos algunos aspectos sobre los elementos a supervisar y sobre la finalidad de la supervisión:
Necesidad de conocimiento de los propios procesos autorreferenciales o elementos que el profesional lleva de sí mismo al contexto de la entrevista, sean personales, familiares o sociales.
Detenimiento en los aspectos emocionales que predominan en un momento dado del encuentro. Toma de conciencia de por ejemplo, la rabia, y trabajar con repuestas emotivas que le permitan utilizar sus propias emociones como recurso terapéutico y no como un impasse relacional.
Disponibilidad para la escucha y la empatía.
Necesidad de redefinición de la relación como dialogo en colaboración.
Bibliografia
Andolfi, M. El coloquio relacional. Ed. Paidos terapia Familiar, 2003.
Balanza Soriano, J. “Situaciones relacionadas con la salud mental. depresión, ansiedad, estrés, mobbing y burnout” Jano, Vol. LXV Nº 1499, Diciembre 2003.
Coderhc, J. La relación paciente-terapeuta. El campo del psicoálisis y la psicoterapia psicoanalítica. Ed. Fundación Vidal i Barraquer. Paidos, 2001.
Fernández Liria, A. Rodríguez Vega, B. La práctica de la psicoterapia. La construcción de narrativas terapéuticas. Ed. Desclée, Biblioteca de psicología. 2001.
MCNamee, S. Gergen, K. J. La terapia como construcción social. Ed. Paidos, psicología, psiquiatría, psicoterapia, 154. 1996.
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Pablo Fernández Berrocal
Fecha Publicación: 01/03/2005