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Diferencias de edad y género en la asociación de la salud psicológica con la personalidad.

Autor/autores: Francisco Ramos
Fecha Publicación: 01/03/2006
Área temática: Psicología general .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

En este trabajo se han formado 4 grupos de edad (de 18-24, 25-44, 45-64 y 65-87 años) en una muestra de personas adultas normales (N = 1090). Participaron 419 varones y 671 mujeres. Se utilizó el cuestionario de Salud General (GHQ-28) para medir la salud psicológica, mediante sus cuatro escalas: síntomas somáticos, ansiedad e insomnio, disfunción social y depresión grave. Para medir los Cinco Factores de personalidad se utilizó el NEO-FFI. Los resultados han puesto de manifiesto la importante relación negativa de la estabilidad emocional (bajo neuroticismo) con el distrés psicológico de las cuatro escalas del cuestionario de Salud General.

Con la edad aumenta significativamente la disfunción social en ambos sexos, apareciendo una interacción de edad por sexo en depresión, porque las mujeres tienden a puntuar más alto y los varones más bajo en el grupo de mayor edad. Los análisis de regresión múltiple han mostrado que la disfunción social es el más fuerte predictor de depresión en el grupo de 45-64 años, llegando a explicar en las mujeres el 46% de la varianza (el total explicado fue del 58%). Los cambios observados en la personalidad de los varones, así como también la tendencia a quebrarse más la salud psicológica en las mujeres, hacen que la edad y el género sean variables de especial relevancia para abordar la asociación entre personalidad y salud psicológica.

Palabras clave: Depresión, Edad, GHQ-28, NEO-FFI, Personalidad, Salud psicológica, Sexo


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Diferencias de edad y género en la asociación de la salud psicológica con la personalidad.

Francisco Ramos*; Dionisio Manga**; Consuelo Morán**; Miguel Pérez*.

* Universidad de Salamanca

** Universidad de León

PALABRAS CLAVE: Edad, Sexo, Salud psicológica, depresión, personalidad, NEO-FFI, GHQ-28.

(KEYWORDS: Age, Gender, Psychological health, Depression, Personality, NEO-FFI, GHQ-28. )

Resumen

En este trabajo se han formado 4 grupos de edad (de 18-24, 25-44, 45-64 y 65-87 años) en una muestra de personas adultas normales (N = 1090). Participaron 419 varones y 671 mujeres. Se utilizó el cuestionario de Salud General (GHQ-28) para medir la salud psicológica, mediante sus cuatro escalas: síntomas somáticos, ansiedad e insomnio, disfunción social y depresión grave. Para medir los Cinco Factores de personalidad se utilizó el NEO-FFI. Los resultados han puesto de manifiesto la importante relación negativa de la estabilidad emocional (bajo neuroticismo) con el distrés psicológico de las cuatro escalas del cuestionario de Salud General. Con la edad aumenta significativamente la disfunción social en ambos sexos, apareciendo una interacción de edad por sexo en depresión, porque las mujeres tienden a puntuar más alto y los varones más bajo en el grupo de mayor edad. Los análisis de regresión múltiple han mostrado que la disfunción social es el más fuerte predictor de depresión en el grupo de 45-64 años, llegando a explicar en las mujeres el 46% de la varianza (el total explicado fue del 58%). Los cambios observados en la personalidad de los varones, así como también la tendencia a quebrarse más la salud psicológica en las mujeres, hacen que la edad y el género sean variables de especial relevancia para abordar la asociación entre personalidad y salud psicológica.

Abstract

Participants in this work were 1080 subjects, from 18 to 87 years old, 419 men and 661 women. Four age groups were formed (18-24, 25-44, 45-64, 65-87 years). The aim of this study was to differentiate between these four age groups, together with gender, in terms of association of psychological health with personality traits. The psychological health of the sample was assessed by means of the General Health Questionnaire (GHQ-28) as somatic symptoms, anxiety and insomnia, social dysfunction, severe depression. Using the NEO-FFI the Five Factors of personality were measured. The results showed that women reported more psychological distress than men, specially among the older persons. Overall, the results revealed a strong negative relationship of emotional stability (low neuroticism) with somatic symptoms, anxiety, social dysfunction and depression. Stepwise regression analyses revealed that the social dysfunction is the strong predictor of depression in the age group of 45-64 years, with the 46% of the explained variance (being 56% the total explained). These results suggest that personality traits change with age, particularly in men, and that psychological health of women are more vulnerable than that of men. The implications of these findings are discussed with special reference to the changes in the association between personality and psychological health.



Introducción

Las mujeres informan de mayor distrés psicológico que los varones, diferencia que aumenta con la edad. Aunque se ha propuesto que las diferencias de género en distrés se deben a la desventaja acumulativa en el trabajo y los roles familiares, esta hipótesis cuenta con escaso apoyo empírico (McDonough y Strohschein, 2003). Nuestro interés por la salud psicológica de la gente, en diferentes edades para ambos sexos, se va a centrar en la asociación de la misma con dimensiones o factores relativamente estables de la personalidad según el modelo de los Cinco Factores. Los individuos mayores tienden a ser ligeramente más bajos en neuroticismo (N), extraversión (E) y apertura a la experiencia (O), mientras que aumentan en amabilidad (A) y responsabilidad (C), “diferencias que también se han observado entre el total de adultos y los estudiantes universitarios” (Costa y McCrae, 1999, p. 70).

Hasta hace poco la psicología estudiaba el desarrollo humano como un proceso que abarcaba la infancia y el final de la juventud, quedando en esta etapa configurada la personalidad. A partir de ahí únicamente tenían lugar procesos involutivos, de deterioro y decadencia. Actualmente las investigaciones están demostrando que el proceso de envejecimiento representa una serie de cambios biológicos, psicológicos y sociales que conllevan un proceso simultáneo de pérdidas y ganancias (Buendía y Riquelme, 1996).

Dentro de los cambios con la edad, los que ahora pretendemos estudiar son los de la salud psicológica autoinformada y su asociación con características de la personalidad. Sabemos que las mujeres tienden a puntuar más alto que los varones en neuroticismo y más bajo en autoestima. Pero se conocen menos las diferencias de género en salud psicológica, ya que pueden depender del instrumento de medida utilizado. Aquí usamos el cuestionario de Salud General (GHQ-28, Goldberg y Williams, 1996), con sus cuatro escalas componentes por separado: Síntomas somáticos, ansiedad e insomnio, disfunción social y depresión severa.  

Es creciente el interés de la investigación psicológica respecto a la relación que existe entre variables como ansiedad y depresión, entre sí y con factores de la personalidad, en personas mayores de 60 años (v. g. , Artistico, Baldassarri, Lauriola y Laicardi, 2000). Otros autores relacionan la depresión, componente destacado del malestar psicológico, con la autoestima y la personalidad en estudiantes entre los 15 y los 35 años (ver Cheng y Furnham, 2003). En este último estudio se pone de manifiesto la asociación del neuroticismo y de la baja autoestima con la depresión.

La autoestima global se predice a partir de los Cinco Factores en un porcentaje considerable (Pullman y Allik, 2000), lo que indica un solapamiento a tener en cuenta en el estudio de la asociación de la personalidad y de la autoestima con la salud psicológica. Aunque es poco lo investigado explícitamente antes del año 2000 sobre la relación entre autoestima y los Cinco Factores, se ha informado de una correlación negativa alta de autoestima con neuroticismo, de correlaciones positivas moderadas con extraversión y responsabilidad, y de correlaciones positivas débiles con amabilidad y apertura (Judge, Erez, Bono y Thoresen, 2002; Bono y Judge, 2003). Respecto a la predicción de la autoestima a partir de los Cinco Factores de la personalidad, Robins, Tracy, Trzesniewski et al. (2001) han encontrado un 34%, mientras que Farmer, Jarvis, Berent y Corbett (2001) han informado de un 53% de la varianza explicada.

Interesan igualmente en los últimos años los correlatos que la personalidad tiene con la salud psicológica en estudiantes universitarios. En esta dirección, los resultados de Aarm (2004) han mostrado una fuerte relación positiva del neuroticismo con síntomas somáticos, ansiedad y depresión, del cuestionario General de Salud de Goldberg (GHQ-28, Goldberg y Williams, 1996); del mismo modo, la extraversión estaba relacionada negativamente con síntomas somáticos, ansiedad y depresión, aunque también con disfunción social. Se han comparado igualmente, con las escalas del GHQ-28, tres grupos de edad (jóvenes, personas de mediana edad y personas mayores) en un estudio sobre estrategias de afrontamiento del estrés post-traumático (Chung, Werret, Easthope y Farmer, 2004), sin hallar diferencias entre los tres grupos de edad en salud psicológica.

Nuestro estudio se ha realizado en una amplia muestra que ha podido dividirse en cuatro grupos de edad. Hemos analizado la relación de los cuatro grupos de edad con los Cinco Factores de la personalidad, las diferencias de género en cada grupo de edad y entre los grupos, con la intención saber algo más sobre los cambios con la edad en la relación de variables de distrés psicológico con las dimensiones de la personalidad y con la autoestima.


Muestra

Han participado en este estudio 1108 personas adultas, de las cuales 18 no completaron todos los cuestionarios. Así, pues, la muestra restante se componía de 1090 sujetos, 419 varones (40%) y 661 mujeres (60%). Las edades de los participantes en el estudio iban de los 18 a los 87 años (Media = 38. 67 y DT = 18. 34).  

Se formaron cuatro grupos de edad: el primer grupo, de 18 a 24 años, lo componían 360 estudiantes universitarios; el segundo grupo, de 25 a 44 años, se componía de 314 individuos, entre trabajadores y algunos todavía estudiantes universitarios; el tercer grupo, de 45 a 64 años, estaba compuesto por 251 sujetos, todos ellos trabajadores; el cuarto grupo, de 65 a 87 años, lo formaban 155 personas, unas que acudían al programa de estudios universitarios para personas mayores, más otras reclutadas de entre familiares de los estudiantes jóvenes. Los cuatro grupos de edad y el género, así como las edades medias de cada grupo y del total, pueden verse organizados en la tabla 1.

Los cuestionarios fueron administrados a los estudiantes universitarios en pequeños grupos, en las aulas de clase, siendo corregidos por los mismos estudiantes. El mismo conjunto de cuestionarios se entregó a los demás participantes para que los rellenasen en su casa, con ayuda de colaboradores preparados que los recogían y corregían. Las instrucciones, escritas, fueron para todos las mismas.

 


Tabla 1. Distribución de la muestra total por grupos de edad y género


Instrumentos utilizados

Inventario NEO reducido de Cinco Factores (NEO-FFI). Versión abreviada de 60 elementos de la Forma S del NEO PI-R que ofrece una medida de los cinco factores de la personalidad normal (Costa y McCrae, 1999). Consta de cinco escalas de 12 elementos cada una que miden: neuroticismo (N), extraversión (E), Apertura (O), Amabilidad (A) y Responsabilidad (C). Las respuestas se valoran desde 0 hasta 4 puntos, en una escala tipo Likert de 5 puntos que va desde el extremo “en total desacuerdo” al extremo “totalmente de acuerdo”. La puntuación total en cada factor se obtiene sumando los puntos de los 12 ítems, y abarca de 0 a 48 puntos. La consistencia interna de los factores de la versión española del NEO-FFI es bastante satisfactoria para N, E, y C, con un alfa de cronbach de . 82 para N, . 81 para E, . 76 para O, . 71 para A y de . 81 para C (Manga, Ramos y Morán, 2004).

Escala de autoestima de Rosenberg. Esta escala (Rosenberg, 1965) evalúa en el individuo el sentido de su propia valía y se puntúa de 1 (muy de acuerdo) a 4 (muy en desacuerdo). La puntuación total resulta de la suma de los puntos obtenidos en los 10 ítems de que consta, unos formulados de forma positiva y otros de forma negativa; invirtiendo los puntos de los ítems formulados negativamente, la puntuación total obtenida en la escala va de 10 a 40 puntos. Fue diseñada como una medida unidimensional de la autoestima global, entendida ésta como una estimación de conjunto que hace la persona sobre su propia valía como ser humano (Rosenberg, 1979). El alfa de cronbach de la escala de autoestima de Rosenberg varía de unos estudios a otros entre . 83 y . 87.

Cuestionario de Salud General de Goldberg (GHQ-28). El GHQ-28 se compone de 28 ítems y se ha diseñado como una medida de salud y psicopatología a través de cuatro áreas. Se han seleccionado mediante análisis factorial cuatro escalas de 7 ítems cada una: síntomas somáticos, ansiedad e insomnio, disfunción social, depresión severa. Estas escalas pueden utilizarse por separado, o bien pueden servir para la obtención de una puntuación global del GHQ-28. Goldberg y Williams (1996) permiten varios métodos de puntuación de los ítems, siendo muy utilizado el que usamos en este estudio: una escala de tipo Likert de 0 a 3, indicando el 0 “No, en absoluto” y el 3 “Mucho más de lo habitual”.

Cuanto más alta sea la puntuación obtenida en las escalas, desde 0 a 21 puntos en cada una, más síntomas de falta de salud psicológica está experimentando el individuo. Se ha informado de una fiabilidad test-retest de . 90.


Resultados

Correlaciones entre variables. Como puede verse en la tabla 2, neuroticismo (N) correlaciona positivamente con las cuatro medidas o escalas del GHQ-28, perteneciendo las correlaciones más altas a ansiedad y sobre todo a depresión. Lo mismo ocurre negativamente con autoestima (ROS) que, según comprobamos, tiene a su vez la correlación más alta y negativa con neuroticismo (-. 52).

También se observa que extraversión (E) y responsabilidad (C) correlacionan negativamente con las 4 escalas del GHQ-28. La edad no correlaciona con ninguna de las escalas, mientras que el género (codificado con 0 para varones y 1 para mujeres) correlaciona con 3 escalas, indicando que las mujeres informan de más síntomas de distrés psicológico en esas áreas.

 


Tabla 2. Correlaciones de las 4 escalas del GHQ-28 con Género, Edad, Cinco Factores y autoestima (ROS). Las marcadas con asterisco (*) son significativas ( p < . 05)


Hemos comprobado también que la autoestima correlaciona positivamente con los cuatro factores (E-O-A-C), con . 27, . 09, . 07 y . 28, respectivamente. Se cumple así la correlación alta y negativa con N (-. 52), correlaciones positivas y moderadas con E y C, y correlaciones positivas débiles con O y A.

ANOVAs, con Edad y Sexo como variables clasificadoras, para los Factores del NEO-FFI como variables dependientes. En la Figura 1 se muestra la diferencia de género, por superiores puntuaciones de las mujeres en neuroticismo (NEON). También se observa que el factor neuroticismo disminuye con la edad.  

 


Figura 1. interacción inexistente de Edad por Sexo en la variable neuroticismo (NEON). Se ilustran, no obstante, el efecto principal de Sexo (p < . 001) y el de Edad (p < . 05)


También se da el efecto principal de Edad en extraversión (NEOE), ya que disminuye con la edad. En las comparaciones de medias post-hoc con el test de Newman-Keuls, el grupo 1 (media = 32. 46) es superior en NEOE al resto de grupos (al 2 con media de 29. 98; al 3 con media de 27. 62; al 4 con media de 27. 26), en todas las comparaciones: p< . 001. También el grupo 2 es superior (p< . 001) a los grupos 3 y 4. Algo similar ocurre con Apertura a la Experiencia (NEOO), que disminuye con la edad. En las comparaciones de medias post-hoc, NEOO es superior en los grupos 1 (media = 27. 75) y 2 (media = 27. 06) a los grupos 3 y 4 (p< . 001) con medias de 25. 21 y 23. 67, respectivamente. También el grupo 3 es superior al grupo 4 (p< . 05).

En cuanto a Amabilidad (NEOA), han aparecido los dos efectos principales, el de Género (p< . 05), por ser superiores las mujeres a los varones, y el de Edad (p < . 001), indicando éste que las puntuaciones en Amabilidad aumentan con la edad de las personas. La comprobación post-hoc ha mostrado que en NEOA el grupo 4 (media = 31. 06) es superior al grupo 1 (p< . 001) y al 2 (p<. 05) con medias de 28. 88 y 29. 57, respectivamente. También el grupo 3 (media = 30. 26) es superior al grupo 1 (p< . 01).

En el ANOVA con Edad y Sexo como variables clasificadoras, para la variable dependiente Responsabilidad (NEOC), han aparecido los dos efectos principales y la interacción Sexo por Edad (véase la Figura 2). El efecto principal de Edad (p< . 001), según el cual C aumenta en los dos grupos de superior edad con relación a los dos primeros, y también el efecto principal de Sexo (p< . 05), por puntuar más los varones en esta variable.

 


Figura 2. interacción de Edad por Sexo en la variable Responsabilidad


Según se ve en la Figura 2, en NEOC se observa la interacción Sexo por Edad (p< . 001), indicando que los varones obtienen puntuaciones inferiores a las de las mujeres en los dos grupos más jóvenes de edad, para ser muy superiores en los dos grupos de mayor edad.

Si añadimos la diferencia de Género en autoestima (ROS), como indica el efecto principal de Género (p< . 001), con los varones superiores a las mujeres, tendríamos que los varones son superiores en Responsabilidad y autoestima, en tanto que las mujeres lo son en neuroticismo y amabilidad.  

ANOVAs, con Edad y Sexo como variables clasificadoras, para las escalas del GHQ-28 como variables dependientes. En tres de las escalas (1, 2 y 4) se ha dado el efecto principal de Sexo (p< . 001), siendo superiores las mujeres a los varones en los síntomas de distrés psicológico expresado en ellas. También aparece el efecto principal de Sexo en la escala de disfunción social (p< . 05), en la que al mismo tiempo está presente el efecto principal de Edad (p< . 01); es decir, con la edad más avanzada varones y mujeres puntúan más en esta escala. El análisis post-hoc muestra que la diferencia significativa entre grupos de edad se da sólo entre el grupo 4 y los otros tres grupos, siendo la mayor la diferencia (p<. 001) con el grupo 2.  

En el ANOVA de la escala 4 (GHQ4 o depresión severa) también aparece la interacción de Sexo por Edad (p< . 05), que indica una más alta puntuación de las mujeres de mayor edad, a diferencia de los varones que puntúan menos que en otras edades en depresión (véase la Figura 3).

 


Figura 3. Se representa la interacción Sexo por Edad en depresión (GHQ4)


Análisis de regresión. Se han hecho varios análisis de regresión múltiple pasos adelante con depresión (GHQ4), del cuestionario de Salud General GHQ-28, como variable dependiente. Al introducir en la ecuación los Cinco Factores más la autoestima (ROS) como variables independientes o predictoras, los resultados siempre dieron a N y a ROS (neuroticismo y autoestima, ésta en negativo) como las únicas variables predictoras de depresión. La varianza explicada fue en el total de la muestra del 29%, variando entre el 25% del grupo 4 y el 34% del grupo 1 de edad.

Cuando en el modelo de regresión se introdujeron dos nuevas variables predictoras, ansiedad (GHQ2 o ANS) y disfunción social (GHQ3 o SOC), la varianza explicada de la depresión (GHQ4) se incrementó en un 12% en el total de la muestra, hasta llegar ahora al 41%. Las dos variables que más aportaban a la varianza eran ansiedad (ANS) con el 25% y autoestima (ROS) con el 9%, seguidas de disfunción social (SOC) y neuroticismo (N), ambos con poco más del 3%.

La predicción por edades, de las 8 variables introducidas en la ecuación, puede verse en la tabla 3.

 


Tabla 3. Resultados del análisis de regresión pasos adelante para los 4 grupos de edad, con depresión (escala del GHQ-28) como variable dependiente.


Para el grupo 1 (18-24 años), el neuroticismo (N) y la autoestima (ROS) son por este orden los predictores más poderosos de DEPRESIÓN. Lo mismo que sin las variables introducidas del GHQ-28. La importancia relativa cambia para el grupo 2 (25-44 años), al ser la ansiedad e insomnio (ANS) y la autoestima (ROS) los predictores de mayor importancia relativa. Para el grupo 3 (45-64 años) desaparece la fuerza predictora de la ansiedad y la autoestima para ocupar el primer lugar la disfunción social en la fuerza asociativa con la depresión. Son, pues, SOC y N las variables de mayor fuerza predictora.  

Otro análisis adicional, con sólo las 152 mujeres del grupo 3, ha revelado que la disfunción social llega a explicar ella sola el 46% de la varianza, cuando el total explicado de la depresión fue del 56%; disminuye, por tanto, la importancia relativa del neuroticismo (con el 8%) y de la ansiedad (con menos del 2%), quedando la autoestima con una aportación insignificante y menor que el 1% a la varianza.

Para las personas mayores o el grupo 4 (65-87 años), son principales el neuroticismo (N) y la ansiedad (ANS) que explican el 33% de la varianza, siendo el 36% el total (como se puede ver en la tabla 3). En otro análisis adicional, con sólo las 89 mujeres del grupo 4, ocupa el primer lugar ansiedad (25%) seguida de disfunción social (9%) y de N (4%) para un total explicado del 38%. La mayor importancia relativa de N en este grupo de edad, explicando el 21% de la varianza (véase la Tabla), se debe a los varones, porque en el grupo de mujeres sólo explica el 4% de la varianza.


Discusión

Las correlaciones significativas de autoestima con los Cinco Factores son coincidentes con las encontradas en estudios de diferentes países entre la escala de Rosenberg y las medidas del NEO PI-R (Pullmann y Allik, 2000), es decir, la más alta y negativa con N, seguida de las correlaciones moderadas y positivas de E y C. La predicción de autoestima es del 32% a partir de los Cinco Factores del NEO-FFI, ligeramente inferior al 34% informado por Robins et al. (2001). Hay que destacar que las correlaciones más altas de los Cinco Factores con las escalas del GHQ-28 son la positiva de neuroticismo y las negativas de responsabilidad y extraversión con depresión. Después de la de neuroticismo (. 52), la correlación negativa más alta con depresión corresponde a autoestima (-. 45).  

Se cumple en nuestros datos la observación de Costa y McCrae (1999) sobre los cambios en los factores que mide el NEO-FFI. Esos cambios muestran que N, E y O disminuyen con la edad, al tiempo que A y C aumentan con la edad. Siendo esto cierto en general, hay que apuntar algunas diferencias halladas en este estudio que se originan cuando en los ANOVAs interviene la variable género junto con la edad. Son coincidentes con resultados de estudios previos las superiores puntuaciones de las mujeres en N y A, así como las inferiores en C (Manga, Ramos y Morán, 2004). Hemos encontrado que en C se da efecto de edad (aumenta con los años) y de género (son superiores los varones), pero es digna de comentario la interacción Sexo por Edad. Los varones puntúan menos que las mujeres en C hasta los 44 años, superándolas en C claramente en los dos grupos a partir de los 45 años.  

Las diferencias de género indican también que las mujeres puntúan menos que los varones en autoestima, pero los superan en síntomas de distrés psicológico, como queda especialmente de manifiesto en la escala de depresión del GHQ-28. También en este ámbito del distrés psicológico por síntomas de depresión, el género apunta a un diferente curso de la depresión con los años: en las edades de 65 a 87 años las mujeres aumentan sus síntomas de depresión, teniendo lugar mayor diferencia con los varones cuyos síntomas depresivos tienden a disminuir. Estos resultados apoyan en cierto modo la hipótesis de las diferencias de género en distrés psicológico incrementadas con la edad (McDonough y Strohschein, 2003). Igualmente, nuestra interacción de sexo por edad en depresión es equiparable a la interacción de sexo por edad en pensamiento Negativo (Artístico et al. , 2000), ya que era el grupo de mujeres de 71 a 80 años el que puntuaba más alto en el factor de pensamiento negativo (caracterizado sobre todo por ansiedad y depresión), y por ello se diferenciaba de los demás grupos sin que éstos se diferenciaran entre sí.  

Algunos autores (v. g. , Goldney, Winefield, Tiggermann et al. , 1989; Hamilton y Schweitzer, 2000) han medido la ideación suicida con una subescala de 4 ítems extraídos de entre los 7 de la escala de depresión severa del cuestionario de Salud General (GHQ-28). Esto indica la importancia que esta escala de depresión severa tiene como medida del distrés psicológico en las personas adultas. La autoestima es un importante predictor del distrés psicológico medido por la escala de depresión severa del GHQ-28, siguiendo en importancia relativa al factor neuroticismo con el que llega a explicar toda la varianza desde la personalidad. Pero quedan las complejas relaciones entre depresión y ansiedad que pueden llegar a ser un síndrome mixto y, como tal, un subtipo de depresión que es clínicamente distinto cuando aparece en edades más jóvenes o cuando aparece en edades avanzadas de la vida (Lynch, Compton, Mendelson et al. , 2000). La depresión ansiosa puede convertirse en una amenaza particular para la salud mental de las personas mayores si tal combinación de depresión y ansiedad presenta severidad, cronicidad y mal pronóstico de recuperación (Flint y Rifat, 1997). En conjunto para el total de los participantes en este estudio, el análisis de regresión múltiple muestra que entre la ansiedad y la baja autoestima explican la casi totalidad de la varianza de la depresión. La baja autoestima, o autoestima negativa, es un fuerte predictor de depresión, como a su vez también han informado Matud, Camacho, Hernández et al. (2004) en su estudio con mujeres españolas. Por grupos de edad, sin embargo, la autoestima pierde su importancia predictora de depresión a partir de los 45-64 años.


Por grupos diferenciados según la edad de los sujetos, el neuroticismo aparece como el principal factor de predicción de depresión de los individuos más jóvenes (grupo de 18-24 años) junto con la baja autoestima, en consonancia con el estudio de Aarm (2004), para imponerse la ansiedad-insomnio en la primera mediana edad (25-44 años) como la variable de mayor importancia. En este grupo de edad son la ansiedad y la baja autoestima los predictores de mayor importancia relativa. Para el grupo 3 (45-64 años), en cambio, desaparece la fuerza predictora de la ansiedad y de la autoestima para ocupar el primer lugar la disfunción social en la fuerza asociativa con la depresión, seguida de neuroticismo. En un análisis adicional con solas las mujeres entre 45-64 años, la disfunción social llega a explicar ella sola el 46% de la varianza, de un total explicado de la depresión del 56%; disminuye, por tanto, la importancia relativa del neuroticismo (con el 8%) y de la ansiedad (con menos del 2%), quedando la autoestima con una aportación insignificante.  

Si, como dicen Costa y McCrae (1998), la personalidad y su estabilidad son bases necesarias pero no suficientes para entender las emociones en los adultos de más edad, se necesita más investigación para poder comprender cómo el neuroticismo va siendo desplazado en su importancia predictora de la depresión, primero por la ansiedad en la primera mediana edad y más tarde en la segunda mediana edad por la disfunción social. Nuestros resultados apoyan la idea de que la pérdida de roles con la edad adquiere una fuerte asociación con la depresión, tal como señala Ring (1994), es decir, la pérdida de un rol social (importante y central para una persona) tiene consecuencias psicológicas muy fuertes en cuanto a que eleva la vulnerabilidad a la depresión.

Si en la personas de más edad (65-87 años), analizamos sólo al grupo de mujeres, la mayor importancia relativa como predictores de depresión la tienen ansiedad (25%) seguida de disfunción social (9%) y de neuroticismo (4%) para un total de varianza explicada del 38%. La mayor importancia relativa del neuroticismo en este grupo de edad, explicando el 21% de la varianza, se debe a los varones, porque en el grupo de mujeres su importancia es más bien escasa.


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