La presente investigación tuvo como objetivo determinar la concepción que de sí mismas hacen las mujeres antes y durante una relación violenta, así como en un futuro ideal libre de violencia. Se trabajo la técnica de la rejilla con 20 mujeres que viven violencia conyugal y que aun permanecen con sus parejas.
Los principales resultados muestran que si bien las mujeres llegaron a la relación de pareja con cierto grado de indefinición, ésta se ha visto incrementada al doble durante el tiempo de relación así mismo consideran que los cambios en su autodefinición han sido en sentido negativo en un 18. 5% y no saben como definirse idealmente en un 6%. Se concluyó que estas mujeres muestran signos del síndrome de la mujer maltratada en el sentido de deterioro de su autoconcepto a la vez que un alto porcentaje de constricción y constructos dilemáticos en la definición de sí mismas.
Dinámica del sí mismo en mujeres que viven violencia.
(Dynamic of the Self in women who lives violence. )
Gloria Margarita Gurrola Peña*; Patricia Balcázar Nava*; Martha Patricia Bonilla Muñoz*; José Antonio Virseda Heras*; Claudia Rocio Bueno Castro**.
* Universidad Autónoma del Estado de México
** Procuraduría General de Justicia del Estado de México
PALABRAS CLAVE: Violencia conyugal, Rejilla, Constructos dilematicos, Autodefinición.
Resumen
La presente investigación tuvo como objetivo determinar la concepción que de sí mismas hacen las mujeres antes y durante una relación violenta, así como en un futuro ideal libre de violencia. Se trabajo la técnica de la rejilla con 20 mujeres que viven violencia conyugal y que aun permanecen con sus parejas. Los principales resultados muestran que si bien las mujeres llegaron a la relación de pareja con cierto grado de indefinición, ésta se ha visto incrementada al doble durante el tiempo de relación así mismo consideran que los cambios en su autodefinición han sido en sentido negativo en un 18. 5% y no saben como definirse idealmente en un 6%. Se concluyó que estas mujeres muestran signos del síndrome de la mujer maltratada en el sentido de deterioro de su autoconcepto a la vez que un alto porcentaje de constricción y constructos dilemáticos en la definición de sí mismas.
Introducción
Cada vez son más los estudios dedicados al estudio de la incidencia de la violencia, de los mecanismos implicados en la misma y de sus efectos cuando ésta se da en el contexto de una relación íntima. En cuanto a la incidencia en México los resultados de la Encuesta Nacional de Violencia hacia la Mujer (Instituto Nacional de Salud Pública, 2003) (1) indican que de cerca de 20 millones de mujeres encuestadas el 46. 6% han vivido al menos un episodio de violencia por parte de su pareja en los últimos 12 meses.
En lo referente a los efectos de la violencia en el seno de una relación íntima la gravedad estriba en que se da, precisamente, en un contexto en el que se esperaba amor y apoyo. En este sentido algunos autores apuntan que las consecuencias de la violencia psicológica quizás sean tanto o más perdurables que las de la violencia física (Cáceres y Cáceres, 2005) (2). Al respecto Kirkwood (citado en Verguer. , Fawcwtt, Vernon, Pick, 1998) (3) aborda de forma más detallada el abuso hacia la mujer, el cual va disminuyendo su autoestima y su autopercepción a partir de la constante degradación, temor, cosificación, privación, sobrecarga de responsabilidades y distorsión de la realidad a la cual se ven sometidas por parte de su pareja.
Es precisamente por ser la autopercepción y la autoestima ejes centrales del sentido de identidad o self, que la vivencia de violencia juega un papel preponderante ya que la identidad propia va ligada al problema y un cambio en uno implica un cambio en el otro. Al respecto, el construccionismo social (Berger, Luckman, 1967) (4), el interaccionismo simbólico (Blumer, 1969, Mead, 1934) (5, 6) y la teoría de los constructos personales (Kelly, 1955) (7) indican que la identidad no es creada en el vacío, si no que por el contrario es producto de la interacción con otros (Holstein, Gubrium, 2000) (8). Es así como la investigación ha mostrado que parte del ciclo de la violencia es la construcción de una identidad del self de la víctima imbuida en la del abusador (Sabourin, 1995) (9).
De manera especial la teoría de los Constructos Personales enfatiza que las personas construyen los eventos de manera individual y colectiva. La construcción individual se realiza mediante estructuras cognitivas que activamente configuran la realidad, la construcción colectiva se relaciona a la articulación intersubjetiva de la creación del sentido social, al lenguaje y patrones de comunicación (Peled, Eisikovits, Henosh, Winstok, 2000) (10). Es así como el self puede considerarse como una construcción o teoría personal compuesta por un conjunto de hipótesis sobre uno mismo, esta teoría tiene como finalidad última dar sentido a la información procedente de la persona misma y de su interacción con los demás, permitiendo que la persona organice su experiencia y mantenga un sentido de consistencia a través de diferentes momentos y situaciones (Botella, Feixas, 1998) (11). Esta teoría personal se encuentra conformada por constructos que le permiten a la persona interpretar y anticipar los eventos y a los otros. Sin embargo estos constructos requieren de la validación donde la participación de otras personas es crítica para la confirmación de la propia teoría, la invalidación de la misma o bien permanecer en la indecisión a lo cual se le llama constructos dilemáticos.
Por sus propias características la violencia conyugal incide directamente en las construcciones de la víctima especialmente en la teoría acerca de sí mismo. Por una parte, el tiempo de exposición lentamente va minando la idea que de ella misma tiene la víctima. Por otra parte el ciclo de la violencia por sus fases de tensión, episodio agudo y luna de miel tiende a sumir en confusión a la víctima. Por último la víctima al desarrollar el síndrome de maltrato que se caracteriza por la presencia de sentimientos de inseguridad, miedo, depresión, angustia y culpa llega a dudar o de manera extrema a renunciar a su propia construcción a favor de la construcción que de la víctima hace el agresor.
Es por lo anterior que resulta de particular relevancia examinar los cambios en el si mismo que las mujeres en situación de violencia construyen a lo largo del tiempo de exposición a la misma.
Método
Participantes
20 mujeres que viven violencia conyugal, que permanecen con sus parejas, en edades comprendidas entre los 23 y 41 años y que acuden a consulta psicológica a las Unidades de atención a Victimas del Delito de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México.
Técnica
El estudio se realizó a partir de la aplicación de la técnica de rejilla, que es un instrumento de las dimensiones y estructura del significado personal. Pretende captar la forma en que una persona da sentido a su experiencia en sus propios términos. Es una forma de entrevista semiestructurada, orientada a explicitar los constructos con los que una persona organiza su mundo (Feixas, Cornejo, 1996) (12).
Ejes de Análisis:
Yo antes: constructos donde la persona indica cómo se definía a sí misma antes de la relación violenta.
Yo actual: constructos donde la persona indica cómo se define a sí misma en la relación violenta que vive actualmente.
Yo ideal: constructos donde la persona indica cómo se definiría a sí misma en una relación libre de violencia.
Procedimiento
La rejilla fue aplicada de manera individual a aquellas mujeres que acudieron a solicitar apoyo psicológico a las Unidades de atención a Víctimas del delito de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México.
Después de aplicadas las rejillas, se procedió a identificar los constructos indefinidos en los roles YO antes y Yo actual. Posteriormente se identificaron los cambios en las puntuaciones y en una segunda entrevista se les pregunto a las participantes si esos cambios eran considerados por ellas como negativos o positivos.
Por ultimo tomando en cuenta las puntuaciones congruentes e incongruentes en cada uno de los constructos del Yo antes, Yo actual y Yo Ideal se determino el deseo de construirse de manera diferente, de permanecer en la construcción y los constructos dilemáticos.
Resultados
Los resultados nos muestran que las mujeres víctimas de maltrato conyugal si bien llegaron a la relación con su pareja con un cierto grado de indefinición de su persona (3. 9% de los constructos con los que se definían a sí mismas), esta indefinición se ha visto incrementada en la actualidad (7. 4% de los constructos con los que se definen a si mismas en la actualidad).
Tabla 1 Constructos indefinidos antes y durante la violencia
En cuanto a los cambios percibidos por las mujeres víctimas de violencia conyugal en la definición que hacen de ellas mismas antes y durante el tiempo de vivir en violencia, se puede observar que su autodefinición es en sentido negativo en un 18. 5%, en un 16. 5% es en un sentido positivo y en un 64. 9% permanece sin cambios.
Tabla 2 Cambios en la autodefinición entre el antes y durante de una relación violenta
Finalmente las mujeres quisieran definirse idealmente igual a como se definían antes de vivir una relación violenta en un 20. 3% de sus constructos, en un 12. 2% quisieran permanecer en una definición de sí mismas igual a la actual, en un 46. 6% quieren conservar su autodefinición de antes y durante la relación violenta, en un 15. 08% idealmente quieren cambiar su autodefinición en cuanto al antes y durante la relación violenta y por último ellas no saben en un 5. 6% cual sería el constructo ideal para su definición como persona.
Tabla 3 Deseos de Cambio
Discusión de resultados
Tomando en cuenta que la identidad del self, es una teoría personal sobre uno mismo que se conforma por información procedente de la persona misma y de la interacción con los demás (Botella y Feixas, 1998). Es de particular importancia el hecho de observar que las mujeres que viven una relación en violencia ven incrementado casi al doble la indefinición de los constructos que las definen en la actualidad en comparación a la indefinición mostrada antes de llegar a su actual relación. En este sentido hay que tomar en cuenta que la experiencia de maltrato impacta primordialmente la autopercepción debido a que según Lorente (2001) (13), las mujeres después de las primeras agresiones por parte de su pareja se ven inundadas de dudas y preguntas acerca de si eso esta bien o mal, con el tiempo las reflexiones cambian hacia si el motivo fue suficiente o no, hasta llegar a preguntarse si la culpa fue de ellas o de sus parejas. En otras palabras, la vivencia de violencia llega a afectar profundamente la definición del si mismo y por lo tanto la capacidad anticipatoria la misma.
Otro de los elementos que contribuyen a la confusión y por lo tanto a la indefinición que acerca de si misma muestra la mujer en situación de violencia es el llamado síndrome de maltrato el cual se caracteriza por la presencia de sentimientos de inseguridad, miedo, depresión, angustia y culpa llevándola de manera extrema a renunciar a su propia construcción a favor de la construcción que de la víctima hace el agresor. Al respecto la noción de una construcción del self imbuida en la del abusador presentada por Sabourin (1995), permite explicar el porque las mujeres pueden reportar cambios positivos en el si mismo aún cuando viven violencia ya que el discurso de la pareja se refiere a que la agresión es producida para corregirla como esposa, ama de casa, madre, etc, es así como se hace legitimo el uso de la potestad correctora del hombre construida culturalmente (Lorente, 2001).
Por otra parte, los resultados del presente estudio permiten constatar el impacto negativo de la relación de abuso que perciben las mujeres en dicha situación, ya que si bien las lesiones físicas pueden a llegar de ser de gravedad, la degradación, temor, cosificación, privación, sobrecarga de responsabilidades y distorsión de la realidad a la cual se ven sometidas por parte de su pareja (Kirkwood, citado en Verguer. , Fawcwtt, Vernon, Pick, 1998), inciden en gran medida en la construcción del si mismo.
En cuanto al reporte de que no ha habido cambios en el si mismo y el no deseo de cambiar puede explicarse en el sentido de que los constructos no son dimensiones aisladas, sino que están organizados jerárquicamente en un sistema (red de constructos). En dicha red hay constructos más nucleares que otros, formando en su conjunto el mapa desde el cual se vive el territorio interaccional. Los constructos nucleares configuran la identidad del sujeto y son, por tanto, más resistentes al cambio, mientras que los periféricos permiten construir aspectos de la experiencia que no son centrales o que no implican necesariamente la identidad. Esto explica por qué se cambia en algunas cosas y no en otras. Se es coherente con la estructura nuclear, prefiriendo a veces el sufrimiento a perder la coherencia (Feixas, 2003) (14).
En en el sentido de los deseos de volver a ser como antes, hace pensar que las participantes en el presente estudio por una parte han percibido como al aumentar la indefinición de los constructos con los que se definen a si mismas las lleva a la constricción de los mismos, es decir han reducido su campo fenoménico para minimizar las incompatibilidades aparentes (Botella, Feixas, 1998) con su actual situación de vida. Por otra parte, también son concientes de la evolución negativa de ciertos constructos con los que se definían antes de su relación por lo cual desean regresar a su definición inicial.
Respecto a los deseos de ser diferente (YO IDEAL), se hace necesario entender que si bien las mujeres participantes se encuentran viviendo la misma situación de violencia, pueden encontrarse en diferentes estadios en cuanto a la comprensión de la misma y su deseo de cambiar al respecto, Daly (2004) (15) ha utilizado el modelo Transteórico de Estadios de Cambio (Di Clemente, Mc Connaughy, Norcross y Prochaska, 1986) para estudiar los procesos de cambio en patrones de violencia conyugal. El núcleo de este modelo es el constructo de los estadios de cambio y los procesos de cambio los cuales evalúan actitudes y conductas (y por lo tanto procesos de construcción y reconstrucción) asociados con la voluntad personal de cambiar. Al parecer las mujeres que no desean ser diferentes se pueden encontrar en el estadio llamado de precontemplación en el cual niegan o desconocen tener un problema por lo cual un deseo de cambio es impensable. Por otra parte las mujeres que idealmente quieren ser diferentes se pueden ubicar en estadio de contemplación en el cual las personas reconocen que tienen un problema y comienzan a pensar seriamente en que las cosas pueden ser de otra manera.
Por ultimo, la presencia de constructos dilemáticos en las mujeres maltratadas indica problemas en el corolario de elección en el cual la persona elige para si el polo de constructo que le permite mayor anticipación ya que la persona cae en un doble problema al no poder elegir ninguna opción que le permita la elaboración constructiva (Kenny, 1984). A esta dificultad personal se le suma el peso de ciertas valoraciones sociales como los preconceptos de familia unida y de la mujer como sostén de esa unión además de la existencia de una historia a veces feliz con la pareja. La significación social y psicológica de estas ideas es muy importante en las mujeres que viven violencia ya que desde su perspectiva las alternativas tienen ventajas y desventajas, pero en su situación ninguno de polos es bueno por lo cual no saben a donde ir lo que las mantiene en una situación de reserva y falta de acción.
En conclusión el estudio de la construcción y evolución del si mismo que hace la mujer en situaciones de violencia conyugal no solo permitirá comprender este complejo fenómeno sino que también aportara bases firmes para la construcción de intervenciones terapéuticas eficaces basadas en los patrones de construcción del cliente.
Referencias
1. Instituto Nacional de Salud Pública. Encuesta Nacional de Violencia hacia las Mujeres. 1ra ed. Cuernavaca: ENI/IM. 2003.
2. Cáceres, A. Cáceres, J. Violencia en relaciones íntimas en dos etapas evolutivas. Internacional Journal of Clinical and Health Psychology. 2006. 6 (2). 271-284.
3. Verguer T. , Fawcwtt G. , Vernon R. , Pick S. Violencia doméstica: un marco conceptual para la capacitación del personal de salud. 1ra ed. USA:Population Coucil. 1998.
4. Berger, P. L. Luckman, P. The social construction of reality: A treatise in the sociology of knowledge. 2da ed. Garden City, N. Y: Doubleday. 1967
5. Bluemer, H. Symbolic Interactionism perspective and method. 4ta ed. Berkeley: University of California Press. 1969.
6. Mead, M. The social self. 6ta ed. Indianapolis: Thayer. 1934
7. Kelly, G. (1955). The psychology of personal constructs. 1ra ed. London: Routledge.
8. Holstein, J. F. Gubrium, J. F. The self we live by narrative identity in postmodern world. 1ra ed. Oxford: University Press. 2000.
9. Sabourin, T. C. Familyi violence from a communication perspective. 1ra ed. Thousand Oaks, CA: Sage. 1995.
10. Peled, E. Eisikovits, Z. Henosh, G. Winstok, Z. Choice and Empowerment for Battered Women Who Stay: Toward a Constructivist Model. Social Work. 2000. 45 (1). 9-25.
11. Botella, L. Feixas, G. teoría de los Constructos Personales: Aplicaciones a la Práctica Psicológica. 2da ed. España: Laertes. 1998.
12. Feixas, G. Cornejo, J. Manual de la técnica de rejilla mediante el programa Record v. 2. 0. 1ra ed. España: Paidós. 1996.
13. Lorente, M. Mi marido me pega lo normal. 1ra ed. Barcelona, España: Ares y Mares. 2001.
14. Feixas, G (2003). La Técnica de Rejilla en la orientación personal: estudio de un caso. psicología em Revista, 2003. 10, 65-81.
15, Daly, K. A descrition of the change process experienced by female victims of intimate partner violence when they a their male partners end the violence and maintain their relationship. Virginia: Virginia Politechnic Institute. 2004.
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